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El lápiz mágico - por Caminante en la sombra

Web: http://www.caminanteenlasombra.com

Mis pisadas resonaban con fuerza sobre el agua que inundaba el suelo.
De pronto pisé algo con mi pie izquierdo. Se trataba de un lápiz, totalmente encharcado. Decepcionado, retomé mi camino.
Pero antes de que pudiera alejarme más, algo en mi interior me dijo que debía cogerlo. Con un rápido movimiento, retrocedí un paso y lo agarré. En cuanto mi piel tomó contacto con él, un suave cosquilleo recorrió mi cuerpo lentamente.
Tres días después, cuando regresé a mi casa tras un día horrible, me tiré furioso sobre el sofá. No tenía ganas de nada. Entonces reparé en el lápiz, suavemente colocado sobre la estantería que había al lado del televisor. Sin saber porqué, me levanté y lo atrapé. Mi cuerpo pareció moverse sin control, agarré una libreta y comencé a escribir sobre el papel en blanco.
Apenas pensaba, ni era consciente de lo que estaba escribiendo. Cuando cerré la libreta y solté el lápiz, una sensación de paz y sosiego inundó mi corazón.
Una sonrisa se dibujó entonces en mi rostro casi de forma automática..
Durante los siguientes días, repetí el proceso: cada vez que algo malo me atormentaba, cogía el lápiz y lo escribía en la libreta. Siempre me hacia sentir mejor. Poco a poco empezó a convertirse en una necesidad para mí. Ansiaba llegar a mi casa para escribir y aliviar mis penas. No me detenía nunca a leer lo que escribía, de hecho, si alguna vez alguien me lo hubiera preguntado, no habría sabido que responderle, pero me daba igual.
Un mes después, me encontré ante un escenario aterrador: tanto mi jefe como varios compañeros de trabajo, habían muerto de un infarto repentino. Por si fuera poco, la policía me llamó para informarme de que mis padres también habían muerto de un infarto. Mis piernas flojearon y me vi obligado a sentarme sobre una silla y ocultar mi rostro entre mis manos. El lápiz. No sabía cómo, pero en algún lugar en mi interior intuía que todo esto había sucedido por su culpa.
Me abalancé sobre la libreta donde había estado escrito con el lápiz. La abrí de un tirón y comencé a leer.
"Ojala mi jefe desapareciera", "Mi compañera de mesa habla mucho, preferiría trabajar solo", "Que pesada es mi madre, ojala dejara de llamarme todos los días".
Enarqué las cejas en señal de asombro. No recordaba haber escrito eso en ningún momento. Pero lo que más llamó mi atención fue que todo eran deseos. Me giré y miré con seriedad al lápiz que reposaba sobre la estantería del salón.
Me acerqué a él, dispuesto a romperlo en mil pedazos. Estaba furioso.
"¿Ya te has cansado de mí?"
Me detuve en seco. Una voz había sonado en el interior de mi cabeza. Pero no había dudas: había sido él.
"Si, claro que soy yo. Tu lápiz mágico. Tu mejor y único amigo de verdad."
–¡Has matado a mis compañeros de trabajo! ¡Y a mis padres! –le grité muy alterado, mientras le apuntaba con un dedo acusador.
"Yo sólo trato de arreglar tus frustraciones. Es así como funciono: tu dejas salir tus mayores frustraciones más íntimos a través de mi y yo te ayudo a que seas feliz."
No supe que contestar a eso, me dejé caer de rodillas y unas lágrimas aparecieron en mis ojos.
–Pero yo….¡yo no quería matarlos!
"Tal vez, pero estoy seguro de que así dejarán de molestarte."
Me mordí el labio inferior, superado por la situación.
–Pero no era yo el que hablaba, sino la ira.
–¿Hay alguna forma de remediarlo? –solté de pronto.
"Si, la hay. Pero no será nada bueno para ti."
Me levanté de nuevo, y una tímida sonrisa asomó mis labios. Una ligera esperanza empezó a asomar en mi corazón.
–¡No me importa! Dime de que se trata.
"Yo puedo revertir todo lo que he hecho, pero tu a cambio, perderás la memoria. Te olvidarás de toda la gente que conoces, de tu familia, y por supuesto, de mí. Te quedarás solo."
Tragué saliva; era algo bastante duro, pero sabía que no podía rechazarlo. No era justo que aquella gente hubiese muerto por una estupidez mía.
–De acuerdo.
Horas después la televisión sonaba con fuerza. La estantería que había junto a ella, estaba vacía por completo.

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4 comentarios

  1. 1. Dan D'Ors dice:

    Hola Caminante,
    voy a aprovechar que soy el primero en comentar para dejarte aquí lo que he visto que puede mejorarse y si se me pasa algo le tocará al siguiente completarlo xD
    En cuanto a la forma del relato he localizado varios fallitos que hay que cuidar.
    Tildes en “tú” cuando sea un pronombre personal, en “hacía” cuando es una forma verbal y en “sí” cuando estás afirmando algo.
    Hay algún problema de edición en la frase “tus mayores frustraciones más íntimos” y en el diálogo interviene el narrador dos veces seguidas y lo marcas como guiones separados lo que lleva a error en “Pero no era yo el que…” y “¿Hay alguna…”. Creo que sería más adecuado que fuera todo en la misma intervención.
    Por último me queda la duda de que un lápiz pueda estar encharcado. Si entendemos encharcado como lleno de charcos necesitas de una superficie (como un suelo) o algo parecido. Un lápiz yo lo encontraría “empapado”, “calado”, “completamente mojado” o algo así…
    En cuanto al contenido, me resulta curiosa la forma de utilizar el lápiz para que cumpla los deseos de alguien ya adulto con sus problemas y necesidades. Me llama mucho la atención el hecho de que no sea consciente de las complicaciones que trae su uso pero…¿tienen que morir todos a la vez y todos de un infarto? Por otra parte, el final se me hace un poco precipitado y no termino de entender la necesidad de que lo olvide todo. ¿No valdría con que volviese a antes de que tuviera el lápiz en su poder?
    Aún con todo lo que te escribo, el relato me ha resultado entretenido de leer así que muchas gracias por compartir.
    ¡Nos leemos!

    Escrito el 1 diciembre 2015 a las 07:09
  2. ¡Muchísimas gracias por tu análisis y comentarios! Lo cierto es que los análisis que haces son muy acertados. Cuando te leo esas frases incoherentes me sorprendo de haber escrito algo así, jaja, se ve que se me pasó por alto.

    Lo de encharcado es porque el lápiz se lo encuentra casi sumergido en un charco, de ahí el adjetivo. No sé, pensé que quedaría mejor encontrárselo de esa forma, como más misterioso.

    Lo de que mueran todos de golpe y de un infarto, y lo de que acaben tan rápido, es por el límite de 750 palabras. La primera versión fue de mil y algo, pero al recortar, todo se precipita mucho y pierde algo de rescura y normalidad.

    Me ha gustado mucho tu idea de la segunda oportunidad y vuelta atrás para volver a empezar, una vez aprendida la lección. La voy a tener muy muy en cuenta.

    ¡Muchas gracias por todo!!

    Escrito el 1 diciembre 2015 a las 23:02
  3. 3. Miriam Torres dice:

    Hola Caminante!

    El motivo que me lleva a escribirte (además de decirte que he leído tu texto y me parece muy bueno) es porque una de las personas que comentó mi historia me dijo que le gustaba espiar entre las sombras, y pensé que quizá habías sido tu.

    Si es así, te doy las gracias por los comentarios que hiciste; si me he equivocado, igualmente te invito a que te pases por el texto 121 😉

    Gracias!

    Escrito el 2 diciembre 2015 a las 23:05
  4. Noo Miriam, lo siento, no fui yo. Supongo que lo harás pensado por mi seudónimo jejeje. Muchas gracias y me pasaré por tu texto !!!

    Escrito el 3 diciembre 2015 a las 08:15

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