creativa vida - por Only Smile

El sobre está vacío. Palabras salientes de todo mi entorno familiar, unos de ceño fruncido acomodados en el sofá de la sala, el caos se vivía en sus hombros, perecían por encontrar algo en la envoltura. Papá llevándome de la mano hasta una inmensa y redonda madera, ser elevado y amarrarme un suave babero que sujete sintiendo el acolchonado delantal en mi cachete.

Tío cafetero paterno sentado frente mía masticando el trozo de pretzel de su cada mañana, sin olvidar el vaso de café del súper 7.

Papá regresando de la cocina con la mano ocupada por un pequeño envase sabor papaya. Siendo honesto prefiero el de mango. Noté del otro lado de la habitación la silueta de Tía menor materna, floja, de mueca torcida con el sobre en mano subiendo por escalones rústicos. “Ughh, ¿Qué es esto?”. Extraño el de mango…

Tras la extensa tortura pasando por mi pequeña garganta, abrazando un enorme vaso lleno de leche, camino lo más que puedo sin caerme e ir con la tía menor y que si por favor me prestaría el sobre, y así saber porque tanta decepción.

—Mira nada más que tenemos aquí.

¡Oh no!, mis planes son interrumpidos por Josué, una gigante masa andante sonriéndole al mundo desde tiempos inmemorables.

—No deberías andar solo que te pueden robar.

Un día seré tan alto que no podrás llevarme como ahora, ¡Mi venganza será pronto Josué!

Bitácora espacial, familia huyo gritando “pertenencias”. Como fuerte guerrillero ando por los pasillos del primer suelo hasta las plataformas escalonadas donde tía menor materna cruzó.

Estos parecidos muros no son nada para mis potentes brazos que cargan hasta el vaso más grande del mundo. Trenzo mis dedos por las orillas, pataleando como mis juguetes de cordón y así subir el primer tablón. La euforia y energía potencial llena mi cuerpo “¡No hay nada que me detenga!”

Woody es mi ejemplo a seguir, en todo momento hace este tipo de pruebas. Por ese motivo, mi razón de continuar no será destruida

Sé que un día acabare, nada ni nadie evitara que termine los últimos niveles, “ganare esta batalla” muy bien decía Abuelo con increíbles ánimos sin que nadie le parase y quien lo intentara… terrible bastonazo daba y gratis. Justo cuando creía que Hércules de mi lado estaba, mi torpe pierna resbala provocando que el tenso cuerpo se derrumbase por el escalón, veo pasar la vida tras mis ojos extrañando esas papillas de mango, mis héroes, no hubo episodio que fueran derrotados como yo en esta caída que me llevara al abismo donde lamentare haber querido trepar… ¿Pero qué es esto?, la energía potencial seguía viviendo en mi otro brazo… ¿este no es mi fin?, me pregunte unas veces.

Y así fue como el último escalón fue superado, doy la vuelta invadido del miedo y como atleta despliego mis brazos declarando la victoria.

Sufre amargamente Sportacus. Parece un sueño… pero no lo es, mis pantalones no están secos.

Vamos a ver que sigue; Dos puertas abiertas en cada lado y una cerrada a unos metros de mí. ¿Dónde habrá dejado el sobre?

Inclinando el rostro inicie con braceos para tomar velocidad, tal cual gacela iba a “la puerta para gente grande”. Al entrar no había señal alguna del sobre. Quizás en algunos de los cajones o encima. Por mis oídos cruza el eco del Porsche de papá, aunque papá no maneja así.

¡Santos caracoles! ¡Es mamá!

Tengo que apresurarme y encontrar ese sobre, “¿¡Donde esta!?” Repetía desesperado. No hay tiempo ni para bajar los escalones porque Mamá viene apresurada y yo sin ninguna… un momento

—¿Dónde dijo que estaba la carta? —

Atrape su mirada, corre a por mí y llevarme de los brazos. La actuación fue un éxito.

—¿Qué tienes Rubencito? ¿Te sentiste solo verdad? Vengache, uuyygg, estas pesado

Llorar es el último remedio, aunque odie hacerlo.

—Ayúdame a encontrar una carta ¿sí? —

Esta puerta es la que contiene el sobre

Mamá de fuerte me lleva del brazo mientras abre. Me coloca sobre la cama he inicia la ardua búsqueda.

Tras mía, una enorme ventana con los maineles en Split ingresando la resolana, y por aquel hueco una ligera briza imitando un susurro, ese susurro dio la respuesta. Bajo la almohada se encontraba, mis manos no resistieron, apreté el sobre lo más que podía. “¡Por fin, después de tanta lucha épica!”.

—Con que aquí dejo la carta, por eso el sobre estaba vacío.

Es mentira Mamá, el sobre nunca estuvo vacío, siempre contuvo una enorme aventura.