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El Lápiz Mágico. - por El Gato Azul De La Montaña Del Sur.

Web: https://www.facebook.com/ElMundoDeLasEsferas/?ref=aymt_homepage_panel

Ya era cerca de medio día. Estaba harto y cansado de tanta clase. Anhelaba por completo aquellas vacaciones de verano que se acercaban lentas y silenciosas, mientras los días de colegio se hacían más largos y escandalosos. No me gustaba. Odiaba el colegio tanto como la carne y no porque fuera vegetariano, no. A mí solo no me gustaba su desagradable sabor y menos ese olor que despedía al ser cocinada. En mi casa nadie podía entenderlo, todos comían carne menos yo, pero el vegetarianismo hizo que pudiera adoptar una forma de vida, que mis padres pudieran aceptar hasta cierto punto, pues para ellos, la carne era un ingrediente importante en el menú. De esta misma forma el colegio era cualquier cosa para mí, menos un segundo hogar, tanto más importante para mis padres como la misma carne.
Me sentía prisionero cada vez que cruzaba las puertas de entrada. Mis compañeros no eran dignos de mi confianza y menos de mi amistad. Todos tan antipáticos y con aires de superioridad… no me interesaba. No sé si los maestros estaban o no preocupados por mí, porque a cada rato llamaban a mis padres a reuniones de las que yo apenas me enteraba… incluso estaba en cesiones con la psicóloga, pero según ella, yo era una persona normal.
Nadie me hacía bullying ni mucho menos. Nadie me hablaba, eso era cierto, por lo tanto yo tampoco le hablaba a nadie. No me importaba. Lo único que me gustaba de la clase eran los ratos de privacidad que yo podía lograr, cuando los maestros comenzaban cada clase con el tablero, cuando comenzaban a leer, cuando sus ojos no estaban sobre mí… Solo abría mi cuaderno y tomaba mi pequeño y gastado lápiz para dibujar todo aquello que por mi mente atravesaba; naves espaciales, dragones, soldados ínter-galácticos, selvas y feroces criaturas que solo podían vivir en lo más profundo de mi imaginación, todas con sus historias.
La clase continuaba mientras divagaba entre mis fantasías. Los cuadernos cerrados, mis útiles suspendidos y esparcidos por el escritorio, las ventanas abiertas mientras las cortinas ondeaban sueltas y libres con la leve brisa de un sutil viento primaveral. La mayoría de mis compañeros se limitaban solo a escuchar y atender todo lo que decía la maestra. Yo lo intentaba desde el comienzo, pero mis pensamientos irrumpían en la clase de esa forma escandalosa que solo ellos podían hacer, tentándome con todo aquello que me gustaba.
Saqué mi lápiz del estuche y fingí tomar apuntes, cuando lo que hacía realmente, era dibujar y escribir historias. Dibujo tras dibujo con mi viejo lápiz gastado, escribiendo un diálogo entre mi mundo y yo. Lamentaba cada momento en el que lo afilaba, pues ése lápiz me transportaba a aquellos lugares en los que yo quería estar. Era mi lápiz especial, ningún otro podía ser igual y no me gustaba que me lo hicieran prestar.
Batallas campales en la odisea de un firmamento lejano y futurista. No podía evitarlo, ya estaba allí, sentado en medio de mi nave. Los tripulantes estaban desesperados, pues se acercaba el momento de la colisión. Atención, tensión… Yo era el tripulante más joven y solo yo podía salvar la situación. Con solo un pequeño lápiz en mi mano, me acerqué hasta el puerto de mando. Dibujé una barrera grande y poderosa, impenetrable para el enemigo. En efecto, la barrera se hizo visible cuando estuvo terminada y el enemigo retrocedió unos cuantos metros ametrallándola con toda sus fuerzas. Todos mis compañeros parecían aliviados y volvieron con toda su confianza a embestir al enemigo con gran hazaña. Pero el enemigo liberó al dragón ínter-galáctico del trueno y este salió disparado hacia nosotros rompiendo con sus poderosas alas aquella barrera. ¡Estábamos perdidos! Las municiones se nos acababan y el dragón nos envestía con ira y desprecio. Rápidamente escribí un poderoso encantamiento que envolvió al dragón en fuego, pero bastó solo con un batir de sus alas para romperlo. Me sorprendí al ver tanta fuerza, tanto poder. No tuve alternativa, afilé mi lápiz de nuevo. ¡Tan pequeño estaba ya! Los poderosos rayos que arrojaba el dragón a la nave hicieron que los motores estallaran todos. Mis compañeros estaban perdidos en la desesperanza y guardaron silencio. El dragón agitó entonces su enorme garra y la arrojó sobre mi cuaderno arrebatándome la historia que tanto tiempo me había llevado dibujar.
Nuevamente mi maestra me miraba con ceño.

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4 comentarios

  1. 1. Manoli VF dice:

    Me ha gustado mucho tu texto, Gato azul de la montaña del sur que, al igual que tu pseudónimo demuestra tu gran fantasía. ¡Increíble la escena que nos has descrito!
    Como cosas a mejorar te sugiero revisar un poco la introducción, como cuando dices: “A mí solo no me gustaba su desagradable sabor y menos el olor” ese “solo no” no es una forma correcta. Ese párrafo lo revisaría, también cuando dices:”…una forma de vida, que mis padres pudiesen aceptar.” Sobra esa coma, porque corta la frase.

    Después cuando ya te metes de lleno en lo que realmente quieres contar lo haces muy bien y enganchas al lector, y por lo que a mí respecta me ha gustado mucho.

    ¡FELICITACIONES! Te invito a leer el mío (80) y darme tu opinión.

    Un saludo Gato azul, espero leer más textos tuyos.

    Escrito el 30 noviembre 2015 a las 09:59
  2. 2. beba dice:

    Hola, Señor don Gato:
    Como te comentó Manoli tu relato derrocha fantasía y una gran riqueza expresiva. Me ha gustado.
    Te señalo dos pequeños detalles: 1- En la autopresentación del personaje, el tema de la carne no me parece significativo para afianzar la idea de un adolescente hostil y soñador. 2- Coincido con ella en que ese “solo” no está bien puesto, ya sea que signifique que eras el único de la familia, o que sólo te desagradaba su sabor. El acento puede hacer la diferencia. (Ojo, no está prohibido colocar el acento a solo; es sólo una recomendación de RAE)
    Saludos.

    Escrito el 2 diciembre 2015 a las 20:34
  3. 3. Dispersus dice:

    Hola Gato.
    Curioso texto el tuyo. Tocas muchos temas y está claro con cual te desenvuelves mejor. Alguna cosilla:
    Al comienzo escribes ” Anhelaba por completo” Para mi gusto es una redundancia. Anhelar lleva explicito por completo.
    El párrafo en el que comparas el colegio con la carne, en mi opinión sobra. Puedes explicar perfectamente que odias el colegio sin necesidad de compararlo con algo que luego no vas a retomar.
    A partir de ahí, me encanta. Estás en tu mundo. Te desenvuelves de maravilla en ese tipo de narración. Nada que añadir. Sigue con ello.
    Un saludo

    Escrito el 3 diciembre 2015 a las 10:26
  4. Muchísimas gracias por leer mi relato.
    Para comenzar agradezco mucho los puntos que me han señalado y los tendré en cuenta.
    En cuanto al “solo” la verdad pensé en darle voz propia al personaje, aunque no fuera apropiado. Debo tener más cuidado con ello, muchas gracias.
    La cuestión de la carne también era para dar a conocer mejor al personaje, pues en anteriores textos me han señalado que debo decir más cosas de los personajes. Supongo que debo trabajar más en ello.
    Mil gracias Manoli VF, beba y Dispersus por sus comentarios.
    Saludos y espero leerlos en el taller.

    Escrito el 8 diciembre 2015 a las 21:52

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