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El lápiz mágico - por Jaime Salcedo.

El autor/a de este texto es menor de edad

Jesús encontró a su esposa muerta en la cama después de llegar del trabajo. Consideraba que su mujer era lo más preciado que tenía, las lágrimas en su rostro comenzaron a nacer como las flores en primavera, y a caer, y a morir como las mismas en otoño. Gritó para maldecir al cielo; lo hizo muy fuerte, como si quisiese que su voz penetrara las nubes, partiera el cielo en dos y llegara a los oídos de Dios. No avisó a nadie sobre la muerte de su amada, escribió cartas que envió a todas las naciones, en ellas pedía la receta de una bebida o un hechizo para devolver la vida, esperó nueve meses y no recibió respuesta. Planeó emprender un viaje por todo el mundo en busca de lo que sea que le devolviera la vida a su amada.
Después de viajar durante tres meses vio el final del desierto, notó que se aproximaba a una ciudad brillante y limpia. Llegó y se apresuró a preguntar por todas partes sin obtener respuesta que calmara su ansiedad. Decidió partir, pero antes de hacerlo tuvo que enfrentarse a unos ladrones que lo tuvieron en cautiverio para que fuese sirviente; esto duró dos meses. En un amanecer, cuando Jesús se despertaba vio a dos de los ladrones, estos le dijeron que era el momento de regresar a su libertad de pájaro.
Al salir, viajó hasta llegar a otra ciudad, no menos limpia y reluciente que la anterior. Buscó hasta el cansancio. Nadie pudo darle lo que necesitaba. Iba a macharse, pero antes de hacerlo al rey le llegaron noticias de que había llegado un extranjero apuesto, podría ser el próximo candidato a casarse con la princesa, quien lleva dos años llorando encerrada en su habitación sin comer porque quiere un esposo. El rey envió a doscientos soldados en busca de Jesús, y pidió a los ciudadanos silencio; para no arruinar la sorpresa de que sería el yerno del rey. Cuando Jesús llego al castillo, el rey lo saludó y le ordenó casarse con su hija, no se le permitió hablar al muchacho, pues al instante el rey mandó a traer las mejores comidas para celebrar. Cuando Jesús pudo hablar contó que tenía esposa y que estaba visitando el lugar en busca de algo que su amada anhelaba. El rey, enojado por las palabras (que tomó como una ofensa), mandó a encarcelar por cinco años a Jesús. Este cumplió la sentencia, al ser liberado dio un suspiro y partió.
El enamorado viajó por tres días antes de encontrarse frente a otra ciudad, esta vez estaba evitando ser visto; prefería los caminos solitarios. En uno de esos intentos por no ser visto se encontró con un viejo que fumaba marihuana mientras lo observaba sentado, El anciano le dijo con una voz paciente:
-Tus ojos muestran esa angustia y esa enfermedad que ni la sanidad aguanta. Siéntate a mi lado y cuéntame tus males, quizá pueda darte mi opinión, que aunque humilde, sabia es.
Jesús se sentó al lado del anciano para decirle enseguida:
-No creo que sea prudente contarte mis males. Eres un Desconocido que podría ser un traidor.
El anciano expulsó el humo y rió. El lugar estuvo tan silencioso como si ninguno de los dos estuviese allí, la calma gobernó en el sitio como lo hace en oscuros bosques cuando los animales y los cazadores toman otros rumbos. Luego, el anciano dijo:
-Lo que necesitas es escribir en un papel cuanto amas a tu esposa, pero no es tan simple; tienes que usar el lápiz mágico que tengo en mi bolsillo, pero para que puedas llevártelo tendrás que responderme: ¿Qué es el amor?
Jesús contestó:
-El amor es lo que al mundo le falta y a mi corazón le sobra, todo el amor que en el mundo había es ahora mío, y tiene un deseo: que ella viva.
El anciano metió la mano en su bolsillo y sacó el bolígrafo. Jesús lo tomó y lo guardó, iba a agradecer pero el anciano ya no estaba, se esfumó. Jesús viajó de regreso durante tres años. Al llegar encontró a su esposa igual de muerta como antes, acostada en la cama casi como la había dejado antes de irse. Él, lleno de amor se arrodillo al lado de la cama y comenzó a escribir poesía hasta que sus lágrimas cayeron. Enseguida su esposa despertó. Ella le dio un beso y él la abrazó como nunca antes. Los esposos se contaron sus vivencias hasta el amanecer y vivieron felices para siempre.

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4 comentarios

  1. 1. Roger/NHICAP dice:

    Hola Jaime,
    Fui uno de tus comentaristas anónimos, (te aconsejaba centrar el relato en su segunda mitad, desde el encuentro con el anciano). Te animo, ahora en este foro, a seguir participando en este taller donde podrás aprender mucho, tanto escribiendo como leyendo los relatos y haciendo comentarios.
    Hata la próxima porque te seguiré leyendo.
    Un abrazo

    Escrito el 1 diciembre 2015 a las 11:25
  2. 2. Sandra Adrian dice:

    ¡Hola! He leído tu relato y coincido con Roger en que deberías haber centrado la historia desde que el protagonista se ve con el anciano. Todo lo anterior personalmente se me ha hecho un poco “pesado” porque el protagonista da muchas vueltas.

    Por otro lado, he visto que has cometido un par de faltas. Escribes:

    “Un viejo que fumaba marihuana mientras lo observaba sentado, El anciano le dijo…” En lugar de poner coma después de sentado, es punto y seguido.

    “Quizá pueda darte mi opinión, que aunque humilde, sabia es”
    “Quizá pueda darte mi opinión que, aunque humilde, sabia es” Esta segunda versión creo que sería más adecuada.

    Son fallitos tontos, se te han debido de pasar. Te animo a que sigas escribiendo pues la forma en la que narras las cosas está muy bien. Si quieres leerme mi texto es el 198. Saludos.

    Escrito el 1 diciembre 2015 a las 15:34
  3. 3. CARMELILLA dice:

    Hola Jaime. Tu texto me ha dejado algo confundida, sobre todo, porque no consigo clasificar, si a pesar del drama del protagonista , si el texto es dramático o cómico. Me cuesta leerlo y encontrar continuidad en la historia. Coincido en comentar que a partir del encuentro con el viejo resulta más creíble la historia y el final aunque fuera el mismo otra redacción hubiera resultado más original.
    Un saludo Jaime, seguimos con nuestra afición. Buen día.

    Escrito el 1 diciembre 2015 a las 16:48
  4. 4. A. Pantaleón dice:

    Hola Jaime!
    Hay pasión e intensidad en tu escritura. Eres un gran narrador. Cierto que tienes cosas que pulir y aprender, pero talento te sobra. Me gusta mucho. Saludos.

    Escrito el 6 diciembre 2015 a las 23:01

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