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Sus ojos - por Alfonso

Web: http://pensamientodinamico2010.blogspot.com.es

-Cuantas veces tengo que decirte que no llegues tarde –espetó Frabizio- hay mucho trabajo que hacer y no me gusta esperar a niñatos como tú.
-Joder Fabrizio –respondió Carlo con sorna- relájate. Es lunes y algunos tenemos vida los fines de semana.
-Ponle esa excusa al capo cuando no llegues con la recaudación, me encantará ver lo que hace contigo.
El sol se filtraba entre las nubes iluminando poco a poco las calles de los suburbios que recorría el viejo Ford. Los negocios iban abriendo sus puertas y la gente comenzaba a dar vida a las calles.
El trabajo de Carlo y Fabrizio consistía en visitar a los comerciantes de su zona para recaudar la cuota que la familia Benatti les había asignado por la protección de sus negocios. Ambos eran tipos fuertes y sin rubor alguno a la hora de convencer, de la manera que fuese, a cualquier infeliz remiso a colaborar con la familia.
-A pesar de todo se está dando bien el trabajo –comentó Fabrizio al salir de la pescadería de los hermanos Tonetti.
-Te tomas todo muy a pecho siempre –dijo Carlo aprovechando que su colega bajaba la guardia- al final el trabajo sale adelante.
-Si no me tuvieses a mi lado para ponerte firme hace tiempo que estarías en una fosa criando malvas, créeme –respondió Fabrizio.
En ese instante, apenas a tres metros de su coche, vio algo al final del Callejón Lotti, una calle en la que no solía haber mucha actividad, salvo algún trapicheo sin importancia y algunas furcias en busca de amores de alquiler. Pero al fondo parecía haber una nueva tienda.
-¿Has visto eso? –le dijo a Carlo- al final del callejón. Vamos.
-¿Me tomas el pelo? –Respondió Carlo- en ese callejón mugriento no puede haber nada.
-Mueve el culo joder.
La tienda era muy pequeña, vista desde el callejón. Un pequeño escaparate y una puerta estrecha formaban la fachada, sin cartel ni objetos a la vista.
-Ves, -dijo Carlo- aquí no hay nada.
-Entremos –respondió Fabrizio empujando la puerta.
Al entrar no supieron deducir con exactitud qué era lo que se despachaba en aquel lugar.
Plantas exóticas pero secas, esencias con olores penetrantes hasta la arcada y grandes botes con lo que parecían animales o pedazos de ellos se agolpaban en las estanterías en una amalgama de objetos inmundos que raramente podrían interesar a nadie. Detrás del mostrador, una chica, de espaldas a ellos, ojeaba un enorme libro, tan absorta en él que parecía no haber escuchado a los visitantes.
-Eh chica –gritó Fabrizio- ¿qué coño vendéis aquí?
-Nada que a vosotros os pueda interesar –respondió la chica girándose hacia los hombres- largaos de aquí. Su aspecto era tan siniestro como la tienda, con un vestido negro que le llegaba hasta los pies y un pelo tan largo como enmarañado que le cubría gran parte de la cara y los ojos.
-Con esa actitud no venderás mucho, zorra – increpó Carlo.
-Tranquilo Carlo –dijo Fabrizio sujetando a su compañero- no seas descortés con la señorita, y explícale amablemente cuales son nuestros servicios.
-No necesito servicios de nadie –sentenció la chica volviendo a su libro- largaos.
-Verá señorita –dijo con voz suave Fabrizio- este es un barrio peligroso, y usted, como todos los demás, necesita protección, y nadie mejor que la familia Benatti para proporcionársela por un módico precio. Con su permiso le dejo un sobre donde deberá dejarnos el dinero por nuestros servicios, que de facto acaba usted de contratar.
-Largaos –gritó la chica.
-Volveremos mañana el sobre –dijo Fabrizio despidiéndose- que tenga usted un buen día.
A la mañana siguiente los matones volvieron al callejón y visitaron de nuevo la tienda. La chica seguía inmersa en su libro. Carlo cogió el sobre, que estaba en el mismo lugar donde Fabrizio lo había dejado el día anterior. Lo comprobó y miró a Fabrizio. El sobre estaba vacío.
-Creo que ayer no me expliqué con claridad señorita –dijo Fabrizio mientras Carlo salía de la tienda- no le interesa desestimar nuestros servicios, quedarse sin protección en este barrio puede ser muy peligroso.
En ese momento Carlo volvió a la tienda asestando un golpe con un bate al escaparate, que se rompió en mil pedazos, después agarró con fuerza a la muchacha, sacudiéndola sin miramientos.
-Mírame zorra –le ordenó Carlo.
El pelo de la chica cayó hacia atrás, mostrando sus ojos rojos, penetrantes, infinitos, inyectados en sangre y odio.
Unos ojos que reflejaban un mal escondido durante años, y que ahora no daría opciones.

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5 comentarios

  1. 1. marazul dice:

    Un buen relato con una excelente ambientación y unos buenos diálogos
    Te felicito, Alfonso

    Escrito el 29 octubre 2015 a las 22:57
  2. 2. Alfonso dice:

    Muchas gracias marazul. La verdad es que se me echó el tiempo encima y sé que al final me faltó pulirlo un poco mas; pero ahora con mas tiempo y con la ayuda de los buenos comentarios recibidos, espero poder mejorarlo un poco.

    Un saludo.

    Escrito el 30 octubre 2015 a las 20:16
  3. 3. R. Andrés Navarro dice:

    Muy buena la ambientación y la idea.
    Me hubiera gustado ahondar un poco más en la bruja, porque tiene toda la pinta de ser una bruja, y menos en el paseo por el barrio. Pero está muy bien.
    Una cosa. Al final hay una frase en el diálogo que creo que no tiene sentido:”Volveremos mañana el sobre” Imagino que falta un “a por el”.
    Además, hay algunas comas que creo que te faltan:”Mírame zorra “Joder Fabrizio” y alguno más. Pero vamos, nada muy importante. Efectivamente creo que simplemente te ha faltado leerlo una última vez.
    Un saludo y mucho ánimo!

    Escrito el 31 octubre 2015 a las 12:54
  4. 4. Alfonso dice:

    Muchas gracias R. Andrés por tu acertado comentario. Ahora mismo me pongo manos a la obra con las correcciones.

    Un saludo.

    Escrito el 31 octubre 2015 a las 16:31
  5. 5. Frida dice:

    Hola Alfonso. Me ha gustado mucho tu relato, está muy bien ambientado y, el paseo por el que nos llevas con Carlo y Fabrizio está muy bien cuidado, por ello es que el final, queda como muy abrupto, es como si le faltase un poco más de mimo, pero he leído que se te echó el tiempo encima y que por ello no pudiste trabajarlo más. Y al igual que marazul, coincido en que los diálogos están logrados, me han gustado mucho y los he visto como muy naturales. Te felicito, pues has conseguido que me trasladase a un ambiente tipo “los Soprano”, mezclado con un mundo místico y oscuro.

    Escrito el 4 noviembre 2015 a las 13:22

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