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El lápiz mágico - por Frank Novalis

Web: http://700palabras.blogspot.com.es/

EL LÁPIZ MÁGICO

El último dibujo de la pequeña Ane Fukunaga fue un hermoso bosque de coníferas de colores. Los tonos pastel bañaban las copas de los árboles, amarillo, verde y azul; un lienzo de un sinfín de kilómetros de extensión. Había dibujado también un lago enorme de no mucha profundidad y de aguas tranquilas, sobre el que chapoteaban cisnes de cuello largo, y en cuyos márgenes bebían y saltaban y se arrastraban diminutas lagartijas y una numerosa raza de ranas multicolor. Y a lo lejos, en la lejanía, una columna de roca que llegaba hasta el cielo y que la niña había querido que fuese un volcán.
—¡Abre la puerta, Ane!
Había utilizado su lápiz mágico para poblar aquel mundo, su mundo, de criaturas increíbles. Si uno ponía el ojo donde debía, podía localizar a los que ella misma había bautizado en su mente como los sirlots, o los habitantes del bosque perdido. Eran seres poco definidos, pues nadie los podía ver el tiempo necesario y bajo la claridad justa para identificarlos correctamente, pero sí podía decirse de ellos que poseían rasgos felinos, cuerpos esbeltos y una velocidad y una facilidad para ocultarse que en mucho se parecían a las ardillas trepadoras.
—¡Abre ahora mismo o derribaré la puerta! —los gritos eran cada vez más ensordecedores.
No debe confundirse, y la joven Fukunaga sabía que esto era muy importante, a los sirlots con los éfiros, nada que ver, pues estos últimos eran una suerte de bestias abominables cuya sombra ya ponía los vellos de punta. No obstante, y pese a la enormidad de aquel mundo de coníferas, Ane había dibujado a dos éfiros, un macho y una hembra, y los había soltado a su libre albedrío. Según el parecer de la niña, todo ser viviente, así fuese su naturaleza la de un monstruo, tenía el mismo derecho que el resto a saborear las delicias de la creación, aún a riesgo de estropear un poco la obra en su conjunto.
¡Bum! La puerta cedió un tanto.
—¡Ábreme, maldita cría! —había tanta rabia en la voz que su dueño casi se atragantó— ¡Te vas a arrepentir de esto!
¡Bum!
Ane gustaba de crear paisajes insólitos. Los dibujaba a menudo y en ninguno dejaba de brillar ese talento suyo tan especial. Se ayudaba, es verdad, de un lápiz muy particular, uno cuyo trazo era capaz de crear vida, o al menos así lo creía sentir la muchacha. Cuando ese lápiz mágico dibujaba un riachuelo, Ane fukunaga divisaba a los peces luchando contra la fuerza de la corriente, o se veía obligada a bizquear ante los destellos cristalinos del sol sobre la superficie. Olía la fragancia de los árboles sin esfuerzo, y se deleitaba, cómo no, con la compleja sinfonía que la naturaleza componía para ella. Estas ventanas le hacían sentir libre; libre de preocupaciones, de días difíciles…
… Libre de él.
¡Bum! Una grieta cruzó la madera de lado a lado.
Ane se llenó el pecho de aire y lo expulsó lentamente. Cerró los ojos y se dejó envolver por la brisa que se desprendía del bosque de coníferas. El cabello se le movió un poco.
—¡Niñata desagradecida! —rugió la voz al otro lado.
Nunca había hecho algo como lo de hoy. Sentir el dibujo no era lo mismo que vivir en él, eso lo entendía, mas la niña no encontró ni un pellizco de miedo en su interior. Estaba tan convencida de llevarlo a cabo que no le temblaba un dedo.
¡Crash!
Un fragmento de la puerta se descolgó violentamente, y aquellos ojos oscuros que a Ane le recordaban a los ojos de un tiburón se asomaron a la grieta y la apuntaron. Rezumaban la malignidad de los éfiros.
—¡Te tengo!
Ane hizo como que no lo oía. Acercó el dibujo y se lo colocó justo delante. A continuación, buscó con calma en los secretos escondrijos de la mochila que había traído consigo. No le fue difícil encontrar el objeto que buscaba. Al sacarlo, su afilada hoja brilló.
El hombre de los ojos de tiburón dejó escapar un grito ahogado y se detuvo en seco.
—¿Qué… qué pretendes hacer con eso?
Sin tiempo para articular más palabras, Ane Fukunaga se concentró en sí misma, hizo un rápido movimiento y en la habitación se hizo el silencio.
Pronto podría bañarse en las tranquilas aguas del bosque perdido.
Estaba lista para viajar al país de los sirlots.

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12 comentarios

  1. 1. Sandra Adrian dice:

    Hola! Que ganas de llorar jolin, pobrecita… En fin, me ha gustado mucho, me ha tenido en tensión hasta el final y me ha llevado a preguntarme: ¿qué motivos tendría una niña para querer hacer eso? Me han gustado mucho tus descripciones, se ve todo con mucha claridad. Solo he visto un pequeño fallo y es que en una parte el apellido lo escribes en minúscula, pero nada más, lo veo muy bien.

    Además creo que nos parecemos a la hora de escribir, esa fantasía, ese crudo final… te invito a que me leas, soy el 198.

    Escrito el 30 noviembre 2015 a las 15:35
  2. 2. Frank Novalis dice:

    ¡Hola, Sandra!

    Muchas gracias por leer el relato y tomarte un ratito para comentarlo. ¿Te puedes creer que habré revisado el texto 800 veces y en todas se me ha pasado ese fallo del que hablas? Qué verdad es esa de que llega un momento en el que ya pasas por encima de las palabras y acabas recitando de memoria sin darte cuenta. Curioso…

    Un saludito 😉

    Escrito el 30 noviembre 2015 a las 20:17
  3. 3. Juana Medina dice:

    Precioso! Ya había leído otros relatos tuyos bastante oscuros y dolorosos pero de gran lenguaje poético.
    Me ha gustado muchísimo. Felicidades

    Escrito el 30 noviembre 2015 a las 20:40
  4. 4. Frank Novalis dice:

    Gracias por tus palabras, Juana. Me alegro un montón el que te haya gustado (a ver si escribo algo un poco más luminoso alguna vez, jajaja).

    ¡Un saludito! 😉

    Escrito el 30 noviembre 2015 a las 21:16
  5. 5. Daniel Drago dice:

    Saludos Frank. Me toco comentar tu texto (aunque lo hice con mi otro usuario, Saldivia) y te reitero lo dicho allí: Es un relato magistral. Lo he leido varias veces y me sigue intrigando la indefinida relación de ojos de tiburón con Ane, y secretamente espero que no sea la que imagino. Cosas de mente retorcida, digamos. Espero leer más de ti en adelante. Ëxito!

    Escrito el 1 diciembre 2015 a las 16:42
  6. 6. Frank Novalis dice:

    Saludos, Daniel.

    Gracias por tus impresiones; al igual que con la de los otros dos comentaristas, me animaron un montón. En cuanto a la relación entre Ane y el hombre de los ojos de tiburón, puedo imaginar por dónde andan tus pensamientos, pues la historia camina por esos oscuros senderos. Y hasta aquí puedo leer… Jejeje.

    ¡Nos leemos! 😉

    Escrito el 1 diciembre 2015 a las 17:38
  7. 7. Earendil dice:

    ¡Hola Frank! Me ha gustado mucho tu relato. Su crudeza queda mitigada por el lenguaje sencillo y poético que usas para describir el mundo imaginario de la niña. En cierto modo me ha recordado mucho al Laberinto del Fauno. ¿La has visto? Ojalá ante las adversidades todas las personas tuvieran la misma capacidad de evadirse que la protagonista de tu cuento. Enhorabuena, una gran historia.
    Si te apetece leer el mío es el 201.
    Un saludo

    Escrito el 1 diciembre 2015 a las 23:40
  8. 8. Pikadili dice:

    Al fin te encuentro! Fui uno de tus comentaristas y este relato me pareció genial. Quería saber quien eras para seguirte en futuros talleres. Te repito que me parece un trabajo excelente, posiblemente el mejor que he leído este mes (todo es cuestión de gustos, claro).
    Al releerlo me doy cuenta que es mejor que la relación de los personajes quede a la oscura imaginación del lector.
    Enhorabuena de nuevo y un saludo!
    Nos leemos!

    Escrito el 2 diciembre 2015 a las 16:04
  9. 9. Frank Novalis dice:

    ¡Gracias por los piropos, me vais a poner colorado!

    @ Earendil: Sí que he visto El laberinto del Fauno, sí, y me parece un películón (fíjate que me dio mucha rabia que no se llevara el Óscar al que estaba nominada en su momento). De hecho, y aunque no la tenía en mente mientras escribía el relato, ahora que lo dices veo puntos en común entre las dos protagonistas y el infierno al que se ven arrastradas por el destino. Gracias por la apreciación 😉

    @ Pikadili: No sé cuál de los tres comentaristas en concreto eres, pero al igual que me pasó con los otros dos, tus palabras me dieron un subidón de motivación que ni te cuento. En serio, así da gusto romper con el “miedo al qué dirán” los demás al leer algo propio, jejeje.

    A todo esto, te invito a que te pases por “700 palabras”, mi blog de relatos, si tienes curiosidad por leer alguna cosilla más (para evitar hacer spam puedes acceder a él pulsando mi nick en el comentario).

    Un saludo y nos leemos por ahí 😉

    Escrito el 2 diciembre 2015 a las 19:28
  10. 10. KMarce dice:

    Saludos Frank:

    Concluyendo mi 10/10 del reto de beba con tu texto. Te animo a que lo realices si aun no lo has hecho, comentar diez relatos después del tuyo.

    Me gusta comentar las mejoras primero y concluir con lo que me ha gustado. Lo primero que he notado es que al inicio de tu historia, hay unas repeticiones: una es, “cisnes de cuellos largos”, todos los cisnes son así, por ende aunque suene bonito, es una descripción a mi parecer, innecesaria. Y el otro es: “Y a lo lejos, en la lejanía”, ambas expresiones significan lo mismo. Yo me he peleado con la RAE por admitir:entrar adentro y salir afuera, pero en fín, pienso que lejos a la lejanía todavía no entra.

    Creo que este relato es más una narrativa, ya que solo el personaje de ojos de tiburón habla, por ende, creo que los guiones de diálogo no representan un diálogo,ya que no comparte charla con nadie, sino es un monólogo, debido a que Ane ni le contesta; por lo que creo que las flechas españolas son más apropiadas, o las comillas si te apetece.

    Soy una persona muy visual, así que las descripciones del cuadro y lo que Ane plasmaba en su dibujo me ha gustado. Siempre tendré que decirlo, pero me parece que ella llega a quitarse la vida, sino me equivoco. Yo no aprecio mucho esa técnica porque conocí a dos suicidas y me parece una salida no liberadora sino derrotista; sin embargo, creo que la mágia hubiera recaído en que el cuadro, dibujo o sus lápices mágicos la liberaran de ese engrendro; pero creo que tomaste un recurso que te pareció propio y ya es parte de la vena del escritor y no pretendo criticarte o censurarte.

    En general, viendo al menos que ha parado en un lugar afable, puedo decir que me ha gustado las descripciones, la concentración y empeño de la niña, pese a la agresión del otro. No me hizo recordar a El Laberinto del Fauno, sino a Coraline, en donde la nena pasa a otro mundo, casi igual pero mejor; a través de una pequeña puerta.
    ¡Nos leemos!

    Escrito el 5 diciembre 2015 a las 06:25
  11. 11. Frank Novalis dice:

    ¡Hola, KMarce!

    Hay que ver cómo se le pueden pasar a uno esos errores que comentas, aún habiendo leído y releído el texto mil veces. Tienes razón con lo de los cisnes y, qué demonios, también la tienes con la repetición de la distancia. Más razón que un santo, oye. Y lo de los guiones y las comillas es algo en lo que no caí, es verdad, más por ignorancia que por despiste. Tengo que pulir un poco el tema de los diálogos, porque todavía hay cosillas que se me escapan. ¡Gracias!

    Te agradezco enormemente tu crítica, me ha resultado muy valiosa.

    ¡Nos leemos!

    😉

    Escrito el 5 diciembre 2015 a las 20:23
  12. 12. Christian Joseph White dice:

    Fabuloso relato… el final reconozco que me lo veía venir 😛 La atmósfera y las imágenes son muy sugerentes, teñidas de fantasía. Transportan con suma facilidad al lector hasta ese mundo que has creado. Este “bosque encantado” puede seguir sirviéndote para el próximo taller 😉 Te felicito por tu trabajo, compañero. Sigue escribiendo así.

    ¡Saludos, Frank!

    Escrito el 9 diciembre 2015 a las 02:13

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