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UNA TARDE DE TORMENTA - por Mª Luisa Pérez Rodríguez

UNA TARDE DE TORMENTA
La tarde se volvió gris plomiza y so oyeron a lo lejos los primeros truenos. Era evidente que se acercaba la tormenta. Lucía cogió la gabardina y un paraguas y salió a la calle. Se hubiera quedado muy a gusto en casa, pero era imprescindible que resolviera con Andrés el asunto que les tenía, como poco, al borde de un requerimiento judicial y era ya hora de que hablaran y llegaran a un acuerdo.
La ciudad estaba casi desierta; las farolas empezaron a iluminarse con una luz mortecina y cayeron las primeras gotas. Apresuró el paso. En el café de la esquina estaban los de siempre, pensó. La pareja de jubilados que compartían allí la tarde con su soledad y dos cafetitos, el vecino del piso de arriba, en paro desde hacía meses y algunos jóvenes que a la salida del instituto, solían alargar la tarde con unas risas y algún escarceo amoroso.
Había quedado con Andrés en su oficina. No estaba cerca, pero prefirió ir andando a pesar de la lluvia y no coger el coche, pues la circulación se ponía insoportable de atascos a estas horas y más si caían cuatro gotas. Pero no parecía que se iba a quedar en eso. La lluvia arreciaba cada vez con más fuerza y se empezaban a formar los primeros charcos.
Llegó con unos diez minutos de retaso de la hora prevista. Llamó al timbre varias veces y con insistencia los últimos minutos. Parecía no haber nadie en las oficinas, y se encontraba, además de desconcertada, bastante molesta, irritada. Estuvo en la puerta durante un rato, pensando que tal vez había salido por algún motivo y no tardaría en llegar. Pero, su malestar aumentaba igual que la lluvia y no parecía que la esperada reunión se fuera a realizar. Y era decisiva, al menos para ella.
Al fin, apareció un chico joven excusándose por la tardanza. Que si la lluvia, que si el tráfico… introdujo las llaves en la cerradura y pasaron a las dependencias. Le pidió nuevamente disculpas y también por la no asistencia de quien dijo era su jefe. Que le habían surgido unos asuntos imponderables (ese era el término empleado) y le era imposible acudir a la cita. Pero le había rogado que le entregase a la señorita Lucía, con la que había quedado, este sobre (que le entregó) y en él encontraría las posibles soluciones al tema que les preocupaba y el motivo de su reunión.
Lucía, discretamente y disimulando su enfado, cogió el sobre y le pareció más oportuno no abrirlo en presencia del joven, así que cuando estuvo en la calle y resguardada bajo unos soportales, lo rasgó y al rebuscar dentro de él, se encontró que el sobre estaba vacío.
Impotente, una fuerte congoja, se apoderó de ella. En un instante le vinieron a la memoria, los difíciles y tristes años pasado con Andrés y tuvo la certeza de que no habían terminado para ella, todo lo contrario.

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4 comentarios

  1. 1. pepe dice:

    Me ha gustado mucho.La descripción de la tormenta y la lluvia, los ocupantes del bar, la insistencia con el timbre… me han puesto “en situación”, como si me estuviera mojando, como si conociera a los vecinos, como si estuviera impaciente y con nervios porque no contesta nadie. Y el desenlace con el sobre vacío, me ha creado una sensación de desamparo, acompañando a la protagonista en su angustia. Menudo pájaro será ese Andrés. Enhorabuena !

    Escrito el 29 octubre 2015 a las 16:14
  2. 2. Fabián dice:

    Aquí tienes una buena base para un relato, ahora toca revisarlo y redactarlo de una manera mas literaria.

    •Forma

    Describes las escenas con mucha sencillez, creando imágenes claras y haciendo que el lector te siga en todo momento.
    Pero cuidado con los “Y”:
    “…gris plomiza y so oyeron…“ (Además se te coló un “so”)
    “…la gabardina y un paraguas y salió a…“
    “…judicial y era ya hora de que hablaran y llegaran…”
    “…luz mortecina y cayeron las…“
    “…su soledad y dos cafetitos…”
    “…hacía meses y algunos…“
    Y muchos casos más de :”esto y lo otro”. Intenta buscar otras formas de expresar lo mismo para que el texto no se torne repetitivo.

    “En el café de la esquina estaban los de siempre, pensó.” → “«En el café de la esquina estaban los de siempre» Pensó”
    Si es un pensamiento debe estar identificado como tal, ya sea con estas comillas (ALT+0171, ALT+0187) o con las normales “ ”.

    •Contenido

    Cuidado con las descripciones que no llevan a ninguna parte, como la descripción del café de la esquina. Ahí no pasa nada, la trama no se desarrolla en ese local, ni involucra a ninguno de los personajes que has descrito, por lo tanto es una perdida de tiempo detenerse a explicar quienes estaban allí.
    Tienes que saber administrar las palabras y los detalles, saber cuando merece la pena detenerse a profundizar un poquito mas en un entorno o personajes. Pero si los personajes solo están de pasada en un sitio, no vale la pena detallar nada por que no va a volver a salir en el relato, no van a estar allí ni 2 minutos.

    Del café en adelante pierdo totalmente la sensación de estar leyendo un relato, es más como un resumen de la trama que querías contar.
    El narrador se limita a acapararlo todo y a resumir todo lo que pasa:” Fue para aquí y para allá, pensó esto, dijo lo otro, se encontró con Fulano, se dijeron tal,etc”.
    Deja que sean los personajes los que cuentan la historia, quitales la mordaza y déjalos hablar por si mismos. Desarrolla las acciones y enseñalas, no lo cuentes todo resumido por que al final da sensación de inacabado, de que tenías prisa por acabar.

    Lo dicho, está muy bien si lo vemos como un resumen de un relato, ahora te toca desarrollarlo y trabajarlo para darle el toque literario que le falta.
    Tienes hasta 750 palabras para recrearte, aprovéchalas bien por que cada una cuenta.

    Escrito el 31 octubre 2015 a las 12:29
  3. 3. Darío Lana dice:

    Hola MªLuisa
    En primer lugar decir que me ha gustado tu relato. Situar a la chica en ese día lluvioso creo que es una buena idea, ya que consigues que la lluvia sea otro personaje en esta historia. Has sabido transmitir muy bien los sentimientos de la prota y consigues que el lector empatice con ella.

    Coincido con Fabian en que teniendo pocas palabras, dedicarte a describir la cafetería no aporta demasiado.

    Saludos

    Escrito el 1 noviembre 2015 a las 12:28
  4. Muchas gracias por vuestros comentarios, me ayudan a encontrar los defectos— que por supuesto tiene el relato—, y trataré de mejorarlo. Pero con el tema del café, no estoy totalmente de acuerdo. La soledad de la protagonista, la lluvia y su momento emocional (creo que tampoco es necesario saber qué le pasa)se contraponen al “calor” que se percibe dentro el café. Lucía identifica a los personajes, pero no tiene ninguna relación con ellos. Su tristeza aumenta, se encuentra más sola. Además, creo, se refuerza la escena.

    Escrito el 7 noviembre 2015 a las 10:56

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