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CON LA LUZ DE LOS RELÁMPAGOS. - por El gato azul de la montaña del sur.

Web: https://www.facebook.com/ElMundoDeLasEsferas

La tarde sucumbía ante la oscura noche estrellada, mientras a lo lejos, el eco de una tormenta amenazaba con probabilidades de lluvia y el viento se agitaba con violencia entre las copas de los árboles. No había energía eléctrica en el sector y había olvidado comprar velas. Sin embargo, pese a que sabía lo que ocurría cada noche a la misma hora, se llenó de valor y entró en la habitación. La tormenta se acercaba y cada vez se oscurecía más. Solo la luz de los relámpagos iluminaban el interior de la habitación a través de las ventanas. Se acercó al espejo. No había nada, solo su reflejo y el relámpago iluminó de nuevo la habitación haciéndola sobresaltar. Ahí estaba ahora, a sus pies. Aquel misterioso sobre que llegaba de la nada aparecía de nuevo. Igual que las noches anteriores lo recogió y tras abrirlo notó que el sobre estaba vacío.
Miró de nuevo el espejo. Por alguna extraña razón creía que tenía algo que ver con las misteriosas apariciones de aquellos sobres. Abrió el cajón de su escritorio y lo guardó junto a los demás. Ya habían cerca de veinte iguales. Sin pensar demasiado en ello, dio la espalda al espejo y se retiró de la habitación, cerrando la puerta bajo llave.
Al día siguiente decidió llamar a N.N. Así era como él se hacía llamar y nadie sabía ni conocía el secreto de su verdadero nombre. Sin embargo, era la única persona en la que podía confiar. De todas maneras no contaba con nadie más. Le conocía desde hacía tanto tiempo que aún se le hacía extraño no saber su verdadero nombre. El teléfono sonó un par de veces antes de que lo contestaran y de pronto, sonó una voz del otro lado.
-¿Buenas Tardes?
-N.N. soy Anaí- dijo ella rápidamente tras reconocer su voz-. ¿Podrías venir a mi casa después de las cinco?
-Claro, no hay problema- respondió el con simpatía-. Puedo saber de qué se…
-Entonces te espero- y tras decir esto, colgó-.
Quien no la conocía, podía juzgarla con dureza pero N.N. sabía quién era ella. Colgó el teléfono y se quedó un rato, preocupado, pensando en las probabilidades por las cuales ella lo invitaría a su casa a las cinco de la tarde. Nunca antes, en quince años de conocerla, lo había invitado a su casa, por lo que pensaba que algo podía estar ocurriendo.
Muy puntual, estuvo en su casa a las cinco y se quedó allí hasta caer la noche. De nuevo, así como las noches anteriores, la tormenta se acercó rápidamente a la zona y la energía eléctrica fue suspendida. Esta vez encendieron las velas, pero parecía que la luz era consumida por una extraña oscuridad. Subieron cerca de la hora indicada a la biblioteca. Anaí le había explicado brevemente los sucesos que habían estado ocurriendo aquellas noches.
En cuanto estuvieron ante el espejo, la luz de los relámpagos comenzaron a centellear. Sin embargo nada extraño ocurría.
-Oye Anaí, ¿Estas segura de…?- N.N. no pudo terminar. Ella había entrado en aquel extraño trance en el que ya la había visto antes, y entonces, lo vio. El espejo brilló con ella y el portal se abrió. Ante ellos, del otro lado, aguardaba un ser oculto tras una túnica oscura. Poco se podía ver de su rostro, salvo una desagradable sonrisa en un pálido rostro y el destello maligno de sus ojos. Extendió su brazo atravesando el portal y dejó caer del lado de ellos, un sobre a sus pies. Sin dejar de sonreír, se despidió dirigiendo a él unas palabras que no pudo escuchar, pero pudo entender. Entonces, tras la luz de un cegador relámpago y el fuerte trueno, el portal se cerró y Anaí volvió en sí, como si nada hubiera pasado.
Recogió el sobre del suelo y se lo pasó a N.N. para que él lo abriera. El sobre, como los otros estaba vacío.
-¿Sabes qué puede significar?- inquirió Anaí-. Así es desde hace varias noches y no sé cómo llegan hasta aquí. Aparecen de la nada y…
-No aparecen de la nada. Llegan aquí con tu ayuda- dijo N.N. con desaliento acercándose a la puerta. Ya sabía que una serie de acontecimientos no deseados llegarían, en los que seguramente, tanto ella como él estarían involucrados. Suspiró profundamente-. Pronto lo sabrás, y sabes que puedes contar conmigo, no estás sola- y diciendo esto, N.N. se alejó dejándola confundida, en medio de la biblioteca.

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5 comentarios

  1. 1. Pikadili dice:

    Buen relato. Esta muy bien estructurado y sabes manejar el ritmo. El final me deja algo descolocado, pero supongo que era lo que buscabas.
    Te aconsejo que revises los dialogos, hay una entrada en el blog.
    Me ha gustado, un saludo!

    Escrito el 2 noviembre 2015 a las 11:50
  2. Pikadili, gracias por tu comentario.
    En efecto, tal y como dices, aquel era el final que buscaba y me siento feliz de haber logrado mi objetivo.
    Hace muy poco leí la entrada de los diálogos en este blog, un poco tarde, pero al menos ya lo tengo en cuenta.
    Me alegra mucho que lo hayas disfrutado.
    ¡Un saludo!

    Escrito el 3 noviembre 2015 a las 00:24
  3. 3. grace05 dice:

    Muy buen relato!!!. Manejas muy bien el suspenso y lo llevás hasta las últimas consecuencias ya que el final también queda “suspendido”.
    El ambiente y las imágenes mantienen al lector en la intriga y le dan el marco necesario a una historia “casi de terror”.
    ¡Te felicito!!!
    Te invito a comentar 194

    Escrito el 6 noviembre 2015 a las 23:33
  4. 4. Jesús R.G. dice:

    Buen relato, comienza como una peli de terror de “serie B” y pronto la idea de el sobre que sale del espejo en plena tormenta, te atrapa hasta el final.

    Escrito el 10 noviembre 2015 a las 22:17
  5. Grace05, muchas gracias por tu comentario. Me alegra mucho saber que te ha gustado mucho las imágenes y el ambiente que se manejan en el relato.
    Jesus R.G, gracias por comentar. Escribí varias veces este relato hasta llegar a este resultado. Me alegra mucho que lo hayas disfrutado.

    Escrito el 26 diciembre 2015 a las 22:36

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