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Leyendas del escaqueo laboral - por Jose Luis

Gualterio era el novato de la oficina, pero no solamente porque fuese el último en llegar, sino también porque era muy inocentón y, por consiguiente, la persona ideal para convertirse en el blanco de los bromistas.
Es que había que verlo: Gualterio parecía el primo tonto de Clark Kent, ya sabéis, el torpe alter ego de Superman. Medía casi dos metros, era muy delgado, usaba gafas de culo de botella e incluso tartamudeaba cuando se ponía nervioso. Y, al igual que a Superman, a Gualterio le gustaba una compañera de trabajo…
Aunque un poco rellenita, Clotilde era una belleza inaccesible para él: tenía los ojos verdes, la piel blanca, el cabello rubio y unas manos pequeñas y gráciles. Clotilde no tenía ni idea de los sentimientos que Gualterio le profesaba. El pobrecito, aunque tenía buenas intenciones para con ella, estaba intimidado por la hermosura y el magnetismo de su musa, porque, siempre sonriente y amable, Clotilde era el alma de la oficina y todos la adoraban.
Una de las personas que más adoraba a la diosa de la oficina era el jefe, el gran jefe, el amo y señor de la oficina, don Hermenegildo. Este tipo era un asqueroso baboso con cara de rata, al menos en opinión de Gualterio, quien sabía de buena tinta que don Hermenegildo iba detrás de “su chica”.
Una mañana, Gualterio se hallaba tecleando tranquilamente detrás de su ordenador cuando un mensajero, cargado con un gran paquete, penetró en la oficina con paso firme y se dirigió hacia el despacho del jefe. Pero se quedó de pie justo delante.
La cara rubicunda del mensajero mostraba señales de duda. Se giró y se acercó hasta la mesa que estaba más cerca, que era la de Gualterio.
—¡Buenos días, caballero! —saludó con mundana alegría el mensajero.
—¡Buenos días! —contestó Gualterio, aunque sin levantar la vista de la pantalla del ordenador.
—Traigo un paquete para don Hermenegildo. Pensaba entrar directamente en su despacho, pero pensé que podía estar reunido y no quería interrumpir.
—Creo que don Hermenegildo está a solas ahora mismo. Puedes entregarle el paquete tranquilamente.
—Vale, de acuerdo. ¡Gracias, colega!
El mensajero abrió la puerta del despacho del jefe y entró.
Al cabo de unos diez minutos, Rigoberto, otro compañero de trabajo de Gualterio, también entró en el despacho de don Hermenegildo.
Gualterio, de repente, se puso en guardia y dejó de teclear: acababa de hacer su aparición la musa de sus sueños, la bella Clotilde. Gualterio se fijaba en todo lo que hacía ella. La sonrisa de Clotilde lo hipnotizaba y cautivaba al mismo tiempo. ¡Ah, si tan sólo tuviera el valor de comunicarle lo que sentía por ella! Pero es que Gualterio era tan tímido con las mujeres…
Clotilde se detuvo delante de la mesa de Gualterio con su gran sonrisa y éste se puso muy nervioso, como siempre.
—Gualterio, ¿está el jefe en el despacho?
—Desde luego. No le he visto salir. Lleva dentro un buen rato —contestó Gualterio, entre algunos tartamudeos. Se puso a sudar. Siempre le pasaban estas cosas cuando ella le hablaba cara a cara.
—¿Te encuentras bien?
—Sí, sí, claro. Muy bien, Clotilde. Gracias por preguntar.
Clotilde entró en el despacho de don Hermenegildo y, unos cinco minutos después María y Ramona, otras compañeras de trabajo, fueron detrás de ella.
Gualterio continuó trabajando en su ordenador hasta que Narciso y Tarsicio, otros compañeros de oficina, también fueron a ver a don Hermenegildo.
La oficina se había quedado en tétrico silencio… Gualterio era la única persona que estaba en su puesto. Todos los demás, por motivos dispares, se hallaban en el despacho del jefe. Habían entrado, sí, pero ninguno había salido todavía…
«Aquello tiene que parecer el camarote de los hermanos Marx», pensó Gualterio, irritado. Se acercó a la puerta del despacho. No percibió ruido de voces de personas, ni nada. El silencio era total…
«Espero que no sea otra tomadura de pelo», se dijo Gualterio. Abrió la puerta y se introdujo en el despacho para llevarse la gran sorpresa: la habitación estaba vacía… literalmente. No era solamente que no quedara ninguna persona allí dentro, es que incluso el mobiliario se había esfumado. Hasta las paredes estaban desnudas.
Sin embargo, Gualterio tardó unos minutos en darse cuenta de que no todo estaba perdido. Tirado en el suelo, había un sobre de color azul. Ansioso, lo recogió y lo abrió para ver el contenido, pero se llevó una nueva decepción: el sobre estaba vacío.

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13 comentarios

  1. 1. Jose Luis dice:

    Voy a hacerme una autocrítica, ya que nadie más ha hecho ningún comentario al respecto de mi cuento. La verdad es que entro tarde en el meollo de la historia, el nudo se desarrolla bastante tarde porque en el planteamiento me dedico demasiado a presentar a los personajes. Por eso el final parece precipitado, porque en realidad lo es. Me quedé sin espacio para narrar el final del cuento. Hubiera necesitado mil palabras o mil doscientas en lugar de 750 para contar bien mi cuento. Me da pena que no se puedan utilizar las sangrías, eso hace que el texto parezca apelotonado y comprimido; creo que hace más difícil la lectura.

    Uno de mis “críticos” opina que existe una falta de organización y coherencia en mis ideas, que tengo que clarificarlas y ordenarlas, para mejorar el sentido del texto y su coherencia. ¿Será verdad?

    Un saludo a quien lea mi relato. (Y un abrazo a quien le guste…)

    Escrito el 29 octubre 2015 a las 20:37
  2. 2. KMarce dice:

    Saludos José Luis.

    Gracias por pasar por mi relato, me ha costado encontrar el tuyo, porque este mes sí que son muchos.

    No te preocupes, ten paciencia que los lectores llegaran. Cuando comentes, coloca el número de tu relato, así será más fácil ubicarte.

    Me ha gustado mucho la narrativa tan coloquial que has usado, el texto es de fácil lectura, pero tal como dices, el final se siente que te cae de golpe, no es malo un giro drástico en una historia, pero después de leer tanto encantamiento por Clotilde…

    Creo que te pasa lo mismo que a mí, escribo mucho y luego me toca cortar las ideas. Pero un consejo, si te cuesta llegar al final, empieza desde ahí para atrás. (en tu mente por supuesto), así es mi historia del mes. El final estaba, lo tenía en mente desde el principio, pero creo que me perdí un poco, he aprendido, así que espero que no me vuelva a pasar.

    El final me ha resultado sumamente interesante, como esas historias de Twilight Zone, pero me hubiera gustado encontrar un poco más; puedes pulir tu relato, eliminando tanto nombre innecesario, porque en realidad no tienen peso. Ser Juan o Pedro, da igual si los llamas “sus compañeros”,o el archivista, el contador, el jefe; espero darme a entender. Para relatos tan cortos, evita el diálogo superfluo (como saludarse), has narrativa: “se dieron los buenos días, el mensajero con mundana alegría y Gualterio sin dejar de ver su pantalla.” o algo así.

    A falta de sangrías; los puntos y aparte. Divide en bloques más pequeños y no sentirás ese condensado tan grande. Hay que trabajar con la límitante, pero te felicito porque has hecho un texto pulcro ortografícamente (no encontré fallas, a ojo cansado y desvelado), como dije tu prosa me resultó muy natural.
    No sé si es organización o coherencia; pero simplificar siempre ayuda. Yo lo veo así: Gualterio: quien es y lo que siente por Cleotilde,el jefe, el mensajero, todos a la oficina, Cleotilde…él a la oficina. En poco tienes seis “entradas” con un desenlace final. Si simplificas; el jefe, el mensajero, todos a la oficina. Te da espacio para que él interactúe un poco más con Cleotilde y extender la idea del final, porque no sabemos cómo reaccionó ante ese hecho tan inverosímil. Pienso. (Yo le daría un sentido de placer retorcido).

    A mí me ha gustado, espero seguir leyéndote. Si lo cambias/extiendes y lo cuelgas en alguna parte, me lo haces saber. Gustosa lo leeré de nuevo.
    ¡Nos leemos!

    Escrito el 30 octubre 2015 a las 01:33
  3. 3. luis ponce dice:

    José Luis: me agrada ser el primer comentarista de tu texto, porque cuando llegas tarde todo está dicho.
    El formato en el que sale el trabajo es el más cómodo para los fines que nos tienen aquí, pero no permiten dibujar o colorear la narración.
    El in-crescendo del suspenso es difícil de manejar cuando tienes condicionantes numéricas (tiempo y palabras). Quizás una nueva revisión pudo haberte ayudado, pero no siempre hay tiempo. Sucede eso cuando te lanzas a escribir y la obra termina con un excesivo número de palabras, que normalmente no es un problema si no tienes límites obligatorios.
    Conociendo tu dominio de la técnica, no me he preocupado por ese detalle, pero creo que en el contenido de la obra falta un balance entre preliminares y conclusiones, es por eso que a ti te parece un final abrupto. Me gustaría leer la obra con su contenido original o con un desarrollo sin cortapisas.
    Nos leemos.

    Escrito el 30 octubre 2015 a las 01:52
  4. 4. Marcelo Kisi dice:

    Hola José Luis!
    Mil gracias por pasarte por mi texto y comentarlo. Sos muy exacto en la escritura, tus correcciones me ayudaron, y lo reflejás muy bien en tu propio relato. Eso es una virtud colosal, junto con un estilo magistral, y el lector se introduce en la lectura de un texto de alguien al que le importan los lectores, y se siente en sus buenas manos.
    A tus propias críticas y los consejos de KMarce, yo te haría un aporte en el plano del contenido. El final, me parece, se inscribe en lo que los escritores llaman “Deus ex machina”, es decir: un relato que venía por un canal, pero que se resuelve por otro. Viene de la tragedia griega, cuando al final aparecía un dios flotando (traído desde una grúa o máquina, por eso lo de “Dios desde la máquina”) y resolvía una situación que los humanos ya no podían resolver. Ocurre en un policial, donde el asesino resulta ser un personaje externo que no se había mencionado antes, que no deja la posibilidad al lector de prever nada, dejándolo afuera, o bien resolviéndolo por el lado mágico o similar. Aquí nos imáginabamos una fiesta sorpresa para Gualterio, o incluso una orgía a la que él no estaba invitado porque era el tonto. Cualquier escenario menos una salida mágica. Lo de la desaparición total vuelca el registro de un modo fatal, y el lector se queda preguntándose qué sentido tiene toda la obra: ¿para qué hacía falta todo el mapa de relaciones entre Gualterio y los demás? ¿Para qué hacía falta que fuera el tonto de la oficina o que estuviera enamorado de Clotilde? Lo mismo podía haber sido cualquier otro mapa de relaciones, porque total a la larga el cuento es que desaparece todo el despacho del jefe, lo cual no tiene nada que ver con nada de lo anterior.
    Por eso, si lo vas a ampliar venciendo las limitaciones de espacio, o si lo vas a continuar, mi sugerencia es que haya continuidad de sentido. Aquí una idea, aunque sea para ejemplificar: Clotilde está por entrar pero ve la desaparición del despacho antes de ser tragada. Corre hacia Gualterio, le cuenta, y juntos se dedican a develar el misterio, con todo lo que implica para la relación entre ambos, la autoconfianza del tímido, etc.
    Espero que te sirva mi aportecito, porque se lo estoy haciendo a un virtuoso con la pluma. Tenés un estilo exquisito, a mí sí me han fascinado los nombres de los personajes y las citas, como la del inmortal sketch de los hermanos Marx.
    Felicitaciones y adelante!

    Escrito el 30 octubre 2015 a las 08:24
  5. 5. Marcelo Kisi dice:

    Dos cosas más: tené en cuenta que mi observación es a un texto terminado. Si desde el vamos era el primer capítulo de otra historia, descartala. Efectivamente, si es así, lo del sobre al final crea gancho para lo que sigue. Aquí estaremos esperando el segundo!
    Y la última, me encantan las historias de oficina. La primera frase ya me arrancó una sonrisa.
    Estás en la lista de mis lecturas obligatorias! 🙂

    Escrito el 30 octubre 2015 a las 08:35
  6. 6. Dianet dice:

    Hola Jose luis
    Me quedo pequeñita con estos compañeros tan buenos críticos que son. Yo no tengo tanta experiencia como escritora ni crítico, ya lo has notado. A mi me a gustado tanto que me has hecho reír con esos gracioso nombres. Si he visto que se repiten muchos. Pero tampoco se bien si es correcto o no. Si lo haces crecer seguro que te quedara mucho mejor y así sabremos más de la historia.

    Un saludos.. Gracias por tu comentario en el mio 😉

    Escrito el 30 octubre 2015 a las 11:16
  7. 7. Jose Luis dice:

    Hola.
    Gracias por vuestros certeros comentarios. ¡Dan en la diana! (Y Dianet, eso no era un juego de palabras con tu nick… je, je, je)
    Un abrazo para todos y todas!

    Escrito el 30 octubre 2015 a las 13:41
  8. 8. karu dice:

    Hola!!

    Estoy de acuerdo contigo y algunos compañeros en que quizás te excedes un pelín con las presentaciones y descripciones de tus personajes, y que algunos de los que nombras no tienen peso en la historia, pero para nada me ha parecido un final abrupto. Eso sí, muy sorprendente y abierto, da lugar a muchas interpretaciones.

    Y también coincido en que está muy bien escrito y es de fácil lectura.

    Yo soy la número 134. Invito a todo el mundo a que se pase.

    Un saludo.
    Nos leemos!!

    Escrito el 31 octubre 2015 a las 19:58
  9. 9. José Torma dice:

    Hola Tocayo, gusto en conocerte, creo que no te habia leido por aqui.

    Gracias por tu visita a mi texto.

    Del tuyo, resalto el uso de los nombres, me encantaron todos. Tal vez pronto te daras cuenta de que a mi me gusta buscar nombres muy autoctonos o mexicanos y por un momento entretuve la idea de que fueras paisano a mas de tocayo.

    Si se ve que se te acabo el espacio y te dare un consejo, mismo que yo no segui en este mes, pero que es de gran ayuda cuando tienes encima el 750.

    Cuenta cuantas veces nombras a los personajes… me parece un pelin de mas. Creo que por ahi puede adelgazar la historia y darte mas espacio para terminar.

    El primer parrafo podria irse por completo, ya que las caracteristicas que nos pones del protagonista, no aportan al desarrollo que nos das despues.

    Que lujo tener los comentarios que has tenido y creo que de todos sacaras provecho.

    Te felicito por el texto, es atrapante y creo que podria ser el inicio de algo mas grande.

    Saludos.

    Escrito el 1 noviembre 2015 a las 00:41
  10. 10. delaberna dice:

    El gran valor de tu relato es el humor, no es fácil encontrar relatos de este estilo. Tomando tu relato como un sketch, creo que no sobra nada: ni descripciones ni personajes. Cada adición es una empujón más en la dirección de hacernos reír, de hacer más absurda y pintoresca la oficina.

    Estoy completamente de acuerdo con el análisis de Marcelo con lo del “deux ex machina” (Por cierto, gracias a Marcelo por explicar el origen de la expresión)

    Es la única pega que le puedo poner a tu relato… sobre todo, porque no necesitaba un artificio de este tipo para ser genial.

    Espero leerte en el futuro.

    (152)

    Escrito el 1 noviembre 2015 a las 20:32
  11. 11. Pepe ILLARGUIA dice:

    Gracias por pasarte por mi relato bélico compañero. El tuyo me ha hecho mucha gracia. En cuanto he empezado a leer me digo: “¡Andá, pero si el Gualterio se llama como mi aceite!” Me gusta sobre todo el tono, el ritmo puede ser un poco lento y monótono por las repeticiones, de nombres y palabras como en el tercer párrafo. Intenta reescribirlo con tu idea completa de 1000-1200 palabras, pero no utilices nunca ni una sola repetición en tu relato. Te saldrá más denso y te quedarás más a gusto.
    Un abrazo.

    Escrito el 2 noviembre 2015 a las 19:01
  12. Concuerdo con los compañeros. El relato en si me parece bien y el giro del final, aunque parece caer de golpe, yo no lo veo tanto así. Lo que si te digo, como dijo KMarce, es lo de tanto nombre y tan raro por cierto. Algunos tienen algo de cómico pero se confunde uno intentando leerlos correctamente (por lo menos yo, je je).
    Me parece que tendrá continuación y si es así, espero leerla.
    Saludos y gracias por leer y comentar mi relato.

    Escrito el 5 noviembre 2015 a las 14:17
  13. 13. Jesús R.G. dice:

    Muy bueno, me enganchó desde el principio. El relato crea una expectación muy buena que se diluye por culpa del final.
    La explicación de quién es Clark Kent podría suprimirse, y más cuando luego se vuelve a mencionar a Superman.
    ¡Gran trabajo!

    Escrito el 5 noviembre 2015 a las 19:25

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