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Flaubert o León Tolstoi - por José Ávila Forero

Web: http://jose avila escritor blogspot.com

Me lo dijo varias veces: «No me gustan las despedidas». La recuerdo mientras el sol salía por encima de los manglares pantanosos, con su mirada maliciosa y cuerpo de bailarina de valet. Aquella mañana le dio por fisgonear mi billetera: encontró algunas notas con direcciones, un dólar para la buena suerte, y una foto. Después de detallar las figuras de mi madre y ese gorrito de cuero anticuado con que aparezco montado sobre la parte trasera de un camión, se dio el lujo de gastarse algunas bromas; luego le llamó la atención una breve reseña crítica de Madame Bovary escrita a lápiz, en el reverso de aquella foto. Por la forma en que entornó los ojos, me pareció que quería comunicarme algo importante: « ¿Te gusta Flaubert?» No le contesté, pero ella lanzó algunas palabras que me tomaron por sorpresa y me hicieron sentir atrapado en un callejón oscuro.
Me dejé abrazar de aquella mujer que besaba tiernamente y que me decía que en su cama no había vuelto a cantar el amor; y que una vez un hombre se fue sin despedirse y la dejó tirada. Luego subimos al segundo piso por una escalera de madera hasta un extenso balcón desde donde se divisaba el mar, al encontrar la última puerta entramos. La habitación era pequeña. La cama recibía desde arriba la mirada triste de un espejo pegado al cielorraso. Colgado de la pared un perchero de madera con dos toallas, había una mesita de madera con dos cajones a ambos lados de la cama. Recuerdo su piel brillante iluminando mi noche, sus hombros pintados de pecas y así, entre sábanas nos llegaron las ocho de la mañana.
Momentos antes me había dicho que Flaubert no era un creativo y que su escritura solo le había alcanzado para Madame Bovary. Y yo por el camino de los besos tratando de cubrirle la espalda a mi escritor favorito diciéndole que había descrito la realidad de las costumbres burguesas de ese entonces, pero cuanto más lo defendía, ésta mujer replicaba furiosamente contra él; me decía que Flaubert veía el mundo con indignación y yo tratando de distraer su atención, pero ella continuaba hablando: «Cómo es posible que en un pueblo tan pequeño no se encuentre una persona buena». Y terminó con estas palabras que sonaron como una sentencia: «No me gusta Flaubert, el verdadero genio es Tolstoi».
Mis dedos recorrieron sus hombros y nuestros cuerpos rodaron hasta caer en un lago de agua hirviente, y así nos quedamos dormidos. Mi primer amor se convirtió en una pesadilla. Sueño en un campo de batalla. Un escritor queriendo describir a su heroína; una joven natural, tierna, sensible a quien llama Natasha. Pasa largas noches en vela buscando a su personaje principal. Lo encuentra: Napoleón Bonaparte, un mal jinete que rara vez aparece en la historia. Se las arregló para ganar batallas y hacerse dictador. Hasta que por fin logra el clímax de su obra. La quema de Moscú, la retirada y destrucción de sus ejércitos.
He despertado aturdido, bañado en sudor al escuchar las campanas de las cuatro de la tarde. Entonces, advierto que estoy en el dormitorio de la mujer que me acaba de llevar al cielo. El ruido de la tarde marca el final de mi día. Me levanto. Comienzo a vestirme, le dejo un regalo de despedida y cobijado por el crujir de la madera me dejo rodar escaleras abajo por un pasillo estrecho que me conduce hasta la salida principal. Regreso a casa con el peso de no saber qué hacer con mi sueño y con los olores de aquella mujer que me desconcierta.
Una brisa suave silba por encima de mis hombros a medida que camino. Riéndome solo, como un pendejo. Ahora me parece más escritor Tolstoi que Flaubert, pero ella ha llamado y ha comenzado a insultarme. «No te preocupes que el genio es Flaubert. Pero tú eres una mierda igual que él, ambos son incapaces de expresar sus sentimientos. Te lo advertí: «No me gustan las despedidas» y menos una como ésta, el sobre estaba vacío, como el cerebro de los dos».

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1 comentario

  1. 1. Frida dice:

    Hola José. Indicarte que se escribe ballet y no valet.

    Me resulta muy interesante que uses un debate entre quién es mejor, si Flaubert o Tolstói para llevar la relación a su auge final, pues por el título yo me esperaba un texto reflexivo sobre el tema y, algo menos sentimental, así que he quedado gratamente sorprendida. Pero debo decirte que no alcanzo a comprender del todo a tu protagonista. Pues da la impresión de que ella le ha calado, que a pesar de la pasión que suele sentir en general por todas las mujeres, esta es diferente y le hace vibrar. Así que no hallo el porqué de irse, de dejarla, cierto es que muchas veces la razón es una tontería, como esa diferencia entre un escritor u otro. Pero a pesar de ello, es algo que para mí no queda del todo claro y quizás, me falta algún detalle para entenderlo. Me ha gustado la idea que planteas y, antes de irme, decirte que yo, al igual que la chica, soy más de Tolstói.

    Escrito el 4 noviembre 2015 a las 13:10

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