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ENGAÑADAS - por conchi

El rayo de sol busca hueco entre cortinas descansando en el banco donde mi perro duerme en postura cómica. Alejandra y yo, ovilladas en la mesa camilla, comentamos su pose. Utilizando mis recursos sin apenas conseguirlo, intento arrancarle una sonrisa. Abatida, me confiesa las penurias por las que llevan años pasando sus hijos y ella. Ésta tarde es especial, marcará la conciliación o la ruptura definitiva con Bahamut. Hombre fuerte, pelo canoso, nacido en el Líbano y afincado en España, hizo la carrera de cirujano, las mujeres caen víctimas directas de su refinada fascinación. Alejandra se casó con él, esto no la diferencia de las demás.
Con impaciencia esperamos su llegada, puede que le concedan un trabajo en el Hospital, dejaría de viajar con excusas, extrayendo su dinero que gana dejándose la piel en la cocina del restaurante, es hábil maestro en confeccionar historias creíbles sin cumplimiento.
Su tardanza acentúa la expectativa en su demacrado rostro, sentimientos desconfiados despiertan humana comprensión lastimera en mí. Escasean mis ideas para ofrecerle ayuda en circunstancias tan adversas. Su voluntad no da movimiento a la entrega de ese hombre, más bien es la entrega al margen de la voluntad, creando conflicto entre valores importantes en su diminuta y seca persona, así como la gran lucha para tomar decisiones acertadas.
Me levanto con decisión, mi perro, que aunque dormido no se le pasa una, se levanta de un salto moviendo el rabo, con mirada inquiridora.
––Si, nos vamos, vamos a darnos un paseo por el bosque, deja una nota, le esperamos donde siempre, bajo los árboles que lindan a los esqueletos de gigantes abrasados. Nos conviene respirar un poco de aire fresco, y meditar en lo fácil que es convertirse en ceniza observando tantas hectáreas de esos enormes monstruos negros y erguidos. ––Digo en tono desenfadado y animoso, contagiando al perro que corretea de un lado al otro con ladridos que invitan a salir.
Inconsciente de ello, esa es la mejor idea que tuve en toda la tarde, la grandiosidad de aquella zona selvática empequeñecía nuestros temores. Por fin escuche Alejandra reír a carcajadas mientras correteaba con mi perro. De repente, sus aullidos llamaron mi atención, corrí hacia él, un escalofrío se apoderó de mí al ver a mi perrito zarandeado agresivamente en la boca de un pastor alemán. Alejandra con palo en mano intenta meterlo en la boca del animal obligándole a soltarlo. Lo tomé abrazándolo con fuerza. Al mirar la cara de ese hombre me estremezco, sonríe orgulloso de su perro considerándole un triunfador. Como si nada hubiera ocurrido, con una sonrisa pachorruda, se acerca a Alejandra dando la noticia.
––¡Empiezo a trabajar el mes que viene! ––Los ojos de Alejandra brillaron. Se abrazaron, él la besaba con ternura y delicadeza. Los felicite sintiéndome contenta, pero era un momento dramático, rogué que me llevaran al veterinario. Bahamut tomó el palo con el que Alejandra libero a mi perro lanzándolo lejos, golpeo el espejo del coche cayendo roto al suelo, nos fuimos deprisa, mi perrito parecía grave, la cabeza colgaba sin aliento.
Como de costumbre, la mañana siguiente mi perro me despertó, todo quedó en un susto y leves heridas, nos besuqueamos hasta que el parpadeo del teléfono nos interrumpió, un mal presentimiento me invadió. Al otro lado del auricular Bahamut me confesaba que no podía optar al trabajo si no presentaba los recibos de pago al Colegio de Médicos, junto con otra documentación exigida, para obtenerla necesitaba seis mil euros. Después de reaccionar lo hablé con ellos dos, me presté como avalista de un Crédito Bancario. Como cirujano ganará un buen sueldo. Ese mes se hizo largo pero esperanzador. Pasado el mes el teléfono volvió a sonar, Bahamut de nuevo, esperaba la buena noticia. Mi desconcierto al pedirme que le pagara el sueldo del mes, al ser verano la mitad de la plantilla estaba de vacaciones, se retrasaba la nómina por falta de algún papel en las oficinas centrales. Quise averiguar si trabajaba allí, yo misma lo vi salir del quirófano junto con todo el equipo de médicos, me dio seguridad para prestarle el dinero, pero esto siguió ocurriendo varios meses, mi sospecha iba creciendo hasta hablar con el Jefe del equipo. No estaba en nómina, servía de voluntario.
El bosque sufrió un gran incendio con varias muertes, la causa, el espejo roto del coche y el manto de hojas secas, la policía dio con él, estaba a nombre de Alejandra. Un frío extraño invadió mi alma al verla entrar en prisión.

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5 comentarios

  1. 1. lunaclara dice:

    Hola Conchi: El título de tu relato es muy llamativo. Es genial. No lo cambies.
    Me gustaría ayudarte con mi corrección de tu relato. Tiene problemas de ritmo, creo que debido a frases demasiado largas. Por eso la lectura se hace lenta a veces y no se comprenden bien algunas frases. Eso sí, le imprimes un tinte poético al principio y eso me gustó mucho, pero ten cuidado el lector puede no entiender lo que dices.

    Te pongo aquí abajo mi corrección personal de algunas cosas. Espero que no te molestes. Los párrafos los he separado bien para que los veas claramente:

    “El rayo de sol buscó hueco entre las cortinas y descansó en el banco donde mi perro dormía en postura cómica. Alejandra y yo, ovilladas en la mesa camilla, comentamos su pose. Utilizando mis recursos sin apenas conseguirlo, intenté arrancarle una sonrisa. Abatida, me confesó las penurias por las que llevaban años pasando sus hijos y ella.

    Esa tarde era especial, marcaría la conciliación o la ruptura definitiva con Bahamut. (¿Qué psaó con este tema? ¿Rompieron, no rompieron?) Hombre fuerte, pelo canoso, nacido en el Líbano y afincado en España, hizo la carrera de cirujano. Las mujeres caían víctimas directas de su refinada fascinación. Alejandra se casó con él. Esto no la diferencia de las demás.

    Con impaciencia esperamos su llegada. Puede que le concedan un trabajo en el hospital. Dejaría de viajar con excusas, extrayendo su dinero que gana, dejándose la piel en la cocina del restaurante. Era hábil maestro en confeccionar historias creíbles sin cumplimiento.

    Su tardanza acentuó la expectativa en el demacrado rostro de Alejandra. Sentimientos desconfiados despertaron humana comprensión en mí. Escasearon mis ideas para ofrecerle ayuda en circunstancias tan adversas. Su voluntad no dio movimiento a la entrega de ese hombre (¿esto qué significa?), más bien fue la entrega al margen de la voluntad, creando conflicto entre valores importantes en su diminuta y seca persona, así como la gran lucha para tomar decisiones acertadas.

    Me levanté con decisión. A mi perro, aunque dormido, no se le suele pasar ni una. Se levantó de un salto moviendo el rabo, con mirada inquiridora.

    ––Sí, nos vamos. Vamos a darnos un paseo por el bosque. Deja una nota, Alejandra. Le esperamos donde siempre, bajo los árboles que lindan a los esqueletos de gigantes abrasados (¿esto qué significa? Yo no lo entiendo). Nos conviene respirar un poco de aire fresco y meditar en lo fácil que es convertirse en ceniza observando tantas hectáreas de esos enormes monstruos negros y erguidos (¿?). ––Dije en tono desenfadado y animoso, contagiando al perro que correteó de un lado al otro con ladridos que invitaban a salir.

    Inconsciente de ello, aquella fue la mejor idea que tuve en toda la tarde. La grandiosidad de aquella zona selvática empequeñecía nuestros temores (esta es una gran frase). Por fin, escuché a Alejandra reír a carcajadas mientras correteaba con mi perro.

    De repente, sus aullidos llamaron mi atención. Corrí hacia él. Un escalofrío se apoderó de mí al ver a mi perrito zarandeado agresivamente en la boca de un pastor alemán. Alejandra, con palo en mano, intentó meterlo en la boca del animal obligándole a soltarlo. Tomé a mi perro, abrazándolo con fuerza.

    Al mirar la cara de ese hombre me estremecí. Sonreía orgulloso de su perro considerándole un triunfador. Como si nada hubiera ocurrido, con una sonrisa pachorruda, se acercó a Alejandra dando la noticia:
    ––¡Empiezo a trabajar el mes que viene!

    Los ojos de Alejandra brillaron. Se abrazaron. Él la besaba con ternura y delicadeza. Yo los felicite sintiéndome contenta, pero era un momento dramático. Rogué que me llevasen al veterinario.

    Bahamut tomó el palo con el que Alejandra liberó a mi perro y golpeó el espejo del coche cayendo roto al suelo (¿por qué golpeó el espejo del coche?). Nos fuimos deprisa. Mi perrito parecía grave, la cabeza le colgaba sin aliento.

    Todo quedó en un susto y leves heridas. Como de costumbre, la mañana siguiente mi perro me despertó. Nos besuqueamos hasta que el parpadeo del teléfono nos interrumpió. Un mal presentimiento me invadió. Al otro lado del auricular Bahamut me confesó que no podía optar al trabajo si no presentaba los recibos de pago al Colegio de Médicos, junto con otra documentación exigida. Para obtenerla necesitaba seis mil euros.

    Lo hablé con ellos dos. Me presté como avalista de un crédito bancario (no entiendo muy bien por qué hace esto, ya que ese hombre no se ha portado bien con ella. Creo que para llegar a prestar el crédito te falta dar más información, ¿no?). Como cirujano ganaría un buen sueldo. Ese mes se hizo largo, pero esperanzador.

    Pasado el mes el teléfono volvió a sonar: Bahamut de nuevo. Esperaba la buena noticia. Me desconcertó que me pidiera que le pagara el sueldo del mes. Al ser verano, la mitad de la plantilla estaba de vacaciones y se retrasó la nómina por falta de algún papel en las oficinas centrales. Quise averiguar si trabajaba allí. Yo misma lo vi salir del quirófano junto con todo el equipo de médicos. Me dio seguridad para prestarle el dinero, pero esto siguió ocurriendo varios meses, así que mi sospecha fue creciendo hasta hablar con el jefe del equipo. No estaba en nómina, servía de voluntario.

    [Esta parte de aquí está un poco descolgada del resto del relato. Busca una forma de unirlo a la trama] El bosque sufrió un gran incendio con varias muertes. La causa: el espejo roto del coche y el manto de hojas secas. La policía dio con él, estaba a nombre de Alejandra (¿y cómo dio con él?).

    Un frío extraño invadió mi alma al verla entrar en prisión. (El final es abrumador. Me hubiera gustado que lo explicaras más).”

    Espero de verdad que te sirva de algo.

    Feliz Navidad!

    Escrito el 18 diciembre 2015 a las 10:39
  2. Hola conchi. Para comenzar, tu nick está bacán. 😀

    Te podría sugerir que des más espacios entre frases, para que se entienda mejor tu relato. La historia está muy interesante, y la manera en que narras, es atrayente. Solo ese detalle que te digo, para que no sea tan cargada la lectura. Pero en líneas generales, buen relato. Me ha gustado mucho leerte.

    Oye más bien conchi, si pudieses comentar mi relato en mi blog, te lo agradecería bastante. Es parte del aprendizaje. Un abrazo y pásalo lindo en estas fiestas.

    Este es mi blog: http://cuentistaviolento.blogspot.pe/

    🙂

    Escrito el 19 diciembre 2015 a las 02:26
  3. 3. Sandra Adrian dice:

    Hola Conchi, comentarte que me pasa como a lunaclara, que el final se me queda corto, deberías haberlo trabajado un poco más. Quizá recortando más por el principio e intentar resumirlo en dos o tres líneas para poder darle más caña al final. Por lo demás una historia entretenida, sinceramente no es lo que suelo leer, pero de todo se aprende.

    Felices fiestas, saludos.

    Escrito el 19 diciembre 2015 a las 17:06
  4. 4. Isabel dice:

    Conchi, me ha gustado la historia que cuentas, es muy entretenida porque pasan muchas cosas. Sin embargo, mejoraría mucho si el ritmo del relato fuera más fluido y coherente. A partir de la mitad del relato hasta el final, el ritmo es inadecuado, he tenido la sensación de que se quedaba a medias y pasaba rápidamente a otra cosa. Imagino que alomejor querías contar muchas cosas y ya no te quedaba tiempo. Espero que te haya servido mi opinión.

    Escrito el 19 diciembre 2015 a las 23:22
  5. 5. CARMELILLA dice:

    Hola Conchi, sobre el contenido de tu relato, has conseguido un personaje mentiroso y sin escrúpulos a la perfección. El bosque no me ha parecido determinante en tu relato ni en la historia que estabas escribiendo, sí así el espejo que siendo una desgracia para Alejandra haber conocido a un crápula como ese, resulta que la rotura del espejo ha sido todavía peor, has hecho que se cebe la mala suerte en Alejandra.
    Decirte que la redacción a ratos me ha confundido, he tenido que leer varias veces determinados párrafos y frases y en algunas no he conseguido entender lo que quería expresar.
    La puntuación también me ha liado en algunos momentos porque o faltaba o sobraba.
    Conchi, me gusta el contenido, original, seguro que, como a mí, el repaso te beneficiará en el próximo.
    Seguimos por aquí, saluditos y buenas fiestas.

    Escrito el 20 diciembre 2015 a las 21:50

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