Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

EL LÁPIZ MÁGICO - por CARMELILLA

EL LAPIZ MAGICO

Bruno recibió un nuevo paquete de parte de su tío Ernesto. Generalmente, el tío Ernesto después de cada viaje le visitaba y le traía algún objeto del país en el que había estado, pero en aquella ocasión no pudo entregárselo en persona. Se encontraba en algún lugar de México buscando restos arqueológicos. A eso se dedicaba el tío Ernesto, a la arqueología.
Bruno, su sobrino preferido, era un chaval de 13 años, inteligente, sensible, introvertido, curioso… y con problemas.
La recepción del paquete provocó en Bruno sentimientos contradictorios: emoción y tristeza. Emoción ante lo inesperado y tristeza ante la ausencia de alguien tan importante para él como lo era su tío.
Buscó refugio en su habitación y con impaciencia abrió el paquete. Encontró una escueta nota de su tío y un objeto.
“Hola Bruno, siento no estar ahí contigo. Eso que estás mirando con asombro y desconcierto lo pongo en tus manos, las mejores. Lo encontré en mi enriquecedora visita a la Pirámide de Keops, en Egipto. Confío en tu discreción absoluta. No puedes mostrar a nadie mi regalo. Nadie puede saber que encontré un objeto en la pirámide. Nadie puede ver lo que te entrego. Tus sentimientos te harán descubrir su poder. Te veré pronto. Te quiero”
Su tío acertó de pleno; Bruno estaba desconcertado. Observaba el objeto con curiosidad pero también con incredulidad. Su tío había puesto en sus manos un objeto de valor, un objeto con historia, con mucha historia, misterioso, con poder… había puesto en sus manos… ¡UN LÁPIZ!
Lo mirase desde dónde lo mirase, desde arriba, desde abajo, lo mirase como lo mirase al tras luz, a oscuras, hasta lo miró con lupa, dejó un rato de mirar y volvió a mirarlo de reojo. Nada, no sucedía nada.
Bruno comenzó a pensar que su tío le había gastado una broma. Poco poder veía en un Lápiz, sin embargo, su tío, se lo había presentado y regalado como si fuera un “lápiz mágico”.
La explosión interna que le había causado la recepción del paquete estaba desapareciendo como las nubes en un día de viento. Bruno, no era capaz de encontrar el misterio al lápiz y en cuanto a su poder…si sus sentimientos eran los que le iban a mostrarselo, prefería no encontrarlo nunca.
Bruno, abandonó el lápiz sobre su escritorio. Miró apesadumbrado por la ventana. Observó cómo el cielo arrojaba agua y se preguntó por qué la lluvia no caía en líneas de agua continúas. Por qué las líneas se rompían para formar gotas. Se preguntó por qué no era capaz de acabar con ello. Se preguntó por qué no tenía valor y en qué momento se había vuelto un cobarde. Se preguntó si quizá no había nacido ya cobarde. Se preguntó por qué él. Sintió una punzada que recorrió su pecho y se clavó en el cerebro.
Volvió la cabeza hacia el escritorio y vio el lápiz. Sonrió con la mitad de su boca. Se sentó, lo tomó entre sus dedos y comenzó a escribir:
“Cada insulto, cada empujón, cada nota grosera, cada mirada agresiva… me humilla y me hace pequeño, muy pequeño. Quiero ser invisible. Quiero pasar inadvertido. Que nadie me mire, que nadie me hable, que nadie me dañe. Quiero no existir. Quiero marcharme. Lápiz, haz magia, concédeme mis deseos”.
Bruno cerró los ojos con la esperanza de no volver a abrirlos. Apretó los párpados hasta hacerse daño… pero algo le rozó el pelo, una caricia suave y delicada se posó en su cara y le hizo abrir los ojos. Sobre su escritorio, el papel en el que acababa de escribir su sufrimiento y sus deseos, comenzó a arrugarse y a encogerse para luego volver a estirarse despacio hasta recuperar su forma y quedarse como una pequeña sábana blanca recién planchada.
Cogió el papel, se frotó los ojos con el dorso de su mano y retiró la lluvia que quedaba en ellos. Y leyó: “Soy Bruno, soy fuerte, soy persona. Estoy vivo. Tengo una vida y un futuro. Tengo un río que cruzar y ver y vivir lo que hay en la otra orilla. No estoy sólo. La esperanza existe para mí”.
Bruno dobló el papel, lo hizo pequeñito, lo paseó por su pecho, aspiró la magia de las palabras, suspiro profundo, abrió la puerta de su casa y salió a recuperar su vida.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

13 comentarios

  1. 1. Carlos Rosae dice:

    Bonita y tierna historia, incluso con doble lectura, ya que podemos pensar que el lápiz realmente era mágico o que era todo una imaginación de Bruno.

    Saludos

    Escrito el 30 noviembre 2015 a las 23:40
  2. 2. beba dice:

    Hola, Carmelilla:
    Gracias por tu visita.
    Tu relato es sencillo, tierno, y está escrito correctamente. Me gusta que postule la superación personal como valor final.
    Me parece, sin embargo,que el desenlace es algo brusco y “suelto” en la secuencia de la historia.¿Qué hace que Bruno decida escribir sobre sí mismo? ¿Qué señales le da el lápiz, por ejemplo? Se me ocurre que Bruno se planteara formalmente probar que la vida puede ser diferente y DECIDIERA usar el lápiz para lo que es, escribir.
    Un saludo.

    Escrito el 1 diciembre 2015 a las 00:29
  3. 3. Sara dice:

    Carmelilla,me parece muy prolija la escritura de tu cuento. Me es simpàtica la historia,no soy afìn a los cuentos con finales tan de superaciòn pero me resulto bien.

    Lo que me fascino y creo que es la gran cualidad de tu escritura,son las descripciones, por ejemplo la de la lluvia.

    Saludos y nos seguimos leyendo!

    Escrito el 1 diciembre 2015 a las 14:55
  4. 4. Alma Rural dice:

    Hola Carmelilla. Me ha gustado que en tu relato le des la voz a un adolescente de 13 años y la relación de amor-admiración entre sobrino y tío.

    No me ha parecido que el final sea algo brusco sino todo lo contrario. En el segundo párrafo defines a Bruno como un chaval con problemas. No nos dices qué problemas; lo cual está muy bien porque nos dejas la puerta abierta a nuestra imaginación.

    Y en el párrafo final le das una posible solución a esos problemas con ayuda del lápiz mágico que le empuja a superarse a si mismo.

    Te felicito por tu historia. Un saludo

    Escrito el 1 diciembre 2015 a las 19:57
  5. 5. Sandra Adrian dice:

    ¡Hola Carmelilla! En primer lugar felicitarte por tu historia, la encuentro muy bonita, de las de llorar. Las descripciones también son muy buenas, la de la lluvia que han comentado, y entre los personajes hay una buena relación, entrañable.

    Pero hay una cosa que me parece que se te ha colado, hay una frase que dices: “Si sus sentimientos eran los que le iban a mostrarselo”. Bien, “mostrárselo” (con acento en la a) y “le” sobra, pues ya lo estás indicando en el verbo con el “lo”.

    Por lo demás todo perfecto, me ha gustado mucho Bruno, tan frágil, tan tierno, tan dulce… Me he sentido identificada, pues yo a esa edad también tuve problemas creo que del mismo tipo y lo que ha escrito con el lápiz es justo lo que uno siente.

    De nuevo, felicidades, si tienes un hueco y te apetece algo de fantasía mi texto es el 198. Saludos.

    Escrito el 1 diciembre 2015 a las 20:53
  6. 6. Leosinprisa dice:

    Hola,esta es una de esas historias, sensibles y poderosas, que te ayudan a recapacitar sobre tu propia historia, la de la vida de uno mismo.

    Una historia coherente, encantadora y tierna, y llena de esa magia que todo escritor necesita para llegar a su público.

    En ello has triunfado, enhorabuena. Un saludo y gracias por comentar mi texto.

    Escrito el 3 diciembre 2015 a las 10:42
  7. 7. Wiccan dice:

    Hola Carmelilla,
    Antes de nada, muchas gracias por por pasarte por mi relato y por tus ánimos.
    Creo que tu relato es muy tierno, pasamos de la ternura que se siente entre el tio y el sobrino a la ternura que como lector sientes por los problemas de Bruno. Tengo que decirte que a mi tampoco me ha parecido precipitado el final del relato, es magia, y eso es lo bonito de la magia, que no necesita una justificación. Y la idea de transformar el papel de lo que el niño siente a lo que debería sentir me ha gustado también, creo que todos somos conscientes cuando estamos en una situación mala de que puede haber otra forma de verla pero en cierto modo nos la negamos, así que nos vendría bien tener este lápiz. Pero lo que está claro es que con el texto transmites perfectamente el sentir de una persona desesperada que lucha con sus sentimientos, con lo cual te felicito.
    Formalmente solo me sonaron raras dos cosas:
    – La frase “Eso que estás mirando con asombro y desconcierto lo pongo en tus manos, las mejores”: me suena mejor “Pongo en tus manos, las mejores, lo que estás mirando con asombro y desconcierto”
    – La frase “Tengo un río que cruzar y ver y vivir lo que hay en la otra orilla”, sustituiría el primer “y” por un “para poder” o únicamente “para”.
    Por lo demás, un gusto leerte. Un saludo.

    Escrito el 3 diciembre 2015 a las 21:28
  8. 8. charola dice:

    ¡Hola Carmelilla! Una historia encantadora, sencilla y a la vez profunda. Muy bueno tu relato. Felicitaciones.
    Si te apetece leer un relato mágico pasa por el mío (71)

    Escrito el 4 diciembre 2015 a las 05:25
  9. 9. CARMELILLA dice:

    Buenos días a tod@s, os agradezco muchísimo todos vuestros comentarios, me gusta escribir y lo hago desde que era niña pero rara vez he dejado que nadie leyera lo que escribo, creo que por miedo a la opinión del otro, tiene que ver con la inseguridad de cada uno. Sin embargo encontré, hace dos escenas, este taller y me animé a escribir y a dejarme ver. Tengo que reconocer que las opiniones que me “rectifican”, en un primer momento, me golpeaban (un poquito) en mi ego, pero como ya soy muy adulta he asumido rápidamente que con vuestros comentarios, sean los que sean, me están enriqueciendo y mucho, además me han dado fuerza para escribir y seguir superándome.
    Gracias otra vez y el que se vaya de puente que lo disfrute y el que se quede que lo disfrute también.
    Saluditos.

    Escrito el 4 diciembre 2015 a las 09:03
  10. Bonita y tierna tu historia Carmelilla.
    Tus miedos son habituales en muchos de los que escribimos, pero se aprende mucho “arriesgándote” a dejar leer como estás descubriendo. Sigue contando historias tan lindas.
    Un saludo y gracias por comentar mi texto.

    Escrito el 5 diciembre 2015 a las 18:11
  11. 11. Robert w. Peterson dice:

    Hola:

    La historia posee un bonito mensaje de superación personal. A continuación te indico los fallos o aspectos a mejorar:

    – En muchos momentos de la historia abusas del contar en detrimento del mostrar. También introduces elementos que no son relevantes para entender la historia.

    – Por otro lado, solo hay una voz dentro de la historia: la del narrador; me explico: la nota de su tío está igual escrita que la nota que escribe Bruno al final y es igual al registro empleado en toda la historia; eso le resta credibilidad.

    – No me parecen acertados algunos recursos empleados como “retirar la lluvia” o que de pronto, y sin venir muy a cuento, se pudisera a escribir una nota nihilista…

    Es un texto sencillo, de lectura ágil, con un bonito mensaje. ¡felicidades!

    ¡Nos leemos!

    Escrito el 6 diciembre 2015 a las 16:27
  12. 12. Christian Joseph White dice:

    Un relato sensible y emotivo. De lectura amena, con buen ritmo. La superación del protagonista en el desenlace es un guiño de esperanza al lector. Bien elaborado, y excelente manera de explotar la premisa del taller. Felicitaciones por tu trabajo. Saludos, compañera 😉

    ¡Nos leemos y hasta la próxima!

    Escrito el 7 diciembre 2015 a las 02:33
  13. 13. Demetrio Vert dice:

    Hola Carmelilla. Gracias por leerme.

    En cuanto a la forma del texto, abreviaría la presentación, le daría más tensión al desenlace (Bruno maldice y rompe algo por la frustación de no ver a su tío, lo que además puede explicar su ganas de desaparecer) y un desenlace más impactante. Algo mas duro le tiene que pasar para que determine sus ganas de vivir.

    Ya te ha dicho Robert w. Peterson que es muy descriptivo. No hay acción. Muestra más en vez de describir. Relata como es un chico frustrado, enfadado; no cuentes como se siente. Es un texto corto. Hay que entrar a saco en la acción. Ello nos dice como son y que sienten los personajes.

    Puedes hacerlo. Adelante.

    Escrito el 17 diciembre 2015 a las 13:15

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.