Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

El lápiz mágico - por Arameo

Web: http://elastronautadelespacioenblanco.blogspot.mx

Al menos un centenar de cuadernillos fueron encontrados en la celda. Las luces parpadeantes le daban un aspecto de antigua bodega, sucia y húmeda.

—¡Magia! el milagro de los incrédulos —dijo el hombre de gabardina parado frente a la celda, mientras se preparaba para prender un cigarrillo.

Su acompañante, un novato del cuerpo policial, aguardaba en silencio contemplando al detective quien con aire misterioso se preparaba a dar un par de lecciones.

—Déjame hacerte unas preguntas —dijo al fin—. ¿Cómo puede alguien escribir más de 7000 páginas con un lápiz de madera… —hizo una pausa mientras le daba una calada a su lucky strike— en un solo día? Aún si escribieras con las dos manos te llevaría semanas.

El novato, un hombre delgado y menudo pero con un semblante a todas luces analítico, lo observó por un momento. —Pues déjame responder a todas ellas de un solo tajo —prosiguió el detective, sin darle posibilidad de decir palabra alguna—. A nadie le importa. El tipo está muerto. Fue colgado por asesinato múltiple. Yo lo atrapé. Y ahora me tienen metido en esta ratonera por un truco de magia barato.

El novato se acercó a la pila de libretas y comenzó a hojearlas. Todas las páginas empezaban con la misma fecha, el día antes de la ejecución. De acuerdo a los guardias en turno el sentenciado pidió un cuaderno para anotar su última voluntad, uno solamente.

El detective hizo anotaciones en un libreta gris, la cerró de golpe y ladeando la cabeza le señaló la salida al novato. Para fines técnicos, presintió, eso significaba “caso cerrado”.

A punto de salir, y de imprevisto, un guardia los detuvo en seco. El sudor le escurría desde la base de su gorro hasta la punta de su barbilla achatada. —¿Detective Rant? —dijo—. El superintendente Maxwell me dijo que podría encontrarlo aquí. Jacobs, detective, el homicida, ¡ha escapado!.

Rant se tomó un par de segundos para analizar si se trataba de una broma de mal gusto. El guardia envuelto en sudor le explicó que el cuerpo del sentenciado, el mismo que había desdeñado todo aquel desorden de palabras en la celda en la que ahora se encontraban los tres hombres, había desaparecido de la morgue.

El novato volteó a ver la cara de Rant, pero en su cabeza todo comenzaba a dar vueltas. El detective palideció y comenzó a negar con la cabeza mientras desviaba la mirada. El guardia sudoroso pareció haber recapacitar sus propias palabras, aún así recitó finalmente —¡ha resucitado, y escapado!

El novato regresó nuevamente a revisar la pila de cuadernos. Rant permaneció en la entrada. Le gritó que tenían que ir a la morgue cuanto antes, pero el novato no hizo caso. De pronto detuvo sus movimientos y volteando a ver a Rant levantó, triunfante, un libro café muy viejo desgastado, cuyo título rezaba: “Magia blanca moderna: Magnetismo, hipnotismo, sugestión y espiritismo”. Rant observó incrédulo, en espera de una respuesta.

—Aquí está Detective, ¿no lo entiende? Jacobs tenía un lápiz de madera, los guardias lo confirmaron. Nunca fue confiscado. —retomó aire, como pensando en sus siguientes palabras—. Después no hay señas del lápiz. Tomando en cuenta que la longitud del mismo pudiese permitir a Jacobs ingresarlo en su garganta, únicamente tendría que cortarle la punta para usarlo como contención a la presión que la cuerda de ahorcamiento ejercería en su tráquea. ¿No lo ve detective? Jacobs no está muerto, escapó y uso métodos de hipnosis para aparentar su muerte: controló sus pulsaciones y su temperatura corporal.

Rant enarcó la ceja. —Entonces, ¿el preso tuvo tiempo de escribir 146 cuadernos a puño y letra, con un lápiz de carbón lo suficientemente grande para que al final se permitiera usar la parte desgastada para planear su escape, al tiempo que se instruía en las artes del hipnotismo, en un solo día?

El novato se quedó sin argumentos, hasta para él eso era demasiado descabellado. El guardia, quien entre tanto se había limpiado el sudor de la frente con un pañuelo marrón, refirió —pudo haber tenido suficiente tiempo, si el señor le hubiese dado el don de vivir más de lo permitido, como se lo permitió a matusalén, o a moisés.

Rant se dejó caer sobre la reja de la celda agotado ante tanto sin sentido. —¡Milagros! la magia de los crédulos —dijo al fin.

Mientras tanto en un alejado café de minnesota W. Jacobs pedía una segunda taza de americano, lápiz en mano, dispuesto a seguir escribiendo.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

3 comentarios

  1. 1. Dianet dice:

    Hola Arameo.
    Muy buena lectura la de tu relato. Yo no tengo mucha experiencia en buscar fallos en la escritura. Esperemos a ver si algún compañero tiene mejor ojo que yo. Felicitaciones.

    Escrito el 3 diciembre 2015 a las 11:02
  2. 2. beba dice:

    Hola, Arameo:
    Me gustó tu historia, aunque es descabellada.¡Viva la magia!¡Y el refuerzo metafísico de los comentarios de predicador, del guardia! Y “el novato” es vivísimo; lástima que no le alcanzaron las 750 palabras para dar alguna prueba de su lucidez antes del desenlace. Pero me gusta en la atmósfera de “puro cuento” que has creado.
    La inserción del lápiz es ingeniosa; me pareció bueno el truco de engañarnos con la supuesta escritura del preso; uno supone que “obró el lápiz”, aunque no se le presta atención sino al cuaderno.Me parece que el condenado debiera pedir “cuaderno y lápiz”, para que alguien recuerde que el lápiz estuvo ahí. ¿Y de dónde salió el manual de magia? ¿Y en que tiempo este buen hombre leyó, practicó hipnosis, etc?
    En cuanto a la forma, hay varios deslices de puntuación que paso a señalarte, con tu permiso:
    “pareció haber recapacitar sus propias palabra, aún así recitó finalmente —¡ha resucitado, y escapado!” Primero, tienes una “s” de menos en “palabra”; error de dedo, sin duda. Pero en esta construcción necesitas dos puntos después de “finalmente”; y punto y coma antes de “aún”; en este otro fragmento sucede lo mismo: “refirió —pudo haber tenido”.
    “moisés y matusalén” son nombres propios; van con mayúscula.
    “¡Magia! el milagro de los incrédulos.” Aquí te falta la raya de diálogo; y después del signo de exclamación, en este caso, debes colocar una coma para dar a entender que no terminaste la oración; el signo de interrogación solo la cierra y pide mayúsculas.
    “—¡Milagros! la magia de los crédulos —dijo al fin.” Aquí, es lo mismo.
    “confiscado. —retomó”… Mayúscula en retomó.
    Ordenar esta expresión: “Jacobs, detective, el homicida, ¡ha escapado!.” pasa “detective” al final.
    También sugiero revisar el “había desdeñado”; parece que el desdeñador fuese el cuerpo del condenado. Tal vez hayas cambiado el verbo, sin darte cuenta.
    —Pues déjame responder: Aquí debes comenzar una nueva línea. Es una nueva instancia en el diálogo.
    “pareció haber recapacitaDO sus propias palabra, aún así recitó finalmente —¡ha resucitado, y escapado!” Aquí, dos puntos después de finalmente; propias palabraS; y punto y coma antes de “aún”.

    Esta frase no me queda muy clara: “me tienen metido en esta ratonera por un truco de magia barato.” Parece que el detective estuviera preso.
    Bueno, Arameo. Espero que te sirvan mis comentarios. Sobre todo, quédate con el del principio: ¡Viva la magia! Es una buena historia.

    Escrito el 3 diciembre 2015 a las 14:35
  3. 3. beba dice:

    Bueno: Veo que te marqué dos veces un mismo párrafo; es adrede para que no se te olvide, ja, ja, ja.

    Escrito el 3 diciembre 2015 a las 14:37

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.