El lápiz mágico - por matkow

Es viernes. Una mañana como otra cualquiera en la que Bruno se levanta más tarde de las doce, se despereza a cámara lenta y se sirve una gran taza de café para poder arrancar el día. Es artista y como tal lleva una vida bohemia sin horarios. Con su camiseta a rallas y unos pantalones cortos negros por uniforme se sienta delante de su ordenador frente a la gran temida hoja en blanco. Así lleva ya dos semanas en la que día tras día se inquieta de manera sobrehumana incrementando sus nervios ya que no le vienen ideas brillantes para su próxima novela. Cuando han pasado ya más de tres horas en las que vaga sin dilación por su imaginación desechando todas las propuestas que se le ocurren se levanta y sale a dar un paseo. Hace buen tiempo a pesar de ser noviembre. Un día soleado, de esos que más disfruta. Ese sol de invierno, calentito que no abrasa. Se sienta en un banco del parque al que ha llegado sin casi ni pensar. Los pies le llevan solos de tantas y tantas veces que ha ido allí. Le gusta mirar a la gente que pasa, las madres con sus hijos, los niños jugando a la pelota… hasta que de pronto un balonazo viene a parar a sus pies. Justo cuando se agacha para devolver la pelota se da cuenta que hay un lápiz en el suelo que tiene una inscripción grabada: “Lápiz con superpoderes para escribir historias increíbles” Y se le dibuja una sonrisa casi burlona. Decide que se lo va a llevar a casa, ¡Claro que sí!. No pierde tiempo y coge una hoja en blanco. ¡Cuánto tiempo! y es que siempre escribe con el ordenador y nota que tiene los dedos atrofiados y le cuesta escribir con el lápiz. Se siente torpe ¿Cómo es posible? ¿Tanto tiempo hace que no escribe a la vieja usanza? Pero como salidas de la nada un torrente de ideas le empieza a golpear la mente. Solo anota frases cortas, para luego darle forma. Una tras otra, sin parar, sin control…Y casi sin darse cuenta ya es de noche y sigue enfrascado con su inesperada inspiración. Necesita descansar, no ha parado ni para comer, con lo que su estómago se resiente. Contento y sorprendido a la vez se prepara una sopa de fideos instantánea y son los mejores fideos que toma en mucho tiempo. Está satisfecho y sabe que ya tiene la estructura de la novela. Ahora hay que dedicarle tiempo para desarrollarla, pero lo difícil ya está hecho.