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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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El tirador - por Alejandro Bon

Se movía, en todo el perímetro, una sola rama. El hombre de la empresa de electricidad trabajaba en la cima del poste. Bladock aprendió a controlar su respiración; podía pasar por muerto si era opción. En el bosque, hacía meses que no había manera de comunicarse con el exterior. Se estaban acabando las provisiones esenciales; escaseaba la comida, no les quedaba combustible y ahora les cortarían la electricidad.

Bladock levantó su dedo índice seguido de su pulgar sin mover más músculos que los necesarios para esa pequeña acción; calibró la lente de la mira por última vez, cerró los ojos y disparó. Las aves del lugar se desparramaron en el cielo para volver a la misma calma en pocos segundos. Marlina, agitada, corrió hasta la habitación de Jumbo donde Bladock desmontaba rápidamente el rifle para colocarlo en otra posición de la casa. Ella estaba indignada:

—¡Pero qué has hecho, imbécil! ¿Qué habíamos hablado? —le gritó Marlina a su marido.

Bladock evadió a su mujer alzando su orgullo de doce mil dólares junto al trípode para dirigirse rápidamente al salón principal. Era inútil cualquier atisbo de comunicación con él.

En gritos de terror y llantos, Jumbo corrió hacia el salón dirigiéndose a su padre:

—¡No Papi, por favor! ¡Basta ya…por favor te lo pido! —Jumbo abraza a su madre con fuerzas mientras ambos le siguen suplicando que deje de dispararle ya a la gente.

—¡Sois ciegos o qué! —exclamó Bladock que parecía desquiciado.

Pasó el día. El electricista pendía de su arnés en la cima del poste con la cabeza destrozada por el disparo. Las noches eran cada vez más silenciosas que negras. Marlina improvisaba un guiso. Comían.

—¿Por qué lo has matado? —pregunta Marlina a Bladock mientras Jumbo observaba por la ventana mirando la nada.

—Nos iba a dejar sin electricidad. —le contestó Bladock. —Entended —siguió—, la ciudad sigue sitiada y este es el mejor lugar para refugiarnos. —él intentaba convencerlos de las ventajas de permanecer ocultos en el bosque.

—¿Cuánto tiempo más seguiremos aquí? —preguntó Marlina, cansada por la situación que atravesaban. Bladock, como un juguete que se apaga repentinamente, ya no le contestó. Ella había comenzado a dudar de las actitudes de su marido y prefirió la calma. Aquella noche no iba a ser menos silenciosa que las anteriores, salvo por el accionar del motor del camión de la compañía eléctrica. Bladock saltó del sofá y corrió a la ventana con un rifle un poco más ligero. Marlina escapaba en el camión con su hijo; Bladock entendió la decisión de su familia como una traición.

Eran las cinco de la mañana, a poco de amanecer, él conocía muy bien el bosque; corrió por un pequeño monte hasta la sima donde vería un tramo obligado de la carretera que iba a la ciudad; se apostó en el húmedo césped esperando el paso del camión cuando al fin hizo contacto visual. No sabría él si disparó a las ruedas por querer proteger a su familia o por no quedarse solo. Marlina perdió el control del bólido hasta volcar. Bladock corría desesperado hacia el camión; cruzaba la carretera cuando un coche de la guardia civil se interpuso en su camino.

«Claro, el camión tenía radio» —pensó.

Ambos guardias, al verlo armado, le dieron la voz de alto. Bladock era un ágil tirador. Afirmó sus pies en la calzada y disparó a ambos dándoles muerte inmediatamente. Notó que se acercaban más coches policiales; era el momento de demostrar quién era y para qué estaba hecho. Con tres patadas arrancó de cuajo un retrovisor del coche policial; lo cogió y se internó en el frondoso bosque.

Mientras un grupo de guardias civiles rescataba a su familia, un equipo decidió ir en su captura. Bladock comenzó a avanzar sin rumbo entre sus ansias y el miedo; empezaba a sentirse acorralado. Se cubría tras los grandes árboles y miraba hacia atrás con el espejo retrovisor. Sabría así a qué distancia estaban de él y cuántos podrían ser. Derribó a cuatro oficiales más hasta que uno de ellos fue más astuto y más rápido. De un disparo, Bladock cayó abatido junto a su rifle. Se negaría a cerrar sus ojos, como no queriendo perderse aquel maravilloso paisaje hasta morir.

Marlina y Jumbo, en el hospital, se dieron cuenta que la ciudad nunca había sido sitiada. Ella comprendió, entonces, la realidad de Bladock y que por ello fue capaz de arrastrar a su familia a una mentira; él sólo necesitaba un campo de tiro.

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11 comentarios

  1. 1. Ruben Gallegos dice:

    La forma: Para mi gusto los párrafos están escritos con frases demasiado cortas. La lectura de los párrafos resulta monótona. Deberías alternar frases largas y cortas.

    El contenido: La historia es una auténtica locura, ocurren demasiadas cosas en 750 palabras. Además el espejo tiene poco protagonismo, y este, es muy forzado.

    Comentario personal: La historia tiene fuerza y el final me gusta. Otro punto a favor es que tiene una atmosfera agobiante, aunque debería dejar algún respiro.

    Es mi humilde opinión como lector. Ánimo y ha seguir trabajando hasta conseguirlo.

    Escrito el 17 diciembre 2015 a las 21:53
  2. 2. L.M.Mateo dice:

    Hola Alejandro:

    Es un texto trepidante, tanto que en ocasiones queda confuso. Estoy de acuerdo con Rubén en que has querido abarcar tal vez demasiado para las pocas palabras que teníamos disponibles, y hace que la historia quede un poco dispersa, lo que es una lástima. Tal vez si te hubieses centrado en un solo punto de la locura y no en la historia completa, tendría más fuerza.

    En el aspecto formal, debes tener en cuenta algunas cosas:

    – Excesiva repetición del nombre del protagonista, que en muchas ocasiones podrías sustituir por “hombre”, “pistolero”, “francotirador”…

    – “para refugiarnos. —él intentaba”. “Él”, con mayúscula.

    – “En gritos de terror y llantos”. Deberías introducir con la preposición “entre” o “con”.

    – “bólido”, hace referencia a un coche que puede ir a gran velocidad, generalmente un deportivo. No me cuadra con un camión, que por cuestiones de tamaño y peso, nunca será un bólido propiamente dicho.

    – Cambios de tiempo verbal. El texto está escrito en pasado y, de pronto, cambias a presente en “Jumbo abraza a su madre con fuerzas mientras ambos le siguen suplicando que deje de dispararle ya a la gente.”

    – “«Claro, el camión tenía radio» —pensó”. La raya de inciso sobra, ya que es un pensamiento. Una simple coma delante de pensó, hace la función correcta. El uso de raya hubiese sido correcto si el inciso estuviese dentro de la frase, es decir: «Claro —pensó—, el camión tenía radio».

    Espero haber sido de ayuda, y seguir leyéndote en próximos talleres.

    Un abrazo.

    Escrito el 18 diciembre 2015 a las 12:28
  3. 3. Alejandro Bon dice:

    Joder! Menudo batacazo me habéis dado los dos! jajaja!
    Os leí temprano y os mandé a tomar por culo, cerré todo y me dije, esto no es para mi. Pasó el día y me di cuenta que yo no había comenzado bien. Ahora os leo con más detenimiento y veo el sentido constructivo. Gracias a ambos.

    No obstante me permito defenderme:

    Desde el principio creí tener una historia increíble y con mucha personalidad en los personajes, sobre todo en Bladock. Pensé que el detalle del retrovisor iba a pagar mi hipoteca. Estos talleres tienen eso de mostrar otra opinión y lo agradezco.
    En cuanto al bólido, quise demostrar que al disparo a las ruedas, la mujer perdía el control y se estrellaba, de ahí que utilicé “bólido” como objeto sin control y no como un vehículo a gran velocidad.
    En cuanto al aspecto formal: estamos trabajando en ello…ya hemos dedicado tiempo ayer por la noche y esta mañana….

    Gracias..nos leemos!

    Escrito el 18 diciembre 2015 a las 23:00
  4. 4. L.M.Mateo dice:

    Alejandro:

    Nunca, nunca, nunca, te tomes a mal lo que te digamos en este taller. Aceptar las críticas es parte del proceso y muchas veces depende del humor con que nos levantemos. Te aseguro que nadie dice las cosas con afán de molestar, sino con el de ayudar. Después, como todo en esta vida, puedes aceptar la crítica o mandarla a la mierda, eso es cosa de cada uno. 🙂

    Te animo a que no te desesperes, en este taller se aprende mucho. Muchísimo. No solo a escribir, sino también a diferenciar qué críticas aceptamos y cuáles rechazamos, a ponernos un chubasquero y esperar a que pase la tormenta cuando algo no nos ha quedado tan bien como imaginábamos (ya has visto, mi relato será muy majo, pero el principio apesta a confusión, lo que me hace ver en lo que tengo que mejorar). También aprenderás a distinguir las críticas de lo que es normativo, de otras que hacen referencia a tu propio estilo. Yo siempre acepto las primeras. Las segundas las tengo en cuenta pero aplico pocas porque, al fin y al cabo, mi estilo es mío.

    No te desanimes jamás. Por suerte para nosotros, en este taller contamos con gente de todo tipo, algunos de ellos correctores profesionales y profesores de lengua. Es una ayuda gratuita que no tiene precio.

    Un besazo

    Escrito el 19 diciembre 2015 a las 00:36
  5. 5. Rubén Gallegos dice:

    L.M.Mateo lo ha expresado a la perfección. Mis disculpas si he dicho algo que te sentara mal. Yo no soy un profesional y mi opinión es como lector aficionado. Hay que reconocer que escribir una historia como la tuya en 750 palabras en muy difícil. Algunas de la críticas que recibimos, llegan de personas muy preparadas. ¡Aprobechémoslo!
    Seguiré tus textos, un saludo.

    Escrito el 19 diciembre 2015 a las 15:04
  6. 6. Alejandro Bon dice:

    Gracias muchachos! Nos leemos!

    Escrito el 20 diciembre 2015 a las 01:10
  7. 7. Christian Joseph White dice:

    El tuyo es un relato cargado de tensión. En un momento pensé que la ciudad sufría una especie de “apocalisis zombie” cómo para que Bladock reaccionara de ese modo a la hora de proteger a su familia 😛 Pero la cosa resultó mucho más tétrica. Me ha gustado el ritmo que le has dado y cómo todo concluye en ese inesperado cierre. Sigue así, compañero. Un gusto leerte 😉 Hasta la próxima, Alejandro.

    ¡Saludos!

    Escrito el 21 diciembre 2015 a las 23:48
  8. 8. Wiccan dice:

    Buenas Alejandro,
    No te preocupes porque uno de los relatos pueda no haber salido tan bien como esperabas. Llevo en este taller solo tres meses y los dos meses anteriores te he leido y me has sorprendido con unos textos con diferente temática, ambientación y espíritu que me han encantado y, como me decías en tu comentario del último taller, con los que hemos conectado. Es normal que cuando se prueban cosas nuevas no salgan siempre bien, pero para eso estamos aquí.
    En cuanto al relato de este mes creo que manejas una idea muy interesante, pero más que un problema formal creo que el problema es de contenido. Mientras lees el texto puedes creer que la ciudad esté sitiada, aunque reconozco que me pareció raro que fuera un técnico de la empresa de la luz a cortarsela, me pareció algo demasiado civilizado para estar sitiada; pero al llegar al final y saber que es mentira lo único que podía preguntarme es ¿es posible que lleven varios meses en el bosque, el protagonista está matando a gente y en la ciudad, que no está sitiada realmente, nadie se haya dado cuenta de que están matando personas allí? Y creo que no puede ser. Se supone que está matando a gente normal y localizada, por ejemplo, el técnico de la luz, que tendrá familia, compañeros de trabajo, que saben donde está o debería estar… Y el protagonista que sí sabe que la ciudad no está sitiada ni siquiera cubre su asesinato, lo deja allí colgado.
    Por tanto me parece que el problema principal es de planteamiento, de hecho la parte desde que la mujer se escapa me parece que está bien, con una escena de acción curiosa, la idea de retrovisor me parece un buen detalle muy propio de una pelicula de acción, pero al fallar el planteamiento hace que el texto en su conjunto se resienta.
    Así que quedate con que es un buen intento y una buena idea que desarrollar, y sobretodo ten en cuenta que te comentamos gente que no somos profesionales y hablamos más desde nuestros gustos y esperiencias que desde una verdad absoluta. En tus otros relatos has demostrado que vales para escribir, así que no permitas que algunas críticas o algún fallo te permitan dudarlo. Espero seguirte mucho tiempo.
    Gracias por compartir tu relato y felices fiestas!!!

    Escrito el 22 diciembre 2015 a las 23:32
  9. 9. Jesús Bravo dice:

    Hola Alejandro:
    Me ha encantado la tensión inicial antes de producirse el primer disparo, y de lo que ello acarrea dentro de la casa.
    Cierto es que el acortamiento de algunas frases impide leer con más ligereza el texto, pero no llega a generar ningún problema más allá.
    Molaría darle más texto al relato, más allá de las 750 palabras de límite, porque creo que hay alguna parte donde, con más palabras, la tensión aumentaría.
    Buen argumento, con giro al final. Yo también me lancé enseguida a un apocalipsis zombi o similares, pero ha estado bien no haber acertado a la primera.

    Gracias por el relato.
    Un saludo 🙂

    Escrito el 24 diciembre 2015 a las 12:04
  10. 10. Frida dice:

    Hola Alejandro. Creo que a todos nos ha ocurrido eso de que creemos que hemos escrito algo que rompe la pana y, que cuando al fin publicamos, descubrimos que no era para tanto como imaginábamos. Pero no por ello debemos desanimarnos, sino tomarlo con más ganas y verlo como un gran aprendizaje para el futuro. Todos somos aficcionados, estamos aquí para aprender. Pero comprendo que una mala crítica puede causar un mal trago y, es que cuando escribimos, jamás sabemos quién está tras la pantalla ni cuál es su grado de sensibilidad, o el día que puede estar teniendo, que a veces tener un mal día influye mucho en cómo te tomas las cosas.

    Te apuntan arriba unos cuantos detallitos a mejorar. Yo diría que la historia se te quedó corta, o, más bien que las 750 palabras se hicieron pocas, para poder abarcar un proyecto tan grande. Al principio también creí que había habido una guerra o una epidemia a nivel mundial, que desestabilizara los gobiernos. Pero lo del empleado de la luz no me cuadraba en un mundo tan caótico. Coincido con los compañeros en que, el que hayan pasado ¿unos días quizás?, en los que Bladock se ha dedicado a matar a todo hijo del vecino que, se acercaba al bosque a por setas o de senderismo, no acababa de cuadrarme. Lo más lógico es que hubiesen enviado a la policía o fuerzas especiales para detenerlo. Por lo demás, la historia que cuentas tiene fuerza, es trepidante y el final arrollador. Simplemente te falta pulir un poquito ciertos detalles. Pero en sí, la historia es buena.

    En cuanto a lo del espejo ¿y qué si no tiene importancia en la trama?, las directrices del taller eran usar las palabras bosque y espejo, nada se decía de la importancia que estas tuviesen que tener, simplemente deben aparecer en el texto, sin más. Además, habría que tener en cuenta que has cumplido con el otro requisito, el que era voluntario, de incluír un personaje en la historia que siempre mintiese.

    Felices fiestas Alejandro, felicidades por el relato y nos vemos el mes que viene.

    Escrito el 28 diciembre 2015 a las 01:29
  11. 11. Roger/NHICAP dice:

    Hola Alejandro,
    En primer lugar te agradezco tus comentarios a mi relato.
    Te expongo mi opinión sobre “El tirador”. La idea y el desarrollo son buenos aunque yo también pienso que necesitan una revisión, tanto en forma como encajar mejor la mentira sobre la ciudad sitiada -Wiccan y Frida ya te lo indican- que debe mantener una cierta coherencia con matar gente, empleados de la eléctrica, y en la ciudad -no sitiada- ni se enteren. En cuanto la forma, yo escribiría la frase inicial, así: “En todo el perímetro solo se movía una rama”.
    Suerte en 2016 y feliz año.
    Un abrazo.

    Escrito el 31 diciembre 2015 a las 10:09

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