el lapiz magico - por carmen

Cada día pasaba por la tienda de antigüedades.No podía evitar detenerme a buscar en el escaparate la cajita que tanto me gustaba.Me decidí a entrar y la señora de la tienda me explico que era un objeto muy especial de dudosa procedencia mientras la habría suavemente revelando lo que en ella se encontraba.Un extraño lápiz con un guardapuntas de plata con forma de cabeza de dragón surgió del interior apuntándome.Decidí finalmente llevarme la caja con el lapicero y por el camino brotaban de mi imágenes de paisajes, animales, plantas…con el desesperado deseo de dibujarlas con ese extraño y mágico lápiz. Tenía la sensación de que la caja me había estado esperando durante mucho tiempo, que me había llamado haciéndome pasar día tras día delante de ella pero lo que no sabía es que no había sido la caja.

El fin de semana empezaba mañana, así que comenzaría a preparar equipaje llevando mi mágico lápiz y unas cuantas láminas para pintar. Tenía que terminar mis bocetos y aprovecharía el tiempo de ocio para adelantar trabajo.Continué buscando ropa de abrigo, habían avisado de que se avecinaba un frío y nevado fin de semana y debía prepararme bien para ir al pueblo. Conseguí que mis padres me dejasen la casa para mi sola y disfrutar de ella sin nadie que me interrumpiese y poder avanzar en mi proyecto.

Allí estaba yo, sentada en el sillón helada de frío lo más pegada a la chimenea que podía estar para entrar en calor. En mi mano derecha sujetaba el lápiz y comencé a pintar. La punta se deslizaba con sorprendente suavidad, realizando trazos perfectos y firmes. Me animé a seguir pero me sentí extraña, en ciertos momentos la sensación que tenía era de que me guiaba algo.
La luz del atardecer iba disminuyendo y yo iluminada por el fuego de la chimenea seguía dibujando hasta que decidí levantarme y encender una lámpara y poder ver mejor. Cogí la lámina, los dibujos parecían diferentes con otros tonos e incluso el árbol que había pintado no estaba igual, le faltaban ramas y hojas.Seguí pintando con un afán desconocido en mi, solo quería pintar… me desperté en el sillón al día siguiente. Me quedé durmiendo quizás había vuelto mi sonambulismo de pequeña. Era lo único que tenía sentido para mí en esos momentos al encontrar unos dibujos que ni siquiera recordaba haberlos realizado o había algo más….empecé a alterarme tenía que seguir pintando, no podía parar y mis dedos me dolían de apretar el lápiz, el dichoso lápiz me estaba transformando, era el lápiz, era el lápiz. Un ruido oía lejano, paró y otra vez comencé a oírlo, esta vez más cerca, más cerca. Entonces me desperté.