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El Cónclave - por Jesús R.G.

El Cónclave

Era una noche de las más oscuras que se recuerdan; no había luna, ni tampoco estrellas, ni tan siquiera había nubes; sólo una espesa y tenebrosa niebla que lo cubría todo. «Como la otra vez».
Las calles empedradas de la encantadora Villa Lobos se sumergían ahora en la más profunda oscuridad del invierno manchego. Mientras me gobernaba hacia la parroquia con pasos temerosos, pude sentir como el frio menguaba mi cuerpo y me dejaba sin cuello. Sólo un loco, o un insensato, se aventuraría en tan siniestra ronda. El miedo embotaba mis oídos con inquietantes sonidos vacíos y me nublaba la vista con inexistentes y turbias visiones. Mientras tanto, la tenue luz de mi lámpara de aceite apenas alcanzaba para rebotar en la amenazadora niebla, dejándome en el interior de una pompa de luz, perdida en las tinieblas de la noche.
Estuve a punto de perderme varias veces, y eso que nací aquí, hace ya 37 años.
Cuando al fin alcancé la portezuela trasera de la capilla, mire a mí en torno con nerviosismo antes de aporrear la aldaba como un endemoniado.
—¿Qué respondió el cartero? —preguntó una voz ronca y familiar.
—El sobre estaba vacío —respondí con rapidez.
Me recibió monseñor envuelto en una túnica púrpura, a la luz de un pequeño candelabro de plata. Dentro aguardaba ya el alcalde.
Después de unos fríos saludos de cortesía, monseñor nos condujo a la pequeña biblioteca que daba cobijo a nuestros encuentros furtivos. Una vez sentados a la mesa junto a la cálida y acogedora chimenea, el Sr alcalde dio comienzo a la reunión con su habitual charlatanería de político paleto.
—Señores…hace un año escogimos este día, y mal rayo me parta si no fue la peor decisión posible. No obstante, aquí estamos, terminemos con esto cuanto antes y olvidemos haber estado aquí.
Monseñor asintió, yo todavía no podía moverme y me limité a acercarme un poco más al calor del fuego.
El alcalde sacó unos papeles de su carpeta de piel de \"besugo\" y prosiguió:
—veamos…este año hay bastante donde elegir…
—!Por Dios, Augusto¡ —repliqué sin apartar la mirada del fuego—. Esto no es el menú del mesón.
—No mezcles a dios en esto, amigo mío —intervino con calma monseñor—. Lo que nos atañe esta noche, nada tiene que ver con Dios.
—Tenemos que detener esta locura —dije mirándolos a ambos—. Hay que buscar otra solución.
—!No hay otra solución Marcus! —Se desesperó el alcalde—. Se hace así, porque así debe hacerse. Como se ha hecho los últimos 400 años, como lo hizo tu padre, y tu abuelo antes que él. ¿Acaso quieres traicionar su memoria?… En cada luna de sangre la bestia nacerá, y su hambre saciará. Esa fue la maldición, lo sabes tan bien como yo.
—¿Podemos intentarlo al menos, no?
—Acaso crees que no se ha intentado antes hijo mío —contestó monseñor—. Las consecuencias fueron horribles. Créeme, es mejor que la bestia no llegue al pueblo.
—¿Quizá nuestro médico prefiera ser el primer plato, en lugar de escoger el menú? —preguntó con sorna el alcalde.
—No me provoques —le contesté mirándole fijamente a los ojos.
—Entonces calla, y prosigamos —sentenció Augusto mientras apartaba la mirada, y colocaba una hoja garabateada a mano encima de la mesa—. Viendo los ánimos —dijo mirándome furtivamente de reojo—, lo resumiré. Tenemos al hijo de Matías el carpintero. Su padre falleció hace ya años y él va y viene de la ciudad constantemente, nadie sospechará si desaparece de repente. —Monseñor y yo continuamos mirando la mesa sin mediar palabra—. La otra opción es Antón, el hijo del viejo ferroviario. Siempre anda trasteando por ahí, sin hacer nada de provecho. Ha participado en varios altercados en los pueblos vecinos; incluso se murmuró que había robado en una botica de Villa Tejón. Ese muchacho acabará mal de todas formas.
—Votemos pues…Mi voto es para Antón —aseveró monseñor.
—El mío también —continuó el alcalde—. De modo que no es necesario que votes Marcus. Quizá eso haga que te sientas mejor —dijo mientras se levantaba de la mesa y abandonaba la biblioteca.
—¿Quien llevará la ofrenda a la cueva? —preguntó velozmente monseñor.
—!Le toca al matasanos¡ —grito Augusto desde la puerta, al tiempo que se colocaba el abrigo y desaparecía entre la niebla.
Monseñor me miró, y preguntó:
—¿La habitación de siempre, Marcus?…Prepararé las cadenas.
—Si. Gracias Víctor —le contesté bajando la mirada al suelo.
La suerte estaba sellada. «Mañana me ocuparé de ese desgraciado muchacho».

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6 comentarios

  1. 1. Jose Luis dice:

    Hola
    Gracias por pasarte por mi relato.
    Tu cuento me ha gustado mucho, crea un gran ambiente de tensión y, encima, podría ser el preludio de una historia mucho más larga.
    Un saludo

    Escrito el 5 noviembre 2015 a las 19:45
  2. 2. OME TECPATL dice:

    Hola Jesús.
    Gran relato el tuyo. La historia me parece fascinante y su argumento hizo volar mi imaginación, al grado de pensar en alguna escena histórica de mi México.
    Pero te invito a considerar algunos detalles. Considera estas posibilidades:
    -Monseñor, aunque acaba siendo Víctor, es un personaje que requiere escribirse con mayúscula como si fuera su nombre propio. Eso no sucede con el otro, porque es “el alcalde”.
    -Compara el matiz del principio:
    “Era una noche de las más oscuras que se recuerdan. No había luna, ni tampoco estrellas. Ni tan siquiera nubes, sólo una espesa y tenebrosa niebla que lo cubría todo”.
    -Otro ejemplo:
    “—¿Acaso crees que no se ha intentado antes, hijo mío? —contestó Monseñor—.”
    -El elemento propuesto aparece sin ninguna trascendencia en el relato; pero yo no lo considero un defecto, sino una genialidad. Felicidades.
    -En la frase “—!Le toca al matasanos¡” invertiste el orden de los signos de admiración; un detalle que debes cuidar tanto como tu impecable ortografía.
    Pero no te dejes engañar. Tu relato es extraordinario. ¡Enhorabuena!
    En cuanto a Frida Citlali, espero que lo sorprendente sea lo que vendrá. Por lo pronto, ella te agradece que la hayas visitado.
    Saludos de tu amigo,
    OT

    Escrito el 8 noviembre 2015 a las 05:51
  3. 3. beba dice:

    Hola,Jesús:
    Tu sórdido relato es impactante; una historia infame y un ambiente tenso y hostil. Felicitaciones.
    Señalo, para revisar, los mismos puntos que te ha marcado Ome Tecpal.

    Escrito el 10 noviembre 2015 a las 02:42
  4. 4. Melisa dice:

    Jesús:

    Gracias por comentar mi relato.

    En cuanto al tuyo es muy atrapante, me pareció estar viendo una película.

    Hay algunos errores de tipeo de signos de admiración y un pequeño error de tipeo que dificulta la lectura: “Cuando al fin alcancé la portezuela trasera de la capilla, mire a mí en torno con nerviosismo”: mi entorno.

    El relato en general me gustó mucho. ¡Felicitaciones!

    Hasta la próxima,

    Melisa

    Escrito el 14 noviembre 2015 a las 15:43
  5. 5. Jesús R.G. dice:

    Gracias por sus correcciones y sugerencias, ya las tengo aplicadas a la “versión para guardar”.

    ¡Nos leemos en el próximo taller!

    Escrito el 18 noviembre 2015 a las 15:13
  6. 6. Roger/NHICAP dice:

    Hola Jesús,
    Gracias por pasarte e leer mi relato y me alegra que te gustase.
    Me gustó tu historia tétrica, muy bien desarrollada que pude imaginarme caminando por el pueblo rural, solo e inmerso en densa niebla nocturna.
    Bien construido y una narración sencilla y lenguaje acertado, acorde con los personajes.
    un abrazo

    Escrito el 19 noviembre 2015 a las 21:14

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