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El Lápiz Mágico - por Saldivia

Web: http://saldivia.blogspot.com

Hola, soy Araceli. Quiero compartir contigo, amable lector, pequeñas historias de mi vida, en las que un lápiz mágico me ha ayudado a enfrentar retos que creí insalvables; tal vez estos relatos dejen alguna enseñanza y, lo que es mejor, se verá que el encanto de cada uno de esos lápices no tiene nada de esotérico y sí mucho de humano.

A mis cinco años presenté disgrafía, según me contó mi madre. Me costaba escribir, no desarrollaba el apresto. Yo solo recuerdo que me dolía mucho mi manita, probablemente porque apretaba mucho el lápiz. Mi padre inventó para mí un lápiz mágico. Añadió tuercas y arandelas en su extremo vecino al borrador, y unos círculos de goma muy suaves en la zona de la sujeción, cerca de la punta. Así pude aprender a escribir y a sujetar el lápiz con comodidad. La magia de este lápiz estaba en el amor como aliciente de la creatividad y la constancia.

¡Cuán difícil fue la adolescencia para mí! Era tímida y asustadiza, no me relacionaba bien, no me valoraba, me consideraba fea… en fin. Todo lo contrario a Patricia, mi mejor amiga. Popular, siempre bella, siempre feliz, siempre atenta. A veces ni siquiera entendía como ella, mi antítesis, podía ser mi amiga. Un día Patricia me regaló un lápiz labial color naranja, como el que ella usaba, y me dijo: “toma, Ara. Este es un lápiz labial mágico. Úsalo y verás que linda te ves”. Y no sé si por ella decírmelo, porque el color me sentaba de maravilla, o porque casualmente por esa época mi cuerpo alcanzó a mi edad cronológica, comencé a sentirme, bella, atractiva, divina. Y mi actitud cambió, y poco a poco se fue haciendo más fácil para mí interactuar y desenvolverme. El lápiz brillaba con la magia de la amistad y gracias a él aprendí a equilibrar mi autoestima.

Y llegamos al lápiz mágico más importante: El que me ayudó a alcanzar la felicidad y plenitud como persona. Porque yo, conservando aún rezagos de mi timidez de otrora, acerté a enamorarme de un hombre más tímido que yo. Pasábamos las horas vespertinas viendo el sol caer tras el telón de las montañas, caminábamos por parques y calles apenas mirándonos, cada uno exultante por saberse acompañado por el ser más maravilloso de la tierra, pero incapaz de expresarlo con palabras, ni aún con gestos. Y un día decidí romper con esquemas, y ser yo quien diera el paso más importante. Y a sabiendas que mi voz se negaría a pasar de un hilillo inaudible, tomé un lápiz y escribí sobre un papel ¿Quieres casarte conmigo?

Como se ve, no es tan importante el lápiz mágico como el modo en que se usa para aprender, para realizarse, para evolucionar. La vida está llena de lápices mágicos. Están ahí, tal vez donde menos lo sospechas. ¡Te invito a que los descubras y los uses!

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7 comentarios

  1. 1. Frida dice:

    Hola Saldivia, me ha sorprendido tu relato, la magia de los lápices, sean del tipo que sean y, sobre todo, la magia subyacente en cada uno de nosotros, muchas veces ignorada o desconocida para la persona que la posee, pues la confianza le falla y no sabe cómo sacarla afuera. Felicidades.

    Escrito el 30 noviembre 2015 a las 16:53
  2. 2. Saldivia dice:

    Gracias Frida! siendo esta la segunda vez que participo, quise escribir en un estilo distinto al del reto anterior, buscando ser mucho más coloquial y menos alambicado (aunque alguna palabreja dominguera sale por ahí). Esta vez participé con dos relatos, en el otro con mi alias Daniel Drago, N° 199, ojalá puedas opinarme allí. Un saludote!

    Escrito el 30 noviembre 2015 a las 19:46
  3. 3. Manoli VF dice:

    Hola Saldivia.
    Tu historia me gusta, aunque no se bien si se trata de un monólogo, una confesión, o una disertación. Me gustaría más si estuviese escrita a modo de diario pero en el que algún personaje lo leyese, porque la forma en que te diriges a los lectores es como si estuvieses dando consejos de autoayuda, que aunque están muy bien, no se adaptan a lo que se entiende como escena(aunque nos presentas en realidad varias escenas de una vida, pero por eso mismo no hay la distribución de: introducción, nudo y desenlace) Ahora bien lo que dices es mágico en algunos párrafos, sobre todo me quedo con el primero, tan psicológico, cuando la niña tiene ese problema con la escritura (o con su propia inseguridad) y el padre en su inmenso amor y comprensión inventa para ella su propio lápiz, me ha recordado escenas de mi propia infancia, a otro nivel.

    Espero haberte ayudado, yo he disfrutado con su lectura, por eso pienso que si le quitas el formato de moraleja, quedaría mucho mejor, porque la idea es la misma y la fuerza late en lo que cuentas sin que parezca que “das consejos”.

    Nos seguimos leyendo, voy a ver el 199 que comentas (no se me había ocurrido que se pudiese concursar dos veces en el mismo mes).

    Un saludo.

    Escrito el 4 diciembre 2015 a las 12:39
  4. 4. Saldivia dice:

    Gracias Manoli, yo tampoco quedé conforme con el tono de moraleja al final del relato, quizás me extravié al buscar un final, un cierre, ya que no me agradan mucho los finales abiertos, en ese sentido el otro relato (que también leíste) es más “yo”. Gracias por tus sugerencias y comentarios, nos leemos!

    Escrito el 4 diciembre 2015 a las 17:32
  5. 5. Lionel Muñoz dice:

    Me gustó tu relato. En un principio no me dio la impresión que sí le dio a Manoli pero después de leer su comentario tengo que coincidir con el en que parecen como consejos. Quizás narrado por un personaje quedaría mejor.
    Gracias por comentarme. Saludos

    https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-29/4306

    Escrito el 5 diciembre 2015 a las 23:37
  6. 6. Christian Joseph White dice:

    Relato con mensaje profundo, con tintes emotivos. Un guiño al lector implícito tras el desenlace. Con mucha fuerza narrativa para decir lo que querias decir. Te felicito por tu trabajo. Saludos, Saldivia.

    ¡Hasta la próxima! 😉

    Escrito el 7 diciembre 2015 a las 02:46
  7. 7. Isolina R dice:

    Hola, Saldivia:
    Estoy de acuerdo con Manoli. Creo que el texto ganaría si no se viera tanto que trata de aconsejar. A mí tampoco me convence que el narrador se dirija de forma explícita a los lectores. Las enseñanzas de los relatos cuanto más disimuladas mejor.
    Rimas: “arandelas en su extremo vecino al borrador, y unos círculos de goma muy suaves en la zona de la sujeción”, “siempre bella, siempre feliz, siempre atenta”
    Has repetido trece veces “lápiz”, “lápices”. Creo que son demasiadas. Deberías reducirlas a seis como mucho.
    Faltan tildes: “ni siquiera entendía cómo”, “verás qué linda te ves”
    Sobra la coma en: “sentirme, bella”.
    Hay que decir: “Y a sabiendas de que”.
    En: “escribí sobre un papel ¿Quieres casarte conmigo?”, faltan los dos puntos y comillas antes del signo de interrogación de apertura y las comillas tras el de cierre.

    Creo, Saldivia, que no haces bien diciendo que has enviado dos textos. Dado que solo se permite mandar uno por persona, comenta a unos compañeros con un pseudónimo y a otros con el otro y tendrás respuestas distintas en ambos textos. Incluso si te interesa mucho la opinión de la misma persona en los dos, comenta su texto dos veces, con los des pseudónimos. Pero no pregones que has incumplido una norma del taller mandando dos escenas.
    Espero que mis sugerencias te sirvan.
    Saludos.

    Escrito el 9 diciembre 2015 a las 18:43

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