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La madre que me parió - por Alejandro Bon

La madre que me parió

Me raya ver que se hace de día. No traje mis gafas de sol. ¡Joder! Así sea que llueva y nos demos todos por enterados que estas no son horas de hacer reuniones. Fran, el primero y yo, el tercero por detrás de Xavi. Mancilla, llega tarde como es su costumbre, teniéndonos a todos acojonados…que si le siguen, que si no. El tío ya no está para esto. Si fuera por la madre que me parió, estaría yo ahora de abogado, juez, médico o de alguno de estos conservadores y ortodoxos gilipollas, entrándome pasta por un tubo y por lo legal. Y aquí me tenéis, el gilipollas más gilipollas de los gilipollas de toda España, con dos catetos mayúsculos y un pedazo de mierda que para poner lo que hay que poner sobre la mesa, se tarda lo que le entra en gana. El sol comienza asomar por detrás del depósito y no veo nubes. Empiezo a tener jaqueca. Escucho sirenas y me rayo. Eso sonido también me raya. No el de los bomberos, o el de las ambulancias. Esos no. Con el tiempo aprendí a identificarlos a todos. Mancilla, llega al fin de cuentas, andando. Sólo un escueto “buenos días señores” susurrante le sirve como empujón para abrir el morral de cuero gastado. Saca cuatro pequeñas cajas de café. Una se la da a Xavi Centurión. Otra de las pequeñas cajas de medio kilo, le toca a Fran, y dos cajas me tocan a mí. Dentro encontraréis el sobre. —espetó Mancilla. ¿Para qué el café? —pregunto el pardillo de Fran. Por si te requisan. —le respondí yo, que estaba más cerca y más lúcido. El tío miraba aún sin entender nada. —Los perros olerán el café y no el dinero. —le aclare. Xavi Centurión no se iba a retirar sin antes preguntar por el desparejo reparto: ¿Por qué Jesús se lleva dos? —Uno es para el catalán. —le aclaró Mancilla. Y dirigiéndose a mí, antes de guiñarme un ojo y sin que los demás lo vieran, me dijo: el rojo es para ti.

Salí de allí como un rayo pero disimulando el paso. Compré en un estanco algo de tabaco y unas cosas más y metí todo en una bolsa, incluido los dos paquetes de café. Encendí un cigarrillo y me senté en uno de los bancos del parque más próximo a la case del catalán. Unos minutos, hasta fumarme el cigarrillo. Y comencé a mirar los paquetes. ¿Por qué mi paquete es rojo? —comencé a preguntarme. ¿Por qué Mancilla me guiñó un ojo? ¿Acaso mi sobre será más voluptuoso? El catalán hizo la parte más pesada del trabajo. —pensé. Yo, en cambio, sólo los conduje por Madrid hasta un lugar seguro. Pero entonces… ¿Quién vale más? ¿Quién de los dos hizo un mejor trabajo? ¡Hombre! Yo me lo gané ¡Claro que me lo gané! Es por eso que mi sobre es más grande. Mancilla me considera. Pero debo dejar de trabajar con ese tío. Está viejo y cansado. Un día de estos nos atraparán a todos por su culpa. La verdad es que no lo necesitamos. Con el catalán al frente y yo al volante podríamos obtener buenas ganancias. ¿Y qué pasa con Xavi Fran? —que les den. —pensé. Debo ganarme, entonces, la confianza del Catalán. Ya sé lo que haré. Le daré mi paquete, el que tiene más dinero. No le diré nada ahora. Que lo vea. Luego hablaré con él.

Me levanté como otro rayo. Acabé de cruzar el parque, hice tres calles y le dejé el paquete rojo a la mujer del catalán, antes de guiñarle el ojo. El sol irradiaba, el calor me presionaba el pecho y los pies. Llegué a casa en esas condiciones de ahogo. Me duché y me tumbé en la cama con mi paquete de café. Tenía menos, pero lo consideré una inversión a largo plazo, y mientras lo consideraba, me dormí profundamente. Como recién venido al mundo—antes de aquel sueño no recordaba nada de mi vida anterior— desperté con el chillido del teléfono llamando a más no poder. ¿Sí? —pregunté al levantar la bocina. ¿Jesús? —enseguida reconocí la voz de Luis, el catalán, que siguió hablando, dando por entendido que era yo al otro lado del auricular. —estoy en la puerta del colegio de tus hijos. Tengo a tu mujer y a los niños a dos metros de mí. El sobre estaba vacío.

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8 comentarios

  1. 1. Frida dice:

    Hola Alejandro. Iniciaré diciéndote que, en la pregunta ¿Y qué pasa con Xavi Fran?, se te olvidó una coma o quizás una y.
    Has conseguido meter al lector en el mundo de la delincuencia. Me han caido muy gordos, en el buen sentido para ti como escritor, tus personajes, son demasidado groseros, Jesús es un faltón, me ha resultado muy desagradable el momento en el que ha criticado tan duramente a Mancilla. Así que al final, me ha dado pena su familia, no él, sino los que lo rodean que han de pagar las consecuencias de sus actos y su insana insensatez. Te felicito por la construcción de tan sórdido ambiente.

    Escrito el 3 noviembre 2015 a las 00:50
  2. 2. Alejandro dice:

    Frida, gracias por tomarte tu tiempo en leer mi relato. Sí, se me ha falta una “y” o un “o con”. Como lo describes, hasta a mi me dan miedo estos tío y hasta pena los Mancilla 😉

    Saludos!

    Escrito el 4 noviembre 2015 a las 02:10
  3. 3. luis ponce dice:

    Alejandro: todos podemos imaginarnos el otro mundo, el de los que viven el día a día arriesgando su vida en el delito, porque es lo más fácil que han encontrado.
    Tú lo pintas como si fueras un quintacolumnista metido a cronista de la mafia.
    Te felicito por la ambientación y el lenguaje.Es la mejor manera de aprender desde el punto de vista del escritor.
    Saludos.

    Escrito el 5 noviembre 2015 a las 22:37
  4. 4. Wiccan dice:

    Buenas Alejandro,
    Coincido con los compañeros, la forma que tienes de narrar la historia consigue meterte perfectamente en el ambiente delictivo, y el personaje principal es muy creible, además de que con sus pensamientos consigues caracterizar con muy pocos datos a toda la banda así que te felicito por el logro.
    En cuanto a texto en si, creo que te ha faltado una revisión final, hay algunas palabras que desde mi punto de vista son incorrectas o no concuerdan con el contexto, por ejemplo, “case” en vez de “casa”, “me levanté como otro rayo” en lugar de “como un rayo”. Son cosillas que, no siendo importantes porque el contexto está claro, te interrumpen. Otra cosa que he pensado es que así como hay frases o palabras que relacionas automáticamente con una banda criminal (el “Mancilla me considera” es auténtico) hay otras que me parecen demasiado finas para el contexto, por ejemplo voluptuoso.
    Pero bueno, quitando esas cosillas creo que has hecho un texto muy bueno, que con como lo has redactado te parece conocer al protagonista introducido en el ambiente criminal en donde pasa de creerse muy listo a pecar de tonto, y con un final que realmente no me esperaba, ya que aunque todos conocíamos la premisa del sobre y podías suponer algo, no esperas que las consecuencias no sean para él.
    Gracias por compartirlo!!!

    Escrito el 11 noviembre 2015 a las 01:09
  5. 5. Wiccan dice:

    Y por cierto, el título me parece muy cachondo, muy acertado y que pega muy bien con la historia.

    Escrito el 11 noviembre 2015 a las 01:11
  6. 6. Fernando dice:

    Hola Alejandro, excelente relato, muy bien llevada la narración, todos te han elogiado y no es para menos, me sumo a ellos y te felicito.

    Escrito el 12 noviembre 2015 a las 19:33
  7. 7. beba dice:

    Hola, Alejandro:
    Me impactó tu relato, como si me hubiera asomado exactamente a donde no debía hacerlo: en medio de la grosería del ambiente los personajes son perfectamente creíbles; y me imagino que también lo es esa actitud de oficinistas serviles y mutuamente celosos.
    No te han señalado nada, o muy poco, acerca de las rayas de diálogo que están sistemáticamente fuera de su lugar; bueno, en este submundo que has pintado, todo vale; mejor fijarnos en el buen ritmo y la coherencia de tu relato. Felicitaciones.
    Muy bueno el giro final.

    Escrito el 20 noviembre 2015 a las 03:05
  8. 8. Alejandro dice:

    Luis, Wiccan, Fernando y Beba,

    Al terminar cada relato debo pensar algo como que me da lo mismo cómo ha quedado y que se joda el lector, pero cuando leo los comentarios siento que me que debo a ellos y que siempre estoy en falta. El peso de que nos lean y el sobrepeso de los comentarios, aun cuando son elogios, estos pesan como una gran piedra; una gran responsabilidad. Gracias por vuestros comentarios. Estoy trabajando en los errores.

    Escrito el 28 noviembre 2015 a las 01:52

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