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La profecía - por Manel1984

La profecía lo decía: “Solamente el que tuviera el sueño más largo que jamás hubiera podido tener el ser humano, sería el elegido” –recordó Jack. Y se preguntaba, por milmillonésima vez, si algún día encontraría a esa persona, si es que realmente existía. Nuestro propósito en la expedición era hallar el sobre sagrado de los McAudery, en las catacumbas de un convento perdido en las montañas, en Escocia. Llevábamos mucho tiempo tratando de hallar alguna señal, inscripción o runa que nos indicara donde podia estar enterrado. Durante los años que había durado la expedición, financiada por mi propio abuelo, se habían encontrado numerosos objetos sagrados, muchos de los cuales, se habían apropiado el gobierno, por sus misteriosas propiedades. Ni siquiera algunos de ellos había podido apenas tenerlos más de dos días. Teníamos a un colaborador, que el gobierno nos obligaba a tener como socio permanente del proyecto, que venia a todas las salidas que hacíamos hacia el convento, y desgraciadamente, como jefe coordinador nos requisaba en seguida los materiales más extraños y curiosos. Mi tío intentó apartar a este desalmado el año pasado, pero el gobierno expuso la condición indispensable de mantenerlo en activo ya que sino éste podría clausurar el proyecto por ubicarse en un terreno propiedad del ayuntamiento. Para nuestra familia era una verdadera agonía y frustración ver como habían objetos increíbles que pasaban a otras manos, y nunca más volvíamos a saber de ellos. Algunos por estar hechos de materiales que desafiaban las leyes de la física, otros por contener runas en una lengua antigua y desconocida, y otros simplemente por tener un comportamiento impredecible y “peligroso”. Pero hubo algo que si pudimos conseguir al margen del gobierno. Descubrimos una inscripción en antiguo gaélico en un códice que encontramos en las ruinas de un antiguo dormitorio, oculto en la cripta bajo el convento. Conseguimos esconderlo antes de que nuestro “estimado” colaborador del gobierno lo viera. En este hablaba de un sobre que se decía tenia un conexión directa con el más allá y los mundos exteriores, citándose incluso alguna referencia a platillos volantes. Se decía que en su interior había un documento que podia revelar la respuesta a muchos misterios de la civilización antigua, como los del imperio egipcio o la Atlántida. El único monje que lo vió lo escondió y lo protegió con su vida, pero nunca más se supo. Además, sobre la localización del sobre no había ninguna referencia. Tan solo unas palabras aparecían en el códice que citaban una relación con otro libro; “El amanecer de los despertares”, datado del s. XI. Mi tío muchas veces se rendía y me decía que quería abandonar la expedición. Decía que cada vez tenia menos tiempo para estar con su mujer y los viajes le agotaban. Pero yo siempre le animaba con algún nuevo descubrimiento. Esta vez conseguí encontrar a un erudito en textos antiguos medievales, y le pedimos analizarlo. En un poema, encontró un mensaje codificado que enlazaba con otra parte del libro. Nos la mostró y pudimos ver que, de forma críptica, se hablaba de una antigua profecía acerca del sobre de los sueños y el elegido. No sabíamos a ciencia cierta si aquel sobre que citaba el erudito seria el mismo que el que estaba oculto en la cripta, pero teníamos la esperanza que sí que lo sería, por su estrecha relación con los sueños. Ahora ya sabíamos que teníamos que buscar. A alguien que hubiera dormido el máximo de tiempo posible en un ser humano. Ese seria el elegido.
Había pasado un año exacto desde ese día – recordó Jack. Por fin sabíamos donde estaba el elegido, y ese día íbamos a visitarlo.
Tras unas horas de vuelo, llegamos a vislumbrar el perfil de la antigua casa, a lo alto de un monte. Aquella era la casa de un ermitaño del que se rumoreaba que era capaz de entrar en una especie de estado de hibernación y conseguía dormir durante días. Al entrar hallamos a un hombre viejo, decrépito, que parecía no querer hablar. Al rato, preguntó qué queríamos. Cuando pronunciamos las palabras “sobre de los sueños”, sus ojos azules se abrieron inesperadamente. Fue a buscarlo y nos lo mostró. Nos dijo que nunca comprendió lo que significaba pero su padre le había pedido que lo guardara. Estábamos ansiosos. ¡Lo habíamos logrado! Después de tanto tiempo…¡no podíamos creerlo! Cuando nos lo mostró al fin, quedamos estupefactos. El sobre estaba vacío. “Lo sé, está vacío” -repuso el viejo- “eso es lo que nunca comprendí”.

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1 comentario

  1. 1. Frida dice:

    Hola Manel. Iniciaré con una crítica, creo que reiteras demasiado la palabra elegido. Y, ahora sí, comienzo con el relato. Me has intrigado desde el principio, no sabiendo qué esperar del ansiado descubrimiento, me imaginaba cuando menos, no sé, la tumba de tutankamón o un argumento similar al de una película de Indiana Jones. Tanto sufrimiento, tanto tiempo convenciendo al tío que, realmente necesitaba poder vivir un poco más y retirarse esporádicamente de tan agotador trabajo, para hallar un sobre vacío. Me parece muy profética la nada que hay en el sobre, quizás, sea una forma de decir que, jamás debes perseguir una quimera imposible, pues al final, lo que probalemente te halles sea la nada absoluta, que es mucho peor que el haber conseguido lo que un día tanto has anhelado.

    Un relato realmente inquietante e incitador de la razón.

    Escrito el 2 noviembre 2015 a las 02:36

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