Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

La fórmula - por Verónica Cervilla

Web: http://www.vcervilla.com

La verdad es que a veces me pregunto qué pintaba yo allí entre tanto mandatario y pez gordo. Debo admitir que ni en mis sueños más salvajes pensé que mis años de estudio iban a llevarme hasta aquella situación. Era una sala de laboratorio como la que cualquier científico habría soñado tener. Mi equipo y yo disponíamos de todo el material necesario para cualquier tipo de investigación, y esta sin duda no era una rutinaria. Llevábamos días encerrados entre aquellas blancas paredes, cubiertos por guantes de látex y mascarillas quirúrgicas con olor a desinfectante y mezclando muestras. Todos teníamos una reputación consagrada en nuestro campo; se podía decir que éramos el equipo A de las ciencias. Sin embargo, el pulso me temblaba cada vez que miraba aquel reloj gigante que nos habían dejando en el centro de la sala. Quedaban pocos minutos para cumplir las setenta y dos horas que había establecido el protocolo de emergencia. Esta no era una emergencia cualquiera; la alerta era global.

Rebuscaba en mi cerebro todas aquellas fórmulas matemáticas y químicas que tenía almacenadas mientras observaba cómo mis compañeros mezclaban unas sustancias con otras sin éxito. El cansancio hacía mella en cada uno y el café ya no causaba efecto. Tampoco podíamos olvidarnos de Ana, la joven promesa de la química mundial, a la que un fatal error de cálculo le había arrebatado la vida ante nuestros ojos impotentes. Esta estúpida enfermedad sin sentido se había cobrado la primera víctima del equipo que debía vencerla.

No pude evitar lanzar una mirada a los números rojos parpadeantes sobre la pizarra blanca que nos informaban de cuántos fallecidos había hasta la fecha. Iban cambiando cada segundo. Ana era ya tan solo uno más de esos números. Entonces volví al momento en el que estaba; la reunión esperada. El presidente se adelantó y uno de sus asistentes dijo mi nombre. Tome el sobre entre mis manos sudorosas y me aproximé. Estaba exhausto, pero quería pensar con todas mis fuerzas que había valido la pena.

“Enhorabuena. Ha salvado usted a la humanidad”.

“No he sido yo, señor presidente. Fue él”, señalé a uno de mis compañeros, “ quien encontró la cura al virus”.

“Gracias”, repitió el presidente mirando a quien había señalado.

Le di el sobre que contenía la fórmula matemática más preciada en aquellos momentos y esperé el ansiado momento en que el presidente lo abriera y diera la orden de fabricar la vacuna. Lancé una mirada de orgullo a mi compañero; no me gustaba parecer solo un jefe. Había algo extraño. Estaba cabizbajo, con una expresión de derrota en la cara y no dejaba de decir que no con la cabeza.

“¿Qué significa esto?”, gritó de repente uno de los hombres del presidente con indignación.

Yo ya lo había comprendido. Me llevó tan solo un instante. Los científicos no somos gente fácil ni sumisa; buscamos sin descanso los misterios de la vida y sus debilidades para usarlas en nuestro beneficio. Son muy pocas las veces en las que nos rendimos ante la naturaleza. Aun así, esta iba a ser una de esas veces. Volví la mirada hacia el presidente y confirmé las sospechas que tanto temía: el sobre estaba vacío.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

2 comentarios

  1. ¡Que gran relato! Me ha gustado su originalidad y que trata sobre un estilo científico que he leído poco en ti, y yo tampoco lo he escrito mucho.
    En la primera parte te mete enseguida en la situación, la recreación está bien construida, y el final, es sorprendente, aunque lo sería más sino nos hubieran obligado a poner la frase de “el sobre estaba vacío”, pues no me la haría esperado jeje.

    ¡Felicidades!

    Escrito el 29 octubre 2015 a las 21:32
  2. 2. Veronica dice:

    Gracias!!! La verdad es que no es mi tema cuando escribo, pero me apetecía hacer algo distinto. Me alegro de que te haya gustado

    Escrito el 29 octubre 2015 a las 21:48

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.