Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

El árbol azul - por celeste

Era un árbol grande, muy alto y muy azul. Sí, el árbol era azul. Nunca antes se había visto uno igual.
Las malas lenguas dicen que estaba envenenado, muy pocos vecinos se acercaban a él. Otros piensan que era algo así como un milagro de la naturaleza. Para mí, el árbol era azul porque nació así, sin tanta vuelta, no era milagroso ni estaba envenenado, él era azul y punto.
Yo pasaba tardes y tardes leyendo cuentos bajo su sombra, en la plaza del barrio. Pero por muy normal que me parecía su color, tengo que admitir que a veces, sentía que áquel árbol era especial y que escuchaba mis relatos. Cuando leía algo que daba risa, él movía todas sus hojas parecía que reía también. Cuando leía algo que daba miedo, encogía sus ramas y se hacía chiquito. Y cuando leía algo romántico, a veces creía escuchar que el árbol suspiraba de amor.
Una vez llegué a pensar que me dejaba mensajes, que quería decirme algo. Porque una tarde descubrí entre sus raíces, una cajita, que enseguida abrí pero no tenía nada. Otra vez, encontré un frasco, lo abrí y tampoco había nada. Lo último fue un sobre, pero como era de esperarse, el sobre estaba vacío. Aún así, yo empecé a sentir que algo lo inquietaba.
Pasaban los días y lo veía cada vez más raro. Se notaba en el aire que la primavera se acercaba. Comenzaban a salir las flores, los colores brillaban, y los árboles empezaban a dar los primeros frutos. Pero al contrario, el árbol azul, tenía sus hojas arrugadas como pasas y sus ramas colgaban desganadas, parecía un sauce llorón. Su color azul se estaba transformando en gris. En un gris de tristeza. Ya no escuchaba mis relatos, no reía, no se encogía y no suspiraba.
Busqué respuestas, busqué soluciones, sí que lo hice. Pensé que quizás, podría tener sed, pero los días de lluvia no aliviaron su dolor. Conseguí que una familia de jilgueros se mudara desde un naranjo para hacerle compañia, tampoco dio resultado. Ni escuchar música que es tan lindo y todo lo cura funcionó.
Una mañana me desperté de repente, había tenido una pesadilla. Soñé que el árbol azul no estaba más en la plaza, se había puesto tan triste que se hizo una bolita chiquita como una arveja y desapareció rodando entre hamacas y toboganes. Me quedé en la cama pensando en los mensajes, esas pistas que encontré en sus pies, no podían ser casualidad.
Y fue cuando mi madre interrumpió mis pensamientos, el momento, en que lo comprendí todo…
—¡Agustinaaaa! —gritó ella—, ¡Ya está el desayuno!, ¡hoy no vas a ir a la plaza con la panza vacía!
¿Cómo no me di cuenta antes?, ¡el árbol se sentía vacío por dentro! No tenía ni flores ni frutos para darle a la primavera. Por suerte eso, era fácil de arreglar.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

7 comentarios

  1. 1. delaberna dice:

    El relato empieza encantador, qué prosa más delicada. Tiene un toque de fantasía que me encanta. Hay frases preciosas, como el mismo primer párrafo. La repetición de la palabra azul se hace con mucho gusto, y crea un ritmo casi musical.

    Sin embargo, el final creo que no está a la altura del resto. ¿Tan fácil es arreglar que un árbol se sienta vacío? ¿Yo no lo tengo tan claro, o al menos no entiendo a qué solución sencilla se refiere el relato.

    Creo que en los 750 caracteres había espacio para haberle dado una pequeña vuelta de tuerca más. El primer final que se nos ocurre lo más probable es que sea el más obvio, y no el mejor.

    Aún así, la sensación que me deja es muy buena.La imagen de un árbol que escucha tus historias y reacciona ante ellas me parece preciosa. Creo que tienes madera de escritor, y espero leer más de ti en el futuro.

    Enhorabuena.

    Escrito el 30 octubre 2015 a las 23:08
  2. 2. Celeste dice:

    Hola delaberna! Muchas gracias por tu comentario. Es un cuento infantil y es fácil de arreglar porque en este mundo de magia e imaginación nada es imposible!!Si quieres déjame tu mail y te envió el cuento completo, seguro que te gustará. Gracias por tus últimas palabras son muy alentadoras!

    Escrito el 1 noviembre 2015 a las 17:38
  3. 3. Frida dice:

    Hola Celeste. Es precioso tu cuento, desde el principio tienes la impresión de estar viviendo un cuento de esos como los de antaño, que de pequeña leías antes de dormir. Uno con el que se estimulaba tu imaginación y que te dormías soñando que tú curabas al árbol azul. El final me ha dejado un regusto de ensueño y esperanza, no sé cuál es la solución que Agustina habrá encontrado para llenar el vacío interior del árbol, pero la sóla idea de que ese algo exista y pueda ser una simple solución, deja al lector un agradable sabor de boca, como un pastel de delicados sabores que acabas de tomar y, permanecerá por mucho tiempo imprimido en tu memoria. Felicidades.

    Escrito el 4 noviembre 2015 a las 20:56
  4. 4. Jesús R.G. dice:

    Un cuento muy bueno Celeste, me encantó. El final te deja con la sensación de que falta algo.

    Escrito el 7 noviembre 2015 a las 16:36
  5. 5. Marcelo Kisi dice:

    Hola Celeste! Un cuento muy pero muy tierno. Creo que el cuento infsntil es un género que se cree fácil pero no lo es. Creo que tenés pasta para eso. Eso sí, ojo con el manejo de los signos de puntuación. Una buena práctica es leer en voz alta tu texto para ver vos misma dónde faltan o sobran. Felicitaciones!

    Escrito el 13 noviembre 2015 a las 16:22
  6. 6. Brigit dice:

    Me parece muy bueno tu cuento. El inicio es fantástico. El desarrollo es de fábula. El cierre que en realidad no es, es abrupto con más caracteres será un buen fin para una maravillosa historia de un árbol que no estaba vacio pues podía sentir….

    Escrito el 14 noviembre 2015 a las 21:09
  7. 7. Leonardo Ossa dice:

    Hola Celeste. En tu texto se percibe la inocencia, quizás es un reflejo fidedigno de tu alma. Espero volverte a leer en ejercicios futuros.
    Saludos.

    Escrito el 20 noviembre 2015 a las 03:01

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.