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El halcón maltés - por Lavanda
-¿Cómo sé que no me engañarás?
-No lo sabes.
“No le pagues”, me dijo la voz interior. “Dale una hostia y quítale la foto”.
-No te voy a dar nada más. Como vuelva a saber de ti, iré a la policía.
En realidad nunca pensé en ir a la policía, pero el chico no sabía lo cerca que había estado de que acudiera a la cita con un bate de béisbol. Se había librado por el ataque de histeria que sufrió Andrea. Aún sonaba en mis oídos.
El chico, un chaval absolutamente corriente, me había citado en el parque. Me dijo exactamente dónde, en la esquina derecha de la rotonda de la farola. Allí estaba, con un chándal con la capucha puesta. Negra, claro, con un dibujo raro de un cráneo, o algo así. Uno más del montón. Solo que el tío era un chantajista.
No soy un hombre fuerte, suelo evitar problemas y cuando intenta provocarme mantengo la calma sin esfuerzo. Solo me he peleado una vez que intentaron robarle, lo mismo que esa vez, y como entonces lo correcto, aunque no lo recomendable, era darle de hostias hasta cansarme. Pero me convencieron de elegir el camino más fácil y el más humillante. El chico no había sido avaricioso, era una cantidad moderada que invitaba a pagar y olvidarse del asunto. Me tendió el dinero en un sobre. No me quitaba el ojo de encima, atento a mis manos, temiendo un ataque. Echó un rápido vistazo al dinero. No lo contó, lo vio y le debió parecer correcto.
-No volverás a saber de mí.
No me daba nada a cambio, sino que parecía dispuesto a irse.
-¿Y la foto?
Señaló un banco a unos metros a la derecha.
-¿Ves aquel banco? Está dentro del libro.
El banco estaba cerca, pero a menos que saltara sobre los setos y chafar los parterres de pensamientos, tenía que dar una vuelta mientras él desaparecía.
-Por tu bien, cumple tu palabra.
No corrí, fui andando rápido y mirando hacia atrás para saber por dónde escapaba el niñato. En el banco habían pegado un folio con una palabra impresa: BookCrossing. Como dijo, había un libro dentro de una bolsa de plástico. Me sorprendió un poco. Qué demonios… pensé. Abrí la bolsa y saqué el libro. Al hojearlo, el sobre cayó al suelo y por la forma que tuvo de caer, lo supe. El sobre estaba vacío. Aun así, lo cogí, lo abrí y miré dentro para ver… la nada dentro de un sobre.
“Tenías que haberle partido la cara” dijo la voz interior.
Le había dado el dinero y no tenía la foto. Comprendí con horror que me la había jugado, me había quedado mirando el banco con su cartel y el libro con su bolsa como un estúpido. Frené el impulso de correr detrás de él: no sabía por dónde había huído. Volví a hojear el libro, y respiré. Allí estaba, había algo más entre las hojas que no noté la primera vez: una foto instantánea, el hijo puta usaba una Polaroid. Allí estaba la foto de mi hija desnuda.
“Yo ni sabía que aún se fabricaban”, dijo la voz interior, y esta vez estuvimos de acuerdo.
Hola Lavanda. Existe un momento en el que dices: “Solo me he peleado una vez que intentaron robarle…”, esta frase me perdió un poco, pero a la segunda relectura me di cuenta de que debiste querer decir robarme y no robarle.
He entrado a leer tu historia porque el título me llamó la atención. Me esperaba una historia de manipulaciones y delincuencia. Debo decir que eso mismo fue lo que hallé. He estado en todo momento con la mosca detrás de la oreja, pensando en qué era lo que esa foto ocultaba, me imaginaba asesinato, infidelidad, pero jamás la foto de una niña desnuda. Eso es muy impactante y perturbador. Y es que no comprendo muy bien quién ha tomado esa foto ni con qué intención, además de que la actitud del padre me choca, pues si alguien poseyese una foto así de la hija que no tengo, me lo como. Así que me sorprende que este padre, tan dado a la violencia no actúe así y, ello me hace pensar si él no estará metido en el ajo. Así que digamos para concluír, que tu relato me parece perturbador y me ha dejado un regusto amargo en la boca al final y, es que la pederastia es algo que me pone mala. Una vez dicho esto, felicitarte porque creo que has conseguido lo que deseabas con el relato, desconcierto y perturbación.
Buenas,
Reconozco que yo también entré en el relato por el título, y la verdad me ha desconcertado que el tema se alejase tanto de lo que yo me esperaba, pese a que es cierto que el concepto es muy parecido a la novela negra aunque a nivel más cercano.
En cuanto al texto, te diría que hay algunas partes que se me han hecho difíciles de seguir por ejemplo la frase que indicaba Frida o en la que se dice “me tendió el dinero en un sobre”, ya que en este caso si no hay cambio de narrador creo que debería decir “le tendí el dinero en un sobre”. El vocabulario me parece apropiado y las construcciones correctas.
Por otro lado, el contenido me ha chocado un poco, yo soy una persona muy, muy tranquila, no me he peleado en mi vida, pero si estuviera en esa situación creo que solo habría dos opciones, o la policía o partirle la cara, y probablemente eligiera a la policía. Creo que en el texto estaria bien que se diese algún dato de la edad de la hija, al leer el texto Frida lo consideró un pederasta con un menor, y mientras yo lo leía la idea que me formé fue la de una adolescente que se dejo hacer fotos por un conocido o algo así y que éste pretendía sacar algún beneficio, sino, no entiendo porqué le querrían convencer de no denunciar o partirle la cara, vamos, que si se identificase un poco más la situación familiar del protagonista podría entenderse mejor.
Gracias por compartirlo!!!
Hola, Lavanda:
Tu relato es sencillo, tanto en la forma como en el contenido. El ritmo sostenido, tranquilo, como resignado, juega con el fatalismo conque se enfrenta la situación.
El vocabulario me pareció mesurado, salvo alguna expresión de registro vulgar. No registré errores gramaticales.
Coincido con las apreciaciones de los comentarios anteriores, en cuanto al desarrollo del argumento.
No sé muy bien a qué viene el título, salvo que se trata de una historia vinculada con una extorsión.