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El lápiz mágico - por Hyo

El título de la presentación era: Mágico. Los murmullos empezaron a aparecer entre los alumnos de tercero de primaria. Los de la primera fila, los más estudiosos y responsables, empezaron a anotar, tal y como la profesora había sugerido, un seguido de ideas, cada cual más buena que la anterior. Por otro lado los de la tercera y segunda, hablaban entre ellos, poniendo temas en común, riéndose porque solo se les ocurría hablar de Harry Potter. Y por último los de la cuarta fila, los verdaderos soñadores, miraban el techo, intentando encontrar la magia en las nubes de su mente.
Juanito estaba sentado en esta fila, al lado de su buen amigo Jaimito. Mientras que Jaimito no paraba de hablar sobre como haría una barrita mágica, sobre coger el conejo de su hermana y un sombrero de su abuelo; Juanito se encontraba tan blanco como el mismo techo que miraba. Su mente se encontraba en un estado de vacío absoluto de inspiración.
Miró a Jaimito que le sonrío.
– ¿Qué te parece? ¿A qué será buenísimo? Ya verás que magia, el conejo saliendo del sombrero, es que no hay nada mejor – dijo Jaimito, muy convencido.
Juanito le miró largamente, pensando qué debería de recurrir a su arma secreta.
La súper arma secreta de Jaimito, era simple y llanamente, preguntar a su abuelo. Por suerte sus abuelos vivían con él. Así que nada más llegar a casa, subió las escaleras corriendo, hacia la habitación de su abuelo. El buen hombre miraba por la ventana las obras de acera, quejándose.
– Qué no se coge así – dijo mirando a uno de los obreros – Tienes que sujetar el taladro con las dos manos, te vas a hacer daño… Ay mi madre, cómo se va todo a la mierda.
Juanito lo escuchó riéndose entre dientes.
– Abuelo – dijo Juanito.
– Qué no quiero comer Maite, déjame – dijo el abuelo sin mirar siquiera.
Tardó unos segundos en darse cuenta de que era su nieto.
– Abuelo, es importante, dime algo mágico.
– Tus ojos son como las estrellas de la noche.
Hubo un silencio muy largo.
– ¿Eso qué quiere decir? – dijo Juanito –
– Es la frase con la que me ligue a tu abuela, eso si fue magia – dijo el abuelo, silbando – No sabes lo guapa que era, con unas caderas, unas…
– Abuelo, mágico, algo para la exposición – dijo Juanito –
El abuelo asintió un par de veces, analizando la frase.
– ¿Exposición? ¿Del colegio? Que tontería es esa – dijo el abuelo – En mis tiempos no hacías exposiciones, si querías enseñar algo lo hacías y punto, nada de exponer.
– Sí, sí – dijo Juanito – Pero necesito algo mágico.
– ¿Y la magia? Eso es un cuento de tu abuela – dijo el abuelo – Ayer me compró calzoncillos fluorescentes, eso sí que es magia, ver tu gloria en mitad de la noche, eso iluminado. La magia de la tecnología.
– Abuelo…
– ¿Quieres que te deje unos para el cole?
Después de divagar un poco más, Juanito logró hacer centrar a su abuelo, que se quedó de nuevo en silencio. Miró por todas partes de la habitación, buscó algo mágico, algo que gustase a su nieto. El muy desgraciado no consideraba mágicos sus calzoncillos fluorescentes.
Encontró la pista en el escritorio.
– Ya está.
Sonrío, cogió el objeto y le explicó a su nieto la verdadera magia.

Al día siguiente todos hicieron su exposición. Los de la primera fila se llevaron el mayor número de aplausos, los de la segunda y tercera se llevaron una cantidad más modesta y los de la cuarta, bueno, la profesora aplaudió. El pobre conejo de Jaimito acabó escapándose, acabó haciendo una exposición sobre la enorme bronca que su hermana le iba a dar. Pero llegó el momento, el instante en que Juanito se levantó, llevando su arma secreta en la chaqueta.
– Señoras y señores, van a presenciar algo increíble – dijo Juanito, alzando la voz – Un verdadero engaño, un verdadero misterio para la ciencia. Ante ustedes, el lápiz mágico.
Sacó un lápiz y empezó a moverlo, de tal manera que a ojos de los demás parecía que fuera de goma. Silencio. La profesora levantó una ceja. Dispuesta a aplaudir por pura lástima.
Pero…
Pero los niños empezaron a chillar de la emoción.
– Es de mágico.
La profesora se quedó a cuadros. Bueno, mágico lo era sí, pero más que por el truco, por la mirada que los niños le dedicaban al lápiz. Juanito se merecía un excelente.

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3 comentarios

  1. 1. Elvi dice:

    Me a hecho mucha gracia , parece el argumento de una película y me recuerda a el ambiente de
    “Manolito gafotas” de Elvira Lindo.
    No todos los relatos tienen que ser homogéneos.
    UNA GRAN SONRISA PARA TI.

    Escrito el 1 diciembre 2015 a las 20:29
  2. 2. Ane dice:

    Me ha parecido un relato divertido. El personaje de el abuelo está muy bien logrado. Te felicito.

    Escrito el 2 diciembre 2015 a las 15:25
  3. 3. Cryssta dice:

    Hola Hyo, tu relato me ha gustado bastante. He visto que tienes algunas cosas que mejorar y que te indico a continuación:

    – no veo muy acertada la elección de los nombres de los personajes pues parecen los sobrinos del pato Donald, sólo te ha faltado nombrar a Jorgito, creo que sería mejor cambiar uno de los nombres, entre otras cosas para no hacerse un lío ya que ambos acaban en “ito”
    – si no he contado mal, a Juanito lo nombras en doce ocasiones y a Jaimito en cinco y eso es mucho. Con una vez que los nombres al principio del diálogo es suficiente pues se entiende que quien contesta es el otro
    – lee la entrada que hay en “Literautas” en la que se explica cómo deben ponerse los guiones de los diálogos para poder corregirlos
    – pienso que las comas deberían ir en ocasiones en otros sitios, te aconsejo que leas tu relato en voz alta para tener claro dónde ponerlas
    – has puesto “barrita mágica” y no sé si querías expresarlo así o te referías a “varita mágica”
    – está mal escrito “pensando qué debería de recurrir a su arma secreta” cámbialo por “pensando que debería recurrir…”
    – veo más correcto decir “superarma” que “súper arma”
    – cambia “las obras de acera” por “las obras de la acera”
    – “Que no se coge así” ese “que” va sin tilde igual que en “Que no quiero comer…”
    – “¡Ay, mi madre, cómo se va todo a la mierda!” así, con exclamación
    – “ligué” lleva tilde porque es tiempo pasado, sin tilde es tiempo futuro
    – “eso sí fue magia” el “sí” lleva tilde porque es una afirmación
    – “¡Qué tontería es esa!” entre exclamaciones
    – con el truco del conejo dices dos veces seguidas “acabó”, sustituye uno por otra palabra
    – en “Pero llegó el momento” creo que sobra el “Pero”
    – las frases que Juanito les dedica al público en su número de magia creo que irían mejor entre exclamaciones para dar más treatalidad
    – al final del texto has puesto dos “pero” seguidos, creo que quedaría mucho mejor si pusieras:
    “Pero… los niños empezaron a gritar por la emoción:
    —¡Es mágico!”

    Espero haberte ayudado.

    Un abrazo

    Escrito el 4 diciembre 2015 a las 12:01

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