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Mi locura de amor - por Aurea

Mis ojos se abrieron bruscamente antes que la primera luz se filtrara en la habitación, mi cuerpo yacía agitado y tenso, y mi respiración, arrítmica, provocaba una insaciable sed.
El llanto profuso de la noche anterior me dejó extasiada, sin apenas percatarme de la entrada en el sueño, como cual sedante silencioso e inflexible. Aquellas mitigadas y fugaces horas oníricas habían dado una pequeña tregua al profundo dolor engendrado por la culpa y el arrepentimiento.

Con aquel desagradable despertar, de súbito, me habían sobrevenido unas emociones intensas y extremas. Ninguna técnica aprendida mitigaba el palpito desbocado de mi corazón, ni tampoco lograba que me abandonasen los miles de pensamientos angustiosos que circundaban sin cesar por mi desbordada cabeza, abstrayéndome de cualquier estimulo próximo. No podía escuchar ni ver nada que no fuera la representación mental de aquellos pensamientos obsesivos y fatalistas.

Propulsada por esa incomoda tensión corporal, de un brinco me levanté de la cama que se había tornado ardiente. No podía permanecer yacida en ella, sin remediar mi grave error.
Me vestí y salí corriendo del piso hacía aquél buzón donde había depositado la carta, aquel fino e insignificante objeto que podía dejarme en un estado de turbación y congoja perpetuo.

Cuando llegué al buzón de correos, cavilaba la manera de abrirlo y sacar las cartas hasta encontrar la mía. El primer intento de meter la mano fue un fracaso. Mi tensión aumentaba y sólo pensaba en la manera de conseguir ese sobre maldito. Saqué de mi bolsa el cuchillo carnicero que había cogido inconscientemente de casa, e intente hacer palanca en la pequeña puerta para abrirla, pero tampoco logré mi objetivo.
En aquel instante pasó una mujer, que al mirar instantáneamente mi rostro de desesperación, pareció comprender mi apuro e inquietud. Se acercó a mí sin temor, a pesar de observar mi brazo derecho que se escondía tras mi muslo escondiendo algún objeto. La mujer me preguntó que hacía a aquellas horas en la calle siendo tan joven. Me sinceré diciéndole que intentaba recuperar una carta. Entonces me dio la inquietante noticia de que la correspondencia ya había sido recogida la tarde anterior. Una fuerte punzada atravesó mi corazón y me dejó tan absorta que no pude responder a la amable señora. Comencé a correr sin saber a dónde. Era claro que si no había podido conseguir mitigar aquel tremendo error, mi vida no podría volver a la normalidad nunca más y tal vez debería abandonarlo todo, incluso este maltrecho e injusto mundo.

Sólo me quedaba una opción. Debía dirigirme a su casa, y esperar a que la carta llegara y sacarla de su buzón. Me quede escondida, vigilando la entrada de la casa; no había ni una alma por la urbanización, tan solo se oía el ladrido de algún perro lejano. No podía faltar tanto hasta la llegada del cartero. Pasó el tiempo, la vida empezó a hacerse presente en el lugar, finalmente llegó el cartero. Aguardé hasta que depositó todas las cartas y, cuando desapareció, fui rápidamente a sacarla de aquel pequeño buzón. Mi corazón comenzó a atisbar el alivio, pues estaba tan cerca de remediar mi irreparable error que los nervios incontrolables por acercarme a su casa no podían frenar mi enmienda. Al llegar a él, guiada por mi irracional objetivo y sin importarme que me viera todo el vecindario, metí mi estrecha mano y pude sacar todas las cartas. Al encontrar la mía sentí como la salvación se había hecho presente y pensé que ahora sí podría empezar mi nueva vida.

Sin embargo, repentinamente, alguien salió de la casa y me encontró con todas las cartas en las manos. Mis reflejos sólo permitieron que escondiera mi carta. Ella me miró fijamente, y me reconoció al instante, en su mirada me transmitía saberlo todo de mí. Después salió él, con su hijo en brazos. La efímera tranquilidad de mi corazón dejó pasó a otra gran punzada mucho más despiadada que la anterior. Él me miró desafiante, sus ojos ya no eran aquellos que me adoraban. Sabía que mi carta tendría consecuencias. Sin embargo, cuando escapé a casa, subiendo por las escaleras de mi portal abrí mi carta, y el sobre estaba vacío. Al llegar a mi habitación, encontré la carta que no había puesto en el sobre con los nervios; al despertar tampoco la había podido ver al estar ciega en mi locura, locura de amor. Ella nunca hubiera recibido la carta de que él era mi amor y yo su alumna, y su amante.

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4 comentarios

  1. Una muy buena descripción de la situación emocional de la protagonista que parece ser una adolescente. Magusta.

    o

    Escrito el 30 octubre 2015 a las 11:45
  2. 2. Aner dice:

    Buen relato, angustioso y con un desalentador giro final. El estilo narrativo me ha parecido algo barroco en expresiones, si bien es cierto que encaja con la manera de exponer ideas que cabe esperar de alguien en semejante lance. Creo que la historia ganaría siendo algo más concisa y precisando mejor algún aspecto (¿por qué la mujer sabe que la correspondencia ya la había recogido la tarde anterior?).

    Saludos,

    Escrito el 31 octubre 2015 a las 01:22
  3. 3. M.M.Puig dice:

    Me gusta como reflejas en tu relato la sensación de ansiedad que experimenta la protagonista, hasta el desaliento final cuando descubre que se hubiese podido ahorrar toda esa angustia.
    Me cuesta mucho dar una valoración de la técnica puesto que este es mi primer taller y no me siento la más capacitada para hacerlo, pero te diría que quizá la historia se sostendría mejor con expresiones más sencillas y que la primera mitad está un poco sobrecargada de adjetivos… pero esto solo es la opinión de una novata.
    Un saludo.

    Escrito el 31 octubre 2015 a las 18:43
  4. 4. beba dice:

    Hola,Áurea:
    Me gusta la historia que cuentas y el giro en el desenlace.También has expresado con vocabulario adecuado, la angustia de la protagonista. No me parecen muy creíbles las situaciones de la mujer que informa sobre el paso del cartero;ni la aparición, sin consecuencias, de toda la familia del amante. También me parece que podría mejorar, con un tono menos grandilocuente; con palabras y construcciones más sencillas. Asimismo, te sugiero revisar algunos detalles de acentuación. Saludos.

    Escrito el 5 noviembre 2015 a las 01:33

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