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el lápiz mágico - por escritores anónimos

Una explosión… y una relativa calma que sumió la improvisada enfermería en una engañosa paz. Todos sabía que habría más bombas, y sobre todo para ellos. Casimiro se acarició la sudorosa calva con las yemas de sus temblorosos dedos, pensando dónde alojaría a tal cantidad de heridos, todas las pesquisas habían sido usadas, pero no quería dejar a nadie fuera, no después de lo que pasó quince años atrás.

-Doctor- era una voz clara y nerviosa de mujer- creo que debería descansar.

-Descansar, Marina…-el médico miró con curiosidad a la joven enfermera que tenía enfrente, era esbelta, de ojos alegres y sonrisa sincera, de esas personas que parecen espejismos, y están en peligro de extinción…-hace años que sufro insomnio. Descansar no es una preocupación.

La mujer se marchó, dejándole a solas con sus pensamientos.
Voces sonaban en su cabeza, tardó un rato en reconocer una secuencia de imágenes que resumían su vida, recordaba haber matado a golpes mendigos que pedían su justa limosna; recordaba los mensajes de su padre: “somos superiores, no lo olvides”; vivió despreciando a los demás; recordó la cara de Abigail, limpia, pálida, pecosa y llena de vida, sus muestras de amor incondicional, su mente le jugó una mala pasada al mostrarle una versión más joven e inexperta de él pegando a su mujer, su amada, el sueño que no pudo cuidar: Abigail.

Recordó que con cada golpe la ira iba en crescendo, no pensaba, solo se desahogaba, cuando pudo parar vio el cuerpo inerte e inmóvil de la persona a la que había juraba amor eterno, todo por unos celos claramente sin fundamento. Comenzó a manosear el cadáver intentando que sobreviviese pero la paliza había sido brutal, ella no se había defendido…

Un sonido de coches le despertó de su ensoñación, descubrió que tenía el rostro colmado de lágrimas, le costaba respirar y sentía demasiada pena en su interior, que le ahogaba, y no le dejaba en paz.

Para despejarse paseó por las inmediaciones de la enfermería, escuchaba gemidos de los enfermos de guerra, lloros de los lisiados, gritos de pacientes con pesadillas por aquella guerra que aún no había terminado… Toda esa destrucción le hacía olvidarse de sus problemas.

-Juntar las camas-dijo Casimiro con ideas en mente –que en dos camastros descansen tres, a los que tengan alguna enfermedad contagiosa separarles mas no les desamparéis aunque sean del bando enemigo que nos manda bombas pensando que queremos guerrear contra ellos.

Todas las enfermeras, voluntarios, pacientes o refugiados que podían moverse, ayudaron a transformar el lugar en un “hotel con más plazas”. Pronto llegó la siguiente horda de heridos, los niños lloraban viendo los cuerpos de sus madres, las madres desconsoladas cargaban con sus niños, heridos, muertos o asustados, apenas había hombres… al menos no vivos.

Casimiro se puso unos guantes con una celeridad asombrosa y comenzó a quitar balas, operar heridos graves o calmar pacientes. En medio de esta escena una figura emergió de la oscuridad, era una niña de unos cuatro años, rubia con ojos celestes y carita de ángel, todo su ser denotaba confusión pero continuaba impertérrita andando hacia él, con su vestido blanco roído por el tiempo.

-Tengo que escribir a mis padres, para que sepan que estoy bien –dijo solamente con una voz aguda y segura.

El doctor sintió lástima y la llevó hasta su improvisado, pequeño y sucio despacho. Quería hacer algo bien en su vida, y ser bueno, calmando toda la maldad que había cometido.

-Mira esto cielo –dijo cogiendo un vulgar lápiz azul, con la mina casi gastada –todo lo que escribas con este lápiz llegará a su destinatario sin necesidad de enviarlo.

-¿Es mágico?- los ojos de la niña se iluminaron.

-Un hada me lo dio una vez, pero no se lo digas a nadie.

La pobre criatura cogió el lápiz, feliz.

Treinta años después, una figura enfundada en unos tejanos negros y una camisa blanca suelta cruzó el camino de flores empedrado, hacía sol y el blanco de los nichos refulgía con pureza y energía. Encontró con facilidad al único conocido de aquel cementerio, se sentó enfrente, quitándose la chaqueta y el gorro, dejando sus rizos rubios ondear al viento, y clavando sus ojos celeste en la inscripción que había labrada de forma incluso bella en el mármol frío.

Casimiro Sánchez Cruz
1965-2030
“Un lápiz mágico logró mi felicidad y tu paz”

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5 comentarios

  1. 1. Isolina R dice:

    Hola, escritores anónimos:
    Te sugiero que para el próximo taller te fijes bien en el título, de modo que no haya ninguna falta. En esta ocasión has puesto la inicial de la primera palabra en minúscula. Date cuenta de que lo que ven los lectores, en un primer momento, es el título. Y una falta ahí puede que les disuada de entrar. No empieces con mal pie.

    Y una vez que el lector ya ha abierto tu relato es muy importante que se encuentre un buen inicio. Debes seducirlo para que le interese. Procura fijarte bien y que las primeras líneas sean una buena tarjeta de presentación. Creo que en este relato no has empezado demasiado bien por cuatro razones: porque en el primer párrafo has metido muy seguidos demasiados adjetivos antepuestos al nombre (“relativa calma”, “improvisada enfermería”, “engañosa paz”, “sudorosa calva”, “temblorosos dedos”), porque te faltó una letra en “Todos sabían”, porque has utilizado una palabra con poca propiedad: “todas las pesquisas habían sido usadas” (las pesquisas se hacen, no se usan) y porque hay un fragmento mal puntuado: “Casimiro se acarició la sudorosa calva con las yemas de sus temblorosos dedos, pensando dónde alojaría a tal cantidad de heridos. Todas las pesquisas habían sido usadas, pero no quería dejar a nadie fuera. No después de lo que pasó quince años atrás”.
    Bien, si yo no fuera una compañera del taller que está comentando tu texto sino una lectora a secas, muy probablemente tras ver la tarjeta de presentación del primer párrafo hubiera abandonado la lectura.
    En cuanto al contenido sí que promete ese primer párrafo. Las dos primeras palabras, sobre todo, y ese final que crea intriga: “no después de lo que pasó quince años atrás”.

    A continuación viene un diálogo. El signo del diálogo debe ser la raya, no el guion. Te sugiero que busques en Literautas la teoría sobre cómo escribir los diálogos. El post de Iria está muy bien explicado, muy clarito.
    Te aconsejo, además, que te estudies todos los signos de puntuación.
    El siguiente consejo que quiero darte es que en un relato corto hay que ir directo a la diana. Si pasaran muchas cosas (que no suele ser frecuente porque en 750 palabras no caben demasiadas acciones) todas ellas deberían estar en función de un único objetivo. En este texto hay violencia de género, violencia contra los mendigos, guerra… Demasiados asuntos.

    Y mi último consejo es que leas cuanto puedas. Para poder utilizar el vocabulario con propiedad se necesita leer y leer.
    La palabra “justa” no es apropiada para emparejarla con “limosna”. En la justicia hay que dar a cada quien lo que le corresponde, mientras que una limosna se da libremente, solo si uno quiere y a quien se quiere.
    En fin, estoy extendiéndome demasiado en el comentario.
    Ánimo.
    Espero que mis sugerencias te sirvan.
    Saludos.
    Isolina

    Escrito el 30 noviembre 2015 a las 21:39
  2. 2. Frida dice:

    Hola Escritores anónimos. Me crea un poco de controversia Casimiro. Es un hombre demasiado dual. Una no sabe bien qué sentir por él, porque es un asesino confeso y, al mismo tiempo, también alguien que decide salvar a todo el mundo posible para reparar lo irreparable. No acabo de comprender cómo es posible asesinar si se tienen tantos remordimientos, ¿o es que acaso la guerra lo hizo cambiar?. Lo cierto es que no acabo de comprenderlo muy bien, pero lo que sí sé es que has creado un ambiente fatalista, misterio y un mundo lleno de miseria, sobre todo esto último ha quedado muy patente.

    Por cierto, tengo la impresión de que la niña rubia y Marina son la misma persona, pero no sé si me equivoco.

    Escrito el 1 diciembre 2015 a las 11:01
  3. 3. L.M.Mateo dice:

    Hola:

    Me sumo a las ideas y recomendaciones de Isolina. El texto es bastante confuso tanto en su forma como en su desarrollo, me ha costado seguir la conexión de ideas.

    Un saludo.

    Escrito el 1 diciembre 2015 a las 14:17
  4. 4. escritores anónimos dice:

    Agradezco mucho los comentarios. Gracias por la recomendación Isolina, he leído el post y me ha sido de gran ayuda, porque siendo sincera no sabía ni que ese signo existiese en mi teclado.
    En cuanto a la puntuación sé de sus fallos y los siento muchísimo. La próxima vez (que escribiré con el mismo seudónimo)me fijaré mejor porque si te soy sincera con los exámenes de evaluación no he tenido mucho tiempo.
    Agradezco también los comentarios de Frida y L.M.Mateo, ¡nos leemos!

    Escrito el 3 diciembre 2015 a las 20:03
  5. 5. beba dice:

    Hola, Escritores anónimos:
    ¿Qué tal? Me imagino que te entusismó la idea de participar y no hiciste tiempo de planificar ni de revisar. Antes de lanzar un cuento hay que haber elegido claramente qué se va a contar, qué se va a descartar, de modo que el todo resulto una trama sólida y lleve a un desenlace consecuente.
    Todo el comentario de Isolina me parece válido; es importante que puedas ponerlo en práctica.
    Destacable: no tienes errores de ortografía.
    Adelante. Saludos.

    Escrito el 4 diciembre 2015 a las 19:28

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