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El Panadero - por chemanuel

En el interior de una pequeña y lúgubre celda, reposa un hombre que expone sus heridas, ante la humedad de un piso frío. Hace tres días recibió quince latigazos en el patio de la vieja prisión, porque rehusó cantar el himno. Desde ese momento solo le proveen agua, y ya la carne que cubre sus huesos escasea. Guarda fuerzas para cazar y devorar las cucarachas que se acercan hacia él. Hace dos meses las repudiaba, ahora son manjares ante sus ojos.

Extraña cosas tan simples, como el amasijo y el olor a pan recién horneado de las mañanas, con el cual atraía como zombie a los pobladores de La Candelaria. Se enorgullece de haber desafiado a la monarquía, que se quedaba con más de la mitad de sus ganancias. Pero como odia a los que lo traicionaron y se pusieron de rodillas ante esos hijos de puta. Se durmió con ese último y recurrente pensamiento.

Al medio día, un olor a mar proveniente de la costa, entró por la ventana diminuta del calabozo, lo despertó, y en su mente aparecieron los anaranjados que le brindaban los atardeceres de la playa, en la que solía compartir con Rosalía. Pudo ver sus cuerpos hundidos en la arena, mientras buscaba sus besos. Se adormeció recorriéndola, desde la punta de los pies hasta la última hebra de sus cabellos, la conocía con la precisión de un amante laborioso.

En la tarde, un golpe a su puerta, acompañado de un grito, lo devolvieron a la realidad.

—¡Párate gallinita, que llego tu redentor!— dijo el celador mientras se apartó para que entrara el padre.

Al abrir los ojos, se alegró. Una sonrisa se le dibujo en el rostro, como si de un ser querido que lo viniera a visitar se tratase. Hace días que lo esperaba, en otra ocasión le había traído una carta de su amada. Tras dos Padre Nuestro, un Ave María y bendiciones, el padre le entregó un envoltorio de papel y se fue, no sin antes ir a pedir clemencia por su feligrés. Una hora después le llevaron al panadero un plato de lentejas frías. Comió de a poco, como si cada bocado fuera el ultimo que probaría. Se contuvo de leer el escrito, que había escondido en la ranura de un muro de ladrillos mohosos. Esperó la hora en que los guardias no pasaran vigilando. Antes de caer la tarde lo buscó, y al abrirlo, vio que el sobre estaba vació. Un par de lágrimas descendieron por su mejilla. Era la manera en que Rosalía le decía adiós, sabía que ella no poseía el coraje para escribirlo. Se quebró como una delicada galleta, su llanto se escuchó en las celdas contiguas, lo que causó conmoción, era la primera vez que oían llorar al panadero, trataron de hablar con él y animarlo, pero no hubo respuesta alguna. Al llegar la oscuridad de la noche, imploró varias veces, que clavaran de una vez su cabeza en la pica que le aguardaba.

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4 comentarios

  1. 1. Coral Mané dice:

    Sin palabras. Simplemente genial. El amor, sugerente; la tristeza y la crueldad más extremas, se entremezclan perfectamente en tu relato. Enhorabuena y te dejo el número de mi relato (177), puede que te guste.

    Escrito el 29 octubre 2015 a las 21:08
  2. 2. Frida dice:

    Hola Chemanuel. Simplemente sobrecogedor, no tengo una palabra mejor para definir la emoción que me ha causado leer tan increíble relato. La miseria que no consigue quebrar el honor, el valor sobresaliendo en medio de tan oscuro futuro. La muerte lo ronda, pero sólo se rompe ante la pérdida del amor y, esos desgarradores gritos que el preso da en la noche, rompen más el alma que el final de una película triste. Felicidades por tan bello alegato al amor y contra la crueldad humana. Simplemente genial.

    Escrito el 3 noviembre 2015 a las 01:48
  3. 3. Fernando dice:

    Hola Chemanuel. Muy buen relato; visualmente muy claro, con imágenes contundentes, desagradables y necesarias para dar una idea clara de la pobre situación del panadero, con el cual empatizas enseguida. Muy buena historia. ¡Felicitaciones!

    Escrito el 13 noviembre 2015 a las 20:33
  4. 4. beba dice:

    Hola, Chemanuel:
    Me uno a los comentarios anteriores. Tu cuento mueve sentimientos profundos, valores auténticos: por encima del honor y del amor, nada.
    Felicitaciones por la forma prolija y las buenas imágenes que has redactado.

    Escrito el 24 noviembre 2015 a las 00:55

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