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"El lápiz mágico" - por Carmen

EL LÁPIZ MÁGICO

El edificio era imponente, la vista se perdía elevándose hacia el cielo y los muros acristalados destellaban con fuerza al ser iluminados por el sol.
María entró en el vestíbulo, un lugar amplio con una claridad casi hiriente, pero sin presencia humana alguna. Un altavoz con sonido impersonal le dio la bienvenida.
¬¬─Adelante María, te estábamos esperando.
Ella se dirigió hacia el ascensor y, ante su proximidad, las puertas se abrieron. Ya en el interior pronunció en voz alta:
─Al Séptimo C.
Y en ese momento, comenzó a ascender.
Cuando llegó a su destino, la Doctora Ruíz la recibió con su habitual amabilidad.
─Pasa. No tardaremos mucho.
Accedieron a una gran habitación blanca con enormes ventanales. En el centro, una mesa negra ovalada, tras de la cual se instaló la médica. Alrededor, diversos equipos de diagnóstico y otros aparatos sofisticados.
María se situó de pie, frente a la mesa , mirando hacia la doctora; ésta puso en marcha los equipos. Levantó la pantalla a la altura del pecho, enfocó el cuerpo de la paciente y activó el escáner.
─Ya está. Puedes sentarte.
Aplicando con sumo cuidado un lápiz electrónico sobre la pantalla, la Doctora Ruíz iba borrando el tumor, como si de corregir un dibujo mal trazado se tratara.
María observaba en silencio para no interrumpir la concentración de su médica. A medida que el lápiz se desplazaba sobre la imagen de su anatomía, una sonrisa cada vez más extensa se dibujaba en su rostro.
La doctora dio por terminado el proceso, abandonando la expresión seria y volviendo a sonreír.
─Bien, parece que hemos terminado. Ahora puedes volver a hacer vida normal. Te avisaremos para la próxima revisión. Hasta entonces, cuídate mucho.
─Muchas gracias por todo, doctora.
Se despidió, dejó la consulta e hizo el camino inverso hasta la planta baja.
Al salir, la intensa luz de mediodía la cegó y, de forma instintiva, apretó los párpados fuertemente.
Cuando pudo abrir los ojos, todo era borroso a su alrededor. Estaba tumbada y rodeada por un grupo de personas difuminadas, cuyas voces escuchaba muy lejanas.
─La operación ha ido bien. Descansaré un rato; dentro de dos horas tengo de nuevo quirófano.
─Doctora, parece que la paciente despierta.
─Enfermera, ya conoce el protocolo. Esperen unos minutos y después pueden trasladarla a su habitación. Procuren que no se la moleste en estas primeras horas.

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4 comentarios

  1. 1. Dispersus dice:

    Muy bueno Carmen. Me has vuelto a sorprender con este bonito sueño tan optimista. Lástima que no sea cierto.
    Un beso

    Escrito el 29 noviembre 2015 a las 17:26
  2. 2. Dispersus dice:

    Como veo que el anterior comentario, escrito hace un buen rato, no se publica (por fallo mío seguramente), intentaré reescribirlo.
    Gracias Carmen por este cuento tan optimista y bonito. Me ha encantado.
    Un beso
    Pd. sigue con ello 😉

    Escrito el 29 noviembre 2015 a las 18:43
  3. 3. Frida dice:

    Hola Carmen, muy buen relato, me ha gustado mucho la gran utilidad que le has dado a ese lápiz mágico, lástima que como dice Dispersus no sea real, pero al menos, al final tu protagonista tiene una esperanza, pues ha sido operada y el tumor al fin y al cabo, extirpado. Tu narración es sencilla y fluída, no cuesta nada meterse en la historia y sentirse atrapada por ella, empatizar con María. Felicidades.

    Escrito el 30 noviembre 2015 a las 17:15
  4. 4. Isolina R dice:

    Hola, Carmen:
    Has escrito un relato sencillo que atrapa al lector porque conecta con ese sueño de poder borrar sin más lo doloroso de la vida. Sería estupendo tener un lápiz que borrase el cáncer, la demencia senil, la insuficiencia hepática, la depresión y todo el sufrimiento.
    En cuanto a la forma, creo que solo te señalaré unas cositas mínimas:
    En: “Adelante, María,” hay que poner coma antes de “María, porque es vocativo.
    En: “Ella se dirigió hacia el ascensor” yo quitaría “Ella”.
    En: “─Al séptimo C.” no veo razón alguna para poner mayúscula en “séptimo”.
    El apellido “Ruiz” en español no lleva tilde, aunque puedes ponerla pues no tiene por qué ser un apellido español.
    En: “María observaba en silencio para no interrumpir la concentración de su médica. A medida que el lápiz se desplazaba sobre la imagen de su anatomía, una sonrisa cada vez más extensa se dibujaba en su rostro.” Tienes tres veces “su”. Te propongo dejar solo uno, el del medio y para los otros dos dejarlos así: “la concentración de la médica” y “se le dibujaba en el rostro.
    Espero que mis sugerencias te sirvan.
    Saludos.
    Isolina

    Escrito el 2 diciembre 2015 a las 20:39

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