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Mi venganza - por Wanda Reyes

El retumbo de mis pasos apresurados era lo único que se percibía en aquel domingo invernal. No sé porque escogí el lugar de entrega tan cerca de mi casa, pero siendo esta la última vez que lo haría, pensé que el parque del vecindario no levantaría tantas sospechas. Distinguí pasar su carro desde el callejón de donde aguardaba a que se fuera.
Me acerque al lugar indicado y me senté en la banca que tenía el hueco en uno de sus lados. Como habíamos acordado, ahí estaba el sobre, envuelto en una bolsa plástica. Lo tome rápidamente y lo puse en el bolsillo interno de mi chaqueta. Espere por un momento, aunque quería correr hacia un lugar seguro.
Hace cinco meses que soñaba con este instante. Tome la decisión de extorsionar a mi primo desde que me despidió y humillo frente a todos. El no contaba que siendo el contador de aquella operación ilícita, conocía cada uno de los sobornos que diversos políticos le pagaban, por los múltiples negocios corruptos que él les facilitaba, por su posición en aquel putrefacto país.
El arribo de un nuevo policía anhelante de hacer justicia, había emprendido una investigación sobre el enriquecimiento repentino de mi primo. Esta pesquisa no dio frutos, pues este rápidamente se unió a la planilla de sobornos, como tantos otros antes que él. El caso fue engavetado nuevamente. Fui encarcelado para calmar la opinión pública, ya que la noticia de las sospechas hacia mi primo se filtraron a la prensa, debía desligarse de mí manchado nombre.
Despedido sin más que unas gracias y el sueldo completo de ese mes, hizo que la ira me socavara. Es cuando decidí vengarme y obtener lo que pensé era, lo que realmente merecía.
Después de un par de entregas, estaba contento que se cumpliera nuestro acuerdo. Mandaría todas las pruebas por correo a su oficina y desaparecería de su vida. No sabe que soy yo el que hace esto, no me cree capaz.. Me mude al otro lado de la ciudad y ya esto llegaba a su fin.
Regrese a casa, celebrararia con mi esposa el último día en aquel grotesco lugar.

―Amor, llegué. Traje vino para que celebremos. ¬―

Puse la botella en el comedor y me apresure a un rincón de la sala. Cogí el paquete del bolsillo y caí en cuenta que se sentía más liviano de lo normal. Lo saque de la bolsa plástica y lo abrí, el sobre estaba vacío. Mi corazón dio un vuelco, me falto la respiración, trate de guardar la compostura.
Golpee la mesa con ira, el sobre cayó al suelo y note algo escrito en uno de sus bordes. Lo levante y lo acerque a la luz de la lámpara. En letras mayúsculas decía, "ESTAMOS A MANO PRIMO. SABES QUE A MI NADIE ME AMENAZA".
Corrí hacia el dormitorio. Abrí de golpe la puerta y la escena me tomo por sorpresa, no pude dar un paso adentro. En la cama yacía ella, con sus ojos desorbitados viendo hacia la ventana abierta. Una bala en medio de sus ojos había cegado su vida. Las sabanas estaban ensangrentadas. Mis ojos se llenaron de lágrimas al ver las maletas hechas, no me contuve y vomite.
La luz del sol que entraba por la ventana me obligo a despertarme. Me incorpore y me apoye contra la pared. La noche anterior me tome la botella de vino entera y caí inconsciente junto a la puerta.
Decidí perpetuar mi amenaza. Tome las copias de todos los documentos que guardaba ya listos para ser entregados a varios medios de comunicación, al ver la noticia en los medios y ante la presión pública, la policía tendrían que actuar.
Meses después de lo sucedido el ver a mi primo preso y humillado me trajo apenas un poco de satisfacción. Como lo esperaba, los políticos que lo apoyaban le dieron la espalda y ahora solo, era vulnerable, hablar significaba su muerte. Sus bienes fueron expropiados por el gobierno.

Yo también cumplía mi sentencia. La soledad me convirtió en un adicto a las pastillas para dormir, todas las noches me despertaba con la imagen de mi esposa, víctima de todo aquello.

Sentado en el deslucido sofá del apartamento agarre su foto y sonreí por primera vez en mucho tiempo. Por unos segundos escuche su voz que me llamaba. Tome un puñado de pastillas y las tragué con el ultimo vaso de vino que me quedaba. Coloqué su foto en mi pecho y me acosté a dormir.

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6 comentarios

  1. Me tocó en suerte ser uno de tus comentaristas. El tema de la venganza y del suicidio en medio de una corrupción política y policial creo que estaría algo mejor en un contexto localizado. Echo en falta los nombres que definen a los personajes y su geografía.
    De todos modos tienes que trabajarlo. La ausencia de muchos acentos desfigura un poco el relato. El drama parece real y creo que estaría mejor en un una novela seria.

    Escrito el 29 octubre 2015 a las 21:23
  2. 2. Wanda Reyes dice:

    Te agradezco Pepe tu comentario y te aseguro lo tomaré en cuenta. No se que me paso con lo de los acentos pues siempre reviso varias veces el texto, aunque claro reconozco que no merezco perdon por eso. Pero esta vez si me costo muchisimo poder acortar mi relato, cuando me fije llevaba como 2000 palabras y me toco eliminar varias cosas que me dolieron mucho. Entonces me concentre tanto en ver que cortaba y como unir el relato nuevamente que se me paso por alto algo tan importante como ser los acentos. Gracias nuevamente por tus comentarios y sugerencias.

    Escrito el 29 octubre 2015 a las 21:49
  3. 3. Annamanzana dice:

    La idea es muy buena, una historia dura y por desgracia muy actual. Le das intensidad a los sentimientos del protagonista y eso se agradece porque te lo crees. Coincido en que es una historia que puedes desarrollar.

    Escrito el 30 octubre 2015 a las 00:00
  4. 4. Isolina R dice:

    Hola, Wanda Reyes:
    El relato está bastante bien, pero debiste revisarlo más antes de enviarlo, porque se te han colado algunas cosillas. Seguro que el próximo lo mirarás con lupa para que no vaya con faltas de ortografía, ni fallos de tildes.
    En “No sé por qué escogí el lugar de entrega” tienes “porque”. También está mal escrita la palabra “celebraría”.
    Tildes que faltan: “Me acerqué al lugar”, “tomé” (2 veces), “esperé”, “humilló”, “Él no contaba”, “mudé”, “regresé”, “celebraría”, “apresuré”, “saqué”, “faltó”, “traté”, “golpeé”, “noté”, “levanté”, “acerqué”, “A MÍ”, “tomó”, “sábanas”, “vomité”, “obligó”, “incorporé”, “apoyé”, “tomé”, “agarré”, “escuché”, “tomé”.
    Tildes que sobran: “mi manchado nombre”.
    En “Él no contaba que siendo el contador” deberías cambiar una de las dos palabras para que no quede la raíz “cont” dos veces: “Él no imaginaba, o no sospechaba…”
    Alguna palabra está mal usada. En “perpetuar mi amenaza” yo cambiaría “perpetuar” por “cumplir”. Y algunas otras las quitaría sin más. Ej.: La palabra “viendo” sobra. Si un tiro entre los ojos le ha cegado la vida, mal puede estar “viendo” hacia la ventana. También quitaría “El arribo de”.
    Alguna concordancia no está bien hecha: “La policía tendría que actuar”.
    Rima: “Mandaría todas las pruebas por correo a su oficina y desaparecería de su vida”.
    Deberías reducir los adjetivos posesivos “mi”, “mis”, “su” y “sus” y el pronombre “me”.
    Espero que mis sugerencias te sirvan.
    Saludos.
    Isolina R

    Escrito el 30 octubre 2015 a las 19:35
  5. 5. Jose Luis dice:

    Hola.
    Yo añado algunos apuntes sobre tu relato.
    En la frase:”No sé porque escogí el lugar de entrega…”, creo que porque se escribe por qué.
    Creo que bolsa plástica no es correcto, sino bolsa de plástico.
    En la frase “Una bala en medio de sus ojos había cegado su vida…”, creo que cegado es segado, ¿no?, del verbo segar (la hierba, por ejemplo)
    A pesar de pequeños errores en la redacción, el relato es bueno y me ha gustado.
    Un saludo.

    Escrito el 30 octubre 2015 a las 20:43
  6. 6. grace05 dice:

    Hola, Wanda:
    Tu relato me gustó mucho. Más allá de las sugerencias que te hicieron los compañeros, las que comparto, el contenido de tu texto no se ve desmerecido. Es ágil y ligero, tiene ritmo y mantiene en suspenso al lector. La ambientación e imágenes hacen una muy buena descripción de la situación y sentimientos.
    Muy buen trabajo
    Te invito a comentar 194

    Escrito el 17 noviembre 2015 a las 23:35

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