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Los relatos de la abuela - por Isabel

Los relatos de la abuela

Manuel descendió por la estrecha escalera que llegaba hasta el sótano. La casa de su abuela siempre había sido una fuente de inspiración para escribir sus relatos de misterio. A sus cuarenta años seguía con aquella afición aprendida de su abuela. Llegó a la vieja puerta de madera. Dio la vuelta a una llave oxidada y se adentró en el lugar donde tantas tardes había pasado a lo largo de su infancia. Pulsó la llave de la luz y una bombilla que colgaba en el centro de la estancia se encendió. Nada había cambiado, todo estaba en su lugar. Los viejos libros cubiertos de polvo en la estantería verde de madera ya podrida. Una antigua bicicleta estática, una maquina de coser y un escritorio se encontraban al fondo de la estancia. Se acercó al viejo escritorio y no pudo evitar sentir tristeza. Su abuela acababa de morir, pero el aún podía verla allí, sentada en aquella butaca forrada de tela dorada y escribiendo en sus cuadernos decorados. Porque ella no escribía en cualquier sitio y siempre decía: “Hay que escribir en un lugar que te invite a quedarte “.
Las lágrimas asomaron porque Manuel sabía lo duro que había sido para su abuela dejar de escribir cuando enfermó.
Manuel recordaba con total claridad los veranos en los que se marchaba al pueblo de su padre y como le decía a su abuela.
__ Abuela ¿ y ahora qué voy a leer si me voy ?
__ Pues un buen libro Manuel, eso deberías de leer.
__ No, a mí me gustan tus relatos de misterio.
__ Tengo la solución. Escribiré los relatos y te los enviaré por carta al pueblo.
El rostro de Manuel se iluminó de alegría al escuchar las palabras de su abuela .
__ Voy a pedirle la dirección a papá.
Manuel recibió por carta los relatos de su abuela hasta que cumplió los 35 años. Y no sólo cuando de pequeño se marchaba al pueblo de su padre sino cuando por diferentes motivos estaba fuera de su ciudad.
Los siguió leyendo en su etapa universitaria y cuando estuvo trabajando en Alemania un par de años tras acabar la carrera. Manuel los disfrutaba igual que cuando era niño. Lo cierto es que nunca se avergonzó de ello ni siquiera cuando fue un adolescente.
La mente de Manuel volvió al sótano en el que se encontraba y se sentó en aquella butaca. Allí no pudo evitar evocar uno de los recuerdos más dolorosos.
Se había marchado a Uruguay por motivos de trabajo y como siempre recibió la carta de su abuela. Sabía que su abuela había perdido algo de memoria y que no estaba tan ágil como antes, pero a los ochenta años lo consideraba normal. Por eso, su corazón dio un vuelco cuando al ir a sacar el relato de su abuela vio que el sobre estaba vacío.
¿ Cuánto tiempo hacía que no había visto a su abuela? Al menos cuatro meses desde las pasadas navidades. Sin embargo hablaba con ella en ocasiones por teléfono cuando llamaba a su madre.
Recordó cómo de inmediato llamó a su madre sin importarle la diferencia horaria.
__ Manuel, ocurre algo ? __ preguntó su madre preocupada
__ Mamá, ¿ le pasa algo a la abuela ? __ Manuel fue directo.
La madre de Manuel sabía que aquel momento llegaría y que sería duro, pero no podía evitar la realidad.
__ Cariño, la abuela ha cambiado mucho. La llevamos al médico porque había perdido mucha memoria y una mañana se levantó y nos preguntó dónde estaba. Físicamente no está mal, pero me temo que ya no volverá a ser la misma. ¿ es que ha dejado de enviarte los relatos verdad ?
__ Acabo de recibir su carta, pero está vacía __ un nudo en la garganta le impidió decir nada más.
__ Ay Manuel, cariño. La abuela ya no va a poder escribir más.

Manuel tenía que aceptar que no volvería a recibir los relatos de su abuela.
Sin embargo, ahora en aquel sótano y sentado en el viejo escritorio de su abuela pudo comprobar que la tristeza daba paso a un sentimiento de orgullo. Sí, estaba muy orgulloso de lo que su abuela le había regalado, pero también de sí mismo, pues el había disfrutado de aquel regalo.
Se levantó del escritorio, miró alrededor de la estancia y fue consciente de la sonrisa que había en su boca. Le debía todo a su abuela.

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8 comentarios

  1. 1. Zulema dice:

    Parece un relato autobiográfico, por los detalles en la descripciones y los sentimientos que transmite, interesante, bien logrado.

    Escrito el 30 octubre 2015 a las 02:53
  2. Tierno relato, donde se cuentan los sentimientos de Manuel por su abuela y esos relatos que aún de mayor seguía leyendo como una conexión más profunda con ella. Muy bonito.

    Creo que utilizas mal el guión largo del diálogo, revisa la entrada que se hizo en Literautas sobre los diálogos porque explicaban como poner el guión largo en las entradas de las conversaciones de los personajes, tienes que hacer una combinación de teclas.
    Un saludo

    Escrito el 31 octubre 2015 a las 18:12
  3. 3. Frida dice:

    Hola Isabel, tuve la fortuna de ser una de tus comentaristas. Me enterneció mucho tu relato, considero fantástica la idea que desarrollas de que sea precisamente la abuela, uno de esos seres ancianos que hoy en día para muchos no son más que una carga, sea precisamente la que le inculque a Manuel la importancia de soñar, porque precisamente eso es escribir, llevar a los límites la imaginación. Me dejaste un dulce sabor de boca.

    Escrito el 1 noviembre 2015 a las 17:37
  4. 4. Isabel dice:

    Conxita, muchas gracias por comentar mi relato y me alegra que te haya gustado la historia. Sí, efectivamente hice mal los guiones, uno de mis comentaristas me lo dijo también y os lo agradezco. Así voy aprendiendo.

    Frida,muchas gracias, tu comentario me animó a seguir escribiendo. Me alegra mucho que disfrutaras con mi relato.

    Escrito el 1 noviembre 2015 a las 22:42
  5. 5. Wiccan dice:

    Me encantó el relato, es muy tierno. Me dejó con un sabor agridulce, por una parte por los sentimientos de Manuel hacia su abuela y todo lo que le dió y por otra por el drama de que una persona capaz de emocionarte pueda acabar así, es casi peor que la muerte tanto para ella como para Manuel. Me ha gustado mucho el tema y la forma de tratarlo.
    En cuanto al texto, creo que está bien escrito, tiene algún fallo de puntuación pero no afecta a la lectura con lo cual es lo de menos. Siempre intento ser un poco criticón en los comentarios pero en este caso creo que el texto desprende tantos sentimientos que el que pueda tener algún fallo no es relevante.
    Gracias por compartirlo!!!

    Escrito el 3 noviembre 2015 a las 21:33
  6. 6. diaspora dice:

    Hola Isabel.

    Disfruté tu relato. Me alegró mucho que le dieras brillo al personaje de la abuela. Sigo creyendo que estos antepasados son los que muchas veces perfilan nuestro futuro. Buen trabajo. Me parece muy bien logrado el estilo narrativo. Sigue escribiendo.
    A propósito, mi relato es el #137 MEA CULPA

    Escrito el 10 noviembre 2015 a las 04:25
  7. 7. beba dice:

    Hola, Isabel:
    Me gustó mucho la dulzura sincera del personaje; me encanta pensar que mis nietos puedan escribir algún día.
    Me hago eco de todos los comentarios anteriores; solo encuentro un poco machacona la palabra “abuela”, que algunas veces podrías reemplazar por un sujeto tácito, alusiones o pronembres.
    Por lo demás, muy bueno.
    De todos modos, nada grave.

    Escrito el 23 noviembre 2015 a las 00:14
  8. 8. M.M.Puig dice:

    Hola Isabel.
    Te devuelvo la visita para agradecerte tus comentarios que me han sido muy útiles. Tomo nota de ellos.
    Tu relato me ha parecido muy emotivo. Por la manera como describes a la abuela consigues trasmitir mucha ternura y despertar la conciencia sobre como tratamos a nuestros mayores. Te felicito.
    Lo único que reseñar en contra, a parte de los guiones de los diálogos, es que repites demasiado la palabra abuela. Fíjate y verás como hay un momento que la repites tres veces en un mismo párrafo.
    Saludos y hasta el próximo.

    Escrito el 23 noviembre 2015 a las 19:43

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