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LA ÚLTIMA HEROÍNA - por MARA

LA ÚLTIMA HEROINA
Su llegada al pueblo fue sorpresiva, estrechas y monocromas calles, casas con angostos ventanucos y cristales ahumados, creyó adivinar que las mujeres mayores estaban detrás, ocultas, murmurando sobre ella.

– ¡Maldito destino, siempre tan mezquino conmigo¡ yo era una chica de ciudad y mira ahora – Murmuró entre dientes nuestra protagonista. -Era inevitable, alguna vez me tenía que ocurrir algo así, no solo existen cárceles de paredes y guijarros, ahora me toca cumplir mi condena en este lugar-

Pocos días después, el cartero del pueblo le llevó una carta, el sobre estaba vacío, era la señal. Ricky la reclamaba, no sabía cómo pero él siempre la encontraba.
Mientras esperaba el tren, rememoraba la última despedida:
-Virgi, no me olvides, daré contigo-

El regreso a la ciudad era como volver al pasado, caminaba por aquellas calles sucias y llenas de indigentes, mujeres prostituidas, yonkis que deambulaban como muertos y muertas vivientes, que intercambian sus gérmenes en ese infernal utensilio llamado jeringuilla.
Mientras empujaba la puerta medio destruida de su antigua casa, oyó un crujido, la vivienda hermosa e iluminada que habían compartido con su madre ya no existía, todo estaba destruido. Verónica comenzó a sentir un escalofrío por los recuerdos que evocaba, los ojos se tuvieron que acostumbrar a la penumbra y el olor, ese hedor mezclando orines, vómitos y sangre. Su cuerpo se cimbreó, buscaba a Ricky al fondo, en lo que había sido un confortable salón y allí estaba, se apoyaba en un sofá desvencijado y bromeaba con otras personas desconocidas para ella. Notó como la barbilla le temblaba y cuando intentó hablar apenas le salió un breve balbuceo. Ricky levantó la cabeza y su expresión mutó a enfado, a maldad, Verónica tuvo miedo, aún más cuando observó que en la mano de él había un arma. Se acercó hacia su hermana rápidamente con la mirada inyectada de odio, la agarró por el cuello y la elevó del suelo unos centímetros. Ella quiso gritar pero no podía, le arañó la cara, entonces Ricky la soltó no sin antes abofetearla un par de veces. Tras esto le preguntó:

-¿Cómo estás hermanita? – Se recompuso la ropa y la abrazó

Tras la muerte de su madre Ricky había sido el único apoyo que tuvo durante años, pero no fue suficiente, eran adolescentes con ganas de experimentar con todo tipo de sustancias y no pararon. Hubo un día en el que la desesperación de Verónica la hizo salir a la calle a buscar alguien que le proporcionara el dinero para su dosis. A pesar de su deteriorado aspecto consiguió un cliente, la arrastró hasta un callejón oscuro y comenzó a manosearla de manera rápida y descuidada al mismo tiempo que se bajaba los pantalones. Verónica se vio reflejada en un cristal roto. Se contempló como alguien ajeno a lo que estaba sucediendo y sintió pena por esa mujer. Dos lágrimas arrastraron el tizne de su cara y cayeron sobre las manos del desconocido que se afanaba con la cremallera. Le empujó la cabeza para que se acercara, buscaba una mamada, entonces Verónica cayó de bruces al suelo, no se mantenía de pie, el tipo en cuestión se dio cuenta del estado en el que estaba y le regaló patadas e insultos, él se alejó y ella se quedó tirada en el fango de la calle. Ese día decidió cambiar su vida.

-A mí me va muy bien, deberías ir a que te ayudaran como hice yo, todavía podemos ser una familia normal-
-Vaya mierda de familia, somos enfermos y pobres como las ratas, ¡eso es lo que quieres, que me pudra en un asqueroso pueblucho lleno de gente atrasada¡ ¿qué te han hecho nena, te han rayado el coco?-
-Todo puede ser de otra manera…-
-Sí trabajando como tú, doce horas al día. Vente nena vamos a triunfar, tengo un negocio entre manos, en unos días ganaré pasta gansa, así… facilito…

Se marchó con el alma desgarrada sabía que sería el fin de su hermano si se iba, pero también sentía que sería su ocaso si se quedaba. Se sentía aliviada aunque también culpable por abandonarlo. Nada se podía hacer por él, no quería cambiar, seguiría jugueteando con la droga y negociando con ella, ni siquiera el paso por la prisión le había servido para comenzar otra etapa de su vida

Meses más tarde leyó la noticia en el periódico, “la banda del Ricky” ha sido detenida, en el altercado Ricardo Cebrián fue abatido falleciendo en el acto”.

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6 comentarios

  1. 1. Mara dice:

    Acabo de leer las tres críticas y doy las gracias, habéis sido muy amables. Me alegro que os haya gustado.

    Escrito el 29 octubre 2015 a las 13:53
  2. 2. Pikadili dice:

    Me ha dejado algo frio. Me gusta la idea, una historia muy dramatica, y usas un vocabulario muy rico. Pero esa forma de contar el final me ha parecido algo seca, como que veias que te faltaba espacio.
    Tanto el final como la historia de ella y su violacion creo que habrian quedado mejor contados de manera mas sutil. Y si lo que le ocurrió a ella se intuyese en una conversacion mas larga conbsu hermano? Es una idea.
    Un buen relato que creo que ganará enteros si lo desarrollas con mas espacio y sutileza.
    Buen trabajo! Saludos!

    Escrito el 1 noviembre 2015 a las 15:39
  3. 3. Frida dice:

    Hola Mara.Me he fijado que en los diálogos pones el guión largo al final de la frase, aunque tras él no venga una explicación. “-Virgi, no me olvides, daré contigo-“. En este caso deberías haber puesto un funto y final y no guión.

    En cuanto al contenido me ha encantado el desarrollo de Verónica, los recuerdos del pasado y esta situación tan violenta en la que ella se refleja en un cristal roto y se da cuenta del gran cambio que necesita en su vida y, de hecho, si no he comprendido mal esa escena, diré que la violación no llega a producirse, porque el hombre acaba golpeándola dejándola en el suelo tirada al verla tan debilitada y, digamos que hecha un asco por las drogas. Es como un punto de inflexión en su vida. A mí sí me gusta cómo lo has plasmado, pero al igual que Pikadili, coincido en que el final es como muy abrupto, no se corresponde con el mimo con el que has tratado el resto de la historia.

    Enhorabuena por este viaje a los suburbios que nos has regalado.

    Escrito el 4 noviembre 2015 a las 12:39
  4. 4. Carlos Rosae dice:

    Hola,

    Destacaría de tu relato que describe a la perfección el ambiente en el que se desarrolla la historia, entre la miseria de la droga y la delincuencia.

    El léxico es variado y está bien utilizado. Me ha llamado la atención que al final de los diálogos abrieras de nuevo el guión sin haber ningún texto a continuación. Supongo que es simplemente un error de forma sin importancia.

    Quizás hubiera orientado de otra forma el final, que puede parecer algo apresurado y no me ha quedado del todo claro.

    Un saludo

    Escrito el 5 noviembre 2015 a las 19:58
  5. 5. Chari dice:

    Buff, impresionante.
    Has sabido plasmar una atmósfera sucia y decadente que transmite tristeza e impotencia. Me gustan mucho los autores que hacen gala de un vocabulario variado, pero que también muestran que cuando hay que ser gráfico y malhablados, saben serlo. Ese contraste, da mayor impacto y hace que la historia y las impresiones perduren más tiempo en el lector.

    Todo el mundo comenta que el final es abrupto, pero comprendo que con el límite de palabras así sea.
    Has dejado el relato cerrado con un desenlace brutal.

    He de decir que quizás no tengo la misma formación y experiencia que otro de los miembros del taller, pero espero que mi comentario te sirva.

    ¡Saludos!

    Escrito el 15 noviembre 2015 a las 21:55
  6. 6. Mara dice:

    ¡Muchísimas gracias por los comentarios¡. En primer lugar deciros que esta historia es un poco más larga y he tenido que acortarla de manera que no perdiera la esencia que quería transmitir. El final aunque brusco creía que podía impactar por eso lo dejé tan limitado pero veo que no ha sido ese el resultado. El uso de guiones al final ha sido un error, gracias por mencionarlo.

    Escrito el 18 noviembre 2015 a las 11:56

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