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La tarjeta ausente - por Eva
Recibía la consabida tarjeta de Navidad cada año, impertérrito. Y, como cada año, nada más leerla, que si ‘espero que la vida te sonría’, que si ‘ya sabes dónde estoy’ para rematar con un ‘Feliz Navidad’ falso y hueco, la arrojaba al fuego de la chimenea.
Y entonces, en ese preciso momento, le invadía ese placer malsano hasta la médula, mientras veía cómo los árboles de Navidad de colorines que la adornaban, o el angelito regordete, o el portal de Belén, se consumían en un suspiro entre las llamas.El gran momento, tan pronto como llegaba, pasaba. Una vez más. Se acabó hasta el año que viene.
Y los días pasaron, y el cartero volvió a dejarle a él, un año más viejo, ese sobre con su dirección encima. Qué harto estaba. Y diabólicamente contento también. Otro año más que pasaría sin noticias por su parte.
Abrió el sobre con parsimonia, sabedor de lo que se iba a encontrar y preparándose mentalmente para el purgatorio al que lo iba a someter. Pero no, esta vez no. El sobre estaba vacío.
Salió al patio en mangas de camisa a fumarse un cigarrillo. Hacía un frío seco y cortante, sin nieve ni sol, que le sacudió los pensamientos y le hizo temblar la mano que sostenía la tenue calidez del cigarrillo. Tosió con fuerza. Dichoso invierno y sus resfriados. Se quejó para sus adentros dando la última calada.
Y mirando al cielo tuvo que admitir lo raro de la situación, un sobre vacío entre sus dedos y no podía haber sido un despiste. Si algo sabía de ella era su perfeccionismo. Tal vez estaba enferma, tal vez era alzheimer. Tal vez lo había por fin olvidado. Enarcó una ceja ante esta idea tan inverosímil. Cenó frente al fuego con la mirada perdida. No durmió porque algo se lo impedía.
– Ganaste tú, maldita. Al final lograste que pensara en tí- musitó al amanecer, rendido.
Un relato corto, lleno de palabras que pueden ser un tanto difíciles de entender pero que le dan cierto toque particular, enriqueciéndolo es la palabra que buscaba. Fue ese ultimo párrafo que mi hizo desistir de la idea de que el personaje era un tipo de “Grinch”, odiando la navidad.
?Que mas te puedo decir? Lo leí unas cuantas veces y me parece estupendo. Si había errores, pues no los vi así que debo decir que culpo a la historia, pues me intrigo desde el principio hasta el final.
Felicitaciones y saludos.
¡Esto sí que es un relato corto y bien conseguido! Punzante y al grano, me ha gustado mucho y creo que logras describir perfectamente al personaje y su conflicto con su ex (o con alguna otra persona que fue importante en su vida) en pocas palabras. Las frases cortas que empleas le van al pelo a la historia, creando ese clima de enfado y desidia que tiene el narrador y un buen ritmo de lectura. También acertada la mezcla de la narración en tercera persona con los pensamientos de él. Enhorabuena por el trabajo. Entré a leerlo por simple curiosidad al leer tu nombre (somos tocayas, aunque yo firmo con seudónimo 😉 Saludos y nos leemos!
Muy bueno, me gusta la profundidad que le has dado al personaje.
hola, Eva:
Me pareció excelente tu trabajo; muy buena la descripción del hombre que incinera las navidades. Fuertes imágenes de los pesebres y angelitos que se queman.
Y el papel que juega el sobre vacío es impactante; marca el brusco giro hacia el desenlace.
En tren de sugerir, te marco esta frase:”lo raro de la situación, un sobre vacío”; yo le pondría dos puntos antes de “un”, en vez de una coma.
Hola Eva. Enhorabuena por tu relato, me ha encantado. Utilizas las descripciones perfectas, logrando que visualice las escenas, los pensamientos del protagonista hace que se empatice con él al instante y el final es redondo.
Espero leerte el próximo mes.
Saludos.