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El Lápiz Mágico - por Javier A. Ruiz

Lina, su amiga que había estado acompañándola en este periplo durante las semanas anteriores, ya no se encontraba en este mundo. Su cuerpo extenuado tras varios días de agonía sin la atención necesaria no resistió las fuertes fiebres y vómitos, sucumbiendo en un lecho improvisado al margen de un arroyo en tierra desconocida.

El éxodo que ambas habían iniciado juntas, este proyecto incierto que resultaba la única disyuntiva oportuna para huir de un fatídico destino, era el mejor rumbo que miles de personas tomaron ante la desesperación de los hechos ocurridos. Latakia ha dejado de ser una urbe para la existencia; la guerra, la violencia, la sangre, los escombros y el dolor son sus nuevos componentes para la ventura de sus ciudadanos oriundos o arraigados en ella.

Samia, resolvió continuar solitaria la ruta que tenían prevista hacer juntas. Tras cubrir a Lina con algunas palmas y matojos, guardó en su mantón las pocas pertenencias que encontró entre las raídas vestiduras del cuerpo inerte; las monedas, el trozo de papel, el viejo lápiz, su pasaporte y el misterioso sobre vacío. Fue así como reanudó su marcha, y comenzó a caminar a pasos raudos y constantes, alejándose de la rivera.

Desde que Lina recibió este lápiz de manos de una desconocida comerciante ambulante en la inocencia de su niñez, siempre lo mantuvo como amuleto convencida de la buena fortuna que le portaría en los años venideros. Criada en el seno de una agorera familia, la idea de protección que este amuleto le proporcionaba nunca la abandonó. El lápiz estaba tallado representando unos motivos geométricos a todo su alrededor, además poseía pequeñas inscripciones ininteligibles por el paso del tiempo en uno de sus lados.

Samia, siempre escéptica de la taumaturgia, no pudo evitar angustiarse al recordar el funesto destino de su amiga que portó el presunto eficaz talismán en todo momento. Inevitablemente rememoró varios episodios trágicos a lo largo de la desafortunada vida de su amiga.

Absorta en estos pensamientos estaba cuando la voz de un joven la distrajo.

—Últimamente pasan personas extrañas por este lugar, gente de paso que no siempre hacen lo debido; algunos toman posesión de lo que no les pertenecen y luego desaparecen para nunca más volver por aquí. ¿Quién eres?, ¿qué haces aquí?

—Me llamo Samia —balbuceó¬—. No se preocupe ya abandono este lugar.

—Tampoco eres de esta región —añadió el desconocido al reconocer su acento¬—. ¿Viajas sola por esta ruta a pie?
Tras un largo silencio, el pavor se apoderó en la expresión del rostro de la forastera; no sabía qué responder.

—Llevo rato observándote y no es común una mujer sola transitando por aquí. Siempre he visto que lo hacéis en grupos.
La expresión del desconocido y su mirada concupiscente delataban sus intenciones.

—Me dirijo hacia Derna —añadió con la certeza de que al oír el nombre de la cercana ciudad se esfumaría la turbación que afloraba en este mancebo.

En ese momento un vehículo irrumpió en el camino. El viejo automóvil embarrado se dirigía hacia ellos a toda velocidad; y el polvo que lo cubría apenas dejaba distinguir su color original. Se detuvo bruscamente ante ellos y de su interior saltaron tres hombres con la cabeza y rostro casi ocultos.

Samia, ante el temor amenazante, recordó que al poseer el lápiz de Lina se encontraba bajo su incierta protección y recuperó su sosiego.

Con esa mezcla de consternación y poder absoluto de los grupos paramilitares se dirigieron hacia ellos en un idioma incomprensible para la forastera. Samia decidió guardar silencio. Tras una acalorada discusión con el joven le hablaron en su idioma.

—Ella es la persona que buscáis, la responsable de envenenar a varios civiles para luego robar sus posesiones —gritó el joven¬.

—¿Cómo puedes probarlo? —quiso saber el jefe paramilitar.

—Entre su andrajosa indumentaria encontraréis las pertenencias de su última víctima que yace junto al arroyo. Hace días que la observo, y descubrí cómo ocultaba y abandonaba el cuerpo.

—Estáis cometiendo un gran error —gritó Samia.

—En nuestro Estado el tipo de castigo fijado para los crímenes que se te imputan es la pena capital mediante espada —gruñó el dirigente.

Fue en estas circunstancias cuando entendió que el apreciado amuleto en realidad era un portador de desgracias, desventuras y pésimos augurios; que siempre han existido ciertas acciones que influyen de manera trascendental en la vida de cada individuo y que igualmente su suerte ya estaba decidida.

Samia fue ejecutada de forma inmediata bajo la espada en aquel camino.

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8 comentarios

  1. 1. Manoli VF dice:

    No había oído la palabra taumaturgia, ahora ya la conozco, gracias a tu texto, Javier. No se muy bien qué comentarte de tu historia. La he leído con atención y bueno, cuando aparecen los personajes militares y se acelera la acción he notado cierto descenso y un pelín de decepción al final, cuando la escena concluye con la muerte de la chica y su comprensión acerca de la naturaleza del lápiz, pero a decir verdad, el relato queda cerrado, aunque deje un amargo sabor. Así que, en conjunto, está bastante bien.

    Te invito a pasarte por el mío (80) y a dejare tus impresiones. Un saludo.

    Escrito el 1 diciembre 2015 a las 20:03
  2. 2. Frida dice:

    Hola Javier. Antes de nada agradecerte el que hayas tenido la gentileza de pasarte por mi relato, en segundo lugar, siento haber tardado tanto en aparecerme por aquí, pero la vida real y el que haya tantos relatos publicados me han impedido llegar antes.

    Debo decir, que guardaba un grato recuerdo de tu anterior relato, Samia y, que este he comenzado devorándolo, más cuando a cada palabra que leía descubrí que estabas continuando la historia anteriormente comenzada. A diferencia de Manoli, yo sí conozco muy bien la palabra taumaturgia, pues la descubrí en mi libro infantil favorito, “la princesa prometida”, con lo cual basta decirte que es una palabra que me trae gratos recuerdos y me hace ilusionarme cada vez que la leo, pues me transporta a la magia infantil vivida. El que esta palabra apareciese en la narración, junto con la alegría de saber de nuevo de Samia, me hizo albergar grandes esperanzas y, es que, a mediados de la narración, cuando ese hombre concupiscente aparece y también los paramilitares, yo seguía viviendo en mi burbuja y, al igual que Samia, confiaba plenamente en los poderes de ese lápiz mágico, creía que la salvación era posible. Veía un montón de partido a esta historia, a poder continuarla en el próximo taller, sobre todo teniendo en cuenta que, ahora como ya se han publicado las bases, para mí seguir desarrollándola usando las palabras bosque y espejo, me parecía un ejercicio sencillo. Pero has roto todas mis ilusiones y esperanzas al final, creo que le has dado un fin abrupto, poco apropiado para una historia tan gigante como la que habías creado, con tantas e infinitas posibilidades. No me malinterpretes, me gustó el desarrollo, pero el final no, no solo por el cariño que le he tomado a los personajes, sino por la historia con tanta garra y fuerza que habías creado, tan compleja, repito, me pareció un final desacertado, pues la historia de Samia queda completamente inconclusa, para mí al menos.

    Y tras esta pequeña regañina por matarme a un personaje al que había cogido cariño, te comento una cosilla y, es que ya en tu anterior relato, al leer la amistad entre Samia y Lina, no había podido evitar el pensar en un libro de Toni Morrison llamado Sula y, en esta ocasión el mismo título literario ha venido a mi mente.

    Sea como sea, te felicito una vez más, además de agradecerte el que me hayas hecho disfrutar de una nueva aventura, de Samia. En verdad el mundo aquí creado es fascinante, has invertido mucho tiempo y complejidad en un relato tan chico, que te incito a que por favor, plasmes más sobre esta creación, pues es en verdad fantástica y, no te lo digo para que escribas en el taller tan solo sobre esto, sino para que lo escribas en un blog o una novela, pues en verdad tienes argumento para ello y, un buen argumento.

    Escrito el 3 diciembre 2015 a las 13:14
  3. 3. Christian Joseph White dice:

    Un relato bien elaborado. Ingenioso el simbolismo incierto y funesto del lápiz. Tiene un toque sentimental, hasta entrar en la trama, y allí mismo, un cambio radical hacia la acción. El desenlace: totalmente brusco. Podías haber optado por muchas otras salidas pero creo que elegiste la más fácil, y por lo tanto, la menos deseada por el lector. Felicitaciones por tu trabajo. Nos leemos 😉 ¡Saludos!

    Escrito el 6 diciembre 2015 a las 08:32
  4. 4. Isolina R dice:

    Hola, Javier:
    Comenté tu texto de la escena anterior (“Samia”) porque me sorprendió tanto adjetivo. Respecto a esta clase de palabras hay que aprender su manejo para escribir bien. Si no adjetivas nunca, te quedas demasiado corto en cuanto a la descripción; y si adjetivas demasiado, las cualidades se apoderan de las acciones. Hay que encontrarle el punto.
    Respecto a la escena 28 has reducido bastante el número de adjetivos y en ese sentido creo que has mejorado; pero, en mi opinión, los antepuestos aún son más de lo deseable.
    En el primer párrafo: “Lina, su amiga que había estado acompañándola en este periplo durante las semanas anteriores, ya no se encontraba en este mundo. Su cuerpo extenuado tras varios días de agonía sin la atención necesaria, no resistió las fuertes fiebres y vómitos, sucumbiendo en un lecho improvisado al margen de un arroyo en tierra desconocida.”, yo cambiaría varias cosillas. Lo dejaría así: “Lina, la amiga que había estado acompañándola en el periplo durante las semanas anteriores, ya no se encontraba en este mundo. Su cuerpo, extenuado tras varios días de agonía y sin la atención necesaria, no resistió las fuertes fiebres ni los vómitos. Sucumbió en un lecho improvisado al margen de un arroyo en aquella tierra desconocida.”
    El segundo párrafo tiene dos oraciones demasiado largas, de dos renglones y medio cada una. Habría que acortarlas. La primera podría ser: “El éxodo que habían iniciado juntas para huir de su destino era el mismo de miles de personas desesperadas.” La segunda podría ser: “Latakia había dejado de ser una urbe donde vivir. La guerra, la violencia, la sangre, los escombros y el dolor se habían apoderado de toda la ciudad y allí ya solo se sobrevivía”.
    El tercer párrafo empieza así: “Samia, resolvió continuar solitaria la ruta que tenían prevista hacer juntas”. Hay rima entre “ruta” y “juntas”. La coma que has puesto después de “Samia” está mal porque el sujeto y el predicado no deben separarse por coma. También está mal usado “solitaria”, habría que poner “en solitario”. Y en lugar de “tenían prevista hacer juntas” yo pondría: “habían previsto hacer juntas”.
    Espero que mis sugerencias te sirvan.
    Saludos.

    Escrito el 9 diciembre 2015 a las 23:34
  5. 5. Javier A. Ruiz dice:

    Hola a todos,

    releyendo mi relato después de haber “reposado” durante este tiempo, encuentro que tenéis razón en cuanto al final tragico y abrupto de Samia.

    Ahora se me ocurren otros finales y mucho más atractivos que el que plasmé en su momento.

    Aquí me doy cuenta que es muy importante dejar pasar unos días antes de enviar el relato definitivo, porque con el tiempo se ve diferente.

    Gracias a todos por vuestros comentarios.

    Mi intención es seguir escribiendo en estos talleres, aunque en este mes de diciembre no voy a poder por falta de tiempo. Espero reaparecer en enero.

    Javier A. Ruiz

    Escrito el 13 diciembre 2015 a las 16:18
  6. 6. Javier A. Ruiz dice:

    Hola Frida,

    Me da mucho gusto saber del cariño que le tomaste a este personaje y entiendo tu decepción al encontrarte con este final .

    Igualmente vuelvo a reiterar que gracias a vuestros comentarios y el tiempo pasado después de haberlo escrito, ahora pienso igual que ustedes respecto a este tema.

    Nunca he leido “Sula” de Toni Morrison, tampoco tenía conocimiento de este título. Sin embargo, debido a la curiosidad que me despertaste ya lo he encargado para leerlo en breve.

    Gracias por tus comentarios

    Saludos

    Javier A. Ruiz

    Escrito el 13 diciembre 2015 a las 16:25
  7. 7. Javier A. Ruiz dice:

    Hola Christian Joseph White,

    Al igual que a los demás comentaristas te doy la razón con respecto al funesto final del relato. Espero mejorarlo en los siguientes.

    Gracias por tu tiempo y comentarios.

    Saludos

    Javier A. Ruiz

    Escrito el 13 diciembre 2015 a las 16:28
  8. 8. Javier A. Ruiz dice:

    Hola Isolina,

    Muchas gracias por tu tiempo en leer y comentar mi relato.

    Te agradezco mucho tus comentarios.

    Tomo nota para hacer las modificaciones.

    Gracias

    Saludos

    Javier A. Ruiz

    Escrito el 13 diciembre 2015 a las 16:56

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