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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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El lápiz mágico - por Leosinprisa

Prisionero entre cuatro paredes, preso de conciencia, mi mundo era ahora muy limitado. Apenas seis metros cuadrados con un pequeño camastro, un taburete con una mesa destartalada, un inodoro y un lavabo. Mientras otros gastaban el dinero que nuestros familiares nos enviaban en cigarrillos y pequeños lujos, yo me decidí gastarlo en cuartillas y lapiceros.

Con tales armas y la pobre luz de mi lámpara, me dispuse a dar rienda suelta a la afición que siempre había preferido, entre otras, la de escribir. Apreté la punta de grafito sobre la hoja en blanco, no se me ocurría nada.

Sin darme cuenta, la luz de mi celda fue decreciendo hasta desaparecer. Me asusté por ello, temiendo me hubiese vuelto ciego, cuando vi una esperanzadora claridad. Me sorprendió estaba al aire libre y aquella luz, no era sino el sol naciente en un mar de dunas. Aprecié su calor y el destello de miles de granos de arena deslizándose, iluminados por aquel renacer.

Una figura se destacó en la distancia. Alguien a caballo se acercaba hasta mí, tan curioso como yo de ver a un desconocido. Era una mujer, cuyo cabello parecía acero pulido y con unos grandes ojos verde esmeralda que me miraban con atención.

Me tendió una mano, pero cuando iba a aceptar su invitación, un fuerte viento sopló, levantando una tormenta de arena que hizo la perdiese de vista. El violento torbellino me atrapó, levantando en el aire y haciéndome perder el sentido de la orientación. Giro tras giro, sentí caer al suelo y seguir girando, dando suaves volteretas en el, hasta detenerme.

Ahora estaba sobre una alfombra de hierba. Cuando me levanté, el desierto había desaparecido para ser sustituido por una interminable llanura. Una ciudad de altos muros blancos destacaba en la lejanía. Muros de piedra, poderosos, orgullosos como sus habitantes. Las piedras blancas empezaron a brillar hasta cegarme, perdiendo de nuevo toda visión de donde me encontraba. Cuando recobré el sentido de la vista, el escenario había cambiado de nuevo, siendo reemplazado por la majestuosidad de unas montañas que me rodeaban.

Un viento gélido me golpeó, cuando me di cuenta no estaba solo. Una pareja ignoraba mi presencia y el hombre entonaba una canción, mientras tocaba un instrumento con gran entrega. Cantaba una balada de amor apasionada, obligando a su pareja a sentarse en la nieve que nos rodeaba. Al acabar, él le ofreció una flor roja que la mujer aceptó agradecida. Dio un breve grito, cuando una espina clavó en uno de sus dedos, haciendo manar una gota de sangre que cayó al suelo.

Me fijé en aquella gota carmesí, como empezaba a crecer contra toda lógica, inundando la blanca extensión y fundiendo la nieve, humeando a su contacto. Convirtió en un denso caudal, en el que comenzaron a emerger cuerpos que la corriente empezó a trasladar, como si fuese la cuenca de un rio.

Otra vez más, me encontraba en un nuevo, desconocido lugar. Una ciudad ardía, envueltos sus edificios en grandes llamas. Escuché el crujir de sus estructuras, la urbe se desmoronaba mientras miles de cadáveres cruzaban a mi lado, contemplándolos horrorizado desde una minúscula isla, donde me encontraba a salvo de ese espectáculo dantesco.

Una explosión, más deslumbrante que ninguna otra, me obligó a cerrar mis castigados ojos. Cuando los volví a abrir, una extraña calma me envolvía. Estaba en un bosque, frente a una laguna bordeada por exuberante vegetación. Una cascada, proveniente de una montaña que por un lado la rodeaba, caía salvaje y ruidosa sobre la tranquila superficie. Su sonido llenó mi silencio de una forma inesperada, haciendo que tapase mis oídos y descubriendo a una mujer que emergió del agua. Su pelo mojado, rojo como el fuego, tapaba su desnudez, mientras sus ojos de iris incendiario me atravesaron con fuerza. Sonrió y dio la vuelta, mostrando su espalda desnuda, donde unas alas empezaron a desplegarse hasta abrirse por completo. Se lanzó hacia el cielo despejado y fui tras ella, con mis alas, volando a su estela.

Tras atravesar extensos valles cultivados, se posó en un gran tronco de un árbol muerto. Yo lo hice a su lado y ambos contemplamos en silencio la puesta de sol. La oscuridad me envolvió, apareciendo de pronto en mi celda, donde las cuatro paredes eran mi único horizonte.

Creí haber soñado cuanta fantasía había vivido y me dispuse a descansar. Al quitar el calzado, la arena de aquel desierto ilusorio, cayó ensuciando el suelo. Fascinado por ese descubrimiento inesperado, afrontaría mañana un nuevo amanecer.

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14 comentarios

  1. 1. El Ciervo Alado dice:

    Excelente relato, Leosinprisa, te felicito! Las buenas descripciones y la ortografía correcta hacen de ti un mejor escritor. El hilo conductor no se pierde y generas mucha intriga. Esas pequeñas cosas mejoran el relato y llevan al lector a terminar de leerlo.
    Nuevamente te felicito y, si quieres pasarte por mi relato…

    El Ciervo Alado
    https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-29/4237

    Escrito el 30 noviembre 2015 a las 01:21
  2. 2. Christian Joseph White dice:

    Un texto sugestivo. Las abundantes descripciones sumergen al lector. Lo transportan a través de todo ese largo itinerario fantástico que bulle gracias a tu lápiz. Felicitaciones, Leosinprisa 😉

    ¡Saludos!

    Escrito el 30 noviembre 2015 a las 06:35
  3. 3. José Torma dice:

    Mi estimado sr SinPrisa.

    Como le comente a Wolfdux, tuve la misma idea pero mis limitantes me impidieron desarrollarlo. Veo con gusto que ustedes lo llevaron a buen puerto y eso me encanta.

    Creo que describiste lo que todos los que escribimos, queremos lograr. Vivir aventuras y habitar lugares lejanos y desconocidos.

    Muy buen viaje, lastima que al final vuelva a quedar preso.

    Saludos y felicidades.

    Escrito el 30 noviembre 2015 a las 20:57
  4. 4. Juana Medina dice:

    Salud Leosinprisa!
    ¡Qué viaje extraordinario!. Me trajo el recuerdo de un amigo muy querido que solía decir que aquello que buscábamos estaba siempre detrás de la próxima colina. Y también creo que nuestra cárcel está esperándonos cada mañana par liberarnos cada noche en busca de nuestra real libertad.
    Me encantó.
    Nos leemos. Si quieres, estoy en el 191

    Escrito el 30 noviembre 2015 a las 21:18
  5. 5. Sandra Adrian dice:

    Hola! Me ha sorprendido gratamente tu relato, es un viaje sorprendente. Las descripciones son muy buenas y la historia me ha absorbido por completo. Solo hay tres fallos que destacaría en algunas frases. Escribes:

    “Me sorprendió estaba al aire libre” y creo que lo correcto sería “Me sorprendió estar al aire libre”.

    “Un fuerte viento sopló, levantando una tormenta de arena que hizo la perdiese de vista”, pero yo escribiría “Un fuerte viento sopló, levantando una tormenta de arena que hizo que la perdiera de vista”.

    “Dando suaves volteretas en el” está bien, pero “el” tiene acento.

    Supongo que este último se te ha debido pasar, pero recuerda que las prisas no son buenas. Si quieres mi texto es el 199, agradeceré los comentarios. Saludos.

    Escrito el 1 diciembre 2015 a las 15:16
  6. 6. Sandra Adrian dice:

    Perdona Leosinprisa, mi texto es el 198

    Escrito el 1 diciembre 2015 a las 15:18
  7. 7. CARMELILLA dice:

    Hola Leosinprisa, ¡que buen relato! ¡qué descripciones más buenas y que imaginación más desbordante!. bien hecho, bien sentido y bien transmitido.
    Bueno, seguimos con esto y cada vez mejor.
    Saluditos y buen día.

    Escrito el 1 diciembre 2015 a las 16:56
  8. 8. delaberna dice:

    Hola!

    Tu relato me ha gustado mucho. Como han dicho por ahí arriba, es un regalo para todos los amantes de las historias.

    Sin embargo, tengo una peguita que ponerte. Aunque el relato me ha enganchado desde el primer momento, hacia la mitad del mismo ya he ido perdiendo ímpetu. Creo que es a causa de encadenar demasiados paisajes, muy bien descritos, pero sin acción ni ligazón entre ellos.

    Creo que el relato hubiera funcionado aún mejor con menos saltos, pero algo más de acción dentro de esos escenarios tan bellos.

    Aún así, enhorabuena, es evidente que con esa imaginación y cariño que le pones vas a crear grandes historias.

    Escrito el 2 diciembre 2015 a las 21:43
  9. 9. lunaclara dice:

    Hola Leosinprisa: sabes lo que pienso después de haber leído tu relato? Pues que me gustaría saber cuando vas a escribir el libro en el que se detallan todas las aventuras que únicamente mencionas ligeramente en este Relato…. Promete, y mucho!
    Lo de la arena En el zapato es fantástico!
    Felicidades!

    Escrito el 4 diciembre 2015 a las 20:26
  10. 10. Leonardo Ossa dice:

    Leosinprisa, nunca he estado preso gracias a Dios, y espero no estarlo jamás, pero sí permanecí algunos años en lugares muy solitarios por razones laborales en donde suplí la compañía con buenas lecturas. Hoy, leyendo tu escrito en esta participación, considero: que durante mis días de soledad debí tener a la mano un lápiz como el que describes, pues a estas alturas de mi vida ya tendría uno o dos libros de mi autoría.
    Muy buena historia. ¡Felicidades!
    Un saludo.

    Escrito el 5 diciembre 2015 a las 23:27
  11. 11. A. Pantaleón dice:

    Hola Leo!
    Tienes mucho talento. Me gusta mucho como das coherencia a algo que si antes de escribirlo me lo cuentas como idea para un relato hubiera intentado disuadirte por disparatada. Saludos.

    Escrito el 6 diciembre 2015 a las 22:53
  12. 12. Peter Walley dice:

    Hola Leo,

    Me ha gustado sobre todo por cómo lo has contado, aunque a mí me habría gustado ver algo más de conexión entre todos los pasajes (aunque puede que probablemente la falta de conexión sea la idea, ya que estás narrando una fantasía). En cualquier caso se lee muy bien y consigues transportar al lector a tu mundo, enhorabuena.

    Escrito el 8 diciembre 2015 a las 16:37
  13. 13. KMarce dice:

    Saludos Leosinprisa:

    Al fin he logrado llegar a tu texto. Concuerdo con las mejoras que te han hecho ver, esos errores de dedito y quizá un poco de volumen en las descripciones; nada que altere el relato en cuanto a su contenido.

    Me ha gustado mucho el final, esa arena en sus zapatos, porque aunque siga preso, me da la sensacipon que tendrá muchas razones para “salir” cada vez que quiera. Enhorabuena, ¡nos leemos!

    Escrito el 12 diciembre 2015 a las 09:45
  14. 14. Marcelo Kisi dice:

    Hola Leosinprisa!
    Casi sobre la hora me paso por tu relato, agradeciéndote nuevamente que pasaras por el mío.
    Tu relato onírico que al final es mágico me gustó! Menos mal que no era del todo un sueño, aunque ojo: también el truco de un rastro de la otra dimensión (la arena en este caso) ya ha sido demasiado utilizado como recurso. Y también comparto lo que te dicen los compañeros para ir mejorando.
    Quiero aportarte varias cositas: por un lado, la relación entre el ser “preso de conciencia” y las imágenes que encuentra en su “viaje” es tan casual a veces, tan metafórica, que casi estamos en el terreno de la poesía más que del relato. Si es preso de conciencia, quizás es por negarse a participar en una guerra con muchos muertos, entonces la referencia está en el río que arrastra cadáveres, en la nieve que se derrite ensangrentada, en la flor, en el amanecer con las dunas, etc. Será así? Como relato, sin embargo, me hubiera gustado leer en algún momento algo más, aun sin abandonar el registro elíptico: ¿de qué está siendo “objetor de conciencia”? ¿Qué es lo que se está negando a hacer? Porque así como está, lo de “preso de conciencia”, que creo que es clave en el relato, pasa casi desapercibido, su opacidad le quita consistencia al todo.
    Otro elemento que te invito a trabajar es el de evitar la “artificiosidad”, o sea la “no naturalidad”. Tienes mucha imaginación y dibujas imágenes de ensueño suficientemente preciosas, no hace falta adornarlas también con palabras o partículas que suenan como si estuvieras intentando “escribir difícil”. Cuando lo haces, el lector pierde la concentración, y en vez de meterse en la historia, piensa: “Aquí está Leosinprisa intentando hacer buena letra” 😉 Cuando lo ideal es que tú como narrador “desaparezcas” de la vista del lector. Ve a lo simple, que suene natural. ¿Cómo sé que lo puedes hacer? Porque el primer párrafo es eso: simplemente perfecto, sin adornos rococó.
    El segundo párrafo está bastante bien, pero resbalas ya en el tercero: “esperanzadora claridad” e “iluminados por aquel renacer”.
    Fíjate lo que pasa en el cuarto párrafo: “Alguien a caballo” se junta apenas un renglón después con “cuyo cabello”. Es decir, el ansia de ser “poético” te lleva a cometer inexactitudes evitables, en este caso una cacofonía.
    Por ejemplo, faltan a veces los pronombres, como en “levantando en el aire y haciéndome”, en lugar de “levantándome”, “una espina clavó en uno de sus dedos” en lugar de “se clavó”; “Convirtió en un denso caudal” en lugar de “Se convirtió”.
    Otra forma de “borrar las huellas de la producción”, es decir, que no se note la presencia del autor, es reducir la cantidad de adjetivos, en especial los antepuestos; en los primeros párrafos vas bien, mesurado, con algún adjetivo tirado aquí y allá, pero entonces te descontrolas 😉 : “grandes ojos verde esmeralda” (un adjetivo adelante, otro atrás); “fuerte viento” a un renglón de “violento torbellino”, demasiado cerca de “suaves volteretas”. En el siguiente párrafo una “interminable llanura” al lado de “altos muros blancos” (otra vez, adjetivo antepuesto y otro pospuesto), que “destacan en la lejanía” (artificioso). Más adelante: “castigados ojos” (sobreadjetivado y a la vez artificioso).
    Sigue leyendo tú para encontrar otros adjetivos y otras expresiones que sobrecargan el texto, todos vicios en los que no estás solo, a no preocuparse. Otro vicio en el que caemos todos es el de las repeticiones. La más notoria es la de “rodear”: la nieve que nos rodea, las montañas que nos rodean, la cascada rodeada a un costado por la montaña (ahí estaría más bien flanqueada).
    Una manera de “rehabilitarse” de estos vicios es realizar una relectura (incluso algunos recomiendan otra relectura en voz alta) para buscar, además de faltas ortográficas o gramaticales: repeticiones, rimas, cacofonías, adjetivos sobrantes, y lo más difícil (porque puede ser un poco subjetivo): expresiones artificiosas, demasiado rococó, donde el lector se sale de la lectura de una historia en la que se había sumergido en ese primer párrafo atrapante y en lugar de seguir atrapado diga: “ahí está Leosinprisa intentando escribir bien”.
    Porque tengo noticias para ti: ya escribes bien! Tienes una imaginación que ya quisiera uno y una pasión a toda prueba por la escritura. O sea, un diamante en bruto: ojalá estos tips te sirvan para seguir puliendo el diamante!
    Abrazos y nos leemos!

    Escrito el 16 diciembre 2015 a las 23:20

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