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El lápiz mágico - por Manuel Pla Martí

Web: http://plamarti.wordpress.com

A sus noventa y siete años cumplidos Juanito Conejero ha perdido la facultad de caminar, también ha perdido la facultad de mantenerse en pie y sus días oscuros sólo están iluminados por la profundidad de su mirada que se pierde con nostalgia más allá de los visillos de su ventana. Sus piernas se han dormido, sus rodillas convertidas en gelatina pastosa, sus cuerdas vocales han sido pasto del deterioro y convertidas en hilos de seda por donde se pasean mudas las arañas de sus palabras. Su mente ha sido devorada por un laberinto de mosquitos que zumba para oídos sordos. Es víctima de la decrepitud de una vejez que lucha por transformarlo en un deshecho de escombros.
Por la mañana viene la asistenta, una mujer chistosa y lenguaraz de anchas caderas y bíceps de leñador que le narra los chismes de la calle mientras lo levantaba de la cama. Luego llevándolo en vilo hasta el baño lo pone a cagar y después cargándolo sobre sus rodillas como quien carga un saco de chócoros viejos le limpia el trasero con el amor de una madre para evitar que aúlle al rozarle las escaras. El agua de la ducha fluye tibia y cariñosa sobre su espalda y él sentado y agarrado a los brazos de la silla se esfuerza en soñar con luces verdes, mariposas azules y algas marinas blancas. Lo seca, lo peina. La silla de ruedas espera en el pasillo y la asistenta lo transportaba entre noticias de vivos y decepciones de muertos hacia la luz triste de la ventana. Le da natillas, le da requesón, le da el vaso de leche y le dice chau. El hombre la mira, levantaba sus manos y ella sabe que no debe abandonarlo sin antes colocarle sobre la mesita la libreta vieja y la cajita de lápices.
Juanito Conejero mantiene la fuerza en sus brazos y la voluntad de ser dios, pero su cuerpo es una ruina y su mente lo secundaba, así que con los medios que tiene agarra la cajita de los lápices y la abre, busca el lápiz rojo y lo aparta, abre la libreta y dibuja. Trata de concentrarse y en la bruma de sus sueños empieza a escribir con ritmo lento y cansado todo aquello que su mente destila. Y entonces se produce el milagro. Lo que son migajas deshilachadas de recuerdos deformados se transformaban en bloques bien perfilados de realidades concretas. Juanito Conejero se introduce en su mundo real y se convierte en ejecutor y árbitro de sus hazañas pasadas. ¡Ah!, que felicidad señores la de encontrarse de nuevo en la taberna del tío Mario, para abrir con sus dientes de acero esas treinta y siete botellas de cerveza que tienen que alegrar la fiesta. Y el día de la verbena en el río en que ha podido bailar valses con diferentes parejas durante veintinueve horas seguidas. Y qué me dicen señores de ganar el desafío al engullirse de un solo tajo ciento quince empanadillas de las llamadas gallegas. Y subir al campanario en una apuesta de locos los doscientos treinta peldaños con los huesos de las rodillas pelados. Y fajarse como un tigre el día de las inundaciones a sacar barro y escombros del fondo de las escuelas hasta caer extenuado. Y llegar donde esa fulana de nombre Concha la Brava madama del burdel verde y patrona de los desairados, a rogarle por favor que para el día siguiente le aparte cupo y cama, que vendrá a zamparse listo las dieciocho registradas.
Juanito Conejero es feliz y mira por la ventana el gato de su vecina que desde la otra ventana lo observa con cara de felino sabio y garras de depredador viejo. En el cielo los pajaritos cantan, las nubes se levantan, que sí, que no…, mientras una modorra intrusa se apodera de él y lo inclina sin voluntad sobre la silla de ruedas descansando su cuerpo fofo sobre la libreta de apuntes y el lápiz de sus recuerdos. Un fino hilo de baba se desliza por sus labios y sus ojos pierden luz mientras el sueño los invade.
Juanito Conejero vive atrapado en esa espesa red de realidades falsas donde el día a día es oscuro y el pasado prominente.
Juanito Conejero ha muerto sin saber cómo una noche de San Juan. Aserrín, aserrán los maderos de San Juan, piden queso les dan hueso, piden pan no les dan, piden vino y si les dan se marean y se van.

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4 comentarios

  1. 1. Dan D'Ors dice:

    Hola Manuel,
    interesante relato. Eliges contarnos un poco de la senectud y cómo nos arrebata quiénes somos. Creo que el enfoque es el adecuado aunque en la forma he notado algunas inconsistencias. Los tiempos verbales no terminan de cuadrar, por ejemplo dices “se produce el milagro” y luego “se transformaban”. Creo que debería ser “se transforman” por respetar la concordancia con el resto de la narración. Creo que había algún verbo más con este problemilla así que toca echarle un ojo. En cuanto a ortografía y tildes no me ha saltado nada a la cara así que buen trabajo.
    En cuanto a la decisión de intercalar cancioncillas en la narración me ha resultado curiosa pero creo que es acertada, cuadra con el tono del relato.
    El contenido del relato creo que está bien llevado. Original y emotivo. Gracias por compatir.
    ¡Nos leemos!

    Escrito el 1 diciembre 2015 a las 06:43
  2. Hola y saludos:
    Dan D’Ors
    Agradezco el que hayas leído con atención el relato, que te haya gustado el contenido y recalques las faltas de concordancia verbal que han aparecido. Asumo la responsabilidad de los errores porque no puede ser de otra forma, pero en mi descargo he de decir lo siguiente. El relato lo escribí en pasado y cuando ya la tenía hecho me pareció que en presente quedaba mejor. Cambié todos los verbos de pasado a presente y esos tres se me quedaron. También es cierto que faltan algunas comas. En mi blog lo he vuelto a reescribir un poco ampliado y corregido. Es cierto lo corregí a la carrera y mal, lo cual corrobora eso de que las prisas siempre son malas. Ahora viene la excusa. ¿Por qué lo corregí a la carrera?, mira estaba metido de lleno en el NaNoWrimo 2015, que por cierto lo terminé con más de 52000 palabras. Estuve incluso a punto de no participar en la Edición 29 de Móntame una Escena, para no desviar mi atención del NaNoWriMo, pero me aislé una mañana y escribí el relato de Juanito Conejero, le puse este nombre para contrastar con la inmovilidad que sufre en el relato y quedó como quedó. Gracias por tus observaciones y como no, voy a leer tu relato.

    Escrito el 1 diciembre 2015 a las 20:51
  3. 3. Miriam Torres dice:

    Hola Manuel!

    Qué voy a decir de tu historia que no te haya comentado antes… Encantada con Juanito Conejero y saber quién eres.

    Te buscaré por aquí para seguir leyéndote porque es un lujazo.

    Muchas gracias por tus comentarios en mi historia 🙂

    Escrito el 2 diciembre 2015 a las 22:49
  4. 4. Pierina dice:

    Hola!

    La verdad es que tu relato me ha parecido muy emotivo y original. Es impresionante cómo se dispara la mente frente a un mismo imput!
    Gracias por compartir con nosotros la historia de Juanito, me ha emocionado.
    Saludos!

    Escrito el 4 diciembre 2015 a las 06:25

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