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El judío de la 66 - por Darío Lana

Vinnie miró el reloj por tercera vez en menos de un minuto. Si aquel estúpido de Rico no llegaba pronto, iban a tener problemas. Recorrió el apartamento varias veces antes de oír dos golpes en la puerta.

—Contraseña —susurró junto a la puerta.
Silencio.
—¿Contraseña? —repitió elevando el tono considerablemente.
Nada.
—Rico, dime la maldita contraseña.
—Vinnie soy yo, ábreme —respondió una voz al otro lado de la puerta.
Abrió lo justo para coger por la chaqueta al muchacho, y tirar de él hacia dentro.
—Perdona Vinnie —dijo el recién llegado, mientras se alisaba la ropa con ambas manos—. Sabes que no oigo bien…
—Cállate idiota. ¿Lo tienes?
—Toma —dijo tendiéndole un sobre arrugado que acababa de sacar del bolsillo trasero de sus pantalones.
Vinnie lo cogió y lo agitó en el aire. El sobre estaba vacío.
—Pedazo de idiota, aquí dentro no hay nada . —La cara de Vinnie se tornó en un color rojo azulado y parecía que los ojos iban a estallarle dentro de las órbitas.
—Pe…pero. Hice lo que me dijiste. —El muchacho, a pesar de su corpulencia, temblaba como un cachorro a la intemperie—. Fui a la tienda del judío, en la calle sesenta y seis, le pedí el sobre y me dio esto. Me extrañó, porque me pidió unos centavos, pero ya sabes…
Rico seguía hablando pero Vinnie había dejado de escucharle. Se encendió un cigarro, intentando detener el torbellino de ideas que pasaban por su cabeza. No podía ser, el judío siempre había sido leal y ahora se la jugaba así. Quizá había cambiado de bando. A no ser…
—Rico, ¿no has cogido tú lo que había en el sobre, verdad? —Hablaba muy alto para que no tener que repetírselo dos veces.
—Oh, no, no. Me lo dio vacío —Rico levantó las manos intentando recalcar su inocencia—. Yo nunca te traicionaría.
Vinnie tiró el cigarro encendido por la ventana. Sabía que Rico era demasiado simple para plantearse qué tenía entre manos y menos aún, hacer algo con ello.
—Tengo que pensar un plan —dijo Vinnie. —No podemos presentarnos así ante Mazzoni, no quiero que me convierta en comida para peces. Vamos a ver al judío.

Vinnie estaba poniéndose la chaqueta cuando oyó unos golpes en la puerta que hicieron temblar las paredes. Los dos hombres se miraron y Vinnie sacó un pequeño revolver que llevaba en el bolsillo de la chaqueta. Pegó el oído a la madera fría y dio un respingo cuando volvieron a golpear la puerta.
—¿Contraseña? —dijo casi impercetiblemente.
—Vinnie abre la puerta. Sabemos que estás ahí —La voz de Mazzoni resonó al otro lado de la puerta como un aullido.
Vinnie guardó el arma y abrió la puerta. Tras ella, Mazzoni y un hombre que hacía parecer pequeño a Rico, lo miraban con cara de pocos amigos.
—¿Qué narices pasa? ¿Sabes qué hora es, estúpido? Llevo veinte minutos esperándote —Mazzoni rugía como una fiera.
—Lo siento, ha habido… un problema.
—Ah ¿sí? —Mazzoni se había sentado en una silla y miraba al hombre con cínica curiosidad —Cuéntame, soy todo oídos.
De pie, en el centro de la habitación y a merced de aquellos matones, Vinnie se maldecía una y otra vez por haber mandado a aquel cafre en lugar de haber ido él mismo a recoger el sobre.
—El judío…, nos ha traicionado. —Intentó sonar convincente, aunque la voz le temblaba demasiado —. Nos la ha jugado. Seguro que se ha vendido a los irlandeses.
—¿Qué quiere decir toda esta mierda?
—Nos ha dado un sobre vacío.
—¿Y no te has dado cuenta hasta ahora?
—Verás, yo tenía que hacer una cosa y he mandado a Rico, y parece que no se ha enterado muy bien
—Ya veo —Mazzoni se había levantado y estaba a menos de un palmo de Vinnie, que sudaba por cada uno de los poros de su piel—. Pues yo creo que te lo has quedado tú y quieres meter en esto a ese viejo judío.
—¿Viejo? —La voz de Rico sonó lejana.
—No interrumpas, estúpido —bramó el gorila.

Vinnie podía ver las gaviotas revoloteando encima de sus cabezas. En su frente, el cañón metálico dibujaba un círculo helador. Oyó el clic del seguro. Entonces un recuerdo cruzó su mente como un relámpago: fui a la tienda del judío,en la calle sesenta y seis…
Maldito sordo idiota, el judío estaba en la setenta y seis.
—Mierd… —El resto se ahogó en su garganta justo antes de caer fulminado.

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8 comentarios

  1. 1. Aldo Brov dice:

    Hola Dario, felicitaciones por tu relato fui uno de tus comentaristas y tenia que ver quien era el autor. Ahora quedare pendiente de tus relatos.

    Te invito a pasarte por mi web:
    http://www.escrites.com

    Escrito el 29 octubre 2015 a las 13:32
  2. 2. Aránzazu dice:

    Hola, yo también fui una de las que comentó tu relato y me ha pasado lo mismo…quería saber quien lo había escrito. No puedo más que decirte de nuevo, que precioso el relato, me dejó impactada y una vez más enhorabuena
    un saludo

    Escrito el 30 octubre 2015 a las 15:25
  3. 3. Jesús R.G. dice:

    Un relato entretenido y bien escrito, a mí también me gustó.
    Buen trabajo.

    Escrito el 1 noviembre 2015 a las 15:59
  4. 4. Ratopin Johnson dice:

    Hola Darío,
    Me ha gustado la pareja clásica de matones, aunque un poco traperos y cómicos, Vinnie y Rico. Hubiera preferido que se hiciera referencia a que Rico es mayor, en algún momento, como que es un mafioso un poco acabado. La sordera y aparente torpeza de Rico me ha recordado a Jackie Brown, la película de Tarantino, cuando Samuel L. Jackson le dice a Robert de Niro algo así como: “tío, ¿qué te ha pasado?, antes molabas” (antes de cargárselo).
    Un detalle, cuando Vinnie recuerda en su cabeza las palabras de Rico después de ir a casa del judío. Esas palabras las hubiera entrecomillado: “fui a la tienda del judío,en la calle sesenta y seis…”. Y la frase justo anterior hubiera mencionado a Rico. Algo así como: “Entonces, las palabras de Rico cruzaron su mente como un relámpago”. Aunque luego menciones eso de “Maldito sordo..”, creo que quedaría más claro. Por lo demás , lenguaje fácil y sencillo y trama que se sigue sin problemas gracias a los díalogos y a los personajes.

    Saludos

    Escrito el 2 noviembre 2015 a las 18:52
  5. 5. Manoli VF dice:

    Es un buen relato, Diario. De fácil lectura, buena redacción e impecable ritmo narrativo. Tiene, además, unos diálogos muy logrados. Como apunte, lo que te acaban de decir. Tuve que leer varias veces el último párrafo, porque no parece que hable de rico al recordar el error de la calle. Tambien me pareció algo apresurado el final. Tendría que insistir más para recuperar el dinero o que el interplado intentara escapar, algo que le diez un poco más de acción y no sólo que entrase el matón y lo matara. Pero, en conjunto es un relato que me ha gustado mucho. Esta muy bien escrito y con un estilo directo y ameno.

    Si tienes tiempo pásate por mi relato y me das tu opinión (191)

    Un saludo.

    Escrito el 3 noviembre 2015 a las 23:25
  6. 6. Manoli VF dice:

    Perdona el error en los nombres:
    *Diario
    *Rico

    Escrito el 3 noviembre 2015 a las 23:27
  7. 7. Manoli VF dice:

    Ufff!!! *Darío. Discúlpame de nuevo; es el corrector de la tablet que me cambia cada palabra 🙁

    Escrito el 3 noviembre 2015 a las 23:30
  8. 8. Abraham Darias dice:

    Enhorabuena por el relato, Darío.

    Estaba impaciente por conocer el desenlace.

    Escrito el 11 noviembre 2015 a las 11:53

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