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Tempore - por Bea

El irritante sonido del despertador la despertó. Alzó la mano y palpó a oscuras la mesilla en busca del maldito aparato. Cuando por fin lo encontró lo paró y abrió los ojos. Era aún de noche y el letrero de neón del restaurante chino de debajo de su casa hacía que se colaran luces rojas y azules en forma de rendija en su habitación. Era otra noche en la sempiterna ciudad de Nueva York.
Se levantó, duchó y desayunó. Llevaba con la misma rutina desde hacía ya muchos, mas de los de recordaba y no es que le importara madrugar para abrir la cafetería. Lo que la preocupaba cada mañana era no recordar nada anterior al 15 de Diciembre de 1947. Había buscado y rebuscado en bibliotecas, hospitales, registros y cualquier sitio que se le hubiera ocurrido pero no había encontrado nada relativo a su vida anterior. Apartó ese pensamiento de su mente como acostumbraba a hacer cada mañana y se puso en marcha hacia la cafetería.
Era una mañana cualquiera de finales de Noviembre y hacía un frío atroz en la calle. Corrió la ultima manzana hacia la cafetería del señor Rubinstein y al llegar se quedó parada al ver que había una nota pegada en la puerta. Una mala sensación le revolvió el estómago e hizo que la boca le supiera a hierro. Arrancó la nota y la miró. "Te encontré". Se le heló la sangre. Sacó las llaves, abrió la puerta y se metió dentro de la cafetería lo más deprisa que pudo.
Aún sujetaba la nota en la mano izquierda y miraba la calle a través de la puerta de cristal cerrada. ¿Quién podría haber escrito algo así?, ¿sería alguien de la vida que no recordaba?. Se obligó a reaccionar. Sería alguna clase de broma. Una broma cruel y macabra.
Intentó apartar la idea de su cabeza y encendió las luces, se puso el mandil y comenzó a preparar las cafeteras. Algo en esa nota se le hacía extrañamente familiar. Algo en la elegante y ligeramente inclinada caligrafía le hacía querer recordar algo. Algo que de alguna forma ya no se hallaba en su mente, olvidado, de alguna forma borrado.
Había aparcado el tema con los primeros clientes matutinos y sus pedidos. El hecho de tener que memorizar todos los nombres de aquellos cafés e infusiones le dio un respiro a su cabeza. Hacia el mediodía ya no quedaba ni rastro de la sensación que se le había agarrado al estómago.
Al final de la jornada había comprado un bol de sopa de miso y un poco de aquel sushi que siempre le levantaba el ánimo. No le sirvió de nada ya que al llegar a su apartamento se encontró un sobre pegado en su puerta. Corrió hacia él decidida a desentrañar el misterio que éste albergaba. El sobre estaba vacío.
La confusión la embargó y entonces el sobre comenzó a irradiar un calor potente que primero le durmió el brazo y más tarde la embargó. Pronto el entorno que la rodeaba comenzó a evaporarse y a dejar ver tras de sí un precioso amanecer.
Soltó el sobre a toda prisa dejándolo caer sobre su felpudo. Miró a su alrededor con los ojos como platos. Seguía en su portal, en el mismo sempiterno Nueva York en el que se había despertado.
– A eso se le llama hacer un viaje relámpago – Una voz ronca sonó a sus espaldas. Un deje divertido resonaba en la voz del desconocido irritándola sobremanera. Se dio la vuelta para encontrar a un hombre alto, robusto cual armario ropero y de cabellos oscuros apoyado en la barandilla de las escaleras. La miraba de reojo con una medio sonrisa dibujada en los labios.
– ¿Tú también lo has visto? Quiero decir… ¿quién eres tú? – Dijo intentando parecer lo más tranquila posible, sin mucho éxito. La media sonrisa del joven desapareció para dejar paso a una mueca de espanto.
– Asique es verdad, no recuerdas nada.-
– ¿Que no recuerdo nada de qué?.-
– ¿No te has preguntado el porqué de que no hayas envejecido en 68 años?- No le hizo falta responder a esa pregunta con palabras, la mezcla de horror e incredulidad en su cara lo hizo sobradamente por ella.
– Tal y como lo veo tienes dos opciones. Venir conmigo y responder todas las preguntas que sé que te estás haciendo ahora mismo, o seguir haciéndote esas mismas preguntas cada mañana, tú eliges.-

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3 comentarios

  1. 1. Celeste dice:

    Hola Bea, creo que la trama, la idea puede ser muy buena. Pero a mí forma de ver le falta pulir un poco el texto. Hay palabras que se repiten muchas veces en el mismo párrafo, como cafetería, o preguntas. Falta la palabra años en el segundo párrafo.
    Creo que con las descripciones realmente logras que el lector se imagine el ambiente, pero me parece que le hace falta un retoque para que la lectura sea más fluida, sobre todo al comienzo. El final no me deja muy intrigada, quizás con un final más abierto o que el personaje masculino diera algo más de información.
    En fin, pienso que con algunos cambios el relato podría ser muy bueno. Me gusta la idea de la pérdida de memoria, pero después a demás la chica sería un ser de otro planeta o algo así. Me gustó mucho tu imaginación a la hora de describir los actos y gestos de la mujer! Espero leerte pronto!!

    Escrito el 5 noviembre 2015 a las 17:40
  2. 2. Manoli VF dice:

    Hola, Beà. A mi tu relato consiguió hacerme seguir a tu personaje, acompañarle en su trabajo, en su vuelta a casa…
    Hay algún pequeño error que, sin embargo me saca la atención del texto: cuando te refieres a que ” paró” el despertador has de decir: ” apagó” que es lo correcto. Y cuando dices que” Llevaba con la misma rutina desde hacía ya muchos” lo correcto sería: ” Llevaba con la misma rutina muchos años” o bien ” Llevaba con la misma rutina los últimos años” sobra el ” ya” y falta ” años”.

    El final quizás tendrías que perfilarlo más, igual apuntando algún recuerdo que nos de una idea del autor del sobre ( ¿un demonio? ¿un vampiro?) Sería lícito dejarlo así si hay una continuación.

    En cualquier caso he disfrutado leyendote. Recreas bien la atmósfera de intriga, que trasladas al lector.

    Un saludo.

    Escrito el 6 noviembre 2015 a las 16:33
  3. 3. Aránzazu dice:

    Hola Bea, gracias por tu comentario en mi relato.
    El tuyo es fascinante, me ha gustado muchísimo, tu forma de narrar cautiva y mantienes una intriga maravillosa… Enhorabuena

    Escrito el 19 noviembre 2015 a las 00:36

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