Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

El lápiz mágico - por Zarathustra

Es una tarde fría y nublada, como su alma. El viento, impiadoso, azota su escuálido cuerpo, pero está acostumbrado a ese gélido abrazo. Allí, en el lago, sentado en una roca mientras contempla las olas que trepan la costa, intenta recordar cómo comenzó todo.

Sucedió en su cuarto cumpleaños. Después de abrir los regalos, su madre se le acercó con un pequeño sobre en la mano y le dijo: "Éste es un lápiz mágico, te servirá para escribir las más bellas historias". ¿Cómo las tuyas? Preguntó Gregorio, y ella asintió con la cabeza. Días después, Marta falleció en un accidente, y él, destrozado, atesoró aquel lápiz como su mayor recuerdo; recuerdo de todas aquellas historias que ella ya no le escribiría.

Años después comenzó la primaria, donde aprendió a leer y escribir. Sin embargo, en lugar de usar aquel lápiz en honor a su madre, lo guardaba celosamente y lo llevaba siempre consigo. No lo usaba ni prestaba, y sus compañeros lo trataban de tonto por cuidar algo tan común; no podían comprender su importancia, y es que algunos objetos son grandes conductores de recuerdos.

La relación con sus iguales nunca mejoró, por lo que debió aprender a disfrutar de su propia compañía; se sentaba siempre apartado y absorto en sus pensamientos. Fue así durante toda la primaria, hasta que al llegar a la secundaria formó parte de un taller de escritura. Allí nadie criticaba sus ideas, y recibía siempre buenos comentarios. Comprendió que por fin podría darle un buen uso a su lápiz, y adquirió la costumbre de comenzar con él todas sus historias.

Llegó el último año y también el mayor de sus temores: el lápiz que tanto había cuidado y nunca malgastado no tuvo ya más grafito que deslizar por el papel. ¿Un lápiz que no escribe, sigue siendo un lápiz? Para él solo era un mero trozo de madera. Con su magia se había ido también su razón de ser.

Y así se encuentra ahora, hundido en un pozo depresivo que nunca había sido tan profundo.

Una chica que siempre quiso conocerlo pero que teme su inescrutable mirada lo ve encorvado y deprimido, por lo que reuniendo toda la valentía que le es posible,se sienta a su lado. Gregorio, sorprendido, y sin poder articular palabra, se limita a mirarla. Ella, en el tono de quien no sabe comenzar una conversación, susurra un débil y apenas audible "hola". La mira y se pierde en sus ojos, apenas visibles detrás de ese hermoso cabello. Le sonríe y él, avergonzado, responde con un saludo presuroso, al tiempo que vuelve la vista hacia el lago. Ella lo nota nervioso, y temiendo que la conversación termine, le pregunta: qué te sucede?. No puede explicarse porqué, pero comienza a contarle su historia; tal vez encuentra la forma de desahogar tantos años de soledad.

Termina su relato y ella, tras reflexionar unos segundos, le dice:"Nunca pensaste en que la verdadera magia pudo no estar en el lápiz sino en su capacidad de trasmitir historias?". Ella tenía razón. No había entendido que lo realmente importante no era aquel regalo, sino las historias que su madre escribía, y había intentado legarle a él.

Todos tenemos algo que vuelve especial escribir, dibujar, o cualquier otro acto. Puede ser un cuaderno, una pluma, o un pincel, sin el cual no podríamos hacer lo que hacemos. A veces olvidamos el valor de las cosas sólo porque hay muchas, y resulta necesario reivindicar el valor del uno, porque si bien los objetos que usamos muchas veces son comunes u ordinarios, es el valor que le damos lo que los vuelve especiales; les da magia, como al lápiz de Gregorio.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

3 comentarios

  1. 1. L.M.Mateo dice:

    ¡Hola!
    Un cuento sencillo y bien escrito. Me gusta como pasas del pasado al presente, marcándolo de un modo claro.

    Respecto a las recomendaciones, en el plano de contenido, suprimiría el último párrafo, ya que queda bastante claro en la historia cuál es la moraleja. No es necesario repetirlo, y tal y como está redactado el texto, el narrador no debería aparecer directamente. Queda muy abrupto.

    En el plano formal, pequeños detalles:
    Unificación: Los diálogos has decidido entrecomillarlos, pero has olvidado hacerlo en las siguientes frases:

    “¿Cómo las tuyas? Preguntó Gregorio,…”. La pregunta debería ir entrecomillada, y tras el interrogante, si no recuerdo mal, debería ir una coma y minúscula.

    “¿Un lápiz que no escribe, sigue siendo un lápiz?”, debería ir también entre comillas, ya que es un pensamiento directo del protagonista.

    “qué te sucede?”. En este caso además de las comillas has olvidado el signo de interrogación de apertura, y usar mayúscula a principio de frase.

    “Nunca pensaste en que la verdadera magia pudo no estar en el lápiz sino en su capacidad de trasmitir historias?”. Has olvidado el signo de interrogación inicial.

    “hola”. Aunque es el final de frase, es una oración en sí misma, inserta en otra. Creo que debería ir con mayúscula, aunque en este caso tengo dudas. Tal vez alguien pase por aquí y nos lo resuelva.

    Un placer haber pasado por aquí, espero que mis comentarios te sirvan de ayuda.

    Saludos!

    Escrito el 29 noviembre 2015 a las 18:18
  2. 2. Manoli VF dice:

    Hola Zarathustra. De tu relato destacar esaforma de narrar la transmisión de un legado. Ahora bien, las descripciones del principio las veo un tanto apresuradas y la descripción de los sentimientos del niño ” quedó destrozado” algo impropias para un niño de tan corta edad (años antes de ir a primaria) yo revisaría la redacción en ese principio y también en el final, tal cono te dice L.M. Mateo, en la que suprimiría la moraleja.

    Y una última cosa creo que te confundiste cuando la chica pregunta:” Nunca pensaste
    en que la verdadera magia pudo no estar en el lápiz sino en SU capacidad de contar historias?” Creo que quieres decir: “En tu capacidad,” puesto que no hablas del lápiz.

    Espero que estas sugerencias te sirvan.

    Un saludo.

    Escrito el 2 diciembre 2015 a las 14:51
  3. 3. beba dice:

    Hola, Zarathustra:
    Coincido con los dos comentaristas, en todas sus opiniones.
    Tu historia es muy simple; en mi opinión, le falta elaboración; es importante alternar la figura del narrador con los diálogos de los personajes y las descripciones de ambiente. La forma de las oraciones incide en el ritmo; para que sea más ágil y atractivo puedes cambiar longitudes y usar oraciones exclamativas,o interrogativas.
    Buena suerte. Sigue escribiendo.

    Escrito el 9 diciembre 2015 a las 03:17

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.