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El lápiz mágico - por Ichabod Kag

Web: http://beyond-kag.blogspot.mx/

El lápiz mágico

Una vez, hace cierto tiempo, existió un joven campesino muy pobre y solitario que vivía apartado de su villa, en un claro dentro del bosque. Aunque carecía de grandes lujos, no ambicionaba nada más que poder proseguir su vida en paz como hasta ese momento.

Cierto día, mientras iba a recoger agua, escuchó quejidos que provenían del fondo del pozo. Se asomó y alcanzó a distinguir un perro que se ahogaba. Sin mayor demora hizo descender el cubo y, una vez que el animal se halló a salvo dentro de él, procedió a subirlo con premura. Estando ya arriba, en la seguridad que brinda el terreno firme, el perro le agradeció al joven.

El animal llevo a su salvador a través del bosque hacia una parte que el campesino desconocía por completo, repleta de matorrales espinosos y árboles secos. Finalmente, se detuvo frente a un tronco caído comido ya por los gusanos.

— Excava ahí abajo —ordenó el can.

Sin más dilación el campesino obedeció esperando hallar una olla repleta de monedas o de joyas preciosas. En su lugar desenterró un palito de color amarillo casi de un palmo de largo. Uno de sus extremos era suave y rojo como las rosas mientras que el otro era tan negro como el carbón.

— Lo que tienes en tus manos es un lápiz mágico —señaló el animal—. Con él puedes escribir lo que y se hará realidad.

— Pero yo no sé leer no escribir —argumentó el otro.
— No hay problema con ello. En un instante aprenderás y, al mismo tiempo, comprobarás el poder del lápiz.

De regreso a la cabaña, el mago le enseñó a escribir la frase “El campesino sabe leer y escribir”, tras lo cual desapareció. A la mañana siguiente, el hombre despertó y en efecto fue capaz de comprender lo que él mismo había escrito.

Lo primero que se le vino a la mente fue escribir que caerían mejores lluvias y que su cosecha sería la mejor de todo el reino. Sin embargo, tras meditar un poco, decidió que lo mejor sería disfrutar las bellezas de la vida sin agotarse demasiado. Así lo escribió: “El campesino es rico, vive en una mansión con sirvientes que lo atienden y no tiene que preocuparse por nada”.

Se acostó y, al levantarse, no se hallaba ya sobre su piojoso colchón de paja, sino postrado en una lujosa cama con dosel de lino y sábanas de encaje. La cabaña había sido reemplazada por un lujoso castillo en medio del bosque y por doquier oíase el rumor de los sirvientes prestos a atenderle en sustitución del silbo matinal y del trinar de los pájaros.

Alegre por esta nueva vida, el rico decidió celebrar cada día hasta su muerte. No reparaba en banquetes y en lujosos vinos. Pronto decidió aislarse para disfrutarlos mejor y recibir a los reyes que se habían hecho sus amigos.

Cierto día llegó al castillo una hermosa mujer, esposa de un rey ya anciano. El hombre se enamoró de ella, pero sabedor de que no podía tenerla se entristeció grandemente hasta que recordó su lápiz mágico. Esa misma noche escribió en una hoja de pergamino “Que el anciano rey muera y su hermosa mujer sea mía”. Así sucedió.

Se celebraron las nupcias, pero los súbitos del fallecido monarca decidieron declararle la guerra pues sospechaban de él. El hombre no tuvo más que hacer que escribir su victoria con el lápiz mágico.

Aunque en efecto se ganó la guerra, otros reinos comenzaron a desconfiar y a temerle, así que también se levantaron en armas contra él. Pronto, estuvo rodeado de enemigos. Sin importar a cuantos matara, otros más aparecían en su lugar. Finalmente, tuvo la resolución de escribir una frase fulminante con su lápiz: “Todos los que me odian, morirán”. Al día siguiente se halló solo, rodeado de cadáveres. Hasta su esposa había muerto.

Salió a lo que antes había sido su amado bosque y lo encontró hollado por la guerra y la muerte. Ni siquiera el sol brillaba. Lloró amargamente antes de escribir con su lápiz una frase final sobre una corteza quemada en el suelo.

Ese mismo día volvió el perro y halló el cadáver de su benefactor. Leyó lo que había escrito, soltó un ladrido a modo de carcajada, tomó el lápiz mágico con su hocico y abandonó la zona.

Siempre pasaba igual.

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4 comentarios

  1. 1. Ichabod Kag dice:

    Como ya lo mencioné en la entrada principal, este texto es solo una versión resumida. La original pueden hallarla en mi blog

    http://beyond-kag.blogspot.mx/

    Escrito el 29 noviembre 2015 a las 23:21
  2. 2. Daniel Drago dice:

    me parece interesante leer un relato que roza el género de cuentos de hadas. Si bien el final era algo previsible (hay algunos cuentos clásicos que tienen un devenir parecido), disfrute su lectura, tiene un ritmo propio y esta escrito en un estido llano mas no infantil ni simple. Éxito.

    Escrito el 30 noviembre 2015 a las 19:34
  3. 3. Cryssta dice:

    Más que un relato corto se trata de un cuento, me ha gustado aunque creo que lo has escrito de una forma un tanto precipitada y esto te ha llevado a cometer algunos errores que te señalo a continuación:

    – “El animal llevó…” te olvidaste de la tilde en “llevó”
    – Los perros no hablan por lo que tal vez debías haber mostrado sorprendido al campesino al oír al perro.
    – “puedes escribir lo que quieras…” se te olvidó el “quieras”
    – “no sé leer ni escribir” pusiste “no escribir”
    – en la cabaña hay un mago que no se sabe de dónde ha salido ni por qué está allí
    – dices “el rico decidió celebrar…” creo que sería mejor seguir llamándole “campesino”
    – “los súbditos” pusiste “súbitos”
    – lo de escribir en una corteza quemada no me cuadra mucho ya que sería bastante difícil leer la frase, es negro sobre negro.

    En cuanto tenga tiempo leeré la versión más larga, seguro que me gusta.

    Un saludo

    Escrito el 1 diciembre 2015 a las 09:33
  4. 4. Cryssta dice:

    Acabo de leer la versión larga, en ella sí muestras la sorpresa al escuchar al perro y aclaras que es el mago. Te aconsejo que leas el texto largo despacio porque también has puesto algunas cosas mal y en cuanto lo leas con atención te darás cuenta y podrás rectificarlo.

    Escrito el 1 diciembre 2015 a las 09:40

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