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El lápiz mágico - por Féli Eguizábal

El lápiz mágico

Marcos miró al niño y lo envolvió con la manta que la abuela les había regalado. Tiritaba. Él y el niño sufrían las inclemencias del tiempo y de la vida. Carmen había muerto al darle la vida y ahora no sabía qué hacer con él, ni consigo mismo. El suelo cubierto con las hojas muertas de las hayas desnudas. Un paraje idílico cuando caminaban juntos, desolador ahora sin su presencia.
«¿Qué puedo hacer? perecemos si vuelvo y si no vuelvo morimos. ¿Cómo acertar? ¿Y los padres? No llegaron el día acordado, habrán sido capturados. Descubiertos y apresados, retenidos en esas cárceles húmedas y lúgubres. No quiero llegar allí. Después, la tortura para conseguir que denuncies a tus compadres. Igual estaríamos nosotros; prefiero morir aquí, qué hago con mi niño, si acaso darle un nombre y mantenerlo con la leche y el aliento de la vaca que he robado, por si sus abuelos al fin llegan. Carmen, ¿lo ves? Se parece a ti, tiene tus labios carnosos y tus ojos negros ¿Nos acompañas? ¡Carmen!… »
Su alma angustiada, luchaba por salvar a su hijo que, sin haber llamado a la puerta estaba ahora en su regazo. ¿Qué culpa tenía que pagar aquel infeliz? ¿Era responsable de la locura que reinaba en el mundo que habitaban? Huérfano, sin calor ni leche materna.
Tras la derrota, los vencidos huían de la cárcel y de la tortura. Los librepensadores eran los más perjudicados, y él lo era. Y aun así no podía perdonarse la temeridad que habían cometido al huir los dos juntos, buscando mejor fortuna. ¡Las circunstancias! se repetían. No fue óbice la proximidad del nacimiento. Pudo haberla dejado en su hogar, pero ambos estaban convencidos de conseguir su objetivo, de salvar cuantos obstáculos encontraran. Eran jóvenes, llenos de vitalidad, y con ganas de tener una existencia más acorde a sus deseos, con toda la intensidad que su juventud les consentía.
Le fallaban las fuerzas, pero cortó un pedazo más de badana del ciervo que había cazado, y se secaba colgada del quicio de la puerta.
«Tengo que escribir a Enrique, que así lo he llamado, como mi padre. Tiene que saber que los dos le quisimos y le queremos, que nuestro mayor delito fue luchar por conseguir un mundo más acorde para todos, defender nuestras idea. Enrique es el producto de nuestro amor, pensamos que nada podía fallar, que… Nos equivocamos, sí. Y las consecuencias han sido nefastas, sí. Pero nuestras intenciones eran muy otras… »
El lápiz rodó por el suelo, se había quedado tan pequeño que apenas se veía. Atónito, desesperado, buscó y buscó, hasta que una ráfaga de viento lo llevó de nuevo hacia sus dedos. No podía abandonar, siguió escribiendo y siguió y siguió…
Los pastores limpiaron la maleza del camino y se abrieron paso hasta la cabaña de la pradera lindante a los montes donde las ovejas pastaban y cuidaban sus retoños, los perros vigilaban y decidieron tomar su almuerzo. Un hito les sirvió de mesa para colocar sus viandas y charlando animadamente dieron cuenta de ellas.
—Da la sensación, de que esta cabaña ha estado habitada –observo el más joven, que no paraba quieto un momento.
—Siéntate y come, que se queda frío el puchero —contestó el mayor, cuya barba le convertía en un anciano mayor de lo que era.
—No, en serio. Fíjate en esa losa —Y mientras hablaba, la removió.
—Dios mío —exclamó cayendo de bruces al suelo.
El anciano reía a carcajadas mientras se acercaba al hueco que la losa tapaba. Sus ojos se quedaron clavados con el espantoso hallazgo, y su corazón comenzó a palpitar peligrosamente. Algo mareado se arrodilló y alcanzó las badanas escritas que tapaban el esqueleto de un niño. Desenrolló las pieles de las que cayó la punta de un lapicero tan minúsculo del que no se percató hasta que leyó al final de la badana, “¡no desprecien el lápiz, es mágico! Gracias a él, he podido explicarle a nuestro hijo, nuestra desgraciada aventura. Le pido a la persona que lo encuentre, que escriba nuestro final”
El anciano sujetó el lápiz como pudo, pues tan pequeño era que resultaba difícil mantenerlo firme. Al tiempo que lo acercó al cuero, se puso a escribir los pormenores y sufrimientos del autor. Al terminar, descubrieron sus restos detrás de la cabaña donde las alimañas le habían dado buena cuenta.

© Féli Eguizábal Fernández

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9 comentarios

  1. 1. Vespasiano dice:

    Hola Féli:
    “El suelo cubierto con las hojas muertas de las hayas desnudas”. Sin duda estás describiendo parajes de La Rioja.
    Con todo mi respeto te apunto:
    «¿Qué puedo hacer? perecemos si vuelvo y si no vuelvo morimos…Aquí me suena extraño el tiempo verbal empleado. Creo que encajaría mejor en tiempo condicional simple.
    «¿Qué puedo hacer? pereceríamos si vuelvo y si no vuelvo moriríamos…
    “capturados. Descubiertos”. Antes de ser capturados tienen que haber sido descubiertos.
    “No quiero llegar allí. Después, la tortura para conseguir que denuncies a tus compadres”. “No quiero llegar allí” lo escribiría a continuación de: “Después, la tortura para conseguir que denuncies a tus compadres”. Porque creo que confunde un poco al lector que ha de releerlo.
    “…qué hago con mi niño,” Aquí creo que debería ir un signo de interrogación “…¿qué hago con mi niño?”
    Bueno en cuanto al contenido me ha parecido una historia triste y un poco confusa.
    Felicidades.

    Escrito el 30 noviembre 2015 a las 21:29
  2. 2. Dante dice:

    Hola Féli! He sido uno de tus comentaristas anónimos.

    Quería volver a felicitarte por tu relato. Más allá de las consideraciones de forma y contenido (señalando tanto lo positivo como los puntos de mejora) que puedan aportar los compañeros, quiero destacar que la historia que sirve de base a tu relato tiene una interesante particularidad: podría ser tratada en diversos géneros narrativos y en distintos formatos de diversa extensión.

    Asimismo, un tema tan profundo ha sido tratado con inteligencia y sensibilidad y creo que merece elogio que hayas conjugado dos recursos tan distintos como el narrador en tercera persona omnisciente con el monólogo interno. No es fácil conjugar dos recursos tan distintos y hacerlo con efectividad para que salga ganando la historia en sí.

    Espero que más compañeros sigan disfrutando del relato y exponiendo sus constructivos puntos de vista, como lo ha hecho Vespasiano.

    Nos seguimos leyendo.

    Saludos.

    Escrito el 2 diciembre 2015 a las 20:37
  3. 3. Manoli VF dice:

    Hola Feli. La historia está bien narrada y los recursos literarios bien utilizados, en cuanto a la forma todo bien, pero en el contenido a mí me han faltado “trozos” de historia, no la he entendido bien, no se si has tenido que recortarla, porque no me ha quedado clara la situación que vivían los moradores de la cabaña, se me ha hecho un poco apresurado.

    Nos seguimos leyendo. Un saludo.

    Escrito el 5 diciembre 2015 a las 23:11
  4. 4. Féli dice:

    Hola Vespasiano, aunque respondo algo tarde me ( por motivos de trabajo y demás) me aleggra mucho oirte y quiero agradecerte tus comentarios sobre mi trabajo,a la vez que siento que te haya resultado confuso. Pero bienvenida sea tu crítica que junto a las de otros compañeros me ayudan a repasar cuento. Efectivamente la localizacion el paraje es riojano, aunque existen hayedos preciosos en otras partes de la peninsula,tal que en Navarra… ect.
    Pasaré por tu relato, que seguro es excepcional. Nos seguimos leyendo.

    Escrito el 14 diciembre 2015 a las 08:17
  5. 5. Féli Eguizabal dice:

    Hola Dante,
    Ha sido sorprendente tu trabajo para comentar mi relato. Me refiero al anónimo y a éste tambien. Aparte de que eres absolutamente magnanimo y generoso, he apreciado tu elegante minuciosidad y el gran esfuerzo empleado. Te doy las gracias mas sinceras y confio en seguir teniendo tu apoyo.
    Por cierto que estoy trabajando en el relato para conseguirlo mas claro, y mejor conjugado, gracias a tus apuntes.
    Siento contestar tan tarde, pero me queda muy poco tiempo libre. Me gustará leer tu trabajo, seguro que tan interesante y ameno como siempre.
    Nos seguimos leyendo

    Escrito el 14 diciembre 2015 a las 08:23
  6. 6. Féli Eguizabal dice:

    Hola Manoli,
    Gracias por tu lectura y comentarios, aunque siento que no hayas podido entenderla bien. Como les digo a los compañeros, estoy intentado corregirla de manera que quede mas clara. Si el lector no la ve, es que le falta algo. Buscaré tu relato para leerlo.
    Nos seguimos leyendo

    Escrito el 14 diciembre 2015 a las 08:27
  7. 7. Féli Eguizabal dice:

    Hola Vespasiano, aunque respondo algo tarde ( por motivos de trabajo y demás), me alegra mucho oirte y quiero agradecerte tus comentarios sobre mi trabajo,a la vez que siento que te haya resultado confuso. Pero bienvenida sea tu crítica que junto a las de otros compañeros me ayudan a repasar mi cuento. Efectivamente la localizacion del paraje es riojano, aunque existen hayedos preciosos en otras partes de la peninsula,tal que en Navarra… ect.
    Pasaré por tu relato, que seguro es excepcional. Nos seguimos leyendo.

    Escrito el 14 diciembre 2015 a las 08:34
  8. 8. Christian Joseph White dice:

    ¡Hola, Féli! Un relato muy logrado el tuyo. Tiene un buen ritmo y un trasfondo profundo. Ha quedado perfecto el final, donde se desvela la tragedia, y mejor aún, es que no has abusado de la premisa del lápiz mágico del taller. Una historia ingeniosa y original, la verdad. Te felicito por tu trabajo 😉 Sigue así, compañero.

    ¡Saludos!

    Escrito el 15 diciembre 2015 a las 20:45
  9. 9. Féli Eguizábal dice:

    Hola Christian Joseph White,
    Espero no decepcionarte si te digo que soy chica. Osea, compañera. Dicho esto, quiero agradecerte tu buena opinion y los buena recepción que has dado a mi trabajo. Con estas palabras de ánimo, es mas facil seguir escribiendo. Buscaré tu relato y lo comentaré. Nos leemos

    Escrito el 16 diciembre 2015 a las 11:46

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