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Sala 4 - por Luis Ponce

Web: http://letrasalapis.blogspot.com

SALA 4
Llegando a casa, Wilson corrió a brazos de su mamá, quien, con esa inconfundible sonrisa materna lo giró en el aire como alborozada bandera de instintivo amor.
— ¿Cómo le ha ido a mi estudiante preferido?
—Bien mamita, he aprendido mucho… Mi maestro es muy bueno. ¿Cómo se llama mi maestro?
—Cómo no te vas acordar, si ya tienes dos meses en segundo grado, se llama Juan.
—Sí, yo sé que es el maestro Juan…, pero no me acuerdo el apellido, mamita.
— ¿Juan… qué? También me olvidé, no puede ser. Ayer hablábamos de él con Susanita.
— ¿Cuál Susanita?
—Susanita…, la mamá de Santiago, ¿Qué apellido es?
—No importa, vaya a lavarse las manos y venga a comer una fruta.
Trataba de disimular la turbación que le causaba el haberse olvidado de los apellidos del profesor y de su amiga.
Mientas preparaba la comida, Teresa hacía esfuerzos para acordarse infructuosamente de aquellos dos apellidos.
A mediodía llegó Hernán, su marido.
Mientras degustaban el almuerzo, Teresa comentó la pérdida de memoria; bueno, su específica pérdida de memoria, porque solamente había olvidado los apellidos, todo lo demás lo tenía claro.
Sin inmutarse, Hernán, que era director del Registro Civil, ofreció traer en la noche el listado de apelativos del pueblo, para que pueda recordar los apellidos olvidados.
Llegada la noche Teresa esperaba ansiosa el listado para salir de un sinsabor que empezaba a atormentarla.
—Este es el listado completo de los apellidos del pueblo. Mañana puedes repasarlos para refrescar tu memoria.
—Ahora lo único que quiero es compartir con mi familia una gran noticia: me han propuesto que sea candidato a Alcalde y quiero que me aconsejen para tomar una decisión. Tengo hasta fin de semana para dar una respuesta.
Después de una agotadora noche, en donde la búsqueda de apellidos fue un trabajo inconsciente de su cerebro, Teresa despertó más cansada que nunca y con la idea fija de sentarse a leer la lista de apelativos del pueblo.
En cuanto despachó a Wilson y Hernán a sus respectivas obligaciones, se preparó una aromática taza de café y se apoltronó en la sala. Su esposo había traído un sobre de formato A4 donde Teresa esperaba encontrar la respuesta a su problema. Con una inhalación forzada de aire en los pulmones, procedió a abrir el embalaje, pero se sobresaltó al comprobar que el sobre estaba vacío.
Balbuceando improperios telefoneó a su esposo:
— ¿Te estás burlando de mí? ¿Me trajiste un sobre vacío?
— ¿Cómo te imaginas? Estaban unos veinte folios con todos los apellidos de los habitantes del pueblo. Yo mismo he cerrado el sobre antes de llevártelo.
—Pues, cuando lo he abierto, el sobre estaba vacío.
— ¿Este no será como el problema que tuvimos el año pasado?
No te impacientes, a medio día conversamos.
Desconsolada cerró la comunicación y remordió sus dientes mientras pataleaba y fruncía todos los músculos de su rostro.
Volvió a discar.
—Susanita, disculpa que te moleste. ¿Podrías pasar por mi casa lo más pronto posible?
Mientras se vestía para recibir a su amiga que vivía junto a ella, tornó el enojo que tenía con su marido, por pánico: no era la primera vez que algo extraño sucedía en su casa.
Cuando llegó su amiga, le contó su problema. Susana no entendía.
Solamente empezó a comprender cuando Teresa le pidió que le diga su apellido, el de su marido o el de su mamá.
Susana lo intentó infructuosamente.
—Tienes razón, aquí hay algo raro.
Dijeron todos los nombres conocidos, pero no pudieron decir ni un apellido.
Entonces con Susana recordaron el extraño acontecimiento del año pasado: un día desapareció el color azul. Todos los muebles, paredes, mariposas, sabores y elefantes de color azul, cambiaron a un color diferente y durante veinticuatro horas no hubo nada, ni el cielo, que fuera azul en esa casa.
Un ufólogo conocido les explicó que su casa estaba en los límites de dos dimensiones y que en esa frontera pasaban cosas extrañas cada cierto tiempo.
¿Sería coincidencia que el año pasado Hernán trabajara en una fábrica de pinturas y ahora en el Registro Civil?
Su preocupación aumentó al acordarse que su esposo había recibido una propuesta para entrar en la política.
¿Podría ella soportar el evento que la política desencadenaría en la frontera de las dimensiones?
Las dos se estremecieron.
Pero su miedo fue interrumpido:
— ¡SILENCIO! ¡Susana, regresa a tu cama! ¡Guarden a Wilson y Santiago y a dormir que son las diez!
Era la Supervisora de la Sala 4 del Instituto de Neurociencias.

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33 comentarios

  1. 1. luis ponce dice:

    Gracias por los comentarios a mi relato, especialmente al dedicado al uso de los guiones dee diálogo. Ha sido muy valioso.

    Escrito el 29 octubre 2015 a las 14:25
  2. 2. marazul dice:

    Caray Luis si que me ha gustado tu relato. Que miedo me das con esa imaginación. Es bueno. Lo único que no me ha gustado es cuando cuentas que el año anterior desapareció el color azul. Es mi color preferido y me llamo Marazul
    Un saludo, Luis, gracias por leer mi relato. El tuyo es inquietante.

    Escrito el 29 octubre 2015 a las 22:51
  3. 3. Osvaldo Mario Vela Sáenz dice:

    Luis Ponce, un relato como este deja en mi boca un sabor dulce. Que delicadeza para llevarlo tan sutilmente a travez de los diálogos y de un narrador que va llenando los huecos con la informacion que hace falta. Pero debo decirte que lo que me llena de curiosidad es que si el marido pudo borrar el Azul cuando trasbajó en las pinturas y los apellidos en el Regisro Civil, que sera capaz de borrar como politico. No me dejes con la duda. Excelso.

    Escrito el 30 octubre 2015 a las 02:12
  4. Hola Luis, que texto más inquietante!
    Es cierto que en los diálogos me he perdido un poco pero la historia me parece genial. Felicidades.
    Un saludo y gracias por pasar por mi relato!

    Escrito el 30 octubre 2015 a las 09:15
  5. 5. Marcelo Kisi dice:

    Hola Luis!
    Feliz de reencontrarte! Y de nuevo gracias por tu comentario a mi relato! 🙂
    Me encantó la idea de tu relato, podría extenderse mucho más allá, y ojalá quieras desarrollarla. Además está muy bien escrita.
    Lo único que me cabe una reflexión es acerca del final. El relato en sí se inscribiría en lo que se da en llamar realismo mágico. Cuando lo terminas en un hospicio (y la verdad es que con lo de “Sala 4” algo se sospechaba), el globo se desinfla, la magia se rompe. Es como aquellos finales tipo “era todo un sueño”.
    ¿Qué tal si fuera todo real, y aquí no hubiera locos? Entonces, la candidatura de Hernán a alcalde merecería una mirada distinta, más ominosa. ¿Es Hernán uno de “ellos”? ¿Qué tal si entonces ocurrieran otras cosas, por ejemplo, si se anulara un año determinado, del que nadie pudiera acordarse? ¿O una ciudad, o un personaje histórico? Estaríamos ante una dimensión literaria diferente, en la que aparecen la alegoría, la protesta política, la crítica social, o la magia pura, que no tiene límites.
    Es como que te acercaste al salto en el trampolín, y al final decidiste no saltar, y volver a lo seguro. Imaginate si Saramago, en su Ensayo de la ceguera, lo hubiera terminado con que todo en realidad era un sueño, o que estaban todos locos, o hubieran estado todos ciegos solo en su imaginación. ¿No hubiera sido una decepción?
    Acordate de que aquí estás en tu patio de juegos, la literatura es el lugar donde todo vale y todo puede ser “verdad”. Aunque dé miedo, podemos saltar y arriesgarnos a llevar nuestras ideas hasta el final, que más abajo de nuestra silla y nuestro ordenador no podemos caer 😉 .
    Salvo eso, bravo por una idea super imaginativa y muy bien escrita!!

    Escrito el 30 octubre 2015 a las 09:25
  6. 6. L.M.Mateo dice:

    Un relato muy imaginativo, Luis. Me gusta tu prosa, su cadencia y el uso que haces de las palabras, cada una en su justo lugar. Me ha encantado el momento en el que relatas que había desaparecido el color azul.
    Como el tema de los diálogos ya te lo han comentado otros, subrayo lo dicho por Marcelo. Al conocer el título, algo nos podemos oler sobre lo que está sucediendo realmente. Tal vez poniéndole otro, la sorpresa del lector sería mayor. También coincido con él, en que la idea da para ser más desarrollada en un relato extenso.
    Por lo demás, ha sido un placer leerte.

    Escrito el 30 octubre 2015 a las 16:41
  7. 7. Jose Luis dice:

    Hola
    Es un relato preñado de imaginación. Hay que mejorar y pulir algunas cosas como la redacción, pero el contenido, que es lo que más valoro, hace pensar al lector.
    Un saludo

    Escrito el 30 octubre 2015 a las 20:55
  8. 8. beba dice:

    Hola, Luis:
    Me gustó la historia, aunque también me desilusioné un poco con el final. Pintaba para más. Pero lo que hay es bueno.Una excelente intriga, escritura correcta, y ritmo dinámico.
    El episodio de “papá candidato” me pareció medio descolgado; eso sí, a propósito para que aparezca el sobre. Bueno, O.M.Vela Sánchez dice que da para imaginarse el político que sería; también es cierto.
    No te critico más el final porque yo también opté por “era un sueño” en mi historia; y a lo mejor es poca confianza en la propia imaginación, como dice Marcelo Kisi. O poco espacio en las 750.
    Buena historia. Adelante.

    Escrito el 31 octubre 2015 a las 02:21
  9. 9. Paola dice:

    Precioso, Luis.
    Como siempre te lanzas a hacer pruebas difíciles y esta vez con muy buen resultado.
    Te han dicho que es dulce y lo es. Todo el relato emana dulzura. Sorprende porque al principio vas en serio hasta llegar a la desaparición del color azul,ahí el lector dice:”no he leído bien” y vuelve a leer…
    Está ademas bien escrito y estructurado. Enhorabuena

    Escrito el 31 octubre 2015 a las 12:02
  10. 10. A. Pantaleón dice:

    Hola Luis!
    Muy bueno tu relato. Surrealista, ingenioso y divertido. Lástima el giro final, yo no hubiera apartado al lector del límite de las dos dimensiones. Saludos.

    Escrito el 31 octubre 2015 a las 12:38
  11. 11. Pikadili dice:

    Que idea tan original! Me ha gustado, pero creo que debes mejorar los dialogos, tal y como estan escritos me han sacado un poco, no se, me ha parecido artificial en algunos momentos.
    La idea es muy buena, y el relato desprende cariño. Me gusta la idea, como dicen por ahi, de evitar el giro final para que el lector piense lo que quiera. De todos modos también me ga gustado el giro, me ha parecido que venia ni que pintado.
    Saludos!

    Escrito el 31 octubre 2015 a las 13:13
  12. 12. Roger/NHICAP dice:

    Hola Luis,
    Ahora que conozco al autor de Sala 4, veo que no me equivoqué al opinar en mi comentario que había talento de escritor.
    Sobre el relato ya tienes mi opinión.
    Un abrazo.

    Escrito el 31 octubre 2015 a las 13:47
  13. 13. Mayca Nasan dice:

    Hola Luis,

    Me ha encantado tu relato, como ya han comentado otros, es inquietante, y me gusta mucho la fluidez y dinamismo que le has dado al relato, desde el principio haces que nos lancemos imparables hasta el final.
    Me ha provocado sensaciones curiosad, pese a no entender del todo la historia a medida que avanzaba, no podía dejarla. Especialmente impactada me ha dejado la pérdida del color azul, para mí ahí está el clímax de la historia.
    Creo que los diálogos podrían mejorarse, y el final, hubiese preferido otro, pero en conjunto, el relato está genial, es una buena historia y derrochas imaginación.

    Gracias por comentarme, aunque tengo que decir que me has dejado asombrada.

    Enhorabuena y felicidades!

    Escrito el 31 octubre 2015 a las 14:16
  14. 14. José Torma dice:

    Que tal medio tocayo?

    Sala 4, creo que el relato es muy bueno y merece que pienses en otro titulo. Te explico, al leer el nombre, inmediatamente pense en una institucion, medica tal vez. Al ir viendo el grado de locura (por llamarlo de alguna manera) en la que vas metiendo a tu protagonista, me hizo pensar que tal vez era paciente de alzahimer (o como se escriba). Lo llevas a un surrealismo magico con el toque del azul (sorry Marazul pero fue mi parte favorita). A mi me queda un regusto sabroso despues de leerlo y solo te propondria que replantearas el titulo.

    Felicidades y gracias por tus palabras a mi relato.

    Escrito el 31 octubre 2015 a las 23:29
  15. 15. Juana Medina dice:

    Luis,
    tu relato me ha parecido original, entretenido, fascinante, y al contrario de José el título me ha parecido muy apropiado.
    Sugerencias tienes de sobra y tomarás las que te gusten. Por mi parte sólo quiero felicitarte.
    Enhorabuena

    Escrito el 31 octubre 2015 a las 23:43
  16. 16. Frida dice:

    Hola Luís. Me acabo de quedar anonadada con tu relato. Te diré que al principio debí releerlo dos veces porque me perdí un poquito con los diálogos, pero en cuanto me aclaré me enganché. Me dio penilla la pobre Teresa y, es que creí que comenzaba a padecer demencia senil. Pero de repente el color azul ha desaparecido el año pasado y todo se vuelve surrealismo puro y duro. Una narración que inquieta y te revuelve, te hace reflexionar e intentar viajar hacia límites insospechados. Coincido con Marcelo Kisi, en que tu historia puede hacer que el lector piense en Saramago y, que el final, pueda saberle a poco, pues tan desbordante narración, daba para un fin más surrealista, menos coherente.

    Un placer el leerte.

    Escrito el 1 noviembre 2015 a las 02:25
  17. 17. Lagartija dice:

    Hola Luis, gracias por comentar mi relato! Del tuyo te diré que tienes un filón imaginativo, qué buenos esos dos supuestos de que desaparezca un color o los apellidos, me ha parecido genial tanto el contenido como la forma en la que lo has ido desarrollando. Es cierto como te han dicho por arriba que quizá el que al final todo fuera un asunto de locos decepciona un poco, pero también da un giro más de sopresa, así que no está mal esa opción. Sólo una pregunta: ¿por qué guarden a Wilson y Santiago? En todo caso sería guarden a Wilson y Hernán, no? porque ¿quién es Santiago? Saludos y nos leemos!

    Escrito el 1 noviembre 2015 a las 08:00
  18. 18. Ratopin Johnson dice:

    Hola Luis,
    me ha gustado mucho tu relato, creo que es lo mejor que he leído hasta el momento. Fresco, dinámico, original. Ese surrealismo, ese aparente sin sentido en la historia cómo atrapa. El golpe de la pérdida del color azul me ha hecho soltar una carcajada. Genial

    Escrito el 1 noviembre 2015 a las 17:10
  19. 19. delaberna dice:

    Enhorabuena por tu relato.

    Tiene ese toque mágico y original que me encanta.. y creo que no es nada fácil de conseguir. Hay que tener una imaginación (y valor para llevarlo a cabo, por qué no) fuera de lo normal.

    Dicho todo esto, no me parece el mejor final. Eso de que el protagonista al final esté loco, o sea todo un sueño, me parece un recurso demasiado usado, la salida fácil.

    Te propongo que cuando te apetezca y tengas tiempo, retomes la premisa de tu relato y lo conviertas en algo más. Y por favor, búscame por literautas y pásame el enlace cuando eso ocurra.

    Has creado un mundo maravilloso y lleno de interrogantes… ¿qué diablos está pasando? y creo que merece que pongas toda tu inventiva a su servicio, y le des el final que se merece. Creo que será difícil, todo un reto, pero creo que puedes conseguir algo grandioso.

    Enhorabuena y ánimo!

    Escrito el 1 noviembre 2015 a las 18:19
  20. 20. Verso suelto dice:

    Hola Dante, me parece expléndida tu aproximación a la locura. Solo un comentario, el título anticipa un poco el final y en cuanto empiezas a notar comportamientos extraños en los personajes, enseguida te pones en ese camino. Pero por lo demás perfecto.

    ¡Enhorabuena!

    Escrito el 1 noviembre 2015 a las 18:49
  21. 21. karu dice:

    Hola Luis!!

    Muchas gracias por tu comentario. Me he sentido muy halagada.

    Tu historia es sorprendente, original e intrigante. Me ha gustado mucho. Me iba haciendo cábalas de porque de repente nadie se acordaba de los apellidos, pero lo de la desaparición del color azul ha sido brutal.

    En cuanto al final, no sé si previsible sería la palabra, pero es un poco abrupto, rompe la magia del relato. Nos dejas con la intriga de que sucederá si Hernán llega a ser alcalde…

    Te doy la enhorabuena también por este gran relato.

    Escrito el 1 noviembre 2015 a las 21:20
  22. 22. luis ponce dice:

    TOCATA Y FUGA
    Llegando a casa, Wilson corrió a brazos de su mamá, quien, con esa inconfundible sonrisa materna lo giró en el aire como alborozada bandera de instintivo amor.
    — ¿Cómo le ha ido a mi estudiante preferido?
    —Bien mamita, he aprendido mucho… Mi maestro es muy bueno. ¿Cómo se llama mi maestro?
    —Cómo no te vas acordar, si ya tienes dos meses en segundo grado, se llama Juan.
    —Sí, yo sé que es el maestro Juan…, pero no me acuerdo el apellido, mamita.
    — ¿Juan… qué? También me olvidé, no puede ser. Ayer hablábamos de él con Susanita.
    — ¿Cuál Susanita?
    —Susanita…, la mamá de Santiago, ¿Qué apellido es? No importa, vaya a lavarse las manos y venga a comer una fruta.
    Trataba de disimular la turbación que le causaba el haberse olvidado de los apellidos del profesor y de su amiga.
    Mientas preparaba la comida, Teresa hacía notorios esfuerzos para acordarse infructuosamente de aquellos dos apellidos.

    A mediodía llegó Hernán, su marido. Era empleado público, lo que le permitía ir a su casa todos los días para almorzar.
    Mientras degustaban el saludable refrigerio, Teresa comentó la pérdida de memoria; bueno, su específica pérdida de memoria, porque solamente había olvidado los apellidos de estas dos personas, todo lo demás lo tenía claro.
    Sin inmutarse, Hernán, que era director del Registro Civil, ofreció traer en la noche el listado de apelativos del pueblo, para que Teresa pueda recordar los apellidos olvidados.
    Durante toda la tarde Teresa esperó ansiosa el listado para salir de un sinsabor que empezaba a atormentarla.

    Hernán acostumbraba llegar siempre alrededor de las siete de la noche, pero esta vez, Teresa, impaciente, lo esperaba desde las seis y media.
    Cuando llegó, solamente comentó con parsimonia: —Este es el listado completo de los apellidos del pueblo. Mañana puedes repasarlos para refrescar tu memoria. Ahora lo único que quiero es compartir con mi familia una gran noticia: me han propuesto que sea candidato a Alcalde y quiero que me aconsejen para tomar una decisión. Tengo hasta fin de semana para dar una respuesta.

    Después de una agotadora noche, en donde la búsqueda de apellidos fue un trabajo inconsciente de su cerebro, Teresa despertó más cansada que nunca y con la idea fija de sentarse a leer la lista de apelativos del pueblo.
    En cuanto despachó a Wilson y Hernán a sus respectivas obligaciones, se preparó una aromática taza de café y se apoltronó en la sala. Su esposo había traído un sobre de formato A4 donde Teresa esperaba encontrar la respuesta a su problema. Con una inhalación forzada de aire en los pulmones, procedió a abrir el embalaje, pero se sobresaltó al comprobar que el sobre estaba vacío.

    Balbuceando improperios telefoneó a su esposo:
    — ¿Te estás burlando de mí? ¿Me trajiste un sobre vacío?
    — ¿Cómo te imaginas? Estaban unos veinte folios con todos los apellidos de los habitantes del pueblo. Yo mismo he cerrado el sobre antes de llevártelo.
    —Pues, cuando lo he abierto, el sobre estaba vacío.
    —Permíteme chequear en la oficina y en el carro, pero estoy seguro de que había puesto la información en el sobre. No te impacientes, a medio día conversamos.
    Un repentino flash cruzó por la mente de Teresa: “¿Este no será como el problema que tuvimos el año pasado?”

    Desconsolada cerró la comunicación y remordió sus dientes mientras pataleaba y fruncía todos los músculos de su rostro.
    Volvió a discar.
    —Susanita, disculpa que te moleste. ¿Podrías pasar por mi casa lo más pronto posible?
    Mientras se vestía para recibir a su amiga que vivía junto a ella, tornó el enojo que tenía con su marido, por pánico: no era la primera vez que algo extraño sucedía en su casa.
    Cuando llegó su amiga, le contó su problema. Susana no entendía.
    Solamente empezó a comprender cuando Teresa le pidió que le diga su apellido, el de su marido o el de su mamá.
    Susana lo intentó infructuosamente.
    —Tienes razón, aquí hay algo raro.

    Dijeron todos los nombres conocidos, pero no pudieron decir ni un apellido.
    Entonces con Susana recordaron el extraño acontecimiento del año pasado: un día desapareció el color azul. Todos los muebles, paredes, mariposas, sabores y elefantes de color azul, cambiaron a un color diferente y durante veinticuatro horas no hubo nada, ni el cielo, que fuera azul en esa casa.
    Un ufólogo conocido les explicó que su casa estaba en los límites de dos dimensiones y que en esa frontera pasaban cosas extrañas cada cierto tiempo.
    ¿Sería coincidencia que el año pasado Hernán trabajara en una fábrica de pinturas y ahora en el Registro Civil?
    Su preocupación aumentó al acordarse que su esposo había recibido una propuesta para entrar en la política.
    ¿Podría ella soportar el evento que la política desencadenaría en la frontera de las dimensiones?
    Las dos se estremecieron.
    Las conjeturas y las suposiciones iban sumiendo a las dos amigas en un estado de desesperación.
    Susana había sido testigo de la pérdida del azul y siempre había culpado a su memoria de hacerla creer que eso había pasado. Incluso había clasificado el episodio como un lapsus y lo había archivado; pero ahora su amiga lo ponía sobre el tapete y todo volvía a su memoria.
    Trató de convencer a Teresa, de que lo de ahora era un equívoco, una confusión y que al medio día cuando regrese Hernán todo volvería a la normalidad. Tras dos tazas de café y una hora de charla trivial, terminaron olvidándose del tema.
    A las once y veintitrés minutos, sonó el teléfono, era Hernán:
    —Teresa, no te alteres, pero ha sucedido algo extraño, los archivos del Registro Civil, todos los archivos, están vacíos. Cuando he ido a sacar una copia para llevártelos a la casa, me he encontrado con que no hay un solo apellido. Hay una colección interminable de nombres, pero ningún apellido. Incluso he reclamado iracundo a mi secretaria la señorita… ¿Qué apellido es mi secretaria?
    Susana vio como Teresa palidecía con el auricular en la mano y se desmayaba.
    CONTINUARA….

    Escrito el 1 noviembre 2015 a las 22:58
  23. 23. Wolfdux dice:

    Luis, una historia muy original. Coincido con lo del título, quizás otro hubiera sido mejor. Por lo demás, nada más que añadir. Un saludo.

    Escrito el 2 noviembre 2015 a las 14:02
  24. 24. Pepe ILLARGUIA dice:

    Tocayo, muy buenas, ya estamos de vuelta otra temporada más, y lo haces por todo lo alto. Es muy divertida tu historia. Mejora bastante la última versión, aunque a mí me intrigaba más lo del ufólogo y la frontera de las dos dimensiones, creo que ahí tienes un buen campo para ampliar el experimento, y si lo quieres terrorífico ya que acabamos de pasar el Halloween haría de los muñecos unos personajes algo más escalofriantes.
    Un placer leerte compañero.

    Escrito el 2 noviembre 2015 a las 20:25
  25. 25. Montse dice:

    Hola Luís. Gracias por tu comentario a mi texto. He leído dos veces el tuyo y sí, me gusta. Tienes mucha imaginación y capacidad inventiva, muy necesario a la hora de escribir. Para tener tanta conversación, lo has hecho muy bien. No es fácil.
    Hace poquito que escribo así es que lo más que te puedo decir es: que me ha gustado.¡Y ánimo!
    Saludos.

    Escrito el 3 noviembre 2015 a las 22:03
  26. 26. Yago66 dice:

    Hola, lo primero disculparme por la tardanza, pero he tenido un problema con internet en casa, que aún no he resuelto por cierto, y por eso me he demorado.
    En cuanto al texto, me parece que tiene un buen ritmo y el tono es el adecuado, genial el punto de giro cuando desapareció el color azul y como han dicho otros compañeros hubiera intentado dar otro final no tan esperado por lo que insinuaba el titulo.
    Creo que tienes el germen para un relato de mayor envergadura, ánimo, un abrazo.

    Escrito el 5 noviembre 2015 a las 12:39
  27. Déjame decirte que mientras leía el relato pensaba en algo relacionado con el Alzheimer. Eso de las dimensiones deja a uno pensando en las infinitas posibilidades que este relato posee.
    Me pareció excelente.
    Saludos.

    Escrito el 5 noviembre 2015 a las 13:37
  28. 28. Vespasiano dice:

    Hola Luis:
    Primeramente agradecer tu paso por mi relato y los consejos vertidos que sin duda aprovecharé.
    Este relato tuyo me ha hecho ver las incomprensibles tramas que un cerebro perturbado puede llegar a imaginar y,lo más grave es que esas ideas delirantes,para ella es pura realidad.
    Muy imaginativo el texto y logras transmitir esa inquietud que algo extraordinario está pasando en la ciudad.
    Felicidades

    Escrito el 10 noviembre 2015 a las 21:24
  29. 29. KMarce dice:

    Saludos Luis P:

    No había podido leer tu relato por obligaciones fuera del taller, pero vengo a comentarte y ya te comentaré en mi propio relato, el cual agradesco que me leyeras y comentaras.

    Me alegra que corrigieras lo de los diálogos, creo que fue el freno de la historia (hay uno por corregir en el nuevo relato, recuerda que siempre van en su propia linea); pero definitivo que es una gran mejora.

    En cuanto a la trama, concuerdo con Marcelo y Jose T, el titulo nos dio pie para pensar en una institución mental, así que al llegar a la Sala 4, no hay mas expectativa. Al menos yo que suelo leer entre líneas. Lo que si me llama la atención es la “amnesia” hasta del pequeño niño, claro al final del primer relato (original) sabemos que todo es producto de una imaginación de ese paciente; que llevará quizá a dos “mascotas” a su jaula (en este caso son los dos niños, el hijo propio y el de la amiga); que en la “realidad” me parece que son más mascotas que verdaderas personas. (porque las personas “no se guardan”) 😛

    Me gusta la idea original de los experimentos de extraterrestres y esas cosas, no sé que dimensión tendría la versión mejorada que no lo menciona. En fin, quizá más adelante quieras explicarlo.
    Y como te aconsejó Marcelo, saltate la varda, rompe los moldes, no te vayas por lo seguro, con las letras nunca se pierde, solo se gana, porque hasta errando aprendemos.
    ¡Nos leemos!

    Escrito el 14 noviembre 2015 a las 09:28
  30. 30. Pato Menudencio dice:

    Que buen relato, me a dejado perplejo la situación.

    Felicitaciones.

    Escrito el 16 noviembre 2015 a las 19:30
  31. 31. Cryssta dice:

    Genial tu relato Luis, aunque todavía puedes mejorarlo aún más.

    Has puesto “¿Qué apellido es mi secretaria?” será “¿cuál es el apellido de mi secretaria?”

    Sé que en los relatos se ponen cosas imposibles pero aún así en las dos versiones de tu relato me ha sonado mal lo de “remordió los dientes”. Los dientes se aprietan o se rechinan pero no pueden morderse o remorderse pues los dientes muerden lo que está entre ellos, no se pueden morder a sí mismos. Hay una excepción y es que muerdas dientes caídos como si fueran pipas.

    Lo del color azul ha estado bien. En una ocasión me hipnotizaron y me dijeron que no iba a poder ver el color naranja y fue tremendo para mí, tuve que llamar a la persona que me hipnotizó para que me devolviera el color.

    Espero la recopilación del próximo taller para seguir leyéndote.

    Escrito el 18 noviembre 2015 a las 14:19
  32. 32. Leonardo Ossa dice:

    Hola Luis Ponce, tu texto es la expresión de un derroche creativo. Mucha imaginación. ¡Te felicito!
    Saludos.

    Escrito el 20 noviembre 2015 a las 01:53
  33. 33. Luis Ponce dice:

    Gracias a todos los comentaristas por su generosidad.

    Escrito el 1 diciembre 2015 a las 22:37

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