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«Sobre la naturaleza de yo o del sí-mismo» - por Alonso García-Risso

Web: http://garcia-risso.blogspot.com.es/

«Sobre la naturaleza del yo o del sí-mismo»
(Micro ensayo para una unidad de tiempo discreta)

“El sueño es el tránsito velado que trasciende la vigilia, hacia una realidad otra, de geometría simétrica e inversa: Damos un paso, imperceptiblemente, atravesando la superficie de un espejo o portal que nos proyecta a otro universo con leyes propias. El despertar es; entonces, un retorno a los ámbitos de otro sueño, así de vamos de un universo a otro…”

Escribo. Lo hago bajo un imperativo. En mi interior —no tengo plena certeza dónde acontece—, se produce en este preciso momento, un gran alboroto. Mis pensamientos gatillados por las premisas interpuestas por el desafío en esta ocasión: Un espejo, un bosque, y una condición —no menor— que trae a la palestra el tema de ‘la verdad’. Incluir en el escrito a un personaje que ‘siempre miente’. Y, ¡Ay de nosotros!, ¿quién está libre de mentir en este mundo?

En primer lugar, el espejo, un útil de uso diario en la atención de nuestro cuerpo. Sin embargo, por muy sorprendente que nos resulte no nos relacionamos a plenitud con este utensilio. Atendamos por un instante a la pregunta: ¿Cuándo fue la última vez, frente a un espejo que miré inquisitivamente mis ojos, auscultándome?, y si lo hice ¿no tuve la incómoda sensación de enfrentar un juicio severo?
Lo más probable es que no lo recuerde o jamás lo hice. Con honestidad, son tantas las veces que me escabullí por la tangente incapaz de sondear mi propio yo. Pues bien, podemos convenir que es una tarea difícil, propia de la conciencia. Más difícil aún, si ésta se encuentra ‘aletargada’.

El bosque, por otro lado, es una metáfora que encaja perfectamente con una mirada ligera sobre la sociedad humana. El bosque y la sociedad humana no dejan ver a simple vista el sotobosque ni la miseria, elementos de los cuales se sirven. Sólo se codean entre sí los más altos y frondosos, al igual que sucede en las altas cúpulas sociales, al amparo de la falta a la verdad… Recuerdo una frase que me ‘incomoda’ sobremanera y es parte del alboroto que les menciono; haré una paráfrasis de ella: “Nadie está realmente sano dentro o colaborando con una sociedad enferma”. Y, podemos afirmar sin lugar a errar, que esta sociedad está irremediablemente ‘enferma’. No obstante mi escepticismo guardo una carta bajo la manga; pero, es una carta ‘de otro mundo’ pronto a manifestarse, así está escrito.

Seguiré desmenuzando el elemento ‘bosque’ que entiendo como un conjunto de árboles sujeto a las leyes de la naturaleza como condición de existencia. En este punto se aleja, radicalmente, de la sociedad humana que contradice —hasta este momento—, la ruta amistosa con la naturaleza. Bien, ya lo he dicho, la sociedad humana está enferma, empantanada en la mentira y el engaño. La poca sanidad es escasa e ineficaz para revertir la situación.

Tal vez la solución nos oriente sobre nuestro espacio individual. Pensemos en lo estrictamente personal de ciertos acontecimientos vitales para nuestra existencia, como el nacimiento y la muerte. Me atrevería a incluir los sueños, esa ‘pequeña muerte’ que nos trasvasija periódicamente de un universo a otro. Por muy acompañado o relacionado con nuestro entorno social, estos acontecimientos o tránsitos de un espacio a otro, en lo general, debemos atenderlos absolutamente en forma individual: El mundo se diluye, deja de ser relevante, pasa a segundo plano en un abrir y cerrar de ojos… El nacimiento cumple también esta condición con sólo observar la experiencia desde otro plano de origen. Se viene desde un lugar distinto a esta dimensión, con un período de adaptación en el vientre materno.

Afirmo —es una porfiada intuición—, que el alboroto que generan los pujantes estados del alma por emanciparse e incorporarse al mundo, mermando mi integridad; operan como elementos-motor en la construcción productiva de la fraternidad literaria de escritores-lectores.
Percibo en este proceso el cambio y la transformación. A veces, imperceptiblemente; pero, se hacen notorios estos efectos cuando después de un tiempo, vuelvo sobre mis escritos y no me reconozco en ellos…

Entonces, escribo hasta dejar de ser yo-mismo.

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6 comentarios

  1. 1. beba dice:

    Hola, Alonso:
    ¡Qué sorpresa! ¡Un ensayo filosófico por estos lares!
    En cuanto a la forma, digo que se sale del marco de las escenas que nos proponemos; se entiende que se trata de relatos, y no de disquisiciones sobre un tema. Perdona; no lo he leído a fondo, porque de entrada me pareció pesado.
    Así y todo pude “pescar”algunas ideas básicas; pero en general el lenguaje es muy rebuscado. Creo que es necesario que revises la puntuación en el texto, fragmentes los párrafos muy largos; y, sobre todo, nos “cuentes una historia”.
    Saludos. Buenos augurios.

    Escrito el 19 diciembre 2015 a las 03:34
  2. 2. Zarathustra dice:

    Excelente. No puedo hacer más que felicitarte, y es que… ¿Quién podría combatir contra tan correctos argumentos? Si bien no puedo comentar nada con respecto a esto, encontré un par de cosillas para revisar, nada grave en realidad, sólo que en el arte de embellecer frases algunas han quedados confusas.

    1- ¿Cuándo fue la última vez, frente a un espejo que miré inquisitivamente mis ojos, auscultándome?: Si bien se entiende lo que quieres decir, la frase no tiene cohesión. Podrías probar redactándola de la siguiente manera: ¿Cuándo fue la última vez que frente a un espejo miré inquisitivamente mis ojos, auscultándome?, o ¿Cuándo fue la última vez que -frente a un espejo- miré inquisitivamente mis ojos, auscultándome?, o bien ¿Cuándo fue la ultima vez que miré inquisitivamente mis ojos frente/ante un espejo, auscultándome? La que prefieras, y si me estoy equivocando discúlpame, yo tampoco lo tengo claro.

    2- “Y, podemos afirmar sin lugar a errar…”: Creo que lo correcto es “sin lugar a errores”. En el caso de que quieras usar la palabra “errar”, podrías redactarlo así: “Y, podemos afirmar sin posibilidad de errar” o, “Y, podemos afirmar siendo imposible errar”, o bien “Y, podemos afirmar sin temor a errar” etc.

    3- “No obstante mi escepticismo guardo una carta bajo la manga…”: Me está faltando una coma para terminar de entender. Podría ser: “No obstante mi escepticismo, guardo una carta bajo la manga”, o “Pese a mi escepticismo, guardo una carta bajo la manga”, o bien “Sin importar/traicionando mi escepticismo, guardo una carta bajo la manga” -perdóname de nuevo, aquí tampoco lo tengo claro, tal vez algún compañero logre explicarlo mejor-.

    4- “Por muy acompañado o relacionado con nuestro entorno social, estos acontecimientos o tránsitos de un espacio a otro, en lo general, debemos atenderlos absolutamente en forma individual”: Entre tanta coma se me desarma la frase y pierdo la idea. Yo lo redactaría así: “Sin importar cuán acompañados o relacionado estén con nuestro entorno social, estos acontecimientos o tránsitos de un espacio a otro -por lo general- deben ser atendidos en forma individual”.

    5- “Afirmo —es una porfiada intuición—, que el alboroto que generan los pujantes estados del alma por emanciparse e incorporarse al mundo, mermando mi integridad; operan como elementos-motor en la construcción productiva de la fraternidad literaria de escritores-lectores.”: Si no me equivoco, tuviste un problemita con las frases aclaratorias, por lo que colocaste un “;” que desarma el texto, quitándole significado. Sin embargo, entendí lo que quisiste decir, e intentaré redactarlo tan correcto como me sea posible: “Afirmo -es una porfiada intuición-, que el alboroto generado por los pujantes estados del alma buscando emanciparse e incorporarse al mundo -mermando así mi integridad-, operan como elementos-motor en la construcción productiva de la fraternidad literaria de escritores-lectores”.

    Espero que no tomes estos detalles a mal, es un texto muy profundo y admirable, que por el género ya de por sí es difícil de leer; es por esto que no resulta conveniente complicar aún más la lectura con errores de puntuación. También espero que te sean útiles, “de las cenizas renace el fénix, y de las opiniones los grandes relatos”, no?

    Por último, te invito a dejar un comentario en mi relato -es el n° 74-, confiando en que podrás compartirme un poco de tu magia. Saludos, nos leemos.

    Escrito el 19 diciembre 2015 a las 05:36
  3. 3. Verso suelto dice:

    Pues a mí me ha gustado leerte. Me ha parecido una manera original de solucionar la dificil papeleta planteada – un espejo, un bosque,..- sin caer en lugares comunes. Aunque coincido con Beba en que es mas un ensayo filosófico creo que solo le falta un pelín para pulir el texto y encapsularlo en una historia, lo que lo convertiría en algo muy interesante. La mezcla con las “dudas del escritor”, te da pie a hacer algo metaliterario.
    Para mí un muy buen ejercicio, Felicidades.
    Si puedes y quieres pásate por mi relato. Es el 137.

    Escrito el 20 diciembre 2015 a las 12:42
  4. Saludos Beba:
    Agradezco tus amables comentarios para este trabajo que es un ‘intento’ o una osadía. De hecho te aclaro, no se escribe un ensayo en tan sólo 750 palabras. Por es lo he llamado ‘micro-ensayo’ y obedece a la necesidad de manejar ‘ideas’ en tiempos reducidos.
    No te aturdo más con mis explicaciones.
    Gracias

    Escrito el 22 diciembre 2015 a las 04:10
  5. Saludos Verso suelto:
    Agradezco tu comentario y destaco una observación que dejas: “…sin caer en lugares comunes”. El problema de la difícil papeleta planteada, fue uno de los puntos al que mayor atención puse y me decidió a salirme un tanto del formato.
    Gracias, hasta la próxima.

    Escrito el 22 diciembre 2015 a las 04:17
  6. Saludos Zarathustra:
    Gracias, tus palabras son realmente encomiásticas y creo no merecerlas. La verdad es que los espejos me subyugan y me hacen pensar, como a muchos, en portales y mundos paralelos.
    No pude evitar meterme de lleno en el tema, que quieres que te diga…
    Por supuesto que visitaré tu trabajo y me esforzaré en aportarte un buen comentario.
    —Hasta pronto…

    Escrito el 22 diciembre 2015 a las 04:26

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