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El Lápiz Mágico - por María Inés Niud

Web: http://adiaromepregunto.blogspot.com/

Ese día cuando llegué al hogar ardía tanto el sol del mediodía que ansiaba sentarme bajo la pérgola, y como todos los martes, encontrarme a la sombra con mi abuela. Pero esa tarde cuando vi que no estaba allí, rápidamente la busqué en su casita. En efecto, estaba ahí escribiendo con su letra grande y llena de adornos, su rostro tenía una placidez y una sonrisa enorme. Me sonreí y me quedé viéndola desde la rejita de afuera hasta sentir que había recuperado el aliento.
–Hola agüe, la bendición, –¿Por qué no estás afuera? ¿Te sientes bien? –dije fingiendo naturalidad.
–Dios me la bendiga, –dejó caer en automático, estaba como abstraída–.
–Sí mija…estoy bien, te estaba esperando. Y siguió preguntándome cosas de rutina sin prestarme mucha atención en realidad. El sol meridiano me empujó dentro. Le di un beso, la abracé, pero ella siguió hablando y en sus ojos se presentía la ausencia, el rastro de lo pasado.
–Cuando estoy adentro es cuando más salgo de aquí. Cuando me siento a escribir es cuando más viajo y me divierto. –¿Ves este raído escritorio chino? Era de Emilia, una antigua y querida amiga, ella me lo obsequió junto con este lápiz.
–¿En serio? Y cuánto tiempo tiene ese lápiz, se ve algo desgastado, dije sin prestarle mucha atención, todavía tenía susto en mi corazón.
–Ven, me dijo alargando su robusto brazo, siéntate a mi lado. Ven para contarte algo… Nos fuimos juntas a su cuarto, a su cama blanca labrada y con donceles. Las paredes de bloques pintados con cal contrastaban con la antigua elegancia de su madera tallada y laqueada. Recostadas allí las dos habíamos pasado tardes enteras viendo fotos y recortes de prensa, echando cuentos. Todavía tenía el extraño lápiz en la mano, me lo entregó y me dijo:
–Este lápiz es para ti, él tiene su historia, y hoy te la voy a contar.
Hace muchos años, cuando comenzaba a querer publicar mis primeros poemas conocí en un recital a una poetisa de cabellos plateados, me impactaron sus versos, su vitalidad y la forma en cómo sus palabras hablaban a mi corazón. Ella vivía aquí en el hogar, con el tiempo nos hicimos amigas y yo la venía a visitar con frecuencia, nos hicimos grandes confidentes.
Un día le pregunté: –Emilia, ¿tienes algún secreto o algo que me quieras aconsejar para cuando tenga tu edad? Ella tardó mucho en responder, pero después de cavilar un buen rato me dijo: -Sí chica, claro que tengo un gran y enorme secreto, un día de estos te lo cuento. Ese día le había llevado mis últimos poemas para leérselos y ella me dijo que lo hiciera. Así pasaron los años y un día la encontré sentada en su escritorito, de una gavetica sacó este lápiz forrado con hilos color oro y rojo y un sacapuntas dorado. Y me dijo, mirándome fijamente a los ojos:
–Este es mi secreto, y solo ahora que sé que haces buen uso de las palabras soy capaz de compartirlo contigo. Este lápiz es mágico…
–¿Mágico? ¡Sí, cómo no! –me reía mucho y esperaba que ella también lo hiciera, como tantas otras veces nos reíamos de nuestras ocurrencias. Pero esta vez ella se mantuvo seria, muy seria. Al darme cuenta dejé de reír y esperé a que quisiera continuar o que hasta ahí llegara todo el relato. Pero siguió diciendo: –¿sabes cuál es mi principal secreto? Es el uso que le he dado a este lápiz, con él nunca he escrito una sola línea hiriente u ofensiva, nunca una calumnia contra alguien, nada que me aleje del amor. Con este lápiz he podido llenar los vacíos de mi vida, he aprendido a amar mis sombras, esos lugares del alma que solo causan dolor, sí amiga, este lápiz es mágico, lo heredé de mi madre antes de morir. Ella tenía a sus hermanos lejos, y les escribía largas cartas para contarles de su vida, de sus sueños y de cómo nosotros íbamos creciendo y nos parecíamos a la abuela o al abuelo o cualquiera de ellos. Antes de morir me dijo: –Toma este lápiz, sácale punta solo cuando al escribir quieras reparar tu corazón o el de otro. Me dijo eso y expiró.
Mientras me entregaba el lápiz sus ojos se llenaron de lágrimas y los míos también. Tragué grueso, nos abrazamos largamente y le susurré sollozando: –Nunca más querré herir a nadie con mis escritos, gracias por esta herencia agüe…gracias.

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4 comentarios

  1. 1. Dianet dice:

    Hola Maria, pasaba por aquí para leer tu relato y decirte un par de cositas, en lo que lo podrías mejorar. Veo que repites mucho “Me dijo” quizás podrías cambiarlo. Yo hace poco me di cuenta que repetía mucho los “ME” y ahora cada ves que escribo voy corrigiéndolos. Separa los parágrafo de los diálogos, para que la lectura sea más fácil de leer.

    Una historia muy sentimental, saludos.

    Escrito el 30 noviembre 2015 a las 19:41
  2. 2. beba dice:

    Hola, María Inés:
    Tu relato es muy emotivo. El mensaje ético es claro y profundo. La magia del lápiz refleja nuestra intencionalidad como escritores.
    Desde lo formal está escrito con claridad y corrección.El uso de regionalismos familiares, como “agüe”, reafirma el clima sereno y cariñoso que propones.
    Tal vez podrías “alivianar” el ritmo, intercalando períodos extensos con otros breves; en tu caso, los primeros son muchos. También me permito sugerirte que algunas disgresiones, como la descripción de la cama, tal vez no aporten al relato y lo enlentezcan.
    Espero haberte sido útil. Saludos.

    Escrito el 1 diciembre 2015 a las 01:52
  3. 3. Cryssta dice:

    Hola María Inés, por lo general cuando comento un relato me gusta decir lo que yo veo mejorable porque creo que aquí estamos para aprender unos de otros y conseguir que nuestros textos tengan la mejor calidad posible. En el caso de tu relato prefiero dejar eso a otros compañeros y decirte que me ha encantado la utilidad que le has dado a tu lápiz mágico, reparar corazones. Nada es más importante que el amor.
    ¡Felicidades!

    Escrito el 1 diciembre 2015 a las 13:23
  4. 4. Andrés Scribani dice:

    Hola María Inés. Me gusta lo que tu relato transmite, me gusta la claridad, la sencillez y el tono con el que lo escribiste.

    No sé mucho acerca de cómo escribir diálogos y éste es mi primera participación en un taller de Literautas, pero creo que están mal planteado, porque confunden. Tu relato obliga al lector a adivinar quien habla en la línea de diálogo que lee.

    Espero poder confirmar pronto si soy yo el que está equivocado respecto a los diálogos, de ser así disculpa mi ignorancia. Saludos

    Escrito el 4 diciembre 2015 a las 23:03

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