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El lápiz mágico - por Francis

Suena el teléfono.
—Ana, ya han salido las notas de Lengua y Literatura. Me lo acaban de comunicar. Si te parece, podemos pasar esta tarde a verlas.
—Como tú sabes, Inés, estoy impaciente por conocer el resultado de ese examen y, si no te molesta, salgo ahora mismo para el Instituto. Gracias por avisarme.

Desde que se conocieron, al comienzo de la Enseñanza Secundaria,
siempre habían mantenido un compañerismo ejemplar y ahora, en el
último curso, estaban más unidas que nunca.

Ana llegó intranquila al Centro de Enseñanza y buscó su nombre en las listas del Departamento. Su desengaño fue mayúsculo, no había superado el examen. Había deseado el aprobado por encima de todo, pero también sabía que era la asignatura que más trabajo
le requería.
De pequeña, una enfermedad la retuvo en cama durante largas temporadas sin poder acudir a clase, resintiéndose así, de manera más acusada que en otras materias, su base en ortografía y sintaxis. Esta carencia la acompañó como una losa año tras año, repercutiendo además en otras asignaturas, pues los profesores no le podían tolerar aquellos errores básicos de expresión, como tildes, comas o frases sin sentido. Era consciente de todo ello, pero en su interior ardía el deseo de aprender y superar estas lagunas escolares que tanto daño le estaban causando.
En los días sucesivos, se fueron conociendo las notas del resto de las asignaturas. Ya no tuvo más sobresaltos, pues había superado las materias restantes con calificaciones aceptables. Sólo le quedaba Lengua y Literatura para terminar el Bachillerato y pasar a la Universidad. Todo un reto.

Al comienzo de las vacaciones, recibió una llamada de Inés.
—Ana, voy a contarte algo que quiero que sepas. Mi padre nunca tuvo oportunidad de ir al colegio, pero sabe expresarse correctamente por escrito. Todos los que estamos a su alrededor lo admiramos y sabemos cómo ha llegado a conseguirlo. Si se le pregunta, cuenta que todo comenzó aquel día que su abuelo lo llevó al desván de la casa del pueblo y le enseñó los recuerdos que guardaba. Entre otras cosas, le mostró un costurero de la abuela que conservaba con gran interés y cuyo contenido era un diario y un lápiz. A mi padre le sorprendió la costumbre que había tenido la abuela de anotarlo todo y le pidió al abuelo compartir aquella revelación: uno se quedaría con el cuaderno y el otro con el lápiz. El abuelo accedió. Aquella visita al desván-museo y el lápiz que mi padre utilizó con fruición, casi dejándose llevar por él, fueron decisivos en su formación autodidacta. Lo demás vino con clases nocturnas, con multitud de escritos, con correcciones; y los avances fueron espectaculares. Lo anota todo, no deja nada por escribir y lo hace a diario. Su gramática es perfecta, limpia y sin errores. Hoy, ese diminuto lápiz que conserva como una reliquia y que apenas se sostiene entre los dedos, es su legado más apreciado y lo consideramos como un referente de la constancia y del esfuerzo para superar barreras que parecen infranqueables.
—Gracias, Inés, has conseguido emocionarme. en este momento era lo que necesitaba escuchar.

Durante el verano, Ana se sumergió en el estudio de aquella materia, tan ardua para ella, con un ímpetu y una fascinación sorprendentes, que redundaron en una magnífica calificación en el examen de septiembre. Siempre recordaría este verano por la satisfacción de haber superado aquel escollo, que consiguió con la ayuda de una buena amistad y el impulso intangible de un lápiz maravilloso.

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2 comentarios

  1. 1. Cryssta dice:

    Francis, muy bien puestas las tildes en tu relato, se nota el uso de un lápiz mágico, jeje. Se te ha colado poner mayúscula detrás de un punto y seguido en el diálogo del final o bien has puesto un punto donde querías poner una coma, seguro que ha sido el resultado de escribir con prisa. También se te ha colado un “loísmo”, tenías que haber puesto “su abuelo le llevó al desván”.

    Un buen relato con moraleja.

    Escrito el 30 noviembre 2015 a las 14:20
  2. 2. Andrés Scribani dice:

    Hola Francis, es el primer relato de los que he leído en el cual el lápiz mágico no tiene relación directa con el (o en tu caso la) protagonista de la historia. Eso lo hace interesante y llamativo.

    Que pases un buen día.

    Escrito el 3 diciembre 2015 a las 16:42

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