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El Lápiz Mágico - por Ratopin Johnson
– Antonio era un genio. La verdad es que podía pintar lo que quisiera. Un Rafael, la Capilla Sixtina, lo que quisiera – dijo el anciano.
Al chico no le importó el exceso. Le miró con admiración. "Probablemente no sabe ni quién es Rafael", pensó.
– El dibujaba desde siempre, como yo. De niños, inventábamos todo tipo de historietas. Pero estando en Francia, empezó a demostrar sus habilidades de otra manera. Falsificaba pasaportes y lo que se le pidiera. Era el mejor, nadie notaba la diferencia. Con esos papeles, mucha gente conseguía entrar en España. Eso sería en los años cincuenta. Esto…sabes que hubo una guerra en España, ¿no? ¿Cuántos años tienes?
– Quince – respondió tímidamente. – Sí, Franco y eso, ¿no?
El hombre le miró un poco serio.
– ¿Qué hacía en Francia? – preguntó el chaval.
El anciano suspiró
– Si te tengo que dar una clase de historia… Mucha gente abandonó España. Durante la guerra y después, se vieron obligados a marcharse. Antonio era un niño, como yo, y se fue con sus padres.
– Tú, Federico, no te marchaste – dijo
– Yo tuve suerte, sí – contestó pensativo.
Durante un minuto ambos no dijeron nada
– ¿Y cual es la historia de El Lápiz Mágico? – inquirió el chico de repente
Federico pareció despertar.
– Llegó un momento en que el partido requería que Antonio también pasara a España. Papeles falsos, disfraces, etc. No tenía problemas. Iba y venía. Lo escondíamos en nuestra casa, mi hermana y yo. Pero es que a él en realidad lo que le gustaba era mi hermana – sonrió. – Y ella le correspondía. Así que un buen día ya no regresó. Sus padres habían muerto. A la dirección del partido aquello no le gustó. Hacía un papel importante en Francia, y además de perderlo allí, corría mucho riesgo.
– El amor triunfó – dijo contento el chico
– Sí, vaya dos locos. Antonio pensó en él antes que en el partido. Aquello era inadmisible. Le expulsaron. Y siguió escondido durante muchísimos años. Yo pensaba que cualquier día nos echaban la puerta abajo, y nos encarcelaban a todos.
Federico continuó con su relato.
– Bueno, cuando se quedó decidió colaborar con nuestra revista. Decía que era su manera de ayudar. Tenía tal capacidad de trabajo, y tal velocidad, que los compañeros y yo le llamábamos El Lápiz Mágico. Eso le divertía. Siempre le encantó el disfraz, el engaño, la burla. Imitaba nuestro estilo, nuestros personajes, todo. Le llevabas los dibujos, le decías lo que querías y voilá. Como homenaje, en nuestras historietas, al lado de nuestro nombre, empezamos a incluir en alguna parte de alguna viñeta las iniciales LM. Hay que saber donde están para verlas
– De El Lápiz Mágico – dijo el chico
– Exacto. No, LM por… ¿cómo se llama? Leo Messi – se echó una carcajada. El chico rió a su vez.
– Las ventas se dispararon – prosiguió-. Gracias a Antonio. Al poco tiempo cambiamos el nombre de la revista y se quedó con El Lápiz Mágico. Y así no hubo que esconder las iniciales nunca más. Pero ya basta del pasado y de batallitas de abuelos. ¿Qué tienes ahí? – replicó con energía.
El chico le alargó una carpeta. Federico extrajo el contenido. Observó los bocetos del muchacho. Tipos luciendo músculo con extraños trajes de colores.
– No está mal. Así que quieres ser dibujante… ¿Superhéroes?
– Sí, es lo que más me gusta – respondió con ilusión.
El viejo Federico frunció el ceño.
– Después de Franco, ¿Antonio trabajó? – preguntó el chico
– Sí, publicó en muchas revistas. Pero el pobre, después de toda una vida, se murió sin nada.
Le firmó un autógrafo y se despidieron
Unas horas más tarde, como hacía algunos días, llegó al cementerio. Se plantó delante de una lápida que rezaba: Antonio Valcárcel, El Lápiz Mágico.
– Hola compañero. Hoy han venido a verte a casa. Un joven aspirante. Quizá me he alabado demasiado, sí. Llevo ya dos años haciendo de ti. Hablar como tú, ir al banco como tú, firmar como tú. Tengo el pulso firme todavía. Siempre dijiste que eras un cagón, pero esta idea que tuviste cuando enfermaste me está salvando la vida. Cuando murió tu hermana y nos mudamos, nadie se preocupó nunca de quién era quién. Dos abuelos que no molestan a nadie, qué más da. Tenías razón. Además sabías que no podría resistirme. El último fraude. Entre tu pensión y tus ahorros, puedo ir tirando. Gracias Federico, amigo – dijo Antonio.
Está muy bien tu historia, Ratopin, aunque no es hasta el final que la comprendí. Me desorientaban los nombres de los protagonistas. Es una muy buena idea y la has llevado bien.
Te corrijo el primer diálogo cuando dices: “- Antonio era un genio. La verdad es que podía pintar lo que quisiera. Un Rafael, la Capilla Sixtina, lo que quisiera – dijo el anciano.” Por: “Antonio era un genio. La verdad es que podía pintar lo que quisiera: un Rafael, La Capilla Sixtina…lo que quisiera.”
Acuérdate de suprimir el espacio tras los guiones en los diálogos.
Te invito a leer el mío (número 81). Un saludo.
Gracias Manoli, la idea creo que es buena, anque no estoy del todo contento como la he llevado. Mis comentaristas anónimos, bueno, un par, hablan de que flaquea la estructura, y sí, se por donde van los tiros.Quizá se podía haber contado de otro modo
Acepto la correción, aunque yo pensaba al ver esa frase en un punto y seguido antes del último “,lo que quisiera”. Es decir: “.Lo que quisiera”
Luego te leo (bueno, te comento, porque ya he leído tu cuento). Eres la 80, por cierto, no la 81 🙂
Saludos
Hola Ratopin,
aparte de esas correcciones tienes que tener cuidado con los puntos finales de las frases que faltan unos cuantos. Se te escapó también una tilde al principio del texto en un “Él” que abre una frase.
En cuanto al relato, me ha gustado la forma de utilizar lo del Lápiz Mágico como un mote para un dibujante y me ha encantado la sorpresa final donde él suplanta a su amigo. Las dudas que me surgen son por qué lo suplanta (he supuesto que porque la pensión del finado es sensiblemente mejor que la de alguien que nunca ha contribuido a la seguridad social pero no estoy seguro de si me estoy perdiendo algo) y por qué le cuenta todo ese “rollo” al pobre niño que al parecer sólo había venido a por un autógrafo del supuesto “vivo”. Quizá con una motivación más poderosa por la que cuentas la historia funcionaría mejor (Mmmm… ¿un premio póstumo a un desplazado por la guerra? ¿Un estudiante de historia que quiere escribir una tesis sobre los dibujantes de posguerra?).
Por lo demás me parece un buen trabajo, gracias por compartirlo.
¡Nos leemos!
Hola Ratopin
La historia que nos narras es muy interesante. Tiene muchos ingredientes para hacer un relato más largo, ya que mezclas los recuerdos de una época muy importante para la historia de España, con el añadido de la revista y su colaborador LM (un guiño de humor se agradece… y con ese final que me ha sorprendido muy gratamente.
En cuanto a la forma muy logrado que a través del diálogo con el chaval nos cuentes parte de la historia, así se hace más ameno y podemos comprobar ese contraste entre generaciones.
Lo que si se puede mejorar es la comprensión en general de texto. Yo siempre lo leo en alto varias veces y me escucho a ver si la comprensión es buena.
Inténtalo para las próximas veces.
Todos estamos para mejorar y aportar nuestro granito de arena.
Me ha gustado mucho leerte.
Un saludo
Concuerdo con Marazul: este relato da para mas. Es cierto que es un poco confuso pero ese final aclara todo como si del sol se tratara al salir en la mañana…diantres, que poetico me escuche en lo ultimo que dije, XD.
Por cierto, lo de Leo Messi me hizo reir.
Excelente relato, excelente historia. Algunas cosas que pulir pero ya te las dijeron asi que no ahondare mas.
Felicitaciones y saludos.
Buenas Ratopin,
Muchas gracias por pasarte por mi relato y por tus comentarios.
Me ha sorprendido mucho tu relato porque no lo vi venir en ningún momento, muy original el desarrollo y como vas dando pinceladas del fraude sin que el lector se plantee ni remotamente el final. LA idea es muy original y te felicito, también por haberte desmarcado de la idea del lápiz como instrumento para convertirlo en esa revista (en mi incultura tal como ibas dando los datos me planteé que podrías estar hablando de alguien real)
Sobre la forma, ya llego un poco tarde porque ya te lo han comentado, creo que el texto se hace difícil de seguir porque en cierto modo no llegas a ser consciente de que la intención es hablar de Antonio, hasta la mitad del texto parece que “Federico” está hablando de él como podría estar hablando de otra cosa, una de esas charlas de viejos a los jovenes, por lo menos fue la impresión que tuve yo.
Gracias por compartirlo!!!
Muy buen relato Ratopin!!!!
Ya estoy viendo la adaptacion al cine, la historia de esos dos viejillos y el cambio de identidad.
Nos leemos!
Me ha encantado. Te ha faltado espacio para desarrollarlo más. Deberías hacerlo porque el relato lo vale. Estoy de acuerdo con eso de buscar un motivo que dé pie para el relato del tiempo pasado.
Muy tierno y emotivo.
Hola a todos,
muchas gracias por vuestros comentarios.
Dan D’Ors, gracias por las correcciones. El niño va a verle porque tiene ganas de ser dibujante, y bueno, le ha conocido digamos. Tenía idea de desarrollar ese encuentro inicial, porque ya se han conocido anteriormente. Pensé en una feria del comic, en que fuera un vecino. Pero claro tenía que contar la historia de los abuelos, y era complicado. Al final, cuando Antonio delante de su propia tumba dice “Hoy han venido a verte”, pensé que podía ser suficiente, y que estaba claro que no era un encuentro casual. El rollo se lo cuenta porque el chico quiere saber sobre la historia de El Lápiz Mágico, que para la historia quedó como el nombre de un tebeo, pero que tenía su origen en Antonio. El era El Lápiz Mágico. Y sí, la suplantación es una idea más de Federico para echar una mano a su amigo en sus últimos días. A Antonio , que estuvo muchos años escondido, disfrazado, haciendo los dibujos de otros, la idea le seduce mucho, claro.
Gracias marazul por tus palabras, seguiré tu consejo de leerlo en alto. la verdad es que ando siempre con prisas, lo escribo el último día, casi al final, etc etc…
Gracias Ryan, qué poético te ha quedado, sí. Entiendo que es todo un poco lioso. Se podía haber contado de otra manera seguramente. Al releerlo, me hacía gracia ver las frases de Antonio suplantando a Federico, porque sí, se alababa demasiado en ocasiones, y claro, todo eso tenía su explicación al final.
Gracias Wiccan. No, no era nadie real, al menos solo aquí y en mi cabeza. Y más quel a revista, inicialmente era como le llamaban Federico y sus compañeros a Antonio. Luego, como él no firmaba, sino que hacía las historia de otros para aumentar el volumen, siguiendo el homenaje, le pusieron ese nombre a la revista.
Gracias Diego, la idea sí, aunque no ha salido del todo bien. Tengo que escribir antes, leer en voz alta, como dice marazul.
Y gracias Paola. La historia de la suplantación surgió sobre la marcha. Tal como escribiendo, el personaje de Antonio me llevó irremediablemte a ese final.
Ratopin ¿cómo has estado? me ha parecido una idea interesante hacer cobrar importancia al lápiz mágico como protagonista, cuando va finalizando la historia.
Saludos.
Felicitaciones!! Me ha parecido una idea muy original. De tener más espacio podrías haberla desarrollado un poco más, pero es por decir algo, porque la verdad es que me ha encantado. Gracias por comentar mi relato 😉
Te sigo! Un saludo!!
Gracias Leonardo, no has escrito esta vez. Creo que voy a hacer caso por primera vez a eso que me dicen siempre de que el relato da para más e intentaré ponerme a ello.
Muchas gracias Silvia (leo tu nombre y pienso en Sylvia Plath). Me alegro de que te haya gustado
Saludos
Ingeniosa manera de explotar la premisa del taller. Un relato gustoso y con buen ritmo. Ya te han marcado las erratas ha tener en cuenta. El desenlace es excelente, todo encaja. Y el trasfondo de la historia también es apreciable. Un gusto leerte, compañero. Felicitaciones por tu trabajo. Hasta la próxima 😉
¡Saludos!
Ratopin querido!
De nuevo gracias por pasarte por mi relato, y si logré arrancarte risas con esta ocurrencia, para mí es una alegría enorme!
Después de todos los comentarios de los compañeros, nada más contarte que he disfrutado muchísimo con tu relato, por una sencilla razón: uno de mis temas literarios o cinematográficos preferidos es el de los falsificadores y timadores. Una de mis pelis preferidas fue “Agárrame si puedes”, la de Leonardo DiCaprio con Tom Hanks. El tuyo es un falsificador militante, con ideología, lo que lo hace más noble todavía (si es que hay alguna nobleza en la falsificación común). En fin, me gustó mucho cómo lo escribiste.
Felicitaciones y abrazos!!