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Métodos clásicos - por Jordi Lafuente

Todos conocemos bien los peligros que tiene este oficio, pero cuando estás delante del cadáver de un amigo tuyo, te pasan muchas cosas por la cabeza. Permanezco un rato de pie, mirando el cuerpo inerte de Gonzalo. Solo hay una forma de salir de este negocio y él lo sabía bien: Tienes que encontrar un comodín, guardártelo bien guardado en la manga y que todos sepan que en cualquier momento puedes poner un póker de ases sobre la mesa. La libreta era el comodín de Gonzalo pero ahora ya no le servía de nada, lo habían encontrado antes de empezar la partida.
Camino por encima de las ruinas de lo que la semana pasada era una habitación de hotel hasta la habitación. Habían rajado el colchón, sacado los cajones y tirado los trajes. Se habían empleado a fondo. Miro dentro del armario y, como era de esperar, habían reventado la pequeña caja fuerte empotrada. Gonzalo era de la vieja escuela así que la información de la libreta ahora podía estar en un microfilm, un casete o en cualquier otro anacronismo absurdo. He de admitir que era un tipo creativo, me dijo que cuando se retirase quería dedicarse a escribir. Menudo era el viejo.
De lo que estoy seguro es que no han encontrado la libreta. De lo contrario me habrían avisado porque me contrataron para matarlo y recuperarla. Habérmelo encontrado fiambre solo podía tener dos explicaciones; o bien le habían dado el contrato a alguien más, o bien me habían descubierto. Tarde o temprano se sabría que el viejo era muy listo y que me había encontrado para ofrecerme un trato.
Me propuso compartir la información de la libreta y aunque soy joven pensé que una retirada a tiempo es una victoria. Estuvimos meses urdiendo un plan. Viajábamos a diferentes países para no levantar sospechas en mi búsqueda y hacer, de paso, diversos contactos. Durante ese tiempo que compartimos juntos desarrolle cierta amistad con Gonzalo. Al menos era lo más parecido a un amigo que me podía permitir. Ya casi lo teníamos, solo nos faltaba el paso más importante: poner en conocimiento de las personas adecuadas que teníamos la libreta y qué pasaría si nos ocurría cualquier cosa. Hasta no dar este último paso, era un simple robo que todavía no había adquirido la categoría de chantaje.
Tenía que encontrar la libreta antes que nadie. Al salir veo una foto falsa de Gonzalo con una mujer. Cuando te acostumbras a vivir en una mentira constante, donde incluso empiezas a dudar de los recuerdos, tenemos la tendencia a crearnos una pequeña porción de vida a nuestro gusto. Yo, en cada lugar que vivo, lo primero que hago es adoptar una gata y a todas les pongo el mismo nombre. Viviendo así aprendes a apreciar las pocas cosas que son de verdad, como la amistad de Gonzalo.
Ya no estoy seguro. Conduzco hasta mi piso, Le abro una lata a África que se come mientras cojo los pasaportes y el dinero. Voy a sacar a la gata al rellano para que la encuentre algún vecino y se encarga de ella pero al abrir la puerta me encuentro con un tipo cara a cara. África, contrariamente a su carácter habitual, le salta encima arañándolo y mordiéndolo pero saca una pistola. Cierro de golpe la puerta aplastándole el brazo. La pistola queda en el suelo. Lo agarro y giro sobre mí mismo lanzándolo hacia el comedor. Se tropieza con el sofá de diseño y cae sobre la mesita de cristal. Cojo la pistola. Le apunto a la cabeza. Está muerto. Un cristal clavado en la espalda lo ha fulminado al instante. Que frágil es la vida.
Bajo corriendo por las escaleras. Antes de salir tengo una idea loca. Doy la vuelta y abro el buzón. Llego al coche y miro los papeles. Una tarjeta del cerrajero, una propaganda del supermercado y un sobre sin remitente. Maldito viejo retorcido, queda tan poca gente que use el correo ordinario que pasa desapercibido. Sonrío y lo abro. No lo puedo creer. El sobre estaba vacío ¿Porque me enviaría un sobre vacío? Piensa, piensa. Entonces caigo. Enciendo el mechero y lo paso por el sobre. El zumo de limón oscurecido por la llama desvela unos números y letras. Solo Gonzalo podía utilizar la más antigua de las encriptaciones. Hubiese sido un buen escritor. Todavía no se qué significa, pero ese código alfanumérico me llevará a la libreta, a mi libertad.

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1 comentario

  1. 1. Frida dice:

    Hola Jordi. Me ha gustado la historia, toda esa trama de chantajes, secretos y mentiras que has tejido tan cuidadosamente. No sé que oscuro secreto guardará esa libreta, pero debe de ser algo sumamente importante para que hombres mueran por él. Me ha gustado tu protagonista, un luchador y superviviente nato, preparado para escapar o luchar en cualquier momento. Es original y da más trasfondo a la narración el que en un momento dado, tras haber sido contratado para acabar con Gonzalo, se haya amistado con él y llegado a un trato. Es un buen punto que lo hace más humano, que nos muestra la profundidad del protagonista. Enhorabuena por tan trepidante y misterioso relato.

    Escrito el 4 noviembre 2015 a las 21:09

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