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El lápiz mágico - por Verónica Murillo

Una ligera brisa agitó los listones rosas y amarillos que decoraban la tienda cuando Linda abrió la puerta.
La tienda no era como la había imaginado. Había estanterías llenas de peluches con formas de toda clase de animales, floreros miniatura, llaveros de corazones, portarretratos donde la familia se veía bordeada de un profuso jardín florido, y para rematar, detrás del mostrador encontró una amplia sonrisa orlada de pliegues y la mirada dulce de una benévola abuelita.
—¡Vaya! No esperaba a una lindura con cara de ángel como tú —saludó la anciana.
—¿Ah?
Las zapatillas de charol se volvieron plomo y de pronto Linda se sintió incapaz de dar un paso. La anciana emitió una risa musical, como cuando suenan las campanitas de navidad en un árbol en miniatura.
—Perdona, querida. No quería asustarte. ¿Cómo te llamas?
—Li… Linda.
—Bueno Linda —La sonrisa de la anciana cambió a algo parecido a una mueca de dolor o decepción, Linda no podía precisarlo—, siento informarte que no puedo ayudarte.
Linda sintió que la desataban del lugar donde había estado enclavada como estatua y caminó hacia el mostrador aparentando más decisión de la que en realidad sentía.
—¡No! Por favor, no me diga eso. Si no es usted, la verdad, no sabría a dónde acudir.
La anciana volvió a reír.
—Querida, me das más crédito del que tengo. Yo sólo soy la guardiana.
Linda cayó sobre el mostrador respirando fuerte y las manos temblorosas.
—¡Ya lo sé! ¡Ya lo sé! Sólo deme la maldita cosa y yo haré el resto.
La anciana se puso seria y abrió un cajón de dónde sacó una cajita de unas ocho pulgadas de largo y la puso sobre el mostrador delante de Linda.
—Para empezar no lo llames “Maldita cosa”…
—¡Sirve para matar personas! Debería llamarlo “Lápiz Maldito” o “Lápiz del Demonio” o algo peor.
La anciana compuso su cara de enojo y la transformó en una expresión apacible, y volvió a sonreír.
—El Lápiz quita la vida si, y sólo si, tu escritura está plasmada con el más puro y profundo odio. De lo contrario no es más que un lápiz ordinario.
Linda se enderezó y miró la caja con los ojos muy abiertos. Entreabrió los labios para decir algo pero guardó silencio.
—Yo… yo no odio a esa persona —dijo al fin en un susurro.
—¡Por supuesto que no! ¿Cómo podrías odiar a un padre bueno y amoroso que te cuidó y educó e hizo de ti la mujer que eres? ¿Lo ves? Por eso te dije que no puedo ayudarte. El Lápiz Mágico sólo mata movido por el odio. Incluso si alguien escribe un nombre con el propósito de quedarse con el dinero o la esposa o cualquier pertenencia de otro, eso no es odio, es igual de pestilente, pero no es odio.
Linda evitó la mirada escrutadora de la anciana. No, no podía odiar a su padre. No quería hacerle daño, sólo quería que dejara de sufrir. La tibia gota hizo el eterno recorrido a través de su mejilla y se secó en el infinito antes de caer al piso. Respiró hondo e hizo una mueca que quería ser una sonrisa.
—¿Mágico? Suena casi romántico… como si hiciera los sueños realidad.
—En cierto modo lo hace.
De pronto los colores y el ambiente fresco y dulce de la tienda se opacaron y Linda sintió el aire pesado. Volvió a expandir sus pulmones con fuerza y miró la caja alargada. ¿Sería posible que aquel hallazgo extraordinario no le sirviera de nada? Habían pasado dos largos y agónicos años… habían pasado cinco cirugías, tratamientos dolorosos, rehabilitación, falsas esperanzas… no quería perder a su padre, pero el recuerdo de su voz áspera y dolorosa la volvía loca por las noches…
—Linda… haz que pare… por favor…
Se cubrió el rostro con ambas manos y cayó de rodillas convulsionada por el llanto.
—Lo siento, pero la magia no es para todos —suspiró la anciana, saliendo de detrás del mostrador para darle palmaditas en la espalda.
—Espere… —Su rostro se iluminó con desesperación— esa cosa mal… digo, su Lápiz Mágico ¿Quita la vida aunque no sea de una persona? Es decir… mata, ¿Otros… seres?
La anciana la se enderezó con dificultad y frunció el ceño.
—Yo… no sé… la única regla que debes cumplir es la regla del odio, nada más importa.
Linda sonrió. La anciana tenía razón. El lápiz hacía los sueños realidad… no era una cosa maldita, era un lápiz mágico.

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11 comentarios

  1. 1. Robert w. Peterson dice:

    Hola, Verónica, ¿cómo estás?

    Tu relato no solo versa sobre un lápiz mágico, es mágico en todo su conjunto, de principio a fin. Me ha llegado a parecer casi un relato de hadas, salvo por el final, que cobra tintes demasiado realistas.

    El ritmo se me hace un poco lento en ocasiones, demasiado centrado en las expresiones, gestos (mucho lenguaje corporal) y sentimientos de los personajes, descuidando en parte lo que es el ambiente. Trata de enriquecer el texto por ahí, como diría un director de cine, «intercala planos más largos», para darle más variedad y agilidad al texto, que por otra parte esta muy bien estructurado, frases limpias, símiles muy aceptables. En este punto buen trabajo.

    En cuánto al contenido me parece que también has hecho un buen trabajo, la abuelita parece encerrar algo más tras esa apariencia dulce (he acabado viendo al personaje de Yoda de SW), pero… ¿no existen otras formas de eutanasia que el uso de un artilugio tan enrevesado como un lápiz? Un poco sujeto con pinzas, porque das muy pocos datos de ese universo que has creado. Recorta un poco el dialogo para dejarlo respirar; ¡queremos saber más!

    El final no me queda claro, pero eso no es problema tuyo (soy cortito). XD

    Bonito y delicado relato.

    Pásate por http://www.escrites.com/ y si te gusta… ¡quédate!

    PD. Errata tonta: “La anciana la se enderezó con dificultad y frunció el ceño.” Sobra el segundo “la”

    Escrito el 29 noviembre 2015 a las 22:23
  2. Hola Robert, muchas gracias por tus comentarios, los agrego a mis apuntes de los otros comentarios, que me han sido tan útiles, recién me he tomado en serio esto de la escritura y hasta me ha sorprendido que les haya gustado. El final ya me señalaron que es demasiado vago, la verdad es que la enfermedad del papá es un tipo de bacteria, por eso Linda se alegra que no sólo mate personas sino también “otros seres” y sobre la eutanasia, no es legal en muchos países del mundo y no es fácil colarse a la habitación de un enfermo y ahogarlo con una almohada, me imagino, jeje. Me paso por tu site y et espero en el mío, serías mi primer seguidor, jaja. Muchas gracias, nos seguimos leyendo!!!

    Escrito el 30 noviembre 2015 a las 00:06
  3. 4. Celeste dice:

    Hola Verónica! Fui una de tus comentaristas anónimas, ahora entiendo eso de los “seres” jaja, era lo que me imaginaba. Me gustó tu relato como ya te comenté y ahora que sé tu nombre te buscaré en futuros talleres!! Gracias por tu relato!

    Escrito el 30 noviembre 2015 a las 00:15
  4. 5. Robert w. Peterson dice:

    Mmm, con que eran bacterias; es irónico no haberlo sospechado teniendo en cuanta a lo que me dedico; lo que despista entonces es «cinco cirugías, tratamientos dolorosos, rehabilitación, falsas esperanzas…», da idea de otro tipo de enfermedad crónica o un cáncer.

    Sugerencia: Hablar de signos que se identifiquen más fácilmente con una enfermedad de tipo infeccioso (en ocasiones requiere cirugía para tratar ciertas secuelas, pero no es en lo primero que se piensa).

    Escrito el 30 noviembre 2015 a las 00:56
  5. 6. Celeste dice:

    Ah!! Yo imaginé que era un Cáncer, pensé que te referías a eso con lo de bacteria, ahora leyendo el comentario de Robert no entiendo nada jaja… en fin, aclarando eso, un gran relato!

    Escrito el 30 noviembre 2015 a las 01:02
  6. Celeste te agradezco mucho los comentarios me ha ayudado mucho, como ya mencioné, y bueno con eso de la enfermedad me faltó documentación, en le futuro trataré de ser más coherente con ese tipo de cosas Robert, gracias por señalarlo.

    Veronica Murillo
    http://milyuncuentosdeamor.blogspot.es/

    Escrito el 30 noviembre 2015 a las 01:03
  7. 8. Manoli VF dice:

    Hola Verónica. Pues aunque confieso que leí dos veces el final, entendí que te estabas refiriendo a la enfermedad, llámese bacteria, células en mal estado o cáncer (después de todo siempre hay algo orgánico y por tanto vivo, que esta afectado por ésta). Me gusta el tono que le has dado, aunque el principio se me ha hecho un poco confuso, pues no explicas cómo llegó a saber de la existencia de la tienda y del objeto mágico, y esto me parece un dato importante.

    Dices que llevas poco tiempo en la escritura pues es un buen comienzo, te animo a seguir con la misma.

    Te invito a leer mi escena (80). Un saludo.

    Escrito el 2 diciembre 2015 a las 23:53
  8. 9. Christian Joseph White dice:

    Este es un relato muy original. Cuando terminé de leerlo el final me parecía algo vago, pero leí tu explicación, y ahora todo encaja de diez 😉 Ya te han hecho correcciones de tus erratas, nada que agregar.
    Me ha gustado, tiene buen ritmo y has aprovechado de manera ingeniosa el requisito del taller de este mes. Felicitaciones por tu trabajo.

    ¡Saludos, Verónica!

    Escrito el 3 diciembre 2015 a las 19:02
  9. 10. Noemi dice:

    Hola Verónica, ¡ahora me toca a mí! Me gustó mucho tu cuento sobre todo la primera parte aunque me parece un poco sobrecrecida (¿alguna tijerita a mano? usarla con prudencia)El tono mágico es maravilloso trata de incorporar a él lo dramático Es fácil bájale los decibelios, una buena forma sería poner lo de la bacteria en claro o por lo menos dejarlo menos ambiguo, pero fíjate que los que te leímos (me incluyo) caímos en el error (terror) del cáncer.Bueno son ideas vos verás lo que podes tirar o si hay algo que te aproveche. Gracias por tu hermosa historia Y nos seguimos leyendo
    Cariños
    Noemi

    Escrito el 3 diciembre 2015 a las 20:09
  10. 11. Veronica Murillo dice:

    Manoli, Christian, Noemi, perdon por no haber pasado antes, la verdad que como era primera vez olvidé mi relato, ¡Lo sé es un horror! Ya no podre leer los relatos de Noviembre pero les prometo que buscaré los de este mes. Muchas gracias por sus aportaciones, las tomaré muy en cuenta. Gracias, gracias, gracias!!!!!!

    Escrito el 18 diciembre 2015 a las 00:32

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