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El lápiz mágico - por Melisa

Otra vez Pipo llamándome al celular. Seguro que necesita más metacrilato XXS para el centro de estética. Me siento exhausto. Tengo que terminar de armar los 500 documentos truchos que me pidieron para antes de las elecciones provinciales, y en lo único que pienso es en descansar. La realidad es que desde que mamá tomó la decisión de pasar sus últimos años pintando en acrílico y dejó todo el negocio familiar en mis manos, mi vida está revolucionada. Tengo tanto trabajo que tuve que convencerla de que lo mejor iba a ser mudar mi oficina a un lugar más amplio: el viejo galpón del barrio que me vio nacer.

Así que ayer tomé coraje y volví. Encontré todo muy cambiado, ni la plaza existe ya. Sólo aquel galponcito parece desafiar las leyes del tiempo. Ahí sigue, más chico de lo que lo recordaba, pero con las mismas cortinas gruesas de color verde y las paredes del frente todas descascaradas. Estaba tan preocupado por hacer todo rápido: ver en qué condiciones estaba el galpón, limpiarlo, airearlo… que no recuerdo haber sentido ningún tipo de emoción. No quería que nadie me viera y empezara a cuestionarme. No ayer. Pero, ¡ay, mi mala suerte! Me reencontré con el flaco Maldonado.
No imaginé que después de 43 años, habría alguien vivo en el barrio capaz de reconocerme. Me equivoqué. Recién había estacionado el auto cuando lo escuché llamándome desde el auto de enfrente.

—¡Manu! ¿Sos vos? —me dijo. Y supe enseguida que era él. Está pelado y gordo, pero fácilmente reconocible por su voz aflautada.
—¿Todavía vivís en el barrio vos? —pregunté con auténtica sorpresa.
—No, cobrando alquileres de los departamentos que me dejó mi tía. ¿Qué hacés vos por acá? ¡Estás igual!
—Vine a poner el galponcito de mi vieja en condiciones. Estoy pensando en usarlo como depósito o algo así.
—¿El galponcito ese es de tu vieja todavía? ¡Ja! ¿Sabés vos lo que había ahí en los años setenta?
—¿La librería decís? —respondí con mi mejor voz de ingenuo.
—¿Librería? —se rio. Le decíamos "El lápiz mágico", pero no vendían lápices, negro. Ahí falsificaban recetas médicas, partidas de nacimiento, de todo. Te dibujaban lo que pedías, de ahí venía el nombre -hizo un silencio y, ante mi cara de sorpresa, arrancó el auto y me saludó con la mano.

—Me dejás helado, gordito. —susurré irónicamente para mí mismo. Y mientras abría las puertas de mi nueva oficina, pensé:
¡Si habrá comprado recetas de Valium 12 la vieja bruja de tu tía!

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8 comentarios

  1. 1. Melisa dice:

    Muchas gracias a mis tres comentaristas anónimos por el compromiso y el respeto con el que comentaron mi relato.

    Escrito el 29 noviembre 2015 a las 21:40
  2. 2. Christian Joseph White dice:

    Que relato más hilarante 😉 Y el final, ¡un golazo! Es particularmente ingeniosa la manera en que explotaste la temática del taller de este mes. Muy original, con mucho ritmo. Felicitaciones por tu trabajo. ¡Mis saludos, Melisa!

    Escrito el 30 noviembre 2015 a las 07:13
  3. 3. Marcelo Kisi dice:

    Hola Melisa!
    Gracias totales por pasarte por mi relato e incluso hacerle una defensa 😉
    ¿Qué decir de tu relato? Me morí de risa!!!!! Me conquistaste con la tercera frase, con los 500 documentos falsos, justo en este mes de elecciones!!! No podía parar de reírme. (Y ni me di cuenta hasta la segunda lectura: ojo, en narrativa ese número va en letras).
    La segunda carcajada me la sacaste con “el flaco Maldonado”, aunque no sé por qué, será porque es algo tan “nuestro”.
    Dos marquitas técnicas, nimias. Una, uniformá la separación entre párrafos, que es más correcto y queda más prolijo. La otra: ojo con las repeticiones: “Recién había estacionado el auto cuando lo escuché llamándome desde el auto de enfrente.”, donde auto aparece dos veces.
    Y para terminar otra buena: sos una genia por ser la única (hasta donde alcancé a leer, incluido yo mismo) en encontrar un uso no infantil al bendito lápiz! 😉
    Nada más, Melisa, escribís espectacular, con una idea que ya quisiera yo, y ya te tengo en mi radar desde el mes pasado!
    Abrazos!

    Escrito el 30 noviembre 2015 a las 18:11
  4. 4. APMB dice:

    Es un relato interesante, breve pero con mucho contenido, además lo cotidiano encaja muy bien con el uso de la variedad del español que has utilizado (¿argentino? ¿chileno?). Lo que no acabo de entender si la madre del protagonista estaba metida en el ajo de las falsificaciones.
    ¡Un salduo!

    Escrito el 1 diciembre 2015 a las 17:38
  5. 5. Melisa dice:

    Christian y APMB: Gracias de nuevo por sus comentarios. 🙂

    APMB: Es español de Argentina. En cuanto al argumento: la madre del protagonista fue la primera dueña -y única fundadora- del Lápiz Mágico. 😉

    Marcelo: Me alegra muchísimo saber que te divertiste leyendo mi relato. Muchas gracias por tus halagos y correcciones. Es un placer para mí que me tengas en tu radar! 🙂

    Escrito el 4 diciembre 2015 a las 03:22
  6. 6. Earendil dice:

    Fantástico y original relato! No voy a dar un análisis del relato, simplemente hacer un comentario, pues me gustaría tener tiempo para echar un ojo a los más posibles. Me ha gustado la frescura, modernidad y rapidez en la lectura, lejos del recurrente tema de la fantasía de la mayoría de los escritos de este mes.
    Un saludo, y si te apetece leer el mío, es el 201

    Escrito el 10 diciembre 2015 a las 10:49
  7. 7. Verso suelto dice:

    Hola Melisa,
    Un relato de lo más original, además has sido capaz de sintetizar al máximo sin que por ello el cuento pierda desarrollo; tiene una estructura clara y las escenas dosifican adecuadamente la intriga. El final ¡buenísimo! cerrando el círculo que abrió el primer párrafo: tras una vida de “duro esfuerzo”, la madre se dedica al acrílico, jajaja.
    Felicidades y gracias por leer mi relato, que me ha dado la oportunidad de conocerte.

    Escrito el 12 diciembre 2015 a las 13:00
  8. 8. Melisa dice:

    Earendil y Verso suelto: Muchas gracias por sus comentarios. Me animan a seguir escribiendo. 😉

    Escrito el 12 diciembre 2015 a las 22:43

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