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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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El lápiz mágico - por Gama

No hay nada peor para un escritor que una hoja en blanco sobre el escritorio. Tan pálida, sin vida. Recuerdo que estaba ahí, sentado ante el escritorio, mirándola. Sentía que el sudor corría por mi frente. Y mi mano, a un lado de la hoja sosteniendo una pluma. Hoja, pluma, hoja, nada. Recuerdo que alguien alguna vez dijo que para escribir algo bastaba con sentarse a mirar la página vacía hasta que te sangraran los ojos, pero parecía no funcionar en mí pues ya llevaba mucho tiempo ahí y no había puesto ni una sola palabra. En un breve descuido al mover mi mano la pluma que había estado sosteniendo cayó al suelo y rodó lejos de mi lugar, enfadado, abrí el cajón del escritorio para buscar un reemplazo, me encontré solamente con un lápiz. No me gusta escribir con lápices, me parece poco profesional. Sin embargo no me quedó opción, lo tomé y enseguida mi mano, como si hubiera sido posesa de algún espíritu de la escritura, empezó a plasmar letras sobre el papel. ¡Por Dostoievski! No daba sentido a lo que pasaba, el lápiz iba de aquí a allá y cuando me di cuenta ya estaba escrita la hoja entera.
Miré el lápiz con profunda devoción. Lo coloqué sobre el escritorio con cuidado y seguí admirándolo, era un lápiz mágico, no había otra explicación, había escrito el comienzo de una obra sin siquiera haber pensado antes en ella, todo era totalmente original. El sueño de todo escritor. La fuente de una infinita creatividad. No tenía que preocuparme nunca más por la inspiración.

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2 comentarios

  1. 1. Fabián dice:

    El relato, aunque bien escrito, peca de ser algo básico en su contenido. La forma de desarrollar la idea es bastante previsible y, a mi como tu lector, no me convence. Te explicaré el porque.

    El trabajo de un autor es el de saber mentir, tiene que saber engañar a su lector para que éste se crea todo lo que está leyendo. Para ser convincente hay que tener una idea muy solida de lo que uno quiere contar, no pueden quedar agujeros en la trama ni dudas en el aire, que el lector pueda utilizar para echarlo todo abajo.

    En este caso, las sensaciones y pensamientos del protagonista no concuerdan con sus acciones. Me lo imagino aburrido, harto de estar sentado sin escribir nada; cuándo se le cae la pluma le da cierta importancia a ésta, por que le parece poco profesional escribir con otra cosa que no sea su pluma.
    Mi pregunta es: ¿Por qué no se levanta y la recoge? ¿Le cuesta tanto hacer ese esfuerzo? Si tan importante es la pluma yo creo que no debería de darle tanta pereza, más aún si no le gusta escribir con lápiz, y más aún teniendo en cuenta de que no está escribiendo nada, está aburrido, y el gesto de levantarse de la silla para recoger la pluma, tampoco le interrumpiría ningún proceso creativo.

    Eso es lo que no me convence, que el personaje piensa y se siente de una manera, pero actúa según lo que a ti más te conviene.

    Podrías plantear la misma idea pero con otra clase de “conflicto”, que la pluma se quede sin tinta, o que no aparezca por ninguna parte. Algo que no tenga una solución tan fácil, como un simple gesto de levantarse dos segundos para recoger lo que se ha caído. Algo que encierre al personaje en un callejón sin salida, y lo fuerce a optar por el lápiz que tanto detesta, básicamente por que no le queda otra opción.

    Escrito el 1 diciembre 2015 a las 16:58
  2. 2. Alejandro Bon dice:

    Hola Gama,

    Podría decirte que aquí hay tela pa cortar. Como dice Fabián,
    no has hecho más que justificar tu presencia en este espacio, no obstante, por algo escribes y esto es un taller, así que es bienvenido tu relato.

    Paso de las cuestiones técnicas. Que te las corrijan otros más puestos.

    Me remito a tu historia. No deja de ser un comienzo y una intensión. La próxima deberías, además de hacer acto de presencia, escribir lo que imagines. Todos tenemos imaginación. A veces los tiempos y el entorno nos juegan en contra.

    Como dice Fabián, esa historia está trillada, pero no por eso debes dejar de contarla. Debes darle una vuelta de tuerca.

    Debes preguntarte cosas sobre tu personaje, sobre el lápiz, sobre su manera de escribir.

    ¿Por qué escribe con pluma? ¿Por qué no le da lo mismo usar lápiz?

    ¿Acaso su padre—dibujante— los usaba cuando él era niño? Eso tal vez le traiga malos recueros por su perturbadora infancia, entonces, al no tener más remedio que usar ese lápiz, la magia le pone a su padre enfrente y le dice que a lo mejor ese hombre no era tan mala persona.

    O ese lápiz pudo haber viajado con esclavos en un barco inglés en el siglo XIX y haber acabado en el cajón de tu personaje, que al escribir con él, lo único que salen son gritos de ayuda y desesperación que encierran un mensaje, un enigma que él puede resolver…

    ..en fin.

    Son millones las historia en torno a tu secuencia.

    La escritura es una accidente en tu cruzada, en tu relato, es la manera de decodificar un mensaje:lo que tú quieras contar.

    Seguro que tienes la cabeza atiborrada de ideas. Usa la herramientas y escupe todo hacia afuera. Ya aparecerán los mecánicos dentales del texto.

    Te leo en la próxima!

    Escrito el 5 diciembre 2015 a las 16:53

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