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Autobiografía - por Agustín Morillas

Autobiografía

No me enseñaron a nacer. Y debió de ser por eso que me costó tanto. En lugar de enseñarme, alguien tuvo la brillante idea de coger un cacharro para tirar de mí y sacarme. Luego la cosa no mejoró, me obligaron a seguir vivo, pero nadie me dijo en qué ocupar mi tiempo. De niño jugaba por imitación, en el colegio copiaba a mis compañeros; de las canicas pasé a la peonza, y de ahí a la rayuela; si estaba con chicas saltaba a la comba o a la goma, volvían los chicos y me pasaba a los cromos, y luego a las chapas. Y nunca sonreía.
Sin gusto alguno por nada e ignorante de mi “no destino”, crecía por inercia celular.
A la edad en la que el fútbol parece la sal de todas las ensaladas, llegué a ser capitán de un equipo, pero una bicicleta llena de polvo apareció en mi casa para dar movimiento a mi vida, pensando que aquello haría que todo fuese sobre ruedas. Craso error. Empecé a conocer a gente de sitios lejanos, pero no por ir más rápido llegas antes, y mucho menos a una meta que no existe.
Y seguía cumpliendo años tan perdido como el que más. Y jamás sonreía.
La adolescencia me refugió en libros diversos: los de poesía llenaban mis noches, los de aventuras mis tardes, y los de historia mis fines de semana. Descubrí incluso que la gente que no existe esta tan vacía y tan perdida como yo mismo. Y también me dí cuenta de que aquello sólo iba a llevarme a la soledad. Y nunca sonreía. La gente de mi edad, en cambio, encontraba la risa en los bares.
Decidí irme con ellos a buscar la copa más suave y la chica más fuerte. Así, noche tras noche, y resaca tras resaca, empecé varias carreras hasta que un buen día me desperté con la licenciatura en la mano. Llegué a pensar que con dinero y con trabajo todo sería diferente.
Empecé como pasante en un bufete, años más tarde ganaba todos los juicios. Decidí entonces ganar todo el dinero que fuese capaz. Entretanto nunca sonreía porque solo sonríen dos tipos de personas: los falsos y los felices, y yo jamás fui ninguno de ellos.
Busqué a los delincuentes mas ricos, me daba igual la procedencia de su fortuna, y allí dónde estuvieran, iba a defenderlos. Y ganaba mucho dinero. El dinero atrajo a las mujeres, me casé con varias, y con algunas tuve hijos. Formé familias destruyendo alguna. Pero seguía sin sonreír.
Y en una noche de pasión, una de mis mujeres me preguntó:
-¿Por qué no eres feliz? ¿Acaso necesitas algo más que una familia, hijos, amantes, dinero, un yate y un avión privado?
-Llevo toda la vida buscando una respuesta. Es sólo eso, cariño.
Una noche de insomnio cogí el descapotable, y me fui adónde mis iguales suelen ir las noches insoportables. Vi como el polvo blanco forzaba caras sonrientes. Probé, y tampoco surtió efecto. Todo era igual salvo que mi cabeza siempre estaba “on”. Y me quedé “on”.
Como por arte de magia todo el lujo se desvaneció a la misma velocidad que arde un billete de quinientos. Fue un año duro, en el que conforme me iba desenganchando, iba conociendo de verdad a mis hijos y a mis mujeres.
Y este verano, hace apenas un mes, después de remendar el pantalón corto que siempre se rasga por la ingle, me encontré con vosotros y sentí lo que no había sentido hasta hoy.
Un subidón diferente del de la cocaína. Ya sabía cuál era mi camino y nada más tendría sentido sin la escritura. Nada había sido en vano, porque este era mi final, perderme en un laberinto con la única obligación de permanecer.
Dinero, coches, viajes, mujeres, drogas, artistas, todo ese vacío no era más que ingredientes de mi relleno.
Ahora sí sonreía y no por falso, sino por feliz; porque sabía que mi destino había llegado por fin, y mi destino era un sobre: Y el sobre estaba vacío.

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9 comentarios

  1. 1. pepe dice:

    Me ha gustado mucho. Desde la primera frase, impactante, el relato es irónico y lleno de referencias culturales muy acertadas. Un recorrido por una vida “real” tan interesante como imposible. Y el final, muy sugerente, muy literario. Felicidades!

    Escrito el 1 noviembre 2015 a las 12:49
  2. 2. Manoli VF dice:

    Hola Agustín! Tu relato claro, conciso, con ese punto cínico, entra directo por las grietas del lector y nos hace partícipes de lo que narras. Bien, bien. Haces de la propia escena el centro del argumento.

    Lo dicho, un placer leerte. Te invito a leer el mío (191)

    Un saludo.

    Escrito el 3 noviembre 2015 a las 23:41
  3. 3. Agustin Morillas dice:

    Gracias a los dos. Os he leido con gusto. Es la primera vez que participo en literautas y no tenia ni idea del autentico universo de calidad y cantidad literaria que hay aquí. Intentare leerlos todos y comentar algunos.
    Un saludo.

    Escrito el 4 noviembre 2015 a las 19:54
  4. 4. garrincha26 dice:

    Agustín,
    ante todo gracias por tus comentarios a mi relato.
    Respecto al tuyo, me han gustado mucho el ritmo y el estilo.
    Si me lo permites te diré lo que no termina de gustarme:
    – abusas de la conjunción copulativa “y” al inicio de las frases. Eso rompe el ritmo del relato y lo empobrece un poquito. Ejemplo, aunque hay muchos, “y este verano…”
    – el anterior ejemplo me sirve para introducir un segundo aspecto mejorable. Me parece que precisamente ese párrafo rompe el ritmo y la fluidez del relato hasta ese momento, parece que te hayas quedado sin tiempo o sin espacio, y que hayas dado un salto enorme para terminar tu relato.
    Por lo demás, enhorabuena. Nos iremos leyendo… saludos

    Escrito el 6 noviembre 2015 a las 10:48
  5. 5. Prometeo dice:

    Muy bueno, Agustín, me pareció un relato con interesantes frases literarias, que revelan un estilo personal bien defiido. En cuanto al contenido, me recordó el poema Muerte sin fin, de José Gorostiza. Tiene tu escrito un interesante planteamiento existencial. Por otra parte, me has puesto a buscar en el diccionario varias palabras que desconocía.
    Habrá aspectos literarios que corregir, que a mi me pasaron inadvertidos y que otros te mencionan. Pero, repito, me pareció muy interesante.
    Enhorabuena!

    Escrito el 11 noviembre 2015 a las 19:15
  6. 6. beba dice:

    Hola, Agustín:
    Muy bueno tu relato; filosofía e ironía; ritmo alocado para llegar a undesenlace impredecible.
    Muy buen manejo de la técnica narrativa y de la gramática.

    Escrito el 16 noviembre 2015 a las 16:00
  7. 7. Cryssta dice:

    Agustín, ha sido un placer leer tu relato, me ha gustado desde el principio hasta el final y especialmente eso de “la copa más suave y la chica más fuerte”.

    Me apunto tu nombre para leerte en próximos talleres en los que espero participes.

    Un abrazo.

    Escrito el 19 noviembre 2015 a las 11:00
  8. 8. Ratopin Johnson dice:

    Muy bueno Agustín. Frío,amargo, directo y con un final que deja un buen sabor de boca
    Aunque hay algo que no me encaja. Dices “La adolescencia me refugió en libros diversos: los de poesía llenaban mis noches, los de aventuras mis tardes, y los de historia mis fines de semana. Descubrí incluso que la gente que no existe esta tan vacía y tan perdida como yo mismo. ” También se desencantó con la lectura. ¿No parece un poco contradictorio con el desenlace?. Quiero decir, ¿no es lo normal amar la escritura porque amas lo que has leído, lo que otros han escrito, y tienes necesidad de hacer algo parecido?.
    Saludos

    Escrito el 23 noviembre 2015 a las 22:45
  9. 9. Agustin Morillas dice:

    Garrincha, gracias. Tomo nota.
    Prometeo, gracias, no conocia el poema.
    Beba, muchisimas gracias.
    Cryssa, gracias. Me pondré un pseudónimo (seré Agustín del Valle) y volveré… pero no ennla próxima. Gracias de cualquier modo.
    Ratopin, no es tan contradictorio: por un lado se puede cambiar de idea; por otro te puede gustar jugar al futbol y ver muy pocos partidos, ¿o no? Es solo una opinión.
    A todos:pediros perdon por la tardanza en contestar porque he tenido unas semanas escaso de tiempo. Un abrazo y seguiremos leyendonos.

    Escrito el 25 noviembre 2015 a las 23:09

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